Babel

 

Edición original: Babel (Coconino Press, 2004).
Edición nacional/ España: Babel (Sins Entido, 2005).
Guión y Dibujo: David B.
Color: Bitono.
Formato: revista 32 págs. + sobrecubiertas.
Precio: 9€.

 

Hasta en dos ocasiones anteriores hemos tratado en esta página el particular universo vital de David B, pseudónimo de Pierre-François Beauchard (1959): El jardín armado, sensacional colección de relatos de corte místico y orientalista, y Epiléptico, también conocido como La ascensión del Gran Mal, la que es sin duda su obra más doliente, sincera y poderosa, también difícil, en cuando repasa su infancia y el descubrimiento de la epilepsia de su hermano mayor, progresivamente destruido por la diabólica enfermedad. Babel, la que hoy nos ocupa, podría pasar como cuaderno de notas de esta última, solo que se editó en 2004, un año después del cierre de su opus magna: un álbum de 32 páginas en rústica con sobrecubiertas, grapado como una lujosa revista, con interiores impresos en blanco, negro y gradaciones de rojo.

David B, creador de mundos oníricos o en las fronteras de la vigilia, blande su fértil imaginación como un escalpelo para destripar lo que está por debajo de la realidad, de las fuerzas de la física, la química y la mecánica, y explicarse y explicarnos las extrañas fantasmagorías que nos mueven cual marionetas. En su caso, siendo un tierno infante, los brotes de la dolencia que dominó a Jean Christophe, y que le condicionaron de por vida, tanto por combatirla como por rehuirla y, finalmente, aceptarla. De este heridor proceso es Babel poco más que un esquema. Si Epiléptico era la gran novela, Babel es el soneto musical, la canción que en unas pocas estrofas ha de condensar un sentimiento, ya que no un mapamundi de experiencias. Enfrentado a un asunto capital, del que nunca terminará de vaciarse por mucha exhaustividad que haya demostrado, David B se reinicia buscando nuevos peces con las viejas redes. Así, aun cuando la técnica (y el fondo) se parezcan, el autor alumbra metáforas distintas, holla ángulos inéditos que, pese a todo, no suponen impostura, pues la verdad es poliédrica y admite varios acercamientos.

La libertad del dibujo para construir, destruir y reconstruir un hallazgo siempre fascina. David B dinamita las convenciones esclerotizadas de la narración estándar: habla a la cámara, detiene la acción, cambia fondos y perspectivas a su antojo, desobedece cualquier ley espacial o temporal, cualquier artimaña convencional que se arrime a la mímesis cinematográfica de la realidad para retorcer a su albedrío las jerarquías significativas. A tal fin -se ha dicho a menudo- acuña un vasto ejército de símbolos (propios y ajenos) y reivindica el sueño y su libertad temática y formal, homenajes a Winsor McCay incluidos.

Como ensayo, resumen o coda de la enorme catedral que es Epiléptico, Babel, desde su misma resonancia bíblica (no está de más recordar que el título evoca la famosa torre que quedó sin levantar por culpa de la confusión de lenguas que envío Yahveh a los hombres para castigar su osadía), nace como un producto a la sombra, cuyos méritos, que no son pocos (la voz rica y profunda de David B), saben a curiosidad para el iniciado y a desaliento para el neófito. Babel, entre estas dos lejanas orillas (ni favorito de los admiradores del autor, ni recomendable para iniciarse en su mundo), encuentra su propio sentido en su condición de outtake de la obra maestra, como esa grabación inédita o versión alternativa que arroja luz sobre los sabrosos entresijos del álbum magistral.

Babel fue publicado en España en 2005 por Ediciones Sins Entido al precio de 9€.