Batman es humano
«¿La venganza? ¡Jajajajaja! ¡Qué teatral! «
Tierra Uno es la Tierra alternativa de DC Comics dispuesta a dar cabida a versiones modernas de los personajes de la editorial, siempre contando con la personal visión de los autores, libres de toda continuidad. Los Titanes o Green Lantern cuentan con trabajos bajo esta línea, pero son los dedicados a la trinidad aquellos que mayor atención han recibido, como no podía ser de otra forma. En Superman: Tierra Uno, Straczynski nos entrega al Clark Kent más Peter Parker que probablemente se pueda leer, mientras Davis expone intacta la grandiosidad de Superman, a pesar de su inexperiencia, en un contraste simpático de leer. Wonder Woman de la mano de Morrison, se muestra feminista, reivindicativa, bondadosa y amazona, definitivamente resulta una versión mucho más clásica, con Paquette contribuyendo a la innegable percepción con un look que rememora el pasado. En el libro que nos ocupa, Frank dota de un aire atemporal con su excelente dibujo una obra en la que Johns se esfuerza por mostrar un Batman posible (aunque no lo sea) en nuestro mundo y más humano que nunca.
Geoff Johns es uno de los mejores guionistas de la historia de DC. Como cabeza pensante y estrella de la editorial ha estado presente en varios de los momentos y crossover más importantes del siglo, Crisis Infinita, 52, Flashpoint o Rebirth, destacados por calidad de otros similares en importancia. Pero el amor que despierta entre los aficionados se debe a sus etapas con Flash, la JSA, los Titanes o, por supuesto, Green Lantern, también la no tan aplaudida en Action Comics. Enamorado de los personajes y sus historias clásicas, siempre trata de entregar una mirada mítica, continuista y reconocible de los héroes, el que mejor lo ha logrado en los últimos veinte años en este aspecto. De los autores de nueva generación de la editorial tan solo Tom Taylor parece poder igualar el grado de entendimiento por los héroes que escribe. Los primeros años del New 52 pueden suponer una mancha en sus historial, a los mandos de un Superman desdibujado o una JL poco atractiva en sus tramas. Últimos trabajos como Doomsday Clock o Tres Jokers (ambas amadas y odiadas a partes iguales) han provocado comentarios que lo sitúan como un imitador malo de Moore. Johns no es ese tipo de guionista, nunca lo ha sido. Su reciente vuelta a escribir cómics de la editorial (lleva unos años centrado en proyectos audiovisuales) trae consigo carretas de ilusión, más aún si le acompañan Waid, Adams, el mencionado Taylor o Johnson, autores con una visión parecida de los personajes y de lo que deben ser los cómics de un universo superheroico.
Todo un Lord de DC, ¿puede uno serlo sin haber escrito a Batman? Por supuesto, pero el de Detroit no iba a dejar escapar la oportunidad. El de Gotham nunca tuvo un papel preponderante en manos de Johns, ni en la Justice League ni en ninguno de sus crossovers. Siempre le buscó las vueltas, para sí, tratarlo con relativo cariño, pero si podía cambiarlo por su padre (Flashpoint) lo hacía y si Hal Jordan debía demostrar que Parallax quedó muy atrás, qué mejor manera que darle una buena ostia al murciélago. Entre el fandom hay quien piensa que al autor de Stargirl no le cae bien Batman. Otros pensamos que nunca olvida que es un hombre y que no comulga con la versión Batgod que entusiasma al gran público. Johns, por encima de todo, entiende que Batman es fruto de un niño traumatizado. Pienses lo que pienses, probablemente tu idea se vea reforzada tras leer Batman: Tierra Uno.
Este cómic ha tenido muchos retrasos (incluso para la línea Tierra Uno donde los plazos de entrega no parecen existir) hasta 2020 no se anunció la publicación de su tercer y último volumen. ECC publicó a finales de 2022 la recopilación en tomo único, momento idóneo para reseñar el tebeo, pendiente de su última entrega, ya se le dedicó la atención merecida a su primer y segundo volumen.
En Batman: Tierra Uno la acción nunca es lo primordial. Presentar los personajes, contarnos sobre ellos, atender a su evolución y mostrar el entorno es la prioridad del cómic. Porque a pesar de narrar unos inicios, en cada libro muestran un héroe más experimentado, situando las historias en distintos momentos de la eterna lucha contra el crimen del murciélago. Una narración detenida, pero hábil, nunca densa, tampoco de frases recordables o tatuables, pero atractiva y realizada con oficio, lleva en volandas al lector que devora las páginas. Ninguna está de más, todas aportan información a las tres tramas principales: La de Bruce y Alfred, la de Gordon y Bullock o la de los distintos villanos, con la ciudad de Gotham como marco y siempre entrelazándose coherentemente.
Una nueva visión para Batman, Bruce Wayne, Alfred, Gordon o Bullock, distinta y aun así reconocibles en sus roles. Bruce resulta más arrogante y patético de lo que estamos acostumbrados. Por ello, se percibe más humano, lejos del superhombre de plenitud física y mental (¿mental? digamos mental, pero no psicológica) que conocemos. Batman es el héroe, pero no el superhéroe. Alfred es el apoyo, pero no el dócil y reconfortante mayordomo. Gordon es el policía, pero no el incorruptible y fuerte comisario. Bullock es el amigo fiel, pero se le da espacio representando aquello que Ciudad Gótica provoca en los forasteros. Lo mismo ocurre con los villanos que aparecen, siendo el Pingüino el más cercano a su canon, Killer Croc el que más se aleja. Otros enemigos y personajes importantes del lore del murciélago se dejan ver en el tebeo, todos obtienen una nueva versión con matices propios.
Con Gary Frank siempre ocurre lo mismo, los retrasos de los cómics en los que participa exasperan al aficionado y cuando llega a tus manos el producto final solo piensas que ha merecido la pena la espera. Fiel a su estilo, envuelve la atmósfera de un aire clásico, quizás no es el dibujo más adecuado para un tebeo que presenta a Batman en un mundo actual, pero su personal impronta no supone ningún tipo de traba, su modernidad clásica entra por los ojos desde la primera viñeta y no se te ocurre pensar en ningún otro dibujante metiendo el lápiz en este libro. Algunas posturas pueden resultar algo estáticas, pero su poderosa y eficaz narración apoyada en una magnífica composición lo solventa con creces. Los rostros pecan de parecido, pero compensa con la representación de las expresiones. La tinta de Jonathan Sibal respeta el trazo de Frank y el color de Brad Anderson (volverá a colaborar con Johns en Tres Jokers) se adhiere completamente al aire decadente de Gotham potenciando la ambientación. La elección de la paleta es muy buena, ningún tono está mal escogido ni resalta si no tiene que hacerlo. Un arte inspiradísimo que eleva todavía más la valoración del cómic.
Si nunca has leído a Batman y te apetece hacerlo con un cómic fuera de continuidad, Batman: Año Uno es una excelente opción. Si eres un lector veterano del personaje podrás disfrutar de lo lindo con la reimaginación que aquí se presenta de Gotham y sus protagonistas. Un tebeo alejado de la versión más omnipotente del personaje, que pone el foco en los personajes y en su evolución. Muy recomendable.
Lo mejor
• Johns y Frank están muy inspirados.
Lo peor
• A pesar de todos los matices es una historia que se ha contado muchas veces.
Guion - 8.7
Dibujo - 9
Interés - 9
8.9
Muy buena revisión.
Una revisión de Batman, Gotham y sus secundarios como solo Johns y Frank pueden darnos, un cómic que se disfruta de principio a fin, perfectamente disfrutable por veteranos o neófitos.
Gracias por la reseña.
Se que la idea no es mala en cuanto al concepto de Tierra Uno pero lamentablemente nunca me termino de enganchar, y ojo que no lo digo solo por el comic que se describe en este artículo sino también por todo el resto.
Me encantan los equipos creativos que eligieron, y en especial los dibujantes que hacen un trabajo increible, pero las historias que narran me parecen aburridas y más de lo mismo, y es ahí donde le encuentro el punto débil.