Batman – El Caballero

Edición original: Batman: Baman: The Knight núm. 1-10 USA (DC Comics, 2022)
Edición nacional/España: Batman – El Caballero Núm. 1-10 (ECC Cómics, 2023)
Guion: Chip Zdarsky.
Dibujo: Carmine Di Giandomenico.
Entintado: Carmine Di Giandomenico.
Color: Ivan Palscencia.
Traductor:: Guillermo Ruiz Carreras.
Formato: 32 páginas. A color. Grapa 3,20 €

La forja de la voluntad

Los inicios siempre resultan atractivos. Retroceder hasta el momento de la génesis de todo personaje, es algo que ejerce una atracción irrefrenable para todo aquellos que han de acercase a un personaje, ya sea de creación propia o no. Hay personajes que nacen sin un pasado para ir desvelándolo con el paso del tiempo y que de esta forma ese pasado oculto sea una de sus mayores virtudes. En otras ocasiones es, al contrario, y el personaje nace ya con su origen definido y bien acotado, desarrollándose a partir de ese punto porque ese pasado conocido sirve para entender mejor al personaje. Sin embargo, se venga de donde se venga, siempre hay espacio para volver a revisitar ese momento de concepción y adentrase más en esos primeros pasos añadiendo, en muchas ocasiones, nuevos elementos que amplían ese pasado del personaje.

Dentro de la extensa y densa mitología superheroica del cómic norteamericano hay tres personajes sobre los que siempre parece haber una motivación suficiente como para regresar a sus orígenes y adentrarse entre sus grietas argumentales. Nos referimos a Superman, Spiderman y Batman, siendo el tercero uno de los que más veces ha visto como muchos autores que han escrito su cabecera o han hecho frente a proyectos independientes, apuestan por mirar al pasado y volver a ese momento en el que la infancia de un niño fue destruida por la muerte traumática de sus padres. Y es que muchos de los héroes se han forjado a través del drama y la tragedia, dejado en su interior espacio para añadir algo más a esa mitología interna tamizada de miedo, lágrimas y perdida.

Uno de los proyectos que se asienta sobre lo expuesto es el trabajo de Chip Zdarsky y Carmine Di Giandomenico, centrado en la figura de Bruce Wayne y sus años previos a vestir el traje del Caballero Oscuro que, a lo largo de 10 entregas, se adentra en su figura trágica, para hacer foco sobre las emociones más básicas y destructivas que atenazan el alma de un joven Bruce Wayne, incapaz de procesar la perdida de sus padres en un oscuro y sucio callejón de Gotham. Unas emociones como la ira, salpimentada por la frustración, la agonía, el eterno duelo, el odio, la tristeza que adoquinan la senda de la autodestrucción a un destino claro y marcado a fuego, cuyo final no es otro que las puertas del infierno.

Concluida en España su edición en grapa por parte de ECC, nos adentramos en esos días y nos sumergimos en ese camino de sombras y desesperación que acompaña Bruce Wayne en su particular camino del héroe.

La miniserie se concentra en aspectos básicos de la piscología de Bruce Wayne, en su gestión emocional, en su obsesión particular, en su cruzada eterna y como desea aprender para convertirse, no en el mejor, sino en el más eficaz azote contra el crimen, en la senda de un juramento que no quiere sino evitar el daño al prójimo a causa del crimen y la corrupción. Para lograr todo esto, Zdarsky, mira al pasado, pero lo hace insertando elementos conocidos del presente para presentarlos como agentes moldeadores de Wayne. Así es como se manifiestan aspectos tan característicos de Batman como el no usar armas de fuego, no matar, pero si entender que hay momentos y situaciones en las que solo él puede hacer lo que se debe hacer, aunque eso implique cruzar ciertas líneas rojas.

Todo este maridaje pone en línea a Wayne con una serie de protagonistas que ejercen como maestros en distintos aspectos fundamentales de su formación. Compañeros de viaje que forman parte, en mayor o menor medida, de su futuro como Batman, pero de los que se nutre de manera vampírica, llevándose de cada uno lo mejor, en lo que a conocimientos se refiere, pero sin ser capaz de dejar atrás toda la carga emocional que han ejercido sobre su alma. Espionaje, habilidades de infiltración, entrenamiento físico, combate extremo, incluso artes místicas, todo suma en este recorrido vital. La erosión a la que Zdarsky somete a Wayne es sistemática, de precisión quirúrgica, logrado condensar en cada entrega meses y meses de historia personal, en un símil del camino que todos recorremos en la vida cuando emprendemos nuestro propio viaje de descubrimiento personal.

Esta miniserie no se limita a narrar acontecimientos, sino a sentar un criterio de añadidos inteligentes a la figura de Wayne de tal forma que se pueda valorar de otra forma algunos de los aspectos más controvertidos de Batman e, incluso, algunas de las decisiones tomadas tiempo atrás. Y en eso Zdarsky, ajusta cada palabra y cada número, de manera minuciosa, sin invadir de manera abusiva el pasado de Wayne, mediante historias cortas conectadas entre sí, en un serial puro donde lo que importa no es lo que Wayne añade a su lista de conocimientos, sino lo que aprende como ser humano sobre si mismo y sus objetivos. Un todo, que de forma puntual, en alguna ocasión, queda atrapado en sus propias aspiraciones, precipitando la trama a ciertos tropiezos argumentales, centrados, sobre todo, en los momentos en los que menos terrenal necesita ser la historia.

Para dar forma a este peculiar ejercicio histórico el guionista de La Liga de la Justicia: El último viaje, se ve arropado por los lápices de Carmine Di Giandomenico, un viejo conocido de los lectores DC ya que fue el encargado de dibujar las primeras entregas de la serie de Flash (también trabajó en Marvel en a serie de Factor X) cuando estuvo en manos de Joshua Williamson. Artista de trazo intenso, anguloso, nervioso y roto, aquí se muestra más comedido en los aspectos que mejor lo definen y centrado plenamente en la narrativa, en aportar intensidad en cada momento, incluso en las largas escenas de diálogo, a fin de manifestar ese cúmulo emocional que Zdarsky aporta en cada página. Hay acción, sin duda alguna, pero no es la acción la que mueve la trama, sino los personajes y lo que dicen y hacen, definiendo el ritmo que se mueve de lo pausado a lo frenético, con un excelente juego de luces aportado por el color que aplica Plascencia a toda la obra.

Giandomenico se muestra intenso y cercano al mismo tiempo, jugando con las viñetas desde la verticalidad hasta la narrativa horizontal extrema, sin desestimar recursos a la hora de intensificar aspectos tan fundamentales a la historia como el lenguaje no verbal de cada uno de los protagonistas. Y es que es ahí donde radica la clave y el atractivo de este trabajo, en lo que se narra entre viñetas, entre acción y acción, en lo que define a los personajes y les aporta valor y tridimensionalidad, sin salirnos nunca del género al que estamos adscritos. Porque las cosas ocurren de manera orgánica, a rai de los cambios que Wayne va experimentando a lo largo de las diez entregas.

Estamos, por tanto, ante un relato iniciativo sobre Wayne, no sobre Batman, porque apenas tiene espacio en la historia (los lectores sabemos, pero no el personaje), en la que se muestra a Bruce más humano, más roto, más emocional y aplastado que de costumbre, con el objetivo de realizar el ejercicio inverso a la destrucción de una voluntad fuerte, que no es sino la construcción de esa voluntad a prueba de Joker, Dos Caras, Espantapájaros y lagartos asesinos surgidos de las cloacas, así como de mafiosos, ladrones, asesinos, acechando en las esquinas oscuras, mientras una sombra se extiende sobre los callejones de Gotham informando a los maleantes de que Batman siempre los esta vigilando. Una obra vital, muy recomendable para los que añoran a un Batman más urbano, más terrenal, cargado de contradicciones y anhelos, que se puede disfrutar tanto si se es un curtido seguidor del personaje (gozando con los detalles que va mostrando Zdarsky) o, por el contrario, es una primera toma de contacto con Bruce Wayne y por ende con Batman. Una propuesta equilibrada, de lectura intensa, episódica, a la vieja usanza de los seriales de televisión, mirando al futuro, mientras se construye un pasado más rico y amplio.

Lo mejor

• El carácter de serial.
• El desarrollo paulatino de Bruce Wayne.
• El trabajo de dibujo y color fundamental.

Lo peor

• Lo engañosos del título que responde a aspectos de marketing.
• Algunos momentos en los que la historia queda atrapada sobre sus propias aspiraciones.