Esta semana, Avengers: No Road Home ha llegado a su fin. Esta maxiserie de 10 números ha servido como secuela de la saga Avengers: No Surrender que se publicó el año pasado dentro de la serie de los Héroes Más Poderosos de la Tierra. Aquella tuvo varias características especiales. Se reunió un equipo all-star que se encargaba de las diversas series vengadores de entonces. Se optó por un ritmo semanal que ayudó a esa sensación de «sin rendición» a lo largo de sus 16 números. Supuso, a su vez, el final de una era del grupo. Y, sin afectar a ninguna otra colección, tuvo las características de un microevento.
Después de aquello, comenzó Marvel Fresh Start y Jason Aaron se convirtió en el guionista de la serie de los Héroes Más Poderosos de la Tierra, transformando la colección. Desde un nuevo número 1 y con un único grupo cerrado de Vengadores, el guionista de Alabama tiene muy claras sus ideas y temas preferidos. Los enemigos más grandes que la vida misma, los roces políticos fuera y dentro de las fronteras de los Estados Unidos, el papel de los superhéroes en el mundo y explicaciones varias sobre los motivos de su existencia. Hay mucha tela que cortar en una serie que recibe palos y halagos por doquier, ambos merecidos. Pero lo que difícilmente se puede decir de aquella es que sea una serie clásica de los Vengadores. Este era un concepto difícil de utilizar en primera instancia, dado que la editorial había prometido tener una sola serie del grupo. Lo cierto es que no mucho después tuvimos el estreno de los West Coast Avengers de Kelly Thompson y Stefano Caselli. Y en el futuro tenemos los Savage Avengers de Gerry Duggan y Mike Deodato Jr. Pero ninguna se puede considerar que venga a cubrir ese hueco. ¿Qué hacer entonces? No Surrender había sido un éxito, y la mayoría de los involucrados podían repetir la jugada. Así que, ¿por qué no?
Al Ewing, Mark Waid y Jim Zub a los guiones. Paco Medina y Sean Izaakse dibujando – no repetía Pepe Larraz, artista principal de No Surrender. Por el camino se unía Carlo Barberi. Portadas de Yasmine Putri. Avengers: No Road Home era una realidad.
Los autores: la Segunda Unidad Vengativa
Si miramos a los autores involucrados en No Road Home, es fácil reconocer varios de estos nombres. Todos ellos han estado ligados de un modo u otro al mundo de los Vengadores desde que acabara Secret Wars. Esto permite que todos entiendan al grupo, así como los retos que plantea una maxiserie de esta categoría. Por descontado queda el hecho de que casi todos participaron en No Surrender, lo que es un beneficio a todas luces. Se convierten así en una suerte de Segunda Unidad Vengativa. Sin estar en primera línea, hay calidad a raudales y pueden acometer la tarea sin problemas.
Mark Waid fue el guionista de la serie principal a lo largo de dos volúmenes, acabando precisamente con No Surrender. ¿Qué aporta en este caso? Veteranía. Conocimiento. Para esta maxiserie era necesario recuperar un estilo, un carácter y una forma que recordara a lo añejo, pero en el buen sentido. Waid es conocedor de la continuidad, es hacedor de buenas historias y tiene décadas de experiencia a sus espaldas. Es, en muchos aspectos, el hombre perfecto para este trabajo, incluso si su anterior serie no alcanzó grandes cotas de calidad.
Al Ewing es uno de los guionistas de más calidad de Marvel Comics en la actualidad. En el apartado de los Héroes Más Poderosos de la Tierra se encargó tanto de New Avengers como de su continuación, U.S.Avengers. Esto sin olvidar su trabajo en los dos volúmenes de Ultimates, una de las mejores series de los últimos cinco años. Actualmente se encarga de Immortal Hulk, cuyas virtudes no nos molestaremos en repetir en profundidad. Sí diremos que el tratamiento de Hulk era indispensable que se hiciera de forma apropiada, y el guionista trae su soberbio toque. Además, de su cabeza salen los conceptos más locos y renovadores que se nos puedan ocurrir. No Road Home necesitaba grandes momentos para perdurar en la memoria del lector, y es difícil no pensar que varios han nacido de él.
Jim Zub es quizá el nombre con menos caché de los escritores involucrados. Es un autor al que es fácil pasar por alto. No obstante, es también uno de los mejores trabajadores que tiene la editorial hoy en día. Capaz, cumplidor, muchas veces sobresaliente. De narrativa clara, agudo a la hora de destacar las dinámicas de equipo, efectivo a la hora de destacar lo mejor de cada personaje. No Road Home tiene muchas piezas que encajar y manejar. El puzzle es con él mucho más sencillo.
¿Y los dibujantes? Ya hemos mencionado que Pepe Larraz no estaba en esta ocasión. El español fue el primera espada con No Surrender, pero actualmente se encuentra trabajando en la franquicia mutante. Paco Medina y Sean Izaakse sí que repiten, y Carlo Barberi presta su ayuda en algunos números para asegurar que todo llegue a tiempo. Dada la naturaleza de esta bestia – una serie semanal de diez números sin descanso – el apartado gráfico es el que más fácilmente puede sufrir. Sin una buena preparación, el tiempo apremia y los acabados pueden no sentirse tan refinados como cabría esperar.
Paco Medina abre la serie encargándose de los tres primeros números. Su trazo no es quizá tan detallado como el de sus compañeros, pero sí resulta más expresivo y «de dibujos». Sobre todo es más «lumínico», más apropiado para tiempos de paz. Por tonto que esto pueda sonar, tiene sentido a nivel de trama. Los héroes empiezan en un día a día normal hasta que de repente el Sol se apaga. En este sentido, el artista es tremendamente apropiado para mostrar un ambiente más relajado, así como escenas de acción muy divertidas. El mexicano ya trabajó en U.S.Avengers y No Surrender, por lo que está acostumbrado a manejar grandes grupos de personajes. Su estilo es también muy agradable, muy superheroico. No es difícil ver cómo todo esto le convertía en una persona apta para el trabajo. Su valía estaba demostrada y aquí lo hace otra vez.
Sean Izaakse continúa con sus propios tres números. El anterior dibujante de Champions ofrece un trazo más detallado, pero igualmente claro. Su dibujo se siente más rudo, sin ser por ello inexpresivo. Más agresivo. A él le tocan más batallas, algo en lo que está igualmente experimentado. Y ofrece un estilo algo más «oscuro» – reiteramos aquí el sentido de esto para la trama. Por tanto, las mismas loas del párrafo anterior se aplican aquí.
Carlo Barberi es, no obstante, la pata más débil del conjunto. Su nombre no estaba en la lista de los inicialmente seleccionados, y se añadió a posterior debido al calendario. Recordamos: un ritmo semanal de publicación es matador, incluso con una buena preparación. El trazo del también mexicano es más sucio, menos refinado. También peca de acabar algunos rostros de forma extraña, con proporciones peculiares. Del mismo modo, las escenas de acción pierden impacto y parecen más desorientadas. Quizá lo más sabio hubiera sido tenerle trabajando desde un inicio, lo que sin duda hubiera ayudado al producto final.
En lo referido a las tintas, Juan Vlasco es el encargado en aquellos casos en los que los propios dibujantes no acaban sus lápices. En lo referido al color, la lista es: Jesus Aburtov, Marcio Menyz, Erick Arciniega y Jay David Ramos. ¿El cometido de todos ellos? Homogeneizar. Este es un trabajo difícil, más complicado si tenemos en cuenta las diferencias entre tres dibujantes. El color juega un papel fundamental no ya solo en enmascarar los saltos de artistas, sino en aportar una identidad afín a aquella que tuvo No Surrender. Podemos considerar que el trabajo se ha completado de forma exitosa, sin peros mayores que poner en ningún sitio.
Y, hablando de identidad, no se pueden olvidar las portadas de Yasmine Putri. La indonesia ha dado el todo por el todo, ofreciendo diez ilustraciones de gran nivel. De algún modo, es una digna heredera de Mark Brooks, ofreciendo unos acabados espectaculares que invitan a hacerse con cada número. Antes hablábamos de identidad y aquí lo repetimos. Sus ilustraciones ayudan a mejorar la sensación de homegeneidad del conjunto.
Sin camino de vuelta: El núcleo de los Héroes Más Poderosos de la Tierra
¿Qué define a los Vengadores? ¿Son solo los Héroes Más Poderosos de la Tierra? ¿Son una familia? ¿Un equipo de combate? ¿Una fuerza global? ¿Un club de élite? ¿Una unidad al servicio de un gobierno? Puede haber muchas definiciones que a cada cual le parezcan más o menos acertadas. Otra podría ser la siguiente: un grupo de secundarios que consiguen hacer algo más grande de lo que hacen en solitario. Muchas etapas del grupo se definen por la buena caracterización de los personajes menores. Caballero Negro, Sersi, Espadachín, Ant-Man, Justicia, Avispa, Ojo de Halcón… Ejemplos hay muchos. Baste decir que esta es una manera interesante de acercarse y leer No Road Home, a la que se puede aplicar esta definición en paralelo a lo de clásica.
Lo hemos mencionado ya, pero No Road Home contrasta con la actual Avengers de Aaron. Al mismo tiempo, sirve de secuela a No Surrender y, si tenemos en cuenta la numeración Legacy, hablamos de los números 708 a 717 de la serie regular. A la hora de leer en orden, técnicamente se pasaría del Avengers Vol. 7 #17 al Avengers: No Road Home #1; desde ahí hasta el Avengers: No Road Home #10 y luego de vuelta al Avengers Vol. 7 #18. Curioso cuanto menos, pero significativo de la naturaleza extraña del mundo de los comics en general y de esta serie en particular. No obstante, este ejercicio de forma y publicación acaba por estar justificado cuando se descubre la carta final. Más sobre esto al final.
¿Cuál es el equipo de Vengadores reunido para la ocasión? La Bruja Escarlata, Hércules, Spectrum, Vision, Voyager, Hulk, Rocket Raccoon, Ojo de Halcón… y Conan, de quien hablaremos más adelante, dado lo especial de su aparición. Al ver el elenco, quedan más o menos claras las condiciones por las que han sido elegidos: o bien no tienen serie propia en la que lucirse; o bien son personajes que ya han tratado los autores y cuyas tramas impulsan; o bien se aplican ambas cosas. Son, por tanto, héroes perfectos para jugar tanto como se desee y anteponer el desarrollo y sus motivaciones por encima de todo.
Además, todos brillan. Todos tienen sus momentos, su número para brillar. La narración tiende a adoptar el punto de vista de alguno de ellos, lo que ayuda a meter al lector en sus cabezas. La historia de No Road Home remite de algún modo a grandes clásicos como La Guerra Kree-Skrull. Hay un gran tapiz de fondo, un conflicto de grandes proporciones en el que se juega el destino de la Tierra o del universo. Pero la chicha, la sustancia, lo importante y lo que engancha al lector es cómo responden los personajes ante ello. Cómo se desarrollan, cómo evolucionan. Cómo crecen. Cómo son, en definitivo, vengadores. Esto es lo que mejor hacen estos números. Y no, la comparación con la historia de Roy Thomas no está sacada de la manga. Basta ver ese final con la Casa de las Ideas. Centrado en Vision, además. No es casualidad.
Vision es, además, uno de los MVP del torneo. Junto a él podríamos destacar a Rocket, uno de los invitados excepcionales de esta historia y que se mezcla con el resto de forma excepcional. Su team-up con Hulk y Ojo de Halcón es impagable. El Goliath Esmeralda, por su parte, fue una de las grandes piezas de No Surrender, y aquí lo es de nuevo. Se nota la mano de su actual guionista. Si lees Immortal Hulk, te encantará No Road Home. La presencia de Clint Barton, por su parte, es siempre agradecida. Es un héroe que te hace sentir que, sí, estos son los Vengadores. Lo mismo se aplica para Wanda y Hércules. Por su parte, el conflicto interno de Spectrum es interesante, aunque quizá demasiado obvio en su desarrollo. De hecho, aquellos que vienen de Ultimates son los que menos tiempo de progresar tienen. Para acabar, Voyager. Presentada el año anterior, se puede considerar uno de los pilares de estos eventos contenidos. Chica curiosa de ideas propias, a través de ella se realiza un viaje de descubrimiento sobre el significado de los Vengadores, su papel en el mundo y su influencia sobre todos. Lo cierto es que es una idea que podría haber salido muy mal, pero Voyager es un punto fuerte de No Road Home y, de paso, una de las mejores puertas de entrada para posibles nuevos lectores.
No faltan momentos de impacto. La primera aparición de Nyx, la villana relacionada con Hércules y el Olimpo, tiene mucha fuerza. Es el típico toma y daca en el que se demuestra superior al equipo, gracias también a la ayuda de sus hijos. Estos son más funcionales que atractivos, sirviendo para atacar de maneras concretas y, sobre todo, para dividir tanto a héroes como a villanos. Con esto se hace más creíble la derrota, ya que se produce bajo condiciones distintas a la situación inicial y permite a su vez un gran conflicto final. Por el camino también tenemos a un inmortal Hulk que da miedo como nunca; a Rocket usando partículas Pym para alcanzar un tamaño gigante y concedernos unas viñetas de esas que no sabíamos que queríamos; a Wanda y Spectrum haciendo equipo de forma muy interesante… El espectáculo, en definitiva, está garantizado.
Con toda esta mezcla, el resultado es fabuloso. Los engranajes de No Road Home quizá son más pequeños que los de No Surrender, pero están igual de bien engrasados. No acompaña la misma emoción ni se le ha puesto el foco del mismo modo. Quizá esto ha beneficiado para contar sin presiones una historia que merece mucho la pena. Para cuando se acaba el décimo número, una cosa queda clara. Esto son los Vengadores. Esto es la esencia, el núcleo del grupo. Se entiende a la perfección cómo debe ser una historia de estas características. Y los lectores disfrutan gracias a ello.
Conan: El momento Hulk de No Road Home
Conan es Marvel. Conan forma parte de este universo tanto como Spider-Man, Hulk, la Patrulla X, los Cuatro Fantásticos y los Vengadores. El bárbaro tiene su sitio, su patio de juego. Pero eso no significa que no pueda ir más allá y relacionarse con el resto de personajes. Esta es una idea que a más de una persona le puede asustar. «¿En serio merece la pena esto? ¡No es más que un movimiento comercial!». No se equivocarían en lo segundo. Claramente hay un ángulo comercial en todo esto: vender tebeos. Como siempre ha sido para que este negocio siga adelante. No hay duda en ese apartado.
El reto, el desafío, lo verdaderamente arriesgado, era convencer de que esto funcionase. No bastaba con simplemente hacerlo. Había que hacerlo bien. ¿Cómo conseguirlo? Los autores necesitaban lo que denominan «Momento Hulk», haciendo referencia a cómo el goliath esmeralda volvió a la vida durante No Surrender, sirviendo a su vez de punto de giro a mitad de trama. Las repercusiones de aquel hecho afectaron al universo Marvel en su totalidad. Conan tenía que ser eso.
Si bien el bárbaro aparece por primera vez en el número 5, es el número 6 el que juega con todo esto. Es indudable que Jim Zub toma aquí las riendas, dada su experiencia previa con el personaje. El estilo narrativo cambia por completo y tenemos un tebeo que no desentonaría con el de la serie regular del futuro rey. Además, ¿quién es la persona del universo Marvel moderno con la que Conan entra en contacto en primer lugar? Wanda Maximoff. La Bruja Escarlata.
La solución más sencilla suele ser la correcta, y utilizar a la Bruja para conectar a Conan con el resto de Marvel es la mejor decisión que se podía tomar. A fin de cuentas, es uno de los mayores representantes de la Espada y Brujería, ¿no? La naturaleza de esta conexión hace que el viaje de ambos no solo se rija por patrones habituales para Conan, sino que reverbere de forma natural por el resto del universo Marvel. Artefactos antiguos de inmenso poder, un mal ancestral que vuelve para desatar el caos, una travesía en la que se avanza batalla a batalla, magia… ¿Hablamos de Conan? ¿Hablamos de Marvel? Hablamos de ambos. Esta era la respuesta.
La ejecución es soberbia. Avengers: No Road Home #6 es el segundo mejor número de toda la maxiserie (solo detrás del número 10), y su importancia no debe ser despreciada. Cumple su cometido y la integración de Conan con el resto de la línea editorial es ya absoluta. No solo queda como un guante, sino que deja con ganas de más, mucho más. En la Casa de las Ideas no van a perder el tiempo, y esta serie sirve de trampolín a los Savage Avengers de Gerry Duggan y Mike Deodato Jr, equipo en el que Conan tendrá un papel destacado. Lo cierto es que quienes tuvieron agudeza visual suficiente ya lo vieron venir. Tan solo hacía falta mirar una de las primeras imágenes promocionales del tan ansiado regreso.
La Casa de las Ideas: Un homenaje a 80 años de historia
Avengers: No Road Home #10 es el mejor número de la serie. Por sí mismo, termina de elevar esta secuela a un nivel superior al de No Surrender. El juego metalingüístico y el amor por los 80 años de historia de Marvel Comics se hacen patentes de una forma emocionante. Quien lea este número, si siente el mínimo apego por los personajes, no podrá sino sentir una catarsis del máximo nivel.
Esto se consigue mediante la Casa de las Ideas, el escenario final en el que Vision, uno de los Vengadores por antonomasia, se enfrenta a Nyx, la gran villana de la función. Pero en el fondo esto es mucho más. En el fondo, hablamos del primer héroe de Timely, la Antorcha Humana. Y de la oscuridad, el gran mal, el enemigo que se puede derrotar, pero que es igualmente eterno. Hablamos del bien contra el mal y hablamos del entendimiento de la naturaleza de las historias y de los tebeos. Al igual que la Guerra Kree-Skrull tuvo su homenaje a los años 40 en forma de los Invasores que volvían por obra y gracia de Rick Jones, Vision emula la jugada, pero aumenta la escala. Convoca a todos y cada uno de los héroes que ha visto luchar, todo lo que conoce, todo lo que sabe. Desde Namor hasta Kamala Khan, todos aparecen para enseñarnos lecciones que han sido fundamentales para que el mundo de los cómics, el mundo de los superhéroes y el mundo Marvel sean tan maravillosos como sabemos que son.
Con esto, No Road Home descubre su verdadera naturaleza y se transforma en un clásico instantáneo, capaz de condensar a lo largo de diez grapas la esencia de los Héroes Más Poderosos de la Tierra, pero también la de Marvel Comics y la de los tebeos en su totalidad. Y es así como se entiende la metodología de trabajo, su método de publicación, su extraña numeración, la elección del elenco… Es así como se entiende todo.
Avengers: No Road Home no ha recibido toda la atención que podía esperarse. Pero, una vez llegada a su conclusión, se puede afirmar con rotundidad que es una de las mejores historias de la editorial en el presente año. No ya solo por su homenaje al pasado, sino por su gran calidad y por las puertas que abre al futuro. Al fin y al cabo, este no es el final. Siempre habrá algo más que contar, algo más que añadir. Una ventana más que abrir en la Casa de las Ideas.
Guión - 9.5
Dibujo - 8.5
Interés - 10
9.3
Nota final
Formidable maxiserie vengadora de sabor clásico. Todos los involucrados logran mantener un gran nivel a pesar de los altibajos en el dibujo, fruto del ritmo semanal. Digna secuela de No Surrender, superior incluso. Un homenaje fantástico a 80 años de historia Marvel.
Muy de acuerdo con la reseña, ésta y Sin rendición han sido dos muy buenas historias de Los Vengadores que exudan esencia marvelita clásica. Más que darles la serie principal vengadora creo que sería bueno seguir con este formato mientras funcione, aunque, claro, se tiene menos exposición en el mercado.