Batgirl #01 (Renacimiento)

 

Edición original:Batgirl núms. 1 a 5 USA.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guión:Hope Larson .
Dibujo: Rafael Alburquerque.
Entintado:Rafael Alburquerque.
Color:Dave McCaig.
Formato:Rústica, 120 págs. A color.
Precio: 12,50 euros.

 

La vida está llena de situaciones, experiencias y vivencias que parecen tener algo especial pero que en el fondo no acaban de ser lo que uno esperaba de ellas. Cierto es que no hay nada peor que tener unas expectativas, unos requerimientos, conscientes o no, sobre algo y que estos no se cumplan por las razones que sean. Cuando algo así ocurre, el resultado está situado en algún punto entre la desazón y la desilusión, tal y como ocurre en Batgirl.

Las expectativas son malas consejeras y no siempre se pueden aislar por completo.

En Batgirl, las expectativas eran muchas, demasiadas, por el personaje y por el enfoque que la serie podía tomar tras Renacimiento. Bárbara Gordon, la Bárbara de muchos es la que el Joker condenó a tener que vivir en una silla de ruedas para convertirse en Oráculo. Luego llegaron los Nuevos 52 y todo eso cambió y de nuevo teníamos a Bárbara corriendo por los tejados vestida de murciélago. Superado este tema, ya que está claro que esta situación ha llegado para quedarse, hay que encarar con aplomo este primer número de las nuevas aventuras de una Bárbara Gordon que viene cargada de optimismo, misterios y romance.

La expectativa no es sino la esperanza de conseguir algo y en Batgirl es la de dejarse llevar por la fuerza de un personaje enormemente atractivo que con el paso de los años ha sabido hacerse un hueco entre los aficionados al micro cosmos que conforma la franquicia de Batman. Batgirl es un cómic interesante en su concepto y que falla en contenido por una lectura que deja un sabor acartonado en la boca al ver como esas expectativas iniciales no se cumplen lo más mínimo.

La serie empieza con Bárbara de viaje por oriente con el objetivo de entrenar y aprender de las mejores luchadoras del mundo en un tour que la llevará a visitar Japón, Okinawa, Singapur, Seúl y Shanghai, con el objetivo de conocer a heroínas de leyenda y de paso salvar a un viejo amigo de sus malas decisiones.

Se trata por tanto de un cambio de aires, una forma de poner un punto y seguido a la interesante etapa de Cameron Stewart, Brenden Fletcher y Babs Tarr, con la que Hope Larson y Rafael Alburquerque quieren ampliar las fronteras geográficas del personaje alejándola de Gotham y su zona de confort. Larson demuestra arrojo cuando encara la serie y decide mover a Bárbara de su entorno para enfrentarla a un mundo más abierto, más desconocido y eso es algo que hay que saber hacer porque si no se puede perder el control no solo del personaje, sino de la historia en sí misma. Larson logra mantener bien tirantes las riendas del personaje, pero se le escapa el control argumental por completo.

Bárbara sigue siendo la Bárbara de los Nuevos 52 pero se nota la evolución emocional que ha sufrido y así lo percibe el lector cuando se adentra en esta nueva trama. Bárbara está más centrada, quiere estarlo, busca mejorar, aprender, entenderse mejor, asimilar su propia existencia a través del conocimiento y eso ayuda a que el personaje gane en tridimensionalidad. Hasta aquí todo son buenas noticias.

Cuando Hope Larson quiere contarnos algo más que el propio viaje en el que ha embarcado a Bárbara, es cuando todo se debilita y pierde cohesión. Ese algo no llena, no estimula al lector, no le hace desear querer seguir leyendo, perdiendo fuerza a cada página por la falta de un contenido que de verdad enriquezca al conjunto de este nuevo entorno para el personaje. Ese algo toma la forma de un romance y de una trama de espionaje industrial que no aportan interés a lo que de verdad importa, el viaje y como Bárbara lo usa para su autoconocimiento. Esta situación genera que tengamos una historia a dos velocidades, o mejor, a dos tiempos, con focos forzados que hacen que lo interesante brille con menos fuerza.

Es toda una lástima que tras el esfuerzo demostrado no se concrete más y todo quede relleno de aire que hace que el bollo aparente estar bien cargado, cuando en realidad todo es un espejismo que sabe a muy poco.

En la parte artística, Batgirl, está mucho más equilibrada. Rafael Alburquerque encara su trabajo con dinamismo y mucha fuerza, componiendo páginas muy ligeras de composición, acompañadas de una elegante puesta en escena, cargada de fuerza visual incluso cuando no hay escenas de acción. La expresividad de la que hace gala Alburquerque ayuda a que Bárbara se haga querer al mostrarla como una joven fuerte, inteligente y decidida. Su trazo de línea recta se integra a la perfección con sus diseños y ayuda a que todo el conjunto resulte narrativamente muy atractivo.

Este primer número de Batgirl es una de cal y otra de arena que deja al lector con una sensación incómoda, una desazón de haber leído algo que parece tener consistencia, pero que no llena en absoluto y se queda todo a medio desarrollar. Hope Larson se ha forjado en el duro yunque de los comics independientes y este es su primer trabajo para una de las grandes y aunque demuestra tener buenas ideas, falla a la hora de plasmarlas de forma contundente. Sin embargo, aun con esto en mente, es innegable que Larson ha conectado con el personaje lo suficiente como para que no falle en su caracterización, quedando solo pendiente que sea capaz de elaborar historias más potentes. Historias que puedan respirar libremente, más orgánicas y por tanto menos rígidas, capaces de emocionar. Y eso, esperemos, es solo cuestión de tiempo.