Guión: Simon Hanselmann
Dibujo: Simon Hanselmann
Edición España: Fulgencio Pimentel (2015)
Formato: Tomo rústica con solapas de 176 páginas
Precio: 22,80€
Sois los clásicos de la comedia.»
Las ventajas ofrecidas por las nuevas tecnologías y la viralidad de las redes sociales han servido para introducir una mayor democracia en el acceso a la cultura pero también a la hora de participar de ella. Hoy los autores, creadores y artistas con conciencia de serlo tienen una oportunidad única para dar a conocer su obra, cultivar a su propio público y seguir siendo el responsable y propietario último de su trabajo. El gurú del pop art Andy Warhol ya predijo el futuro, nuestro actual presente, cuando en 1968 expresó esas populares palabras en las que aseguraba que «en el futuro todo el mundo será famoso durante quince minutos». No solo aseguró que todos tendríamos esos quince minutos de gloria sino que deberíamos tenerlos. De ello se han encargado los medios de comunicación, los nuevos formatos televisivos que esconden sus vergüenzas en contenidos designados bajo la moderna expresión de reality shows y, sobre todo, la expansión de internet que ha cambiado la forma de entender el mundo que nos rodea y nuestra relación con él.
Esta nueva sociedad, cada vez más artificial y prefabricada, también tiene sus puntos positivos, para muestra un botón: el trabajo de Simon Hanselmann en las historias Megg, Mogg & Owl. Hace solo unos años una propuesta de este tipo podría haber pasado simplemente desapercibida y relegada al anonimato pero hoy tenemos la suerte de disfrutarla, con morbosa afición, e incluso conocer de forma más próxima a su autor. En realidad, una cosa y otra acaban siendo lo mismo, porque Megg, Mogg & Owl resulta del todo indivisible del elemento autobiográfico que sobrevuela y condiciona tanto su forma como su fondo. En su forma no sería descabellado confundirla con un cuento infantil pues, no por casualidad, como comentamos al hablar en su día de Hechizo Total, el primer recopilatorio de historias de Simon Hanselmann publicado en España por Fulgencio Pimentel, la influencia del trabajo de los británicos Helen Nicoll y Jan Pienkowski en la serie clásica de libros Meg and Mog acaba siendo perturbadoramente reveladora. Lo son incluso en los materiales utilizados por su director, acuarelas y lápices de colores para contrarrestar, o más bien pervertir, el ánimo y la voluntad de unos personajes dañados en lo psicológico, sentimentalmente desorientados y emocionalmente inmaduros y complejos.
Ese es el fondo de esta obra, el de una sitcom sin propósito, como sus exagerados y cándidos protagonistas, demasiado perfectos y perfecta para poder plantearse cuestiones reales. Las historias de Megg, Mogg & Owl cuentan con un reparto encabezado por una versión juvenil y propensa a la depresión de la malvada Bruja del Oeste, la interpretada por Margaret Hamilton en la mítica película de 1939 El mago de Oz y con cuyos hábitos suele vestirse su propio autor. Por si no ha quedado claro, Megg es el álter ego en la ficción de Simon Hanselmann, o tal vez sea al revés, una joven sin oficio ni beneficio que se dedica todo el día a beber, fumar, meterse drogas y maratones de series en vena y enrollarse con su novio el gato Mogg. Esta relación dista mucho de ser platónica, el componente sexual se trata en estos relatos con total libertad, para sorpresa del lector y, muchas veces, para desconcierto de la tercera alma en discordia, Búho, el Pepito el Grillo de esta relación de tres, blanco de todas las puyas y bromas pesadísimas y pasadas de vuelta de sus descontrolados compañeros de piso. En la rica plantilla de secundarios tenemos también al fanfarrón Werewolf Jones, el nigromante Mike y el monstruo transexual Moco, una panda de perdedores exégesis borderline y opresiva de El Club de los Cinco de John Hughes.
Teniendo en cuenta estos sugerentes credenciales el romance de Fulgencio Pimentel con Simon Hanselmann nos ofrece ahora la posibilidad de seguir disfrutando de un autor que de la nada, con su trabajo en fanzines y su difusión en redes sociales, se ha convertido en todo un fenómeno internacional al que ahora se rifan las editoriales de medio mundo. Pero la presente edición de Bahía de San Búho de la editorial española -coeditada como en el caso de Hechizo Total con la francesa Misma– puede presumir con orgullo de ser la más completa de cualquiera de las que podamos encontrar en el mercado. Esta incluye todo el material aparecido en revistas como Vice y The Believer, el recopilado por Space Face Books en Life Zone y por Fantagraphics en Megahex y, como extra, un minicómic apócrifo de Meg and Mog incorporado con la Edición Princesa de Bahía de San Búho. Esto sin contar con otro minicómic de Simon Hanselmann, Oldies -con la historias Currelas, Tierra de gigantes. Mundo frío 2 y el mini-póster Gutterballs– añadido como regalo para los suscriptores y compradores vía web de la Edición Princesa de Hechizo Total, o la antología Terry en la cual colaboran inclasificables de la talla de Olivier Schrauwen, Nacho García, Jim Woodring, Michael DeForge, Seiichi Hayashi o el mismo Simon Hanselmann.
En las historias englobadas en Bahía de San Búho evidenciamos una evolución respecto a las primeras entregas de Megg, Mogg & Owl, no en su tono, igualmente duro, sádico y con sus habituales pasajes psicodélicos capaces de expresar de forma muy plástica sentimientos y estados de ánimos, sino en cierta toma de conciencia por parte de su autor sobre su personal bomba de relojería. Las desganadas aventuras de sus personajes, repletas de referencias a la cultura pop televisiva, se toman ahora mayor tiempo para la reflexión, para sus autodestructivos diálogos y para sus ocurrentes y alocadas tramas que nos hacen estremecer de solo pensar que tanto humor grueso pueda albergar realmente un poso de trágica realidad. El divagar lisérgico, negligente y frustrado de esta obra, caracterizada por el retrato de unas relaciones personales totalmente tóxicas, pero destinadas a entenderse, confluyen en una inevitable conclusión lógica. Porque al final detrás de tanto gamberrismo aparentemente gratuito hay una sólida y cruda sinceridad reflejo de una generación que tiene la sensación de que el futuro ya ha pasado por delante de su puerta. Y en su estela ha quedado un profundo vacío y miedo existencial del que Simon Hanselmann, sirviéndose de los recovecos del cómic alternativo, se erige en veraz y fiel cronista.
Review Overview
Argumento y guión - 8
Apartado gráfico - 6
Interés - 8
7.3
¡Somos demasiado perfectos!
Las aventuras de Megg, Mogg & Owl de Simon Hanselmann siguen su corrosivo curso llevándose por delante cualquier tipo de convencionalismo, salvo los propios de cualquier sitcom que se precie, para dejarnos una serie de relatos en los que acaba siendo imposible distinguir lucidez y psicodelia, romanticismo y sadismo, ficción y realidad. Consumir con prudencia y moderación.
Hay que despojarse de todo prejuicio para, no ya disfrutar de la lectura, sino para para ir más allá de las primeras 10 páginas. Una vez te dejas llevar, como un colocón de los propios personajes, resulta casi hipnótico.
Está genial, una gamberrada de ficción moralmente destructiva.
Hanselmann me resulta curioso y atrayente de una forma desagradable. No me gusta leer sus cómics pero me despiertan curiosidad sobre qué locuras pueden contener. Es como ver una peli de miedo, quieres y no quieres verla al mismo tiempo.
Sí, tenéis mucha razón, no sé como lo hace Hanselmann pero acaba siendo hipnótico lo que cuenta, tiene mucho de morbo y placer culpable.
Por cierto que yo he conocido muchas personas así, no tan drogadictas pero igual de perdidas y deprimidas, personas que no hacen nada productivo y sólo se dedican a dejar pasar los días lo más rápido posible.