Contra pronóstico, en febrero de 2018 Image Comics anunció la publicación en formato físico de Barrier, una miniserie de cinco números publicada de forma digital en Panel Syndicate por sus creadores: Brian K. Vaughan, Marcos Martín y Muntsa Vicente. Y digo contra pronóstico por la propia naturaleza de Panel Syndicate, editorial que ellos mismos crearon para dar cabida a sus proyectos y con la idiosincracia de que en vez de vender sus creaciones los publicaban de libre disposición dejando a sus lectores que decidiesen el importe que consideraban oportuno pagar por la descarga del cómic en formato digital. A priori, y sin conocer cifras reales de las transacciones económicas parece un modelo innovador pero que puede funcionar cuando tienes primeras espadas como Vaughan o Marcos, si además, con su primer proyecto, The Private Eye, nos dejaron a todos asombrados por su calidad, todo hacía augurar que Barrier como mínimo iba a correr la misma suerte cuando se inició su publicación en 2015. El motivo de llevar su publicación a Image Comics lo explica Vaughan en el prólogo con el que se cierra la fantástica edición de Gigamesh en España, sería Eric Stephenson quien les haría la propuesta de llevar la obra a papel bajo unas condiciones especiales, entregas semanales, cubiertas en alto gramaje y distribución a librerías para que llegase al máximo de puntos de venta, todo muy a la vieja usanza, y a lo que me gustaría añadir, que siendo una obra tan universal suena romántico pensar que no tenga barreras y sí una accesibilidad máxima, sea en formato digital o papel.
Y con esto, tocamos un punto delicado de la obra pero que además la hace única, su accesibilidad en lo que se refiere propiamente al contenido de la historia, y me explico. Barrera es la historia de Liddy, terrateniente en Pharr (Texas), y Óscar natural de San Pedro Sula (Honduras). Sus historias transcurren narrativamente de forma paralela durante el primer tercio de la historia, de esta forma vemos que Liddy ha de lidiar con el hecho de ser la dueña de unas tierra que están de paso de los inmigrantes que quieren llegar a Estados Unidos, no lo tiene fácil en la vida y no ayuda que su marido ya no esté con ella, más adelante descubriremos el motivo de su ausencia. La actitud, las forma de hablar de Liddy denota una animadversión hacia los extranjeros, especialmente hacia aquellos que intenta entrar en el país de forma ilegal, un sentimiento que se verá acrecentado cuando descubra en su rancho la cabeza decapitada de uno de sus caballos, rápidamente vendrá a su cabeza – valga el eufemismo – que igual se trata de un aviso a lo Vito Corleone de alguna de las bandas de inmigrantes sudamericanos que asolan el lugar.
Si la vida de Liddy la podemos catalogar como compleja, la de Oscar, nuestro otro protagonista es un reflejo de lo que pasa por la cabeza de los más desfavorecidos cuando emigran buscando un futuro mejor para su familia, como os contaba anteriormente, Oscar es natural de San Pedro Sula, no es un lugar escogido al azar por los autores, entre 2011 y 2014 fue escogida como la ciudad más violenta del planeta debido a su alta tasa de homicidios (podéis leer más al respecto en este enlace), a buen seguro que lo que quieren exponer los autores es que al final, es el destino el que escoge donde nacemos y son ese invento humano del demonio que son las barreras las que escriben nuestras vidas, la gente no emigra por capricho, y menos cuando hablamos de zonas tan desfavorecidas, por regla general suele ser para huir y encontrar un lugar en el que se pueda vivir. En el caso de Oscar, sencillamente busca un futuro mejor para su hijo, de ahí que decida emigrar a Estados Unidos donde ha encontrado mediante un conocido un trabajo de jardinero, aunque no le importe emprender para ello un peligroso viaje que incluya un paseo subido en La bestia.
Quiera el destino que se crucen los caminos de Liddy y Oscar cuando este termine en el rancho de ella y después de un malentendido ambos terminen abducidos por una especie extraterrestre iniciándose una intensa y emocionante historia para librarse de sus captores y volver a la tierra.
Barrera destaca por varios motivos, principalmente por el lenguaje utilizado por sus protagonistas y es que Vaughan y Marcos optaron porque Liddy y Oscar hablasen en su idioma natural, ella en inglés americano, él en castellano con el uso de los vocablos y léxicos típicos de Honduras, para ello Marcos se documentaría con mediante el consulado de Honduras para que fuese lo más fiel posible al original y la experiencia fuese máxima. ¿Este experimento a qué punto nos lleva? Pues a dos formas de disfrutar de la obra, si el conocimiento del lector del idioma inglés es correcto podrá disfrutar de la obra entendiendo el punto de vista de ambos protagonistas, si por el contrario, su conocimiento del inglés es básico o nulo se encontrará en la misma posición de Oscar cuando intenta entablar conversación con Liddy, es decir, con su lectura podrá empatizar con la frustración de Oscar y a su vez con la de la protagonista pues se encuentra en la misma posición respecto a Oscar. Con todo, hay que decir que Marcos Martín es un monstruo como artista y pocos autores hay más capacitados que él a nivel narrativo, es de esos autores que podríamos ‘leer’ sus dibujos y seguir perfectamente la historia. Que sea el lector en este caso quien delimite donde poner las barreras si es que decide ponerlas en algún lugar. Personalmente, y por ser la obra maestra que es, jamás lo trataría como un punto negativo esta singularidad por lo que os he expuesto anteriormente.
Respecto al argumento, y sin querer destripar los detalles más relevantes que hacen que se te ponga la piel de gallina en no pocas ocasiones, leía en una cita a Marcos lo siguiente: “Una historia sobre las barreras que levantamos entre nosotros y el viaje necesario para comprender que todos compartimos un mismo destino.” Y creo que ahí radica la clave y la grandeza de Barrera, en hacernos ver la suerte que hemos tenido porque el destino así lo ha querido, que las barreras físicas en ningún momento han de coaccionar nuestras barreras mentales y que poco a poco deberíamos tumbarlas para empatizar con aquellos más desafortunados.
Si la labor de Vaughan es brillante, la de Marcos es excelente, tenemos que decir lo mismo del trabajo de Muntsa Vicente, conocedora como nadie del trazo de Marcos y del color que hay que aplicar en cada momento para conseguir no sólo dar vida a la obra de Marcos sino que las viñetas gracia a sus colores hablan. Es un lujo poder disfrutar del trabajo de Muntsa y una auténtica pena que no se prodigue más en el mercado americano pues es sin lugar a dudas una de grandes coloristas de la industria. A destacar como juega con el color especialmente en las escenas del espacio para hacer de ellos un lenguaje más que tener en cuenta en esta deliciosa Torre de Babel que es la obra.
Respecto a la edición de Gigamesh decir que está a la altura de la obra, y calcada a la que ya hicieron de Private Eye, el anterior trabajo de Brian, Marcos y Muntsa. Tapa dura, formato apaisado, con extras y un precio mas que ajustado de 26€ por 200 páginas. Una edición excelente para una obra maestra.
Guión - 9
Dibujo - 9
Interés - 9
9
Obra maestra
Estamos ante una nueva obra maestra de Brian K. Vaughan, Marcos Martín y Muntsa Vicente, un equipo creativo invencible que una vez más ha demostrado que las barreras sólo está para echarlas abajo.