Belem

 

Edición original: Le Belem tomes 1-4 (Glenat).
Edición nacional/ España: Febrero 2015 (Yermo Ediciones).
Guión: Jean-Yves Delitte.
Dibujo: Jean-Yves Delitte.
Color: Patricia Faucon.
Formato: Cartoné. 192 págs.
Precio: 40,00€.

 

Yermo Ediciones, en su línea de ediciones integrales de series completas, recupera Belem, una obra de aventuras náuticas centrada en los viajes de uno de los últimos grandes veleros que surcaron los océanos a finales del siglo XIX y principios del XX. Se trata de una serie de cuatro álbumes escritos y dibujados por Jean-Yvess Delitte, quien ostenta el título de pintor oficial de la marina belga.

Llama la atención el título de pintor oficial de la marina que tiene Delitte pero no deja de ser una muestra más de la envidiable normalización que existe respecto al cómic en países como Francia o Bélgica donde la historieta merece el reconocimiento incluso de instituciones como la marina. Viendo el trabajo de Delitte a lo largo de su carrera como dibujante y guionista de bande dessinee no es de extrañar que ostente dicho título, ya que es un apasionado del mar y sus obras más famosas, como Black Crow, Neptuno o U-Boot (esta última aun incompleta en España), o bien están ambientadas en el mar o están muy relacionados con barcos y otros temas náuticos. De todas ellas, quizás Belem sea la más pura en ese sentido ya que se trata de una serie que toma el nombre y homenajea a uno de los veleros más famosos de la marina francesa, botado en 1896 como navío de carga y aun en activo como buque escuela. Delitte aprovecha algunos hechos históricos que experimento el buque y su tripulación para construir cuatro relatos en los que volcar todas su pasión por el mar y reconstruir una época perdida de la navegación, la de los grandes veleros, en la que la vida trascurría al ritmo que marcaban los vientos y en la que los marinos dependían de su instinto y de un profundo conocimiento del mar por el que navegaban.

Las cuatro historias presentadas por Delitte están ambientadas en los primeros 20 años del buque, cuando, bajo bandera francesa, servía como carguero entre Nantes en Francia y América donde recogía azúcar, cocos o café de Brasil, las Indias Occidentales o la Guayana Francesa. El guionista combina hechos históricos, como la terrible erupción del monte Pelee que asoló Martinica en 1902, y personajes reales, como el capitán Chauvelon, patrón del Belem durante 15 años, con elementos y personajes ficticios para reconstruir la vida y las vicisitudes de la tripulación del gran velero a principios del siglo XX. Los cuatro relatos tienen una marcada vocación ilustrativa sobre cómo era la vida en el mar y en los territorios todavía exóticos de la América de aquella época, y el autor aprovecha la peripecia argumental de cada álbum, los piratas del primero, la erupción volcánica del segundo o los presos fugados del tercero, para ir presentando detalles y aspectos del mundo naval y de la vida en las colonias.

De los cuatro relatos que forman la obra, el primero quizás sea el más convencional al narrar el viaje inaugural del Belem y añadir un relato de piratas sin demasiadas sorpresas que por momentos recuerda al clásico de Jules Verne Los Piratas del Halifax. Más interés tiene la segunda historia, en la que Delitte construye un relato ficticio sobre los últimos días antes de la destrucción de Martinica y de la ineptitud de las fuerzas locales para hacer algo que evitara la tragedia. Lo mismo pasa con el tercer relato en el que el autor realiza una exposición crítica de la dureza de los penales en el exilio y de la corrupción en la justicia que existía en la época. La última de las historias es diferente a las anteriores ya que funciona como una metáfora del fin de la época de la navegación comercial a vela y tiene un marcado tono nostálgico. En todos los relatos, Delitte impone un ritmo pausado en el que la acción está muy dosificada y en el que la trama avanza mediante largas escenas de conversaciones que sirven además para profundizar en los personajes principales del relato. De todas formas el desarrollo de los personajes no es una prioridad del guionista que presta más atención a mostrar la fuerza y la belleza del entorno natural en el que se desarrolla la historia que no en construir unos protagonistas sólidos con los que el lector pueda entablar cierta empatía.

Donde el trabajo de Delitte realmente cobra una dimensión superior es en el apartado gráfico de la obra. Con las credenciales del autor uno podría esperar un dibujo bonito y preciso pero estático y poco narrativo pero no es así y Delitte demuestra poseer un buen número de excelentes recursos en su arte. Como es de suponer la recreación del ambiente náutico y de los barcos es primorosa y minuciosa en sus detalles. Las viñetas en las que aparece algún barco o escenario marítimo están repletas de detalles y trasmiten verosimilitud. Se nota que el autor se ha documentado a fondo tanto para la recreación del Belem como para la reconstrucción de los escenarios en los que tiene lugar la historia. Pero Delitte no se limita a presentarnos hermosas estampas marítimas sino que demuestra un dominio sorprendente de la narrativa y de la composición de la página utilizando viñetas verticales que ocupan todo el alto de la página que permiten apreciar la majestuosidad del velero y su arboladura en todo su esplendor o bien mediante grandes viñetas apaisadas dotadas de una gran profundidad de campo y que utiliza para situar la acción. También consigue un llamativo efecto dinámico con planos-secuencia muy cinematográficos en los que el dibujante presenta al Belem con gran espectacularidad.

Nos encontramos ante una obra hecha con pasión por el mar, dotada de una gran fuerza visual, que atrapa al lector gracias a unas imágenes evocadoras que lo trasportan a un mundo y un estilo de vidas desaparecidos, donde hacerse a la mar era una aventura incierta y todavía existía la promesa de encontrar el paraíso en tierras lejanas y exóticas.