La guerra es un tema tratado una y otra vez en la ficción de todas las culturas del mundo. La nobleza de la contienda, el honor del sacrificio ya sea por defender una idea, a tu gente, tu nación o, en su enfoque más puro, combatir el mal. Incluso cuando se muestra el campo de batalla de un modo crudo y realista, lleno de sangre, suciedad y desesperación, la guerra suele estar cubierta de una épica que le da una belleza muy particular. Desde el rey que arenga a su pueblo hasta el campesino que logra marcar la diferencia en la contienda, el combate resulta hermoso y nos emociona. Sin embargo, como suele ocurrir la realidad no se escribe siguiendo las normas de la narrativa y es mucho menos lustrosa. Las guerras son libradas por un montón de personas asustadas que rezan por ver la luz de un nuevo día mientras las balas silban cerca de su cabeza, y la mayoría de los que tienen la fortuna de regresar con vida a sus hogares quedan profundamente marcados para siempre. Al final, las cuentas nos dejan muchas más víctimas que héroes.
No ha pasado ni un mes desde el estreno de Friday, de la que hablamos por aquí, y Panel Syndicate ya ha dado cobijo a una nueva obra. En esta ocasión la plataforma de Marcos Martín y Brian K. Vaughan da la bienvenida a la guionista Alex de Campi, de la que hablamos hace poco por su trabajo junto a Víctor Santos en Bad Girls, y a los artistas Ryan Howe y Dee Cunniffe, que se estrenan con Bad Karma, una especie de buddy-movie nacida de una idea a la que la guionista llevaba tiempo dándole vueltas.
Ethan y Sully son dos antiguos compañeros del ejército que trabajaron durante años como mercenarios y que se reúnen de nuevo para celebrar la Navidad con la familia de Ethan, apartado del cuerpo tras perder una pierna en acto de servicio. Cuando descubren que está próxima a celebrarse la ejecución de un preso condenado por el asesinato de uno de sus objetivos pasados, la pareja de amigos decide emprender un viaje para confesar su implicación y defender la inocencia del condenado. Por supuesto, semejante ataque de sinceridad y buena voluntad pondrá nerviosas a algunas personas poderosas que se pondrán como objetivo que Ethan y Sully no lleguen vivos a Año Nuevo.
Bad Karma nace de un pequeño proyecto creado por Alex de Campi titulado Hell’s Kitchen Movie Club, una serie de tiras en las que Bucky y Frank Castle ven películas juntos a la vez que meditan sobre sus vidas y sus traumas como soldados. Aquellas tiras consiguieron un éxito considerable, y fue entonces cuando la guionista estadounidense comenzó a tomar notas para hacer una historia que desarrollara más a fondo la esencia de lo que quería transmitir con aquellas pequeñas historias, esta vez sin superhéroes para que resultara más cercano, y junto a Ryan Howe y Dee Cunnife (que de hecho participaron en algunas de aquellas tiras) terminó desarrollando la obra que nos ocupa.
A tenor de lo visto en este primer número, se puede decir que Bad Karma apunta a una comedia en la que además se puede encontrar la promesa de que veremos buenas dosis de acción más adelante, pero realmente lo que su guionista quiere explorar es algo mucho más mundano. Con unos personajes carismáticos y unos diálogos muy dinámicos, la presentación de esta historia de redención cómica está cubierta por el afán de Alex de Campi de abordar la amistad masculina y la figura del veterano.
Las relaciones de amistad entre “machos” es un concepto que siempre ha fascinado a la guionista estadounidense, que según nos cuenta en el epílogo de este primer número se ha criado en ambientes mayoritariamente masculinos rodeada de veteranos de guerra, y es un tema que me parece muy interesante. Es habitual como hombre sentir la necesidad de no dejar que el resto perciba nuestros miedos y nuestras preocupaciones, bajo el temor de mostrarnos débiles. “Los chicos no lloran”, que diría Miguel Bosé, y eso hace que el ritual de apoyo entre amigos sea tan distinto al que podemos ver entre amigas, parcos en palabras pero llenos de gestos cómplices con los que se transmite lo que uno arrastra por dentro.
Pero dentro de ese enfoque y como hemos mencionado, Bad Karma se centra especialmente en la figura del veterano de guerra, el juguete roto del ejército que arrastra pesadas secuelas de su paso por el campo de batalla, ya sean visibles o no. Este es un tema que probablemente nos resulte algo ajeno aquí en España, pero con una presencia enorme en Estados Unidos, que siendo un país relativamente joven se ha metido en todas las guerras habidas y por haber y no conoce generación que no se haya vestido de camuflaje. A pesar de que Bad Karma esté enfocada hacia la comedia (especialmente con una introducción que me ha parecido fantástica), por debajo de la trama se intuyen tintes mucho más profundos sobre las cicatrices que cargan aquellas personas que, hablando en plata, han tenido que matar por contrato.
En el apartado artístico podemos decir que Ryan Howe hace un trabajo solvente. Con un estilo que me ha evocado a Steve Lieber por momentos, Howe no realiza grandes alardes técnicos pero dota de una gran expresividad a sus personajes, ayudando a imprimir el tono de comedia que la historia reclama. Dee Cunniffe se encarga de un color que quizás me resulta demasiado digital, pero que hacen del conjunto un trabajo artístico adecuado para la historia que se está contando.
Es posible que Bad Karma pase un poco desapercibida, especialmente al no poder encontrarse en castellano a diferencia de otras obras de Panel Syndicate en las que colaboran autores españoles. Sin embargo, y a falta de ver cómo continúa desarrollándose con sus nuevos números, puedo decir que me ha generado el suficiente interés como para seguir de cerca lo que Alex de Campi nos tiene preparado.
Guion - 7.8
Dibujo - 7
Interés - 7.5
7.4
Interesante arranque del nuevo título cobijado por Panel Syndicate.