Caballero Bond
«Aunque no hay luna, esta noche su furia nunca ha estado más llena»
Llegamos al 5º tomo de los ocho que componen esta colección dedicada a las aventuras clásicas del Caballero Luna. En reseñas anteriores hemos leído el origen del personaje y, siempre de la mano del guionista Doug Moench, cómo se lanzó la primera colección protagonizada por el puño de Khonshu.
Este volumen incluye los #17-21 de la colección original, publicados en 1982 y en ellos encontraremos la primera saga “larga” desde el inicio de la serie. Eso sí, no he encontrado ningún nombre propio para dicha saga. ¿La saga de Arsenal? Los #17-20 narran una aventura más propia de James Bond que del Caballero Luna en la que el protagonista se ve envuelto en toda una serie de embrollos donde se mezclan el terrorismo internacional, el espionaje y algunos elementos de las clásicas narraciones de acción.
En un primer momento (#17), el Caballero se enfrentará al Francotirador Maestro (Moench no es precisamente el mejor creador de nombres de villanos), una copia más o menos descarada de Deadshot ojo-mirilla incluido, quien no es más que un sicario del villano principal, Nimrod Strange, terrorista y malo malísimo. Posteriormente, tras una parada en Suiza, Marc, Frenchie y Marlene viajan a Jerusalén donde el Caballero se enfrenta a tres sicarios más de Nimrod (#18). Los héroes idean un plan para acceder a la isla donde se encuentra el cuartel general de Strange (#19) que incluye la infiltración de Marlene en el cuerpo de guardaespaldas de élite del líder terrorista. Inciso rápido con esto. Se agradece la caracterización de Marlene como un personaje fuerte, inteligente y valiente; de forma evidente a años luz de la clásica dama en apuros. Pero que nadie se llame a engaño pensando que este es un cómic ni remotamente feminista: esta saga cuenta con varias peleas de mujeres en bikini y Moench pierde un poco el oremus cuando, al enfrentarse cara a cara con Strange al final de la saga, le grita “¡Mancillaste a mi mujer!”
Strange decide ponerse uno de los trajes de supervillano peor diseñados de los 80 (que ya es decir) y bautizarse a sí mismo como Arsenal como forma, también, de dar inicio a su plan final: un ataque terrorista en Nueva York. La acción se traslada a la Gran Manzana (#20) donde el Caballero detendrá los planes del villano no sin sufrir los lectores el típico momento Bond en el que el villano tiene maniatado al héroe pero no le mata y, claro, el karma le acaba pasando factura (en defensa de Arsenal/Strange diremos que al menos desenmascara al Caballero lo que, si has leído unos cuantos cómics de superheroes, te viene a decir a ti como lector que las posibilidades de que el villano sobreviva a la saga tienden a un 0%).
Uno de los aspectos que destaco de la saga es cómo la parte o personalidad “mercenaria” de Marc Spector vuelve a tener protagonismo en la serie después de varios números en los que Steve Grant, el alias millonario del personaje, fuera la versión más común de la identidad civil del héroe. La confusión de personalidades del Caballero Luna, en aquella época, debía ser más de los lectores que del héroe, la verdad. En lo positivo, es un relato lleno de acción, con un buen ritmo tan solo frenado por los excesivos textos de apoyo de Moench, quien parece esclavo de su época y la sobreexposición. Ojalá hubiera confiado más en la capacidad de narrar de Sienkiewicz ya que muchas de las cajas de textos son simplemente reiterativas. Justo es decir que, redundancias aparte, el estilo de Moench se va depurando, apostando cada vez más por la metáfora e incluso licencias poéticas que le llevarán (cuando acierte de pleno) a alguna de sus mejores historias como veremos en el tomo 6 de esta Biblioteca Caballero Luna.
Mucho he loado en estas reseñas el trabajo de Bill Sienkiewicz en la serie pero no será el caso de esta. Desgraciadamente, tras dos tomos en los que el dibujante evolucionaba a ojos vista gracias a pasar a ser artista completo en el apartado gráfico; en este volumen, sus números están entintados por Steve Mitchell y la regresión de calidad es importante. Incluso hay momentos en los que Sienkiewicz parece volver a los tics que emulaban a Neal Adams. Es una pena ya que el trabajo de Mitchell le quita buena parte de su personalidad a los trazos de Sienkiewicz, dejando unas páginas correctas pero en muchos casos anodinas.
El tomo se completa con una historia de complemento a cargo de Moench y Denys Cowan clarísimamente inspirada en Indiana Jones en busca del arca perdida y el #21 que está dedicado a un team-up entre el Caballero y el Hermano Vudú. Este último número se lee de forma un tanto extraña ya que el el Caballero habla de una forma demasiado jocosa (parece más Spiderman con sus puyas) y el dibujo de Vicente Alcazar, aunque de atmósfera adecuada para este relato con pseudo-zombies, es demasiado esquemático y poco detallado.
Lo mejor
• El tono de historia de espías a lo Master of Kung-Fu
Lo peor
• Tanto por personalidad como por atuendo, Arsenal entra directamente en terreno camp
Cuando lo leí debo admitir que el concepto me parecía interesante pero no termina de encajarme del todo con el personaje