Existen cierta dudas y reticencias como lector a la hora de abordar ciertos autores de primer nivel. Y esto ocurre de forma transversal al género, independientemente de su procedencia natal o el subgénero. Dada la majestuosidad de su obra, en cantidad y en calidad, uno siente cierto vértigo a la hora de elegir su primer acercamiento al susodicho. ¿A quién no le ha ocurrido esto con Moebius, por poner un ejemplo? O, que levante la mano a quien no le ha pasado con Will Eisner. O, no nos vamos muy lejos si mencionamos a Richard Corben, Robert Crumb o Chris Ware. Y, si pisamos el mainstream americano, ocurre lo mismo con Alan Moore o el propio Stan Lee. Es cierto que con todos no ocurre, como con Art Spiegelman o el mismísimo Gaiman, por ejemplo. En algunos casos la cantidad de obras producidas es tan baja o la calidad de una de ellas tan alta, que no se da este debate. Pero en el resto de casos, uno no sabe por donde «atacar» a este nuevo reto y eso es condición suficiente para rendirse antes de empezar. A un servidor le ha pasado con Tezuka varias veces, maximizado por la duración de algunas de sus obras magnas. Así pues, exceptuando Adolf (must-read), quien escribe estas líneas nunca se ha animado a realizar un desembolso grande para una obra que, quizás, no te acabe gustando. Por ello, para estos casos, es excelente un primer o segundo acercamiento en forma de compendium de relatos cortos. Y, llevándolo al terreno de Osamu Tezuka, encontramos un ejemplo perfecto: el Bajo el Aire recién reeditado por Dolmen Editorial.
Bajo el Aire son dieciséis relatos cortos (320 páginas en 16 relatos nos da una media de veinte páginas por relato… y en algunos casos ni llega) donde el padre de Astroboy condensa y destila muchas de sus inquietudes, tics y recursos temáticos para plantear una obra reflexiva adulta lejos de la parcela más «Disney» del resto de su producción, con ciertos toques gores de lo más deliciosos. Publicados originalmente por primera vez en dos volúmenes en 1971 y 1972 por la ya extinta editorial japonesa Asahi Sonorama, sorprende la vigencia con la que muchos de los puntos de partida aquí volcados pueden llevar al lector a pensar de que se trata de una obra contemporánea. O, como la generación de hoy en día no tardaría en describir, como si de un capítulo de Black Mirror se tratara. Desde una perspectiva muy cercana a la ciencia-ficción, Tezuka pone el foco en las miseras humanas. Y lo hace a todos sus niveles, alternando los crímenes nazis con historias de mendicidad personal, siempre con una intensa crítica nada velada de trasfondo que en ocasiones hace al lector entrar en modo analítico para intentar comprobar cómo ha sido capaz Tezuka de condensar en menos de veinte páginas semejante relato y crítica.
Originales en fondo (no tanto en forma, algo normal si tenemos en cuenta que está escrito y dibujado a comienzos de los setenta, aunque la composición de página es intachable), el inconformismo espiritual de Tezuka choca de lleno con la realidad social del Japón del momento para disfrute del lector. Que la portada no os engañe. Esos dos caballos alados de lo más espirituales y los tonos pastel no indican, ni de lejos, el pesimismo y la desconformidad que muestra el autor sobre su entorno, casi abrumado por las corruptelas, el machismo y la falta de solidaridad en el mundo (de ahí la vigencia de la obra). Tezuka no rehúsa a la hora de proponer una solución honesta en la lucha contra esta maldad. En catalogar y dividir sin fisuras los buenos de los malos. Todo ello con todos los giros argumentales, golpes de efecto y dramatizaciones que se le ocurren para pillar siempre con el pie cambiado al lector, que acabará con el estómago un tanto removido después de esta clase dramática. La fórmula mágica de esta receta se completa con unas dosis siempre calculadas de humor e ironía, ya sea en forma de justicia divina hacia los protagonistas o de alivio cómico entre tanta oscuridad. Este humor compensa a la perfección la crítica política y social, haciendo que los relatos puntúen alto en todos sus apartados, ritmo incluido.
Guión - 8
Dibujo - 8
Interés - 8.5
8.2
El padre de Astroboy condensa en los dieciséis relatos cortos de Bajo el Aire muchas de sus caracterísitcas como autor de manga, todas ellas marca de la casa, en unos relatos donde lo político, lo existencial y la crítica se mezclan a la perfección con el humor y la catarsis