Despedida agridulce
«Me siento casi como si fuera una nueva persona»
Llegamos al octavo y último tomo de esta Biblioteca Caballero Luna que cierra el volumen 1 de la colección dedicada al Puño de Khonshu. A estas alturas ya está todo el pescado vendido y tras la marcha de Bill Sienkiewicz la serie nunca llegó a recuperarse ni creativamente ni a nivel de ventas. De los números incluidos aquí (Moon Knight #33-38), solo el #33 está escrito por el creador del personaje y fuerza motora de este volumen, Doug Moench. Tenemos por tanto un conjunto de historias escritas por Tony Isabella y Alan Zelenetz que son correctas sin más, tampoco llegando a caer en el puro relleno pero lejos de los mejores momentos que hemos podido leer en tomos anteriores.
En su despedida del título (#33), Moench retoma un tipo de narración que ya había utilizado en el tomo anterior, una en la que el Caballero Luna es más bien un secundario y el centro del relato descansa en algún personaje secundario. En este caso ese personaje es otra creación de Moench, Joy Mercado, una periodista cuyo nombre le sonará a los veteranos lectores de Spiderman puesto que formó parte de la galería de secundarios del lanzarredes entre finales de los 80 y principios de los 90 (Mercado acompaña a Peter Parker a Europa durante la breve etapa de David Michelinie y Marc Silvestri en La Telaraña de Spiderman). La periodista se encuentra escribiendo un artículo sobre superhéroes y acaba conociendo a un criminal con superfuerza, Druid Walsh, siendo la interacción entre ambos el núcleo y lo realmente distintivo de este episodio, que además supone también la marcha como dibujante completo de Kevin Nowlan (compartirá lápices con Bob McLeod en el #35).
Los #34 y 35 están escritos por un currante del comic-book USA como Tony Isabella cuyos trabajos, para mi gusto, más interesantes en Marvel se publicaron en los 70 –Motorista Fantasma y Los Campeones-. El #34 es el número más flojo de todo el tomo y narra cómo un grupo de chavales entran en contacto con una fórmula experimental del gobierno que les transforma en monstruos. El dibujo de Bo Hampton y Richard Howell es meramente funcional. Mucho más interesante (y loco) es el #35, en el que pasan muchísimas cosas, demasiadas. Primero, el Caballero Luna es machacado por la Mosca, villano de Spiderman que tuvo un par de años editorialmente buenos para ser olvidado primero y asesinado por Azote después. La Mosca le rompe la espalda al Caballero en una escena que recuerda, por las repercusiones, a la que protagonizarían Bane y Batman una década más tarde. Marc Spector hace terapia y consigue volver a ponerse en pie con el objetivo de detener a una mutante soviética malvada, a la que finalmente derrota en un teatro abarrotado. Ah, y aparecen Charles Xavier, la Patrulla X y los 4 Fantásticos. Y todo esto tan solo en poco más de 20 páginas.
En este #35 se hace realmente extraño ver al héroe ser apalizado, recuperarse y NO volver a enfrentarse al enemigo que le dejó en silla de ruedas. Una especie de inversión de las expectativas que funciona bastante mejor de lo esperado, la verdad. Eso sí, los cameos del resto de héroes Marvel están metidos con calzador (excepto el de Xavier) y responden a una evidencia: la colección perdía lectores como si de una sangría se tratase y desde la editorial trataban de utilizar algunos de sus más conocidos trucos para detener esta dinámica.
Alan Zelenetz, guionista de corta carrera -y cocreador de Alien Legion– debuta en el #36, una historia en la que el Caballero Luna vuelve a ser un personaje secundario frente a la verdadera estrella de la historia, el Doctor Extraño. Aunque hablamos de un relato bastante anodino, encontraremos aquí la primera mención a un detalle fundamental para el futuro de Marc Spector: su condición de avatar del dios egipcio Khonshu. Por último, los #37 y 38 son una historia en dos partes en la que el padre de Marc Spector muere y su cuerpo es robado por un villano que se revela como un rabino que quiere resucitar a un golem. La serie ya había dejado caer referencias en número anteriores a la condición de judío de Marc pero en este número, que incluye numerosos flashbacks del pasado del personaje, queda definitivamente asentada en la naturaleza del héroe.
Unos últimos números, en definitiva, insustanciales aunque no malos. Escritos con mucho oficio y de buen ritmo. Dibujados con igual eficiencia pero que difícilmente llamaran la atención de casi ningún lector. Lo peor es sin duda la comparación con lo que había antes, Moench y Sienkiewicz en su mejor momento. Frente a esto, sus sucesores no pudieron (¿podían?) estar a su altura. Leer estas últimas historias es frustrante por las posibilidades perdidas. El lector acaba pensando que muchas de ellas, si no todas, podían haber estado protagonizadas por Daredevil y tampoco se hubiera perdido nada. El Caballero Luna nació siendo una serie de gran potencial y capaz de ofrecer algo diferente a lo que publicaba la Marvel de la época. No sin problemas, la conjunción Moench-Sienkiewicz consiguió crear cómics excelentes y de gran personalidad a pesar de no decidirse ni los autores ni la editorial por una aproximación abiertamente de terror que, considero, hubiera funcionado estupendamente. Moench falló a la hora de crear villanos carismáticos y con enjundia siendo Morfeo el único que se demostró una amenaza real y duradera para el héroe. El plantel de secundarios nunca llegó a ser aprovechado del todo y acabó, en los últimos números, completamente desdibujado cuando no directamente abandonado.
La primera colección del Caballero Luna finalizó en 1983 para ser relanzada en 1985 con un segundo volumen capitaneado por Zelenetz que se pegó un batacazo importante -solo duró 6 números-. A finales de los 80, Marvel volvió a apostar fuerte por el personaje con un tercer volumen que inicialmente contaba con Chuck Dixon y Sal Velluto, además de incluirlo en la alineación de los Vengadores Costa Oeste. Y aún así, el Caballero Luna ha seguido siendo un personaje un tanto de segunda fila, un outsider con series sin continuidad o fogonazos de calidad frente a un montón de malas decisiones editoriales. En 2022, quien quiera disfrutar de la evolución y eclosión de Sienkiewicz tiene la opción de darle una oportunidad a alguno de los 8 volúmenes que conforman esta Biblioteca, editados de forma excelente por Panini.
Lo mejor
• Las portadas de Bill Sienkiewicz y Mike Kaluta
Lo peor
• La brusca caída de calidad en las historias desde la marcha de Sienkiewicz en el tomo anterior
Hola! Muy de acuerdo con la valoración. Menudo bajón con respecto a números anteriores aunque a buen nivel gráfico.
Por cierto creo recordar que el segundo volumen fue escrito por Alan zelenetz, no por priest.
Un saludo.
Muchas gracias por la aportación, Carlos. Tienes toda la razón. El volumen 2 contó con 6 entregas de las cuales Zelenetz escribió 4 y Priest solo 1. Corregido