Detective Dylan
«Los monstruos no existen… solo hay personas que han tenido un mal día»
ECC ha tardado bien poco en publicar el crossover entre Dylan Dog y Batman. Cierto es que se publicó en Italia hace algunos años, pero en EEUU apenas acaba de salir el tercer y último número de la miniserie.
Ante la salida del primer episodio, sacamos la correspondiente reseña, contextualizando los orígenes del personaje más novedoso para los habituales lectores de Batman: Dylan Dog. Además, en el último magazine contamos con una extensa exposición por parte de Enrique Doblas.
Ahora nos centraremos algo más en la trama y el contenido del tebeo.
Pero antes debemos hacer una apreciación. Se trata de un crossover desde el punto de vista italiano. El guionista Roberto Recchioni es un habitual de Dylan Dog por lo que la orientación supone más una presentación de Batman y el universo DC para los lectores del detective londinense, que una mezcla simétrica, como suele ser habitual.
Recchioni escribe una historia paralela de ambos personajes situándoles en un universo compartido. Para explicar el entorno de Batman se centra en las líneas esenciales. No podemos rastrear en la continuidad para ver donde se sitúa la trama ya que adopta elementos comunes y genéricos de DC que nos permitan reconocer a los personajes y presentarlos a los lectores menos habituales. Esto tiene una consecuencia, y es que queda un poco soso, como de cartón piedra.
No solo Recchioni los ubica en la misma “tierra”, si no que mezcla los orígenes de sus “universos” relacionando el origen del Joker con un villano clásico de DD, Xarabas.
La trama se basa en una investigación común. Ambos personajes siguen la pista de Christopher Killex, un asesino en serie, inmortal y brutal del “lado” de Dylan Dog. La investigación transcurre por los pasillos del universo DC. Ahí está el verdadero hilo conductor del cómic. Se trata de un tebeo de Dylan Dog realizando la investigación en una especie de universo DC “estándar”. Tenemos a Selina, Killer Croc, el Joker, Gotham, Constantine, Jason Blood… incluso Batman (que es quien tiene más presencia, lógicamente) es mero contexto.
Bien es cierto, que también el muricélago interacciona con algunos personajes de Dylan Dog pero los autores ponen mucho más énfasis en presentar DC a los lectores que al revés. De hecho, el protagonismo del detective italiano está mucho más presente, es un personaje mejor escrito, con más matices y carisma que un Batman bastante más tópico de lo habitual.
El cómic transcurre con los habituales peajes de los crossovers. Eso significa que hay mucha presentación y contraste entre los personajes y contextos, mucha situación. Tratada con maestría y soltura por Recchioni. Las interacciones entre los personajes son divertidas e ingeniosas, ayuda a confrontar dos estilos más diferentes de lo que parece (o de los que nos quieren hacer creer).
Evidentemente la trama está alargada para poder mostrar más aspectos y matices. La resolución es simple y mucho más “espiritual” de lo que estamos acostumbrados los lectores de Batman. Se nota la mano “italiana” y cierta fascinación por elementos religiosos como el infierno, el cielo, la culpa y la penitencia.
El guion de Recchioni adolece de las “obligaciones” de este tipo de obras, sin embargo, fluye y es capaz de captar el interés, entretener, divertir y emocionar, demostrando la “maestría” del autor transalpino. No en vano, son muy deliciosos sus guiños a Miller o la Broma Asesina.
Pero el punto fuerte de la obra es el apartado gráfico. Dell’Edera y Cavenago hacen una auténtica exhibición de narrativa y plasticidad. Ambos autores se combinan para explicar diferentes líneas narrativas sin empobrecer la obra como pasa cuando sufrimos los consabidos bailes de dibujantes. Aquí más bien se enriquecen y multiplican las virtudes de ambos autores. Dell’Edera mucho más “americano” y orientado a la acción superheroica y Cavenago más detallista y costumbrista, con un nivel para dibujar fondos increíble.
El catálogo de recursos, detalles, planos y belleza de ambos autores es una muestra de puro comic italiano, con su estilo fresco, suelto, móvil, dinámico y deslavazado. Si la lectura de tópicos gothamitas enlentece la lectura, también lo hace el trabajo de ambos dibujantes, ya que en muchas páginas es fácil que el lector se entretenga en revisar líneas, detalles y soluciones gráficas variadas.
El color ayuda a dar cierta homogeneidad entre estilos, además de ser un multiplicador de sensaciones y ambientes.
Destacan también las preciosas portadas de Cavenago, magnéticas y carismáticas capaces de absorber la atención del lector con callo endurecido en la mirada.
Se trata pues de un cómic entretenido, curioso y “raro” por lo que supone un contraste entre tradiciones comiqueras tan alejadas (aparentemente). Sin embargo, se sitúa en una posición destacada en lo que respecta a los crossovers de Batman acercándose a otros históricos encuentros, como con el Juez Dredd (con Bisley desencadenado) o con Hulk (palabras mayores: García López).
Como pega, podríamos decir que el formato (muy pequeño) dificulta contemplar la belleza de las páginas en todo su esplendor. Se agradece, eso sí, los extras como los tres artículos de Recchioni y los bocetos de los dibujantes.
Lo mejor
• El dibujo.
• Se trata de un muy apreciable crossover.
Lo peor
• El tamaño de la edición..
Vale la pena.
Guion - 7
Dibujo - 8.8
Interés - 7.5
7.8
Agradable y entretenido paseo entre los universos de Batman y Dylan Dog.