A raíz de la reseña del primer volumen de esta serie comentaba el carácter mitológico de la propuesta enfatizado por una estética de western que dotaba de una dimensión mayor los elementos mostrados. Para el segundo volumen de Bella Muerte,
Aprovechando un hecho poco conocido como es la presencia de importantes contingentes de soldados afroamericanos en las filas de la fuerza expedicionaria norteamericana que participó en la Primera Guerra Mundial, las autoras trasladan la acción hasta los campos de trincheras. Allí se encuentra Cyrus, el hijo de Sarah a quien conocimos en el anterior volumen de la serie. Sarah está en sus últimas hora de vida pero anhela poder despedirse de su hijo. Como favor a su vieja amiga, Ginny y Big Alice, las parcas de la Muerte se desplazan hasta Francia para encontrar a Cyrus pero allí tendrán que hacer frente a un enemigo tan formidable como terrorífico, la parca de la Guerra quien ha desatado el caos en el campo de batalla y lo ha convertido en un mar de sangre y destrucción.
Una vez pasado el arco argumental de presentación, en esta nueva entrega las autoras se encargan de ampliar su particular universo fantástico mostrando nuevos actores que muestran nuevas facetas de esos entes abstractos que rigen el mundo. Si hasta el momento habíamos conocido a las segadoras representantes de la Muerte, en esta ocasión se nos presenta a los representantes del Miedo, la Guerra y la Fortuna. Se trata de una ampliación de los márgenes en los que se movía la historia muy sugerente y que abre la puerta para interesantes variaciones en las futuras entregas.
La historia planteada en este volumen resulta más lineal que la del volumen anterior, más centrada en el conflicto físico que no el misterio o en el desarrollo de los personajes. Seguimos sin saber mucho de Ginny, quien tiene un papel bastante secundario, y el interés se centra en los personajes humanos. También se pierde algo de la intensidad de la miniserie anterior aunque se mantiene el tono épico del relato y en eso tiene mucho que ver el excelso dibujo de
La artista, en un momento artístico envidiable, nos deleita con unas arriesgadas y arrebatadoras páginas repletas de composiciones sugerentes que conducen la mirada del lector a través de la narración mediante elementos visuales e incluso onomatopeyas. Cada página se convierte en un todo que invita al lector a detenerse y admirar cada trazo, cada elemento y cada personaje. Especialmente llamativo resulta el diseño de los avatares de la Guerra y del Miedo, éste último representado como un caballo fantasmagórico que brinda a la artista la oportunidad de realizar sus planchas más espectaculares. Como siempre, el color de
El tomo viene acompañado de un par de extras donde
Estamos ante una segunda entrega de la serie que satisfará a todos los que disfrutaron del primer volumen y en la que el cambio de escenario queda plenamente justificado por la ambición de ampliar los límites del universo planteado por las dos autoras.
Valoración
Guión - 7
Dibujo - 9.5
Interés - 7.5
8
Hipnótico
Emma Ríos da un nuevo recital gracias a su gran talento visual en esta secuela donde los escenarios de western dejan paso a las trincheras de la Primera Guerra Mundial
Buenas, aun no la he podido comprar, pero sí he visto el adelanto editorial, y me parece que es una obra muy interesante para seguir de cerca, desde la historia que propone, y en espacial por los aspectos visuales. Saludos!
Jo, es una pasada. No es tan complicado narrativamente como el primero, pero visualmente, la Ríos se inventa nuevas formas de relacionar en el espacio las dos dimensiones que DeConnick ha ideado para esta historia, con planchas flipantes.
Dentro de lo que es, una fantasía oscura típica, es lo mejor que yo he visto en este género, que tiene de bueno además el relacionarse con hechos históricos.
A ver como continúa la historia en nuevos arcos y adónde lleva el hilo de las parcas.
La única pega que se me ocurre, y tampoco es tal, es que yo esperaba que apareciese por ahí en las trincheras, al menos en alguna viñeta como detalle, Valle-Inclán, que estuvo como corresponsal de ‘El imparcial’ informando de la IG.M. para España y hubiese sido un detallazo el incluirle de alguna manera.