Yo por mi hija mato
Siempre me han gustado las historias protagonizadas por gente corriente. Por supuesto, disfruto mucho de las encabezadas por grandes figuras afrontando grandes desafíos, ya sea el mayor guerrero del reino, la mejor detective de la ciudad o “el elegido” que acabará con el mal. Sin embargo, encuentro algo especialmente electrizante en los relatos que involucran a los don nadies. Personas vulgares nada memorables que por circunstancias se ven envueltas en sucesos muy memorables y se revelan como talentos ocultos que quizás nunca salieron a flote porque nunca vivieron nada mínimamente interesante como para demostrarlo.
Y si hablamos de don nadies, es imposible no hablar de cierta figura tan primordial como olvidada: las madres. El mundo del arte nos da incontables historias protagonizadas por jóvenes descubriendo su lugar en el mundo o por hombres maduros devolviéndole el golpe al destino. Sin embargo, la figura de la mujer madura, especialmente la que deja a un lado cualquier otro aspecto de su vida para poner por delante de todo la crianza de sus hijos, es una que generalmente suele ser invisibilizada. Lo hemos visto perfectamente en Hollywood desde tiempos inmemoriales, no hay sitio para la actriz que pasa de los cuarenta (salvo que seas Meryl Streep, claro). Se suele decir con mucha facilidad que “una madre es lo más grande”, pero no solemos introducirlas en nuestras historias más que como mera comparsa de otro elemento más relevante. En AWA Studios, la editorial capitaneada por el editor Axel Alonso, se les ocurrió que quizás estaría bien, frente a tanta historia sobre padres que se enfrentan al mismísimo diablo por salvar o vengar a su familia, darle una pequeña vuelta de tuerca al concepto. Y llamaron a Christa Faust.
Nacida en Nueva York en 1969, decir que Christa Faust es una autora singular sería quedarse corto. Su infancia, transcurrida en lugares tan selectos como el Bronx o Hell’s Kitchen, la condujo hacia unos inicios profesionales tan poco corrientes como trabajar de chica de cabina en Times Square o dedicarse al cine fetichista gracias a su empleo como dominatrix. Sin embargo, su pulsión artística fue sobrepasando cada vez más las fronteras de su tiempo libre y comenzó a dedicarse con más afán a la escritura de novelas, debutando con Control Freak en 1998 y convirtiéndose poco a poco en una de las voces más enérgicas del hard-boiled moderno, con obras como Money Shot (editada en España como A la cara por ES Pop Ediciones) o Choke Hold, ambas publicadas originalmente por el clásico sello Hard Case Crime. Es precisamente con ellos con los que da su primer salto a las viñetas, gracias a la línea de cómics que la editorial trabaja desde 2017 conjuntamente con Titan Comics y en la que estrena junto a Gary Phillips y Andrea Camerini la serie Peepland.
Axel Alonso contacta con ella y le ofrece una historia: April, una madre corriente de mediana edad, vive una vida tan normal y anodina como cualquier otra. Sin embargo, una noche su hija adolescente aparece en casa con un moratón en el ojo. Su estúpido novio se ha pasado de la raya y va a oírla. Lo que April no se esperaba era encontrarse con el chaval muerto, y mucho menos que al volver a casa su hija haya desaparecido. Sin comerlo ni beberlo, la hija de April se ha visto envuelta en una trama criminal sin escrúpulos. April está sola, y cualquiera se preguntaría qué puede hacer una simple ama de casa para resolver la situación. Sin embargo, la verdadera pregunta es ¿qué no haría una madre por recuperar a su hija?
Así es como nace Bad Mother, una serie limitada de cinco números publicada el pasado 2020 y que nos ha llegado a España este mismo año de la mano de Panini. En el dibujo nos encontramos con Mike Deodato Jr., veterano dibujante brasileño con una larga carrera en Marvel y que se está asentando cada vez más como el artista de confianza de Alonso dentro de AWA Studios. Junto a Lee Loughridge en el color, forman el tándem artístico que lleva al papel el guion de Faust en una obra que merece la pena tener en cuenta.
Lo más singular de Bad Mother es sin lugar a dudas el trabajo de Christa Faust. La autora neoyorquina se distingue por la especial mezcla de intereses que plasma en sus páginas. Por un lado, Faust abraza con toda su energía los códigos más elementales del hard-boiled, explayándose en la violencia y acercándose sin pudor a los ambientes de la más baja estofa del mundo criminal. Es una guionista que podría moverse como pez en el agua en estilos como el de Criminal, de Ed Brubaker y Sean Phillips, pero que sin embargo no lo hace porque en el otro lado de la balanza, la escritora tiene su foco puesto en otro objetivo: el del protagonismo femenino. Faust se ha distinguido a lo largo de su carrera por sumergirse en esos personajes femeninos del género que nunca han tenido mucho que decir, y convertirlas en la gran atracción del espectáculo, y en Bad Mother no es diferente. Es el concepto de la mujer de mediana edad invisibilizada por la cultura pop afrontando una aventura de violencia típicamente pensada para un Liam Neeson de turno lo que la seduce del proyecto, y lo que abraza con toda su energía.
Para mí, el gran acierto de Faust es que, dentro de los imprescindibles momentos de espectacularidad inherentes a una historia de acción y algún paseo badass de espaldas a una explosión, el guion de Bad Mother se mueve casi siempre dentro de la plausibilidad. El personaje de April no se enfrenta a la situación descubriéndose como la tiradora más letal de América o algo por el estilo, no. Lo hace sencillamente con cierto ingenio, unas búsquedas en google y una determinación como la que solo una madre defendiendo a sus cachorros podría tener. Por el otro lado, y pensando en todo tipo de lectores, hay que decir que Bad Mother no es una historia que trabaje una excesiva complejidad en la trama ni giros que puedan sorprender al lector. Los malos son tremendamente malos y la acción en ciertos momentos algo apresurada, por lo que si como lector buscas una mayor profundidad de desarrollo, quizás te pueda saber a poco. Eso sí, si buscas espectáculo y adrenalina, encontrarás ambas de sobra. Aquí lo principal es ver cómo una aburrida ama de casa a la que le han tocado los ovarios puede hacer que un montón de mamones salten por los aires.
El apartado artístico es quizás el punto más endeble de la serie para mí. El estilo de Mike Deodato Jr. nunca ha sido de mis predilectos por su trazo realista y su fuerte apariencia digital, si bien considero que tiene trabajos reseñables en su carrera. Aquí sin embargo da la sensación de que sus páginas han sido realizadas con menos mimo en los detalles de lo que debiera, dejándonos muchos rostros con una expresividad muy poco trabajada y miradas sin vida. Considero que el color de Lee Loughridge acentúa esa impresión, debido a su decisión de adaptarse al estilo de Deodato con degradados que dejan ese sabor a digital en el mal sentido de la palabra. Lo que sí que no se puede negar es que en general el dibujante brasileño muestra un dominio notable en el pulso narrativo de la obra, especialmente en los momentos de acción, en las que consigue que la coreografía de la escena se capte a las mil maravillas. Entrando en especulaciones, me aventuraría a decir que Deodato debió de afrontar este trabajo con poco tiempo, porque tanto en The Resistance como en su siguiente obra con Faust, Redemption, a pesar de que su estilo siga sin ser completamente de mi gusto, considero que realiza un trabajo mucho más cuidado e interesante.
En definitiva, Bad Mother es un nuevo estreno de AWA Studios con el que la editorial demuestra que está poniendo muy buen ojo en saber atraer tanto a viejos como nuevos talentos para crear un catálogo como mínimo interesante. El dibujo de Deodato no contará entre sus mejores trabajos, pero con un guion de Christa Faust fresco y enérgico, Bad Mother se alza como una obra autoconclusiva con pocas pretensiones y menos reparos aún por hacer una historia violenta y emocionante que nos recuerda que madre no hay más que una.
Lo mejor
• La frescura con la que Christa Faust se desenvuelve en una historia llena de violencia.
• La improbable heroína de la obra.
Lo peor
• El trabajo de Mike Deodato Jr. no está demasiado inspirado y adolece de poca expresividad.
• Es una obra pura de acción, poco atractiva para el que busque un gran desarrollo.
Guion - 8
Dibujo - 6.5
Interés - 7.5
7.3
Rabiosa
Christa Faust realiza un trabajo dinámico y fresco a la hora de darle la vuelta al género de padre-busca-venganza con acción y violencia desvergonzadas.