Batman vs Capucha Roja. Verdades a la cara.
«Me llamo Capucha Azul».
Jason Todd, el Robin que salió rana, es un personaje que no deja indiferente a nadie (a no ser que no lo conozcas). Lo vimos nacer, crecer y morir como Robin. En su momento se trataba de un personaje que buscaba adaptarse a los nuevos tiempos. Un chaval conflictivo de verdad, con un origen bastante turbio y un entorno tóxico. Batman metió la pata al hacerlo Robin, ni el chico tenía lo necesario para ser un buen sidekick ni Wayne estaba preparado para ser su mentor.
Eso es por lo que se refiere al contenido. Pero a un nivel más global la editorial creó un personaje nuevo para hacer con él lo que viniera en gana. Un Robin contestatario, impulsivo y violento. Un ayudante que sacara a Batman de sus casillas, desobediente y tenaz. Estaba bien pensado pero esa dinámica no podía durar mucho y un Robin tiene que ser algo perdurable, que sí, que al final todos crecen pero a un ritmo exasperante. Al público tampoco pareció encajarle. DC dio el control a los lectores para que pudieran decidir su destino.
Salió el pulgar hacia abajo.
Como no podía ser de otra manera. ¿Qué hubierais hecho vosotros? El resultado tampoco podía ser otro. Un cómic más importante que bueno, un hito repleto de imágenes icónicas. Todd muriendo apalizado por el Joker.
Jason volvió a la vida sin que, en la continuidad, se borrara su muerte a manos del payaso . Se convirtió en un personaje oscuro, errante, profundamente turbio, incomprendido e incomprensible.
Su estatus editorial se proyecta en su personalidad y situación en el universo DC. El desarraigo, el abandono, la rabia y un alma oscura y herida.
Rechazado por Batman e hiperviolento, Todd desempeña la identidad de Capucha Roja en los callejones más sórdidos del universo DC, en aquellos rincones que nunca ven el sol. La noche y la oscuridad en la que se desenvuelve son un reflejo de su alma solitaria y herida.
El más antihéroe de los antihéroes vaga sin rumbo por las colecciones, como no podía ser de otra manera, pero pide a gritos un guionista como dios manda porque tiene todos los mimbres para pegar el petardazo y protagonizar una serie legendaria.
Ya ha tenido sus buenos momentos, como con Get the Joker de Azzarello y Maleev (este dibujante lo podríamos fichar para la hipotética serie-petardazo que pedimos), con un Todd encarcelado y resacoso por sus sentimientos a partir de su muerte. Sin embargo, aquella mini de Black Label tenía otra intención.
Ahora nos encontramos en las manos de Chip Zdarsky. Guionista que ha devuelto a Daredevil a los niveles de calidad de sus mejores momentos. El autor canadiense aterrizó en DC para escribir los números que corresponden a este tomo (Batman Legends) casi como si fueran un interinaje para poder escribir a Batman (cómo si no hubiéramos tenido etapas del montón con el murciélago).
No se puede negar que el toque urbano, oscuro, nocturno y lluvioso le va al pelo. La sordidez del pasado de Todd y la situación llena de dobleces y dilemas morales se intensifica con la las necesidades de la trama.
La cosa va de lo siguiente: Tenemos una nueva droga en Gotham. Una droga psicoactiva que proporciona una alegría extrema. La adicción y la peligrosidad de la sustancia pueden matar. Un poco más de lo mismo. Bien escrito y con ritmo en este caso.
La cosa se complica cuando Capucha Roja se encuentra con una mujer afectada por una sobredosis. La señora tiene un hijo con el que Todd no puede evitar empatizar. Como si fuera una trampa emotiva, Jason empieza a rememorar sus circunstancias y asumir compromisos morales con el chaval. La situación es un mecanismo proyectivo en el que repasamos el pasado de Todd como Robin, asumimos su punto de vista.
Zdarsky suelta toda la artillería para que no dejemos de posicionarnos al lado de Capucha Roja, que le comprendamos, que le amemos, que suframos su injusticia aunque a diferencia de él no la aceptemos.
Jason busca al padre del chico que está metido en una trama de tráfico de drogas. Cuando se encara con el hombre, ve que éste se ríe de las intenciones del héroe y hasta confiesa entre carcajadas que le daba dosis al chaval para que le dejara en paz. Capucha Roja dolido y humillado por ver su ilusión de resolver la vida de la víctima destruida mata a balazos al padre (esto está un poco forzado, pero es clave).
Aquí todo se mezcla en un peligroso coctel de remordimientos, conflictos no resueltos, infancias torcidas, problemas para asumir la realidad…
Batman entra en escena. Otro personaje que no tiene bien resuelto su pasado, y menos con Jason. Ambos héroes llegan a un entente para resolver la trama de estupefacientes y citarse al final de la historia para solucionar su pasado en común y establecer un futuro cómodo para ambos.
La historia es un continuo de reproches, exigencias y explicaciones, visitas al pasado por separado y en común. Un mero pretexto para reconstruir la relación y dar detalles de la profundidad psicológica de Todd, algo que ya intuíamos por la extrema complejidad de sus circunstancias.
Zdarsky escribe un guion medido en el que se encuentra como pez en el agua. La mezcla de sentimientos, emociones, entornos urbanos, nocturnidad, alevosía y acción fluye en sus manos como si simplemente aplicara una fórmula que tiene interiorizada pero que expone con una naturalidad magistral.
No faltan los diálogos precisos y diamantinos, más por lo certero del concepto o de la idea que por el ingenio o la ocurrencia. Los reproches de Jason a Bruce son minuciosos como balines, Alfred da estocadas sin filtro y el propio Batman exhibe una sequedad y contundencia que nos remite a los mejores tiempos de Miller.
En el apartado gráfico tenemos una combinación de autores que mantienen un mismo nivel de calidad. Por un lado tenemos la trama principal (Eddy Burrows) y por otra los flashbacks (Marcos To). La transición entre estilos nos sitúa con naturalidad, aunque el cambio de los dibujantes de la línea principal nos pueda llegar a despistar.
Por un lado tenemos a Eddy Burrows con un dibujo más realista y detallado que refleja la oscuridad y la sordidez de la trama. Aunque parezca algo rígido en ocasiones la acción no se resiente, tiene ritmo, se pueden sentir los golpes y los balazos. Narrativamente se lee bien fluye. Ayuda que utilice viñetas grandes para atraer nuestra atención mientras el resto de la página discurre más discretamente. Son trucos de dibujante bregado que debe entregar con puntualidad en una industria comercial y exigente (con los tiempos, que os veo venir).
El dibujo de los Flashbacks es algo más sencillo y cartoon, pero al compartir colorista y paleta puede llegar a confundirse con el principal. La idea es rememorar recuerdos de infancia lo que explicaría el trazo más amigable a pesar de que no deja de ser una historia dura preñada de dramatismo. El pasado de Todd es un puñetero dramón.
El color de Adriano Lucas contribuye al tono y oscuridad, transmite emociones y comunica al lector que lo que se va a encontrar no será un paseo por el parque, ni que sea por el de Gotham. Si bien, podríamos reprochar que el toque de color de las dos líneas de la trama es demasiado parecido y puede generar confusión.
Se trata, en conclusión, de un gran cómic sobre Batman pero sobre todo sobre Capucha Roja. Intenso, urbano, oscuro, sórdido y dramático. Una piedra de toque excelente para preparar el aterrizaje del guionista en la colección del cruzado de la capa. Esperemos que recupere el pulso de esta miniserie en la colección regular que por ahora va por otros derroteros.
Antes de acabar, queríamos destacar una curiosidad. Es habitual que en cómics de Batman haya guiños a autores y otras épocas poniendo nombres de guionistas o dibujantes a calles o edificios. Pero en este caso hay una viñeta llena de firmas de autores españoles de cómic de los setenta y ochenta como Bernet, Ortiz, Raf (¡!), Max, Tha o Font… llegando a imitar la firma de los dibujantes. Homenaje curioso que seguramente caerá en saco roto para la mayoría de lectores, pero que no deja de tener su aquel.
Y por último agradecer a ECC el precio del tomo viendo la que está cayendo y el coste de algunos tomos (de otras editoriales) que apenas contienen cuatro grapas y cuesta los mismo que este con seis. Así como el texto introductorio de Fran San Rafael que sirve para repaso y bienvenida a Chip Zdarsky a la casa.
Lo mejor
• Es uno de los mejores cómics de Batman de lo que llevamos de década.
• La profundidad psicológica de la obra.
• La edición y el precio, visto lo visto.
Lo peor
• Que la etapa de Zdasrky en Batman no haya mantenido (por ahora) este tono.
• El título sugiere una idea conceptual pero luego su intención es mucho más prosaica.
Muy bueno.
Guion - 9
Dibujo - 7.5
Interés - 9
8.5
Maravilloso encuentro entre Chip, Batman y Red Hood.
Me pregunto si hoy en día podría salir un comic como Una Muerte en la Familia, con un pibe de 12 años cagado a fierrazos y volado con una bomba (bueno, y con un Guasón terrorista). El personaje de Capucha es la resurrección más innecesaria ever, mas que Barry Allen incluso.
Yo creo que el encanto de Jason Todd es que su resurrección fue innecesaria editorialmente y el personaje ha quedado como un paria… no se puede ser más antiheroico. El día que lo pille un Tom King, un Taylor o un Ram y le de continuidad ya no nos parecerá tan inútil su regreso. Creo yo.
Gracias por comentar, Dr
Muy mal va el asunto si 144 páginas por 19€ es algo a celebrar.
Sí, claro… la cosa está fatal por eso pongo en valor que son 144 páginas de cómic, 6 grapas… que lo que se estila últimamente són 96 páginas de cómic (4 grapas) + 48 de bocetos llamados «extras» y el mismo precio.
Gracias por comentar
144 páginas por 19€ me parece una locura, ya contengan 6 grapas o 4 más extras. Este último caso, además de una locura, es un robo.