Llega el invierno a Tierra de nadie
«No puedo envenenar el agua de la red de suministro. Esa agua ya es hedionda. No puedo contaminar el aire, está repleto de hollín. No puedo aterrorizar a los ciudadanos, ya se mueren de miedo ¡Estoy muy frustrado os lo aseguro»
Continúa el repaso a los tomos de Tierra de nadie publicados por ECC, en esta ocasión toca reseñar el segundo volumen de esta saga, último evento del editor Dennis O’Neil a cargo del murciélago con grandes nombres implicados en el libro y un notable esfuerzo de coordinación entre todos los equipos creativos participantes. Un pensado crossover que otorga una alta calidad y que es una buena muestra de cómo se debe trabajar un cómic de este tipo para otorgar un buen evento. En la actualidad los cruces y grandes acontecimientos de la editorial se suceden sin apenas descanso entre ellos, muchas veces solapándose, dejando una sensación patente de poca planificación (o una pésima) además de minimizar el impacto de la historia, ya que el lector sabe que cada vez más frecuentemente se recurre a este tipo de trucos con el fin de interesar y atraer a un público que no necesariamente es aquel que sigue la mayoría de series de la compañía. Tierra de nadie también es un cómic para los habituales. Igualmente disfrutable por todos aquellos que quieran leer un buen tebeo, pues por premisa y sobre todo, por el tratamiento de ella, es capaz de encantar a todo buen aficionado sea o no asiduo a la editorial.
Como ya se comentó en la reseña del primer volumen, la edición de ECC toca cómics no esenciales para la obra, pero sí involucrados en ella, dando la editorial una visión muy completa de la saga. Este segundo libro comprende varios capítulos de Azrael: Agent of Bat, uno de Robin o incluso otro de Young Justice, titulado convenientemente No Man’s Land, que se unen a los habituales Batman, Detective Comics, Batman: Shadow of the Bat y Batman: Legend of the Drak Knight.
El tomo comienza con la serie de Azrael, escrito por O’Neil y dibujado por Roger Robinson. En este capítulo de la extensa trama asistimos a dos circunstancias poco habituales en los cómics de Batman. La primera, el murciélago sale de día. Es necesario que sea visto en Tierra de nadie, quizás su sabida presencia aminore el impulso de los vándalos a actuar. La segunda es Batman asignando el trabajo de detener al Joker a Azrael. Ni a Jean-Paul Valley ni a nadie, el payaso es un trabajo para Batman y pocas veces confía en nadie más para lidiar con él. Bárbara es especialmente amable con Azrael e incluso se verá en peligro en los tebeos dedicados al de la orden de San Dumas. Algo que choca con la serenidad y sensación de suficiencia que desprende la mujer en el resto de números del evento. O’Neil sin duda aprecia a su personaje y se esfuerza por darle lugar en la batfamilia, sin embargo, no termina de sentirse orgánica la inclusión ni de suscitar excesivo interés.
Suceden historias de cómo es el nuevo mundo, descarnado, hostil, injusto, peligroso, en el que se ha convertido Gotham, centradas en las vicisitudes que viven las buenas personas que todavía quedan en la ciudad. Inmersos en esta lectura, llega el capítulo de El Visitante. El adalid de la esperanza con la gran “S” en el pecho, visita Tierra de nadie. El motivo por el que no se queda a ayudar, aun estando relativamente bien resuelto, no es otro que porque es un evento de Batman.
Alfred tiene un papel importante en este tomo. No solo es protagonista en uno de los capítulos guionizados por un Greg Rucka primerizo sino que es el encargado de guiar a Bruce por las dudas que le asolan, lo hace a través de una historia en la que también ayudó a su padre, Thomas Wayne. Escrito por Bob Gale que ya destacara por su narración en el primer volumen, vuelve a hacerlo en este segundo.
A mitad del libro es cuando llega el momento del arco argumental Reivindicaciones territoriales, dibujado por Mike Deodato y escrito por Rucka que ya daba muestra del gran guionista en el que iba a convertirse. El autor había destacado como novelista de género negro con el personaje Atticus Kodiak, dando con este trabajo sus primeros pasos en una editorial de la que se convertirá en parte fundamental. 127 días en Tierra de nadie. Un invierno feroz asola la antigua urbe, más aún sin calefacción disponible. Con el río congelado muchos ven la oportunidad de escapar, pero el ejército ha colocado minas bajo el hielo. Las luchas de poder, alianzas, engaños y planes están a la orden del día. El lector no puede más que acomodarse, comer palomitas y asistir a las intenciones opuestas de los diferentes clanes, presentados de forma excelente, de modo que uno vislumbra el cataclismo (de acuerdo no, eso fue lo que condujo precisamente a esta situación) que supondrá la aplicación de los diferentes proyectos de expansión de las distintas facciones, la distribución del mapa cambiará inevitablemente.
El divertido número de Young Justice por Chuck Dixon y Andy Kuhn rompe con la atmósfera decadente del resto de capítulos, sin embargo, lejos de sentirse fuera de lugar, da un respiro al lector ante la desolación imperante en Tierra de nadie. Además, supone el primer encuentro entre Lagoon Boy y el equipo.
Al final del tomo la batfamilia crece, la nueva Batgirl pasa a integrarla como nuevo miembro, pero no será la Batgirl que esperas. Y es que en estas páginas hay un bandazo y sacudida al manto de la Batichica.
“¡Me dejaste sola para enfrentarme a doscientos matones! ¿Qué debería haber hecho? – Más.”
El dibujo de este segundo volumen no resulta tan excelso como el del primero, debido a la falta de artistas que sí trabajaban en los números incluidos en el primer tomo, como es el caso de Alex Maleev o Dale Eagleshman. Como es lógico gran cantidad de dibujantes, entintadores y coloristas se dan cita en el crisol de series aunadas, con un buen nivel medio aunque la unidad de estilos no es algo que prevalezca. Destaca Phil Winslade con un arte muy detallado, entintado por Sal Buscema con el color de Pamela Rambo.
Este segundo tomo de Tierra de nadie no resulta tan impactante, tanto el nivel de guion como de dibujo es algo inferior a lo presentado en el primer volumen. No por esto es una mala continuación, en absoluto. La trama continúa interesando, el arte sigue siendo de nivel y posiblemente cualquiera que haya devorado el primero de los ejemplares, devore este y continúe expectante con el tercer libro. Entrega que reseñaremos el próximo domingo valiéndonos de un hueco entre las salidas de ECC, para volver a la más rabiosa actualidad en las siguientes semanas. Sin saber cuándo podremos recuperar las apreciaciones de esta genial saga, toca aprovechar, Tierra de nadie se lee con pasión. Ya se dijo en la primera reseña, si decides leerlo, la disfrutarás.
Reseñas anteriores:
Tierra de nadie vol 01
Lo mejor
• Los recovecos en los que se entretiene la trama aprovechando todo lo posible la premisa
Lo peor
• La poca unidad en el dibujo, algo por otra parte normal ante la cantidad de series inmiscuidas en el cruce.
Guion - 7.5
Dibujo - 7
Interés - 9
7.8
Costumbrista
Segundo tomo que avanza de forma costumbrista pero con paso firme y que recrea conocidos y nuevos escenarios en los que la damnificada población y Batman deberán luchar con todas sus fuerzas por la supervivencia.
No he leído esta saga en la edición de ECC, pero espero que esté más completa que la que le dedicaron a La caída del caballero oscuro. Vaya chasco me llevé.
Es mas completa que la de Norma y que la de Planeta. Asi que es la mas completa publicada en España. Algun numero nonesta correctamente colocado en sentido cronologico pero me imagino que sera igual en la edicion USA.
Un saludo!
Entonces caerá. Porque con La caída se saltaron un puñados de números y quedó la historia coja. Gracias.
E igual es meterme donde no me llaman y supongo que ya lo sabras. Pero tienes mas tomos: «Cataclismo» si quieres ver el terremoto y sus circunstancias, al margen de eso no vas a encontrar mas informacion; y «Ruta a Tierra de Nadie». Este si aporta tramas que se desarrollaran despues, especialmente Nicholas Scratch, que si no te suena igual cuando lo veas te quedas a cuadros. Pero vamos, imprescindible inprescindible tampoco es. Depende de las ganas de contexto que tengas o el completismo. Saludos!
Es completismo puro y duro. Sí, lo sé. Completismo y ECC son palabras antónimas.