Soledad a 2000 metros de altitud.
«Si sobrevivimos, se nos romperá el corazón… pero creo que ganaremos.»
¡Señor, sí, señor! Garth Ennis siempre ha sido un autor profundamente vinculado al género bélico, y creo que se puede decir sin mucho miedo a equivocarse que no hay ningún otro que lo maneje mejor. El guionista de Predicador ha usado sus apasionados conocimientos de la guerra en multitud de historias, pero el azar ha querido que en España nos hayamos encontrado en los últimos meses con un buen puñado de algunas de las mejores. El pasado noviembre disfrutamos de Sara, su soberbia historia de francotiradoras soviéticas junto a Steve Epting que servía como pistoletazo de salida de la editorial TKO Studios en nuestro país, y este mismo febrero nos llegó por fin Dreaming Eagles, su debut en Aftershock que servía para narrarnos la fascinante historia del primer escuadrón de pilotos afroamericanos en la aviación de EEUU, cuya publicación había postergado extrañamente Planeta. Dos títulos sensacionales a los que hemos podido sumar el regreso de una serie que parecía que no llegaríamos a ver completa en nuestras tierras.
Hablamos de Battlefields, la antología de historias bélicas que Ennis publicó entre 2009 y 2014 con Dynamite, acompañado de diversos artistas en cada uno de sus tomos. Aleta Ediciones fue la editorial que se hizo cargo de la publicación de esta serie en nuestro país en 2015, pero las conocidas dificultades de la antigua licenciataria de Invencible provocaron la lógica paralización de la serie, quedando bloqueada a la altura de su quinto tomo. Sin embargo, sorpresas que tiene la vida: el resurgir cual ave fénix de Aleta como nueva división del Grupo Editorial Sargantana ha permitido que la editorial capitaneada por Joseba Basalo vuelva al ruedo editorial y retome algunas de sus licencias, como por ejemplo, la que aquí nos ocupa. Battlefields ha sido la primera serie del regreso de Aleta, que en diciembre publicó el sexto número de la colección. Hablemos, pues, de Battlefields: Madre Patria.
Para comprender el contexto de este volumen, debemos retroceder hasta el número uno de la colección, Las Brujas de la Noche, que Aleta ha reeditado a la vez con mucho acierto. En aquella primera historia Garth Ennis, junto al artista Russ Braun (al que luego veríamos colaborar de nuevo con él en Jimmy’s Bastards) nos presentaba a Anna Kharkova, una soldado soviética destinada como piloto al frente de defensa ruso contra la ocupación nazi. Su personaje era ficticio, pero como acostumbra a hacer Ennis, servía para narrar un hecho real: el del 588º Regimiento de Bombarderos Nocturnos, un grupo de mujeres piloto a las que los alemanes pusieron el afectuoso nombre de Nacht Hexen (Las Brujas de la Noche). Estas mujeres, como otros tantos miles de ellas, fueron un recurso imprescindible para el régimen soviético dada la inmensa superioridad militar de los nazis, pero aquello por supuesto no las libró de tener que enfrentarse al rechazo y al machismo de una gran parte de sus compañeros y mandos y a tener que pelear el doble por ganarse su respeto. Las Brujas de la Noche nos dio a conocer a esta piloto, pero varios años después volvería a retomar el hilo, de nuevo junto a Russ Braun, para seguir contándonos más sobre la teniente Kharkova.
Madre Patria parte de los eventos narrados en el primer volumen, con Anna convertida en una de las mejores pilotos del ejército soviético, pero sumida en un pesaroso duelo tras la pérdida de su inseparable compañera de vuelo Zoya. Su comportamiento es problemático y solitario, pero el coronel Golovyachev sabe que el temible enemigo sigue a las puertas de la Madre Rusia y que no hay lugar para individualismos en los tiempos que corren. Anna es destinada como instructora de vuelo para los nuevos soldados, cada vez más críos y más carne de cañón para la letal maquinaria nazi.
El guionista de The Boys siempre se ha caracterizado por este modus operandi, el de contar historias con un nivel de documentación y fidelidad fascinante, pero siempre desligándose del compromiso de relatarlos mediante personas reales. De este modo se siente con la libertad de explorar distintos temas de indudable interés y presencia durante el conflicto sin poner en boca de veteranos ideas que quizás no fueran las suyas. Así, el autor ha tratado temas como el racismo y la lucha por los derechos sociales en Dreaming Eagles o el machismo en el frente en obras como Las Brujas de la Noche o Sara. Es precisamente con el título de TKO con el que podemos encontrar un enorme paralelismo a lo largo del arco de Anna Kharkova. Mientras que en el primer volumen de Battlefields la trama se centra principalmente en la lucha de su protagonista por hacerse respetar entre sus homólogos masculinos, este segundo volumen comienza a moverse tímidamente hacia las costuras del régimen soviético. Al igual que Sara (en aquella obra tratado con más profundidad), Anna sabe que las fuerzas que avanzan por el Volga son el enemigo a batir, pero comienza a cuestionarse lo que tienen en casa y qué les quedará cuando la guerra termine si logran triunfar.
Sin embargo, Madre Patria se centra especialmente en el apartado humano de su protagonista. Las dolorosas pérdidas sufridas en el pasado suponen una pesada losa que la soldado carga con amargura, máxime ante la sensación de futilidad inherente al observar con impotencia cómo, ya sea por la inutilidad de sus líderes o por el enorme poder del enemigo, millares de críos son engullidos por la picadora de la guerra. Mediante conversaciones ficticias con su difunta compañera, somos testigos del sufrimiento y la rabia dentro de la cabeza de Anna y de sus dificultades para lidiar con la muerte en un momento en el que morir ya no significa nada.
En el apartado artístico, Russ Braun y Tony Aviña vuelven a encargarse de lápices y colores, logrando mantener la coherencia del relato del personaje. Braun continúa dándonos un trabajo solvente y adecuado para la historia, aunque se le ve un nivel sensiblemente inferior al demostrado en el primer volumen, donde se lucía mucho más. Es posible que esto se deba en parte a que en Madre Patria encontramos algo menos de acción que en su predecesora, pero el artista de Jimmy’s Bastards sigue siendo uno de los lápices que mejor se compenetra con los guiones de Ennis. Su representación de los distintos elementos de la guerra, ya sea indumentarias, armas o vehículos, se disfruta enormemente y enriquece la obra, mientras que la expresividad de sus rostros es fantástica. Es un dibujante con un trazo sensacional (como se puede observar en sus bocetos), y probablemente luciría mucho más con un coloreado algo más inspirado que el de Tony Aviña, que si bien hace un trabajo decente, le falta cierto toque de personalidad mayor.
En conjunto, Madre Patria resulta algo inferior a su tomo predecesor, aunque no tanto por una cuestión de calidad (que tiene en buena cantidad), sino por ritmo. Esto se debe a que, mientras que Las Brujas de la Noche funcionaba como historia cerrada, Madre Patria deja una sensación de episodio intermedio, ya que su final abierto resulta algo descafeinado y queda supeditado a su continuación en el futuro. Una continuación que se encuentra en el octavo y último volumen de la serie, y que esperamos ver próximamente en nuestras tiendas, tras ese séptimo tomo que ya ha confirmado Aleta. Mientras tanto, podemos seguir disfrutando de la reedición de los anteriores números de una serie que, si bien no es de los mejores trabajos de su guionista, es una muestra más de que el mejor Ennis es el que nos traslada al barro de las trincheras.
Lo mejor
• La gran calidad de Ennis en el género bélico.
• La importancia del lado humano de su protagonista.
Lo peor
• Su final descafeinado.
• Su color resulta algo genérico.
Guion - 7.8
Dibujo - 7.2
Interés - 6.5
7.2
Amarga
Battlefields vuelve a España con un nuevo episodio de Anna Kharkova de la mano de los siempre solventes Garth Ennis y Russ Braun.
El mundo es un lugar mejor con cada historia bélica del señor Ennis, que bueno es el cabrón.
Esperando con ansia viva los siguientes.