Los amigos y los enemigos vienen juntos
«Una metrópolis que fue ejemplo de grandeza reducida a una úlcera urbana sangrante, mutilada y abandonada por el resto del mundo»
Llegamos al tomo número tres de este megaevento, ecuador de la historia según la tiene estructurada ECC, en seis volúmenes. Al finalizar el segundo libro dejábamos a Batman recurriendo (por fin) a la batfamilia, indispensables para abarcar un mayor terreno en Tierra de nadie y tratar de dominar una situación incontrolable. Si esta es una obra coral desde su concepción, dando protagonismo a Gordon, a su hija Bárbara, a Azrael o a los angustiados habitantes de la antigua Gotham, en este volumen la sensación se incrementa con la aparición de nuevos participantes, dispuestos a intervenir en el complicado juego de la supervivencia o de la lucha de poder. En este tomo se dejan ver capítulos de Nightwing de Dixon y McDaniel, de la ya conocida serie de O’Neil y Robinson, Azrael: Agent of Bat o incluso de Catwoman con John Ostrander, autor de una de las mejores etapas del Escuadrón Suicida, junto a Jim Balent encargado del dibujo. Además de las ya conocidas cuatro series de Batman publicadas en aquel año 1999 con autores como Greg Rucka, Dan Jurgens o Larry Hama que debuta en este tomo como partícipe del crossover.
Como viene siendo habitual el libro comienza con la serie de Azrael. Un cómic que suele ser el menos sugestivo de la saga gana enteros al formar su protagonista equipo con la nueva Batgirl, un personaje interesante que consigue serlo en cualquier continuidad. El capítulo deja un discurso ante los perdidos ciudadanos de un falso líder que se aprovecha de maleantes y personas sin esperanza, Nick Scratch.
Francine Langstrom, su hijo, el Pingüino, un empleado codicioso y Batman son los actores de la siguiente historia, otra más que se ampara satisfactoriamente en la premisa de Tierra de nadie. En el Batman Chronicles #17 también asistimos a la reunión de un reputado psiquiatra, caído en desgracia, como todos los habitantes de la ciudad, que pretende intercambiar un importante secreto con un antiguo paciente, Harvey Dent. Entintado por Bill Sienkiewicz y llevando por título “Crisis de Identidad” resulta una curiosidad dentro del tomo.
Batman, en otra de sus habituales decisiones controvertidas, ha permitido al villano Guardian ser el alcaide de Blackgate. En la cárcel se administran castigos ejemplares ante la mínima insurgencia. El murciélago sabe que semejante tortura no debe sostenerse más y envía a su discípulo más aventajado a solucionar la situación, Nightwing.
Escrito por Dixon y dibujado por McDaniel, Dick siempre mola, su relación con Batman, las breves interacciones con Oráculo, su monólogo interior, su deseo de volver a Bludhaven cuanto antes (no en vano él es el encargado de defender su ciudad, más convulsa que de costumbre ante la llegada de los gothamitas exiliados) caracterizan a la perfección al antiguo circense. Al ser números de la serie de Nightwing lo que estamos leyendo, no dejan de seguirse historias propias de la misma, pocas páginas no están centradas en Tierra de nadie, pero despistan un poco de la trama objetivo del tomo. La del acróbata no está tan centrada en el crossover como la serie de Azrael, enteramente destinada a extender la saga. No es un error de la editorial española incluirlos, este Nightwing se disfruta de principio a fin y la toma de Blackgate es importante para Tierra de nadie, son capítulos necesarios. Quizás se le pueda achacar a la editorial americana, que por aquel entonces tenía todo tremendamente bien planificado para este cruce, y aun así, esta serie desentona mínimamente en una recopilación en tomo. Una demostración de que siempre puedes hacer bien las cosas pero nunca las harás perfectas. La observación no se ha tenido en los anteriores volúmenes, lo que da buena muestra de la excelente planificación y en este caso la queja nace por el listón tan alto que la propia saga se ha autoimpuesto. Las páginas propias a la trama de Bludhaven son escasas y si son el peaje por ver a Nightwing en Tierra de nadie, se pagan con gusto y se deja propina.
Fruto de la tierra con Greg Rucka al guion, Dan Jurgens al dibujo y Bill Sienkiewicz a las tintas, sigue explorando las posibilidades que ofrece la aprovechada premisa de Tierra de nadie. Clayface, sorprendentemente, vistas otras de sus apariciones, es el cerebro de una operación conjunta con Hiedra Venenosa. Unos capítulos que dejan relucir la calidad de sus autores y que siguen dando aquello que le pides a la saga. Al final del arco argumental Batman se da cuenta de que necesita a Catwoman. No de la misma forma que la necesita el Batman de King, claro está.
John Ostrander escribe bien a Selina y otorga un genial diálogo entre secuaces que custodian un túnel, además de retrotraer a una época donde el murciélago y la gata no conocían sus respectivas identidades secretas. Un robo crucial para Batman y que planifica Catwoman, bien planteado y bien ejecutado por el guionista, que otorga un cómic interesante y entretenido que no hace más que sumar calidad a este tercer volumen de la saga recopilada por ECC.
Larry Hama se ocupa de contar los movimientos de Mr. Frío. El autor que escribiera a Parche Lobezno dota al cruzado de la capa de gran suficiencia, inherente al personaje, pero no demasiado explotada en este evento. Con él, sin duda, Batman es el mejor en lo que hace. El texto de Hama aúna comentarios de villano de serie B: “Mi objetivo es que Gotham se quede en los huesos, saquear la ciudad que ese maldito Batman tanto aprecia”. Continúa con frases que abrazan perfectamente la premisa de Tierra de nadie: “…antigüedades de incalculable valor, grandes obras de arte, reliquias familiares, nada de eso tiene valor…”. Concluye con certeras reflexiones: “…salvo combustible, ¿y para qué usan esos necios su preciada energía? ¡Para ver estúpidas comedias y culebrones inanes!”. Acto seguido retoma a Batman como obsesión única del villano. Algo irregular la primera de las grapas del guionista integradas en este tomo.
Un capítulo dedicado a la nueva Batgirl o al “Rey de Gotham” sirven para llegar al final del tomo, terminando con la segunda participación de Larry Hama, en esta ocasión se une a Mike Deodato para contar la vuelta de Bane a Gotham. Mucho más inspirado con esta aportación, Hama trata a Bane como el protagonista y eso le sienta bien al cómic. La diferencia de cómo entra el de Santa Prisca en Tierra de nadie a cómo lo hace Catwoman en este mismo tomo, ejemplifica lo distintos que son ambos personajes, recientes enemigos mortales en la etapa de King con Batman, sin embargo, ante esta situación, se prevé caminen en la misma dirección.
El dibujo de este tercer volumen mejora el del segundo, si bien artistas que se dejaron ver en el primer libro, como Alex Maleev o Dale Eagleshman, no han vuelto a aparecer, la inclusión de tres capítulos de Nightwing nos permite disfrutar de la perspectiva Scott McDaniel. Un Dan Jurguens en buena forma y entintado por Sienkiewicz también elevan el arte del cómic. La convergencia de series impide un dibujo unificado o continuista, pero cada capítulo tiene un nivel aceptable como poco.
Un tercer tomo más coral que el segundo que continúa con las virtudes demostradas a lo largo de todo el evento y que se muestra casi tan inspirado como la primera de las entregas. Tierra de nadie sigue siendo una lectura satisfactoria tomo tras tomo. Muy recomendable.
Reseñas anteriores:
Batman: Tierra de nadie vol. 01
Batman: Tierra de nadie vol. 02
Lo mejor
• La frescura que se le imprime a la trama en este tomo.
Lo peor
• Una vez más, la poca consistencia en el arte, algo lógico pero inevitablemente presente.
Guion - 7.5
Dibujo - 7.5
Interés - 9
8
Coral
Un tercer tomo que eleva el nivel mostrado en el segundo volumen, ya de por sí satisfactorio, y que propone nuevos elementos con los que lidiar en la complicada Tierra de nadie. Una lectura coral y fresca, menos aciaga de lo que por premisa, nos tenían acostumbrados. Gran volumen de una excelente saga.
Tras la lucha por la supervivencia, la lucha por recuperar la ciudad. Nuevas tramas tras el punto de inflexión del tomo anterior, pasamos de una fase mas contemplativa o descriptiva a una proactiva. La historia más floja es «Yo cubro la ribera», que afortunadamente es unitaria. Las aportaciones de Hama son correctas. El resto tiene un nivel bastante bueno. Rucka en una historia que redefine a Hiedra Venenosa y resitúa en el mapa (por poco tiempo) a (el por entonces bastante nuevo) Clayface, que todavía no se haría con una caracterización definida. Ostrander tira de oficio haciendo la última historia en la que Maxie Zeus no se limite a ser un chiste. Pero mención especial para los números de Nightwing, muy disfrutables (el personaje estaba para mí en su mejor etapa con los mejores trabajos de Dixon y McDaniel). Tampoco los veo muy desconectados, no más que los números centrados en Azrael o Batgirl,al menos.
La verdad es que es una saga que gana con el tiempo.
Saludos!