Edición España: Ediciones IdeaGuión: Eduardo González
Dibujo: Eduardo González
Entintado: Eduardo González
Portadas: Eduardo González
Precio: 9,95 € (Tomo en tapa blanda)
En sus orígenes, el diario insular La Opinión de Tenerife apostó por la publicación de tiras cómicas realizadas por autores canarios en torno a temas de interés para la sociedad insular. Así, el guionista Patricio G. Ducha y los autores Roberto Burgazzoli, Eduardo González y Ángel Marrero conformaron el núcleo duro de un equipo que, entre 1999 y 2009 sacó punta a la actualidad en el archipiélago atlántico con las tiras Dirección General (que contaba las vivencias de un departamento del Gobierno de Canarias), La venta de Floro (que narraba las peripecias del dueño de un puesto de mercado y su familia, amistades y clientela) o El caballero y la señora (que adaptaba al tebeo unos personajes creados para la radio por el humorista local Juan Luis Calero). Su éxito quedó patente por la recopilación que, en 2004, hizo Ediciones Idea de los primeros años de existencia de Dirección General y La Venta de Floro. Junto a éstas, se desarrolló una tira semanal, en el ámbito del difunto suplemento cultural del periódico, el 2*C, donde Eduardo González, co-autor de las andanzas del ventero Floro, actuó como guionista y dibujante: Becarios.
Becarios dibuja, en tono de humor y mucha mala uva, un fresco de lo que es la vida en una universidad -para ser exactos, la Universidad de La Laguna- a través de los tópicos que anidan en sus distintos estamentos: el catedrático inaccesible, el ayudante patoso, el estudiante reivindicativo, el despistado, el friqui, el eterno habitante de la cafetería… el personal de administración y servicios en permanente estado de fuga. Eduardo González dedica un apartado especial a la Facultad de Bellas Artes, por la que pasó hace ya unos cuantos años, y donde refleja las manías, modos y maneras de los habitantes de ese centro. Durante diez años, autor y personajes crecieron, evolucionaron y pasaron por todas las fases de la enseñanza: los difíciles e ilusionantes comienzos, el esfuerzo por mejorar, la llegada a una meta –reflejada en el primer tomo recopilatorio, publicado en 2005 y titulado reveladoramente ¡Este título es mío!- y la sufrida traslación al mundo laboral.
Eduardo González ha conseguido crear unos personajes sólidos con los que resulta inevitable identificarse y hasta encariñarse, pero además ha hecho algo aún más difícil: como si de la vida real se tratase, Emilio, Marga, Cristina, Pedro… han cambiado a lo largo de los años. Les hemos visto ingresar en sus respectivas carreras, superar con mayor o menor fortuna cada curso, licenciarse, afrontar unas oposiciones, tener hijos, casarse, etcétera. Eso los hace más cercanos, porque al igual que los que estamos a este lado de la viñeta, los personajes han madurado y asumido las responsabilidades inherentes a ese proceso vital, hasta el punto de que algunos, como Lola (la reivindicativa impenitente que todos hemos tenido en clase) o Chus (el aspirante a pintor), se hayan visto seducidos por el lado oscuro de la tiza, convirtiéndose a su vez en docentes. Siendo justos, también hay que decir que alguno que otro ha permanecido inalterado a lo largo de los años, como el entrañable Paco Cascorro, eterno visitante de las aulas de la Facultad de Derecho, que representa la oposición innegociable a crecer. Ahí radica otra de las mayores virtudes del trabajo del autor: uno se identifica con los personajes porque reconoce y se reconoce en ellos.
Así que la vida era esto recopila las tiras publicadas en 2*C desde 2005 hasta su finalización en 2009, cuando bajo la exclusa de la crisis, una nueva dirección en el periódico decidió poner fin de forma abrupta al trabajo de quienes habían formado parte del diario desde su fundación. Paradojas de la vida, el fin de Becarios llegó justo cuando sus personajes principales ya habían abandonado la vida universitaria con lo cual, el autor pudo cerrar un ciclo y dar un final a la historia. Don Eduardo ha sido siempre poco amigo de los tebeos que se eternizan en el tiempo pues, como dijo refiriéndose a Snoopy y Carlitos, “un niño que en diez años no crece tiene un problema”. Con este segundo tomo, el autor poner fin a una época en la que la producción que requieren una tira de prensa diaria y dos semanales, le dio la soltura y la disciplina necesarias para dar el salto hacia nuevas aventuras. Concretamente, hacia un proyecto recientemente anunciado en en la bitácora Desde mi mundo: Dentro de la noche (http://desdemimundo.blogspot.com/2010/07/siurell-712-se-acerca-dentro-de-la.html)
Era muy, muy agadable abrir «aquel» periodico y encontrase esas notas de humor , que tan bién reflejaban la idiosincrasia de los canarios, incluidos esos seres llamados «politicos» ejjejeej.
En mi caso, no puedo ser objetivo con el trabajo de Eduardo Gonzalez, ya que le conozco desde hace muuuchooo tiempo, antes de entrar a Bellas Artes, y por ello, no puedo dejar de recomendar que compren este recopilatorio, con el que seguro que pasan un buen rato recordando sus tiempos universitarios.