Edición original: Batman núms. 635 a 641 USA, DC Comics, febrero a agosto 2005.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones, Noviembre de 2014.
Guión: Judd Winick.
Dibujo: Doug Mahnke, Paul Lee.
Formato: Rústica, 176 págs. A color.
Precio: 15,95€.
El difunto Jason Todd vuelve de la tumba convertido en un justiciero despiadado. ¿Su nombre? Capucha Roja. ¿Su objetivo? Erradicar el hampa de la ciudad de Gotham. ¿Sus métodos? Expeditivos, violentos, brutales. ¿Su propósito? Atraer la atención del Caballero Oscuro para medirse con él en su propio terreno. ¿Su motivo? La venganza. ¿El desenlace? Escrito con sangre en las calles de Gotham.
Now we’re talkin’.
Empecemos por el principio.
La secuencia inicial de este gran arco argumental, con la presentación de un nuevo Capucha Roja, con acción pura y dura, una pelea reducida a lo físico, sin artilugios, bajo la lluvia, con Batman dándolo todo ante un villano que parece estar a su altura en combate, y con una sorprendente (y cliffhangeriana) revelación final, es una de las escenas que tengo grabadas a fuego en mi mente batmaníaca. Sus responsables son un Judd Winick en estado de gracia y un Doug Mahnke que demuestra lo bien que se maneja en escenas que han de transmitir fuerza. La escena será el pistoletazo de salida a una polémica historia que hizo aquello que todos tememos que hagan: resucitar a muertos que están mejor enterrados. ¿O no es así?
Este no fue el principio de Winick en la serie, sino que se estrenó unos meses antes, en los números 626 a 634, con la historia “As the crow flies”, con Dustin Nguyen en los lápices. Fue un arco argumental más que decente, aunque hizo cosas muy raras, como convertir al Espantapájaros en un monstruo espantapajaroide en el clímax. Aunque por otro lado enfundó a Batman en una Bat-armadura bastante contundente para plantarle cara, cosa que, ciertamente, moló. Y no se reduce a eso, fue una trama bien planteada y desarrollada, con pequeños giros de guión que mantenían al lector pendiente, buenas caracterizaciones y todo lo que una historia de Batman ha de tener. Por desgracia después vino “Juegos de guerra”, con otros guionistas, y tras el crossover de turno Winick regresó con “Bajo la capucha”, y ya nadie se acuerda de cómo empezó en la serie 😛
Lo comento para señalar la extraña escena final: Batman, víctima de la toxina del miedo, se ha enfrentado a un fantasmagórico Jason Todd (que en realidad era Tim Drake) todavía vestido como le vimos en la saga “Silencio”; vencidos los villanos, vemos que Alfred ha encontrado un antifaz de Robin que no parece ser de Tim, y que se da a entender que al fin y al cabo Jason sí estuvo ahí. Ahí se siembra la duda.
Los siguientes episodios se ocupan de definir el carácter de Capucha Roja, confiado, implacable, y con un sentido del humor de alguien que, obviamente, podía haber sido Robin. Poco a poco nuestras sospechas se van viendo confirmadas, y Winick no trata ni de despistarnos ni de engañarnos, sino que conduce la historia con pulso firme hacia donde quiere y exactamente por el camino que quiere. Paralelamente a la historia que nos cuenta, va desgranando detalles aquí y allí sobre el pasado de los personajes que resulta significativo para lo que está sucediendo ahora, aunque es fácil no verlos hasta conocer la historia completa: se nos habla de lo que le sucedió a Jason, de la relación de los diferentes Robin con Batman, de la ausencia de Oráculo, del drama que supone vivir esta vida…
Cuando llega el momento de la revelación nosotros ya estamos convencidos de la identidad de Capucha Roja, pero la forma en que Winick y Mahnke lo hacen es digna de aplauso: un ajuste de cuentas con el Joker. Todavía no se ha quitado el casco y ya tenemos claro que Jason ha regresado.
En retrospectiva me arrepiento de poner demasiada atención al cómo de su regreso en lugar del porqué, pues es ahí donde estaba el peso de la historia. En cualquier caso las respuestas llegarán en el tercer tomo de ECC Ediciones, así que será entonces cuando hablaremos de (una parte de) la polémica. Baste señalar que esta saga coincidió con la recuperación en Marvel Comics de Bucky Barnes como el Soldado de Invierno, lo que conceptualmente es idéntico a la idea de este Capucha Roja: antiguo sidekick, ahora villano o algo semejante, dado por muerto durante más tiempo del que estuvo vivo… La explicación por ambas partes fue que fue mera coincidencia, lo que por improbable que parece a mí me resulta bastante creíble, dado lo personal de ambos trabajos.
La explicación de Winick, eso sí, fue que se le ocurrió después de leer Silencio, de Jeph Loeb y Jim Lee. En dicha saga reaparece Jason Todd, aparentemente quien se ocultaba tras los vendajes del villano de la historia, ya adulto. Batman se enfrenta a él hasta que en el fragor de la pelea nos percatamos que era un sucio truco, y que en realidad era Clayface, quien había adoptado ese aspecto por sugerencia de Silencio. Winick explica que lo leyó, creyó que era Jason realmente, y alucinó. Después de descubrir que no lo era él siguió dándole vueltas a la idea de un Robin caído, el mayor fallo en la carrera de Batman que regresaba para atormentarle, y poco a poco dio forma a lo que sería el regreso de Jason Todd tras recibir luz verde editorial.
Winick se pone en el lugar de los lectores, y antes de que el propio Batman descubra realmente quién es Capucha Roja, nos ayuda a los lectores buscando, a través del Universo DC, respuestas sobre la vida, la muerte y cómo puede alguien regresar “del otro lado”. Porque tenemos muchos ejemplos, como Green Arrow o Superman, y Batman acude a ellos y a otros en busca de ayuda sobre un tema del que él mismo sabe muy poco. Mientras, Jason seguirá haciéndose con el control de los bajos fondos de Gotham, eliminando a los capos de segunda y enfrentándose a los de primera, como un Máscara Negra como nunca se ha visto.
Y es que todo este arco argumental es enriquecedor, no es solamente el hecho del regreso de Jason, o su presentación como personaje nuevo, sino que está repleto de virtudes. Las cinco primera que enumeraré son claras: Mahnke, Mahnke, Mahnke, Mahnke, Mahnke. Y más en la edición de ECC, con buen papel e impresión. Un portento, este hombre. Por lo general me gusta, pero pocas veces lo he encontrado tan apropiado para una historia como en este caso, por su dureza, su planificación de página, la fuerza que desprenden sus personajes, y en contrapunto al carácter en ocasiones juguetón que les imprime Winick. Tener a Nightwing siempre es refrescante, pero es que incluso Batman hace un amago de chiste antes de que las cosas se pongan serias, hasta Mr Frío es gracioso en su seriedad, Máscara Negra utiliza un slang mafioso y una ironía que no puedo sino admirar, disfrutar y reír, y Jason Todd se erige por completo como el hallazgo de toda esta historia, por su carácter a medio camino entre Bruce y Dick, y al que pocos guionistas posteriores han logrado dar continuidad.
Oh, más polémica, por supuesto… Evidentemente, eso de las resurrecciones no suele sentar nada bien entre los lectores. Que si no hay respeto por las historias pasadas, que si ya no nos podemos tomar en serio la muerte… Y es una opinión muy comprensible, pero yo en este caso estoy con DC. Son cómics, son superhéroes, y esto ha pasado y seguirá pasando, eso es un hecho. Otra cosa es el motivo. En este caso Winick tenía una historia que quería contar y se le dio la oportunidad. Siempre se las podían haber apañado para deshacerlo, la continuidad va y viene, con y sin retconeos, pero a pesar de la polvareda que levantó la resurrección de Jason ahí siguió, porque gustó.
“Pero, pero, pero… ¿y ese gran fallo de Batman? ¿No se acaba de estropear una gran historia?” Bueno, lo de gran historia refiriéndonos a “Una muerte en la familia” es discutible, pero si nos referimos al fallo en sí, Winick lo dejó muy claro, y Batman nos lo muestra en una breve y triste escena en la que vemos cómo recuerda a un joven al que falló, no le consiguió salvar y se ha convertido en alguien oscuro, más cercano a él de lo que le gustaría, y con unos ideales corruptos.
Os esperamos en el acto final de “Bajo la capucha”. Traed piedras, que hablaremos de Dan Didio.
Reseña de Batman: Bajo la capucha núm. 01, por Sergio Robla
Review Overview
Guión - 9
Dibujo - 9.5
Interés - 9.5
9.3
Diversión de principio a fin, Bajo la capucha ofrece emociones, grandes caracterizaciones y espectaculares secuencias de acción, envueltas en un misterio, una venganza y un rencor que cambiará el mundo del hombre Murciélago para siempre. O casi.
A mí cuando lo leí en su día me encantó. Se transformo de inmediato en mi personaje de Batman favorito a pesar de la lluvía de críticas. De hecho recuerdo que las posteriores adaptaciones del personaje han sido tan ridículas que muchas veces me encontraba entre la indignación y la rabia (excepto ese número de los TT en el que se enfrenta a Tim. En general este Jason era una especie de mezcla de Punisher con Spiderman, que unido a esa ropa «de calle» sin disfraz salvo la máscara, y los métodos «clásicos» (pistolas, bazooka y cuchillo) hacían dificil no ponerse de su lado. Siempre esperé que le dejaran liquidar a alguien de los «grandes» (dos caras, pingüino…) pero todos sabemos que eso no va a pasar. Realmente Jason siempre ha sido el heredero más «lógico» a la capucha, pues es el más duro y sucio de los robins, (Tim y Dick son «otra cosa» como reflejó de manera estupenda Morrison en su Batman y Robin) hasta que llegó ese diablillo llamado Damian que me volvió a enamorar… Y entonces me lo mataron XD.
La gran diferencia de Jason y Damian respecto a los otros dos es que se lo toman como una misión, una responsabilidad, en cambio para Tim y Drake siempre pareció un juego, o algo que necesitaban hacer para ocupar sus vidas. En definitiva una saga maravillosa, que nunca aparece entre lo mejor de Batman pero que bien podría estarlo, en especial al juntarlo con su segunda parte. Después de esto, el periplo de Jason a lo largo de diferentes autores a cada cuál mas ridículo y humillante hasta que hemos llegado a los New 52, donde empezó bien, pero se fue a la mierda poco a poco. Aun tengo la esperanza de que alguien recupere al Jason de esta saga (cosa que hicieron en la película) porque pueda dar muchísimo de sí.
La idea esta muy bien,ofrece una resurección de secundario sin que apeste a forzado y ademas le da un nuevo rol en el universo particular del héroe principal por encima de cuando estaba vivo, lo que refuerza el interés por este.
El regreso de Capucha Roja (junto con el regreso de Bucky barnes) ha sido de las vueltas más interesante que se han hecho en el Batverso, dando una segunda oportunidad al malogrado Jason Todd que parecía que solo existia para ser asesinado y dar pena a Batman.
Aparte de este comic también está el largometraje de animación con el mismo nombre que también lima una serie de cosas que chirrían en el comic aparte de tener una excelente calidad de animación.
Coincido en que Judd Winick consiguió que el regreso de Jason Todd empezara mejor de lo que parecía inicialmente. Y coincido también en que han sabido darle un lugar definido en la bat-franquicia. Si alguien tiene que hacer el trabajo sucio, ese será Red Hood.
Joer, cómo cambian las criticas cuando pasan unos años en según qué obras. Cuando la editó Planeta no leí más que criticas de truño pa´arriba y pasé de ella. Tiempo después ví la pelicula de animación y no me parecío mala pero tampoco para cascarle cuatro estrellas.
Buena reseña
Lo recuerdo. Lo viví. Yo soy de los que lo flipó, tal cual, y me resultaba bastante frustrante estar tan solo en el tema. A mí en general Winick siempre me ha gustado, con sus más y sus menos, y aquí es posiblemente donde más.
Gracias a todos por los comentarios 🙂