Barnum: Al servicio de los Estados Unidos

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Edición original: Barnum! In secret service to the USA (DC, 2003).
Edición nacional/ España: Barnum: Al servicio de los Estados Unidos (Norma, 2004).
Guión: Howard Chaykin, David Tischman.
Dibujo: Niko Henrichon.
Color: Lee Loughridge.
Formato: Tomo rústica 128 págs.
Precio: 12,95€.

 

Hubo un tiempo en que Howard Chaykin (1954) representaba la osadía, sobre todo en oposición a los férreos convencionalismos del mercado USA (es decir: excluyendo el underground). Escandalizaba por su personal representación de una violencia feroz (La Sombra), de una provocadora desinhibición sexual (Black Kiss), de una mordaz sátira política con ribetes futuristas (American Flagg!); también supo aprovechar una vena pulp que le llevó a tocar el bélico (Blackhawk), la space opera (Cody Starbuck) o el western (Century West), a menudo con acierto. Su iconoclastia remitía en colaboración con otros artistas y, aun así, Iron Wolf (con Mike Mignola) o Twilight (con el gran José Luis García López) son obras intensas y hermosas, de lo mejor de su producción. A día de hoy Chaykin ha dejado de ser ese lobo entre ovejas y lo mismo hace de mercenario para algún superhéroe (Blade, Vengadores), casi siempre ilustrando los guiones de otro, que recicla ideas en su entente con David Tischman, con quien lleva escritos un puñado de trabajos más bien alimenticios: Ángel y el mono, Bite Club o este Barnum: Al servicio de los Estados Unidos, publicado por el sello Vertigo en 2003.

«Sin quererlo, el legendario P.T. Barnum se ha convertido en el primer agente secreto de la historia de los Estados Unidos. Ahora es el momento de demostrar que él y su circo de rarezas son los más adecuados para salvar el país de los planes del malvado inventor Nikola Tesla, aunque para hacerlo tengan que cruzar el continente de punta a punta.» [Extraído de la contraportada]

Facilón e insustancial. Dos adjetivos que parecen antagónicos del otrora enfant terrible casan con dolorosa precisión para este Phineas Taylor Barnum que desbarata conspiraciones cual James Bond decimonónico. A priori, la cosa despierta interés: con la excusa del magnate histórico del circo, que vivió entre 1810 y 1891, Chaykin y Tischman pretenden convertir a rarezas extraídas de La parada de los monstruos (Tod Browning, 1932) en una caterva de héroes en la estela de La Liga de Caballeros Extraordinarios. La idea es clara sobre el papel. Chaykin y Tischman, con el concurso de Niko Henrichon (Los leones de Bagdad), adoptan incluso manierismos ingeniosos pero superficiales (como la figura dibujada por delante y por detrás en la presentación de cada uno de los seis episodios) que evocan la magnífica pieza de Alan Moore y Kevin O’Neill o, por mejor decir, sus referentes estéticos originales. Por desgracia, las cabezas pensantes tras Barnum fracasan en su cometido, como si el juguete les viniera grande. Fijémonos, por ejemplo, en el ritmo desconcertante de la última página del primer capítulo, una composición de cuatro viñetas en scope que marra al intentar una aproximación al tempo cinematográfico por su irregularidad en el movimiento de los elementos representados (pág.22).

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Barnum decepciona en todos los frentes: los protagonistas, apenas esbozos bienintencionados, como en el piloto de una serie de tv; la trama, rigurosamente previsible; diálogos sin chispa, lastrados por una voz en off que se busca socarrona y causa más bien tedio. Tampoco el dibujo acompaña: a su rigidez y falta de perspectiva hay que añadir su incapacidad para las expresiones faciales, especialmente las femeninas (compruébese en págs. 28-29, con el rostro de la Srta. Kelly, que es, por demás, virtualmente idéntico al de otros personajes, como Primeva en pág.57). El conjunto renquea, como si marchara a medio gas guardando bazas para un futuro (como las menciones a la desaparecida esposa de Barnum) que, visto lo visto, no llegará jamás. Y es una pena porque, en el fondo, el concepto tiene potencial a poco que se escarbe en la vida nómada del circo y sus peculiares protagonistas (un forzudo bajito como el Puck de Alpha Flight; una sosias femenina de Tarzán; un equilibrista que trepa con ventosas las paredes, cual Spider-Man; una mentalista capaz de hipnotizar a cualquier parroquiano; etc.) y se acertase a enclavarlo en la época, aderezado con el imprescindible toque steampunk. Pero se opta por lo fácil, vistiendo al científico Nikola Tesla (tan diferente aquí al de Atomic Robo) en los ropajes de un Moriarty histriónico que persiguen por todo el país.

Choca, además, su publicación en el sello Vertigo. Si exceptuamos una única escena (donde desnudan a la hipnotizadora para que sepamos que luce un piercing en el pezón derecho), las tribulaciones de Barnum no se diferencian gran cosa de los viajes de Willy Fog, atentados de Transfer incluidos. Solo falta Tico exclamando «¡Ozú!» (y la música de Mocedades).

Resumiendo, se lee con igual facilidad que se olvida. Poca chicha para una vaca sagrada como Chaykin.

  Edición original: Barnum! In secret service to the USA (DC, 2003). Edición nacional/ España: Barnum: Al servicio de los Estados Unidos (Norma, 2004). Guión: Howard Chaykin, David Tischman. Dibujo: Niko Henrichon. Color: Lee Loughridge. Formato: Tomo rústica 128 págs. Precio: 12,95€.   Hubo un tiempo en que Howard Chaykin…
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Dibujo - 5
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5 abril, 2016 17:40

coincido. Un cómic sin nada