El comienzo del Conan moderno
«¡Por Crom!»
Una Breve Introducción
Hablar de Conan el Bárbaro es, a día de hoy, y tras el paso de más de medio siglo en el noveno arte, hablar de cómics. Y es que sí, no cabe duda que la creación del personaje responde a Robert E. Howard, autor que lo creó como protagonista de relatos en prosa dentro de la revista Pulp Strange Tales of Mistery and Terror en Junio de 1932 para el relato People of the Dark; pero si ha habido un medio que ha mantenido viva la llama del cimmerio desde entonces, éste ha sido sin duda el del cómic.
En esta casa, sentimos profundo fervor por la figura de Conan el Bárbaro, y por ello hemos dedicado varias entradas al mismo que podéis consultar en estos enlaces:
1. Artículo sobre el personaje y sus andanzas en cómic y otros medios
2. Primera entrega del especial Zona Hyboria
Cuenta la leyenda que a finales de los años sesenta, Stan Lee estaba buscando licencias que adquirir para publicar dentro de Marvel Comics, expandiendo así el tipo de productos que la editorial publicaba, puesto que en aquel momento no se sabía cuánto iba a durar el resurgir superheroico y no convenía tener todos los huevos en la misma cesta. Fue Roy Thomas quien con ese encargo de Lee negoció por un lado, la adquisición de los derechos de Star Wars para su publicación en cómic, y por otro lado, los de Conan.
Este último caso es más curioso que el de la saga galáctica, puesto que a quien Lee quería no era a Conan el Bárbaro, si no a Thongor de Lin Carter, pero los derechos de Conan eran en ese momento, mucho más baratos.
Con aquella adquisición nació la leyenda de Conan en Marvel, que abarcó desde 1970 al año 2000 y que poco a poco Panini Cómics está publicando en distintos formatos.
Sin embargo, el trato que el personaje estaba recibiendo por la editorial ya en el presente siglo, no terminaba de gustar a los herederos de Howard, y por ello, la licencia, cuando sus derechos expiraron, fue comprada por la editorial independiente Dark Horse, que la mantuvo desde el año 2002 al año 2018 (momento en el que Marvel volvería a ganar la licencia por un breve y olvidable (te miro a ti Conan 2099, o a ti, Salvajes Vengadores) periodo de tiempo que acaba de terminar, estando actualmente los derechos gráficos de Conan en manos de Titan Comics).
Es precisamente al inicio de este periodo donde tiene lugar la publicación de los cómics contenidos en el tomo del que hablamos hoy, los cuales marcan el inicio de lo que podemos llamar el “Conan Moderno”.
Atrás quedarán esas historias de Roy Thomas y Barry Windsor-Smith con la que se inició la andadura del personaje en los cómics en Octubre de 1970, o ese hipervitaminado Conan Rey de los noventa, así como la versión del personaje que de vez en cuando se cruzaba con otros héroes Marvel.
Dark Horse pretendía recuperar la esencia del personaje tal y como el propio Robert E. Howard la había diseñado, y como Roy Thomas y Barry Windsor-Smith la habían concebido treinta años antes y para ello, contrataron a un equipo creativo de infarto.
El Conan de Kurt Busiek y Cary Nord. Comienza la Era Dark Horse
Hablar de Kurt Busiek es hablar de uno de los guionistas más meticulosos y de mayor calidad con los que cuenta el medio. Ya sea narrando con todo lujo de detalles y correspondencia la historia de las primeras tres décadas del Universo Marvel en Marvels, o rellenando huecos en los primeros años del Spiderman de Stan Lee y Steve Ditko con Las Historias Jamás Contadas de Spiderman, si algo caracteriza a Busiek es que este autor se documenta muchísimo antes de emprender cualquier proyecto.
Para Busiek, escribir cómics es algo más que contar historias, puesto que si escribe sobre un personaje que haya vivido varias aventuras previas, siente la necesidad de que todo lo anterior importe, y de que rime con lo que él tiene pensado contar en el proyecto de que se trate.
El Busiek del año 2003, cuando tiene lugar la escritura del primer número de esta nueva etapa de Conan el Bárbaro (que se publicaría en 2004), venía de firmar dos grandes series dentro de Marvel Comics, Los Vengadores y Thunderbolts, las cuales habían logrado llevar a buen puerto la nada fácil tarea de recuperar la confianza de los lectores en una Marvel que en aquel momento se encontraba al borde la bancarrota.
En cuanto a Cary Nord, el entonces joven autor había debutado en Marvel Comics en el número 154 de la cabecera Marvel Comics Presents en 1994 (tras su paso por DC Showcase), lo que pronto llamó la atención de la editorial que lo contrató para dibujar al Hombre Sin Miedo. Esto le valió un regreso a DC, ya como autor de renombre, encargándose de dibujar Catwoman, Green Lantern y Action Comics hasta que en 2002 se le encargó este proyecto, por el que llegó a ganar en el año 2004 un premio Eisner.
El estilo de Nord es directo, impactante, con líneas suaves pero a la vez muy dinámicas que convierten las escenas de acción en auténticos festivales de movimiento en los que la viñeta parece cobrar vida.
Sus viñetas suelen estar plagadas de rostros de un detalle moderado con fondos funcionales pero bien dibujados que ambientan muy rápidamente la historia de que se trate. Todo esto fue llevado por Nord al medio centenar de números del que se compuso su etapa en Conan junto a Kurt Busiek (participando también del guion y muy brevemente Fabian Nicieza), lo que convirtió este cómic en un must have indispensable para casi cualquier tipo de lector.
Pero ¿Cómo abarcan Busiek y Nord este proyecto? Pues para empezar, con sumo respeto tanto a Robert E. Howard, como al trabajo primigenio en Marvel de Roy Thomas y Barry Smith. Al mismo tiempo, ambos autores son plenamente conscientes de que este cómic sería el primer acercamiento a Conan el Bárbaro de muchos nuevos lectores, o el regreso a su figura por parte de otros un poco más versados en sus aventuras.
Es por ello que aunando ambas premisas, respeto al trabajo previo y al personaje, con dotar de un aspecto moderno a Conan, comienzan sus aventuras con una escena que poco después será ya clásica de cada inicio de nueva etapa de Conan el Bárbaro bajo la batuta de la editorial Dark Horse: Y es la charla entre el Príncipe del que hablan los relatos de Conan y su consejero.
Para quien no lo sepa, varios de los relatos de Conan originales de Robert E. Howard, comenzaban con la siguiente frase:
“Sabed, oh, príncipe, que entre los años en que los océanos se tragaron Atlantis y las resplandecientes ciudades, y los años del alzamiento de los hijos de Aryas, hubo una edad no soñada en la que brillantes reinos se esparcían por el mundo como mantos azules bajo las estrellas: Nemedia, Ofir, Brithunia, Hiperbórea, Zamora —con sus mujeres de cabellos oscuros y sus torres plagadas de arácnidos misterios—; Zingara y su caballería; Koth, que lindaba con las tierras de pastoreo de Shem; Estigia, con sus tumbas custodiadas por sombras; e Hirkania, cuyos jinetes vestían de acero, seda y oro. Pero el reino más orgulloso del mundo era Aquilonia, que reinaba suprema en el oeste.
Allí llegó Conan, el cimmerio, de pelo negro, ojos sombríos, espada en la mano; un ladrón, un saqueador, un asesino, de gigantescas melancolías y gigantesca felicidad, para pisar los enjoyados tronos de la Tierra con sus pies calzados con sandalias”
Pues bien, al comienzo de esta historia, el Príncipe en cuestión es representado por Cary Nord, a quien da voz Kurt Busiek, y aconsejado por su visir, quien al encontrar una misteriosa tumba comienza a contarle la leyenda de Conan el Bárbaro, lo que servirá de introducción a las aventuras de éste.
A continuación, comienzan las historias de Conan en cuanto a tal, las cuales combinan la adaptación directa de relatos de Robert E. Howard (algunos de los cuales ya había sido contado en la etapa Marvel Original) con nuevas aventuras que salen de la imaginación de Busiek.
Así, conocemos aquí al Conan mercenario, al que varias tribus nórdicas contratan para cruzar los caminos con seguridad, al Conan ladrón, que con astucia roba templos y minas en busca de objetos que poder cambiar por oro, pero sobre todo a ese Conan que como Howard lo diseñó, una y otra vez enseña al hombre civilizado de ciudad que la corrupción que tanto teme está entre los muros de sus urbes, y no en las estepas por las que el Bárbaro camina, libres de subterfugios y rodeadas de la sencillez que solo la vida dura y Crom pueden ofrecer al viajero.
En este tomo, encontramos la adaptación de dos relatos originales de Robert E. Howard.
El primero de ellos, La Hija del Gigante de Hielo (Frost Giant’s Daughter) es llevado al cómic en esta nueva adaptación del personaje en el número 2 de la colección. En este número, con escrupulosa traslación del cómic original, se nos narra cómo Conan queda fascinado por una dama a la que ve tras una cruenta batalla entre los Aesir (a los que Conan sirve como mercenario en ese momento) y los Vanir. Conan perseguirá a la misteriosa dama movido por un fervor incontrolable y un deseo rayano en la locura.
A día de hoy, esta aventura puede parcernos poco acorde a los tiempos actuales, pues la actitud de Conan es digna de un auténtico acosador, pero debemos de entender que el cómic trata de reflejar el relato original con una literalidad que acercamientos más recientes como los de Jean David Morvan y Pierre Alary consiguen mantener sin caer en la masculinidad tóxica.
El relato original sería publicado en Marzo de 1934 dentro de la revista Pulp The Fantasy Fan al ser rechazado por Weird Tales, a quien Howard ofreció primero esta historia que, en origen no estaba protagonizada por el famoso Bárbaro, sino por Amra de Akbitana y llevaba por título Dioses del Norte (Gods of the North).
A continuación, en los números 10 y 11, encontramos la adaptación del relato El Dios en el Cuenco (God in the Bowl) que narra como Conan, contratado para robar en un templo una misteriosa reliquia, es acusado de asesinar al sacerdote del mismo, abriéndose un curioso whodonit en una era muy pretérita de la humanidad que, como no podía ser de otra manera, terminará con sangre, batallas, y un demonio que aparece en escena al final de la aventura.
En cuanto a este relato, el mismo no fue originalmente publicado hasta 1952, dentro de la revista de ciencia ficción Space Science Fiction.
Ya en los números 20 y 22, Busiek y Nord adaptan el mítico relato La Torre del Elefante (Elephant’s Tower), abordándose la adaptación de La Sala de Los Muertos (The Hall of the Dead) por Mike Mignola que aparece estelarmente en la colección en los números 29 a 31 de ésta.
Sin embargo, los mismos son adaptados en el siguiente tomo de Las Crónicas de Conan, a la venta el próximo mes, el cual, en principio no reseñaremos, por resultar más interesante analizar solo aquellos volúmenes en los que cambia el equipo creativo.
Si bien en el número veintiséis de la serie saldría ya Busiek para dar entrada a Timothy Truman, la realidad es que con contadas excepciones, cada vez que un equipo creativo distinto entraba en el Conan de Dark Horse, se solía renumerar la colección, otorgándole un nuevo título, haciendo las veces dicha nueva cabecera de punto de entrada para nuevos lectores.
Todo lo que ocurría en etapas anteriores se mantenía por el nuevo equipo creativo, y en ocasiones, se hacían referencias a ello, pero las mismas eran escasas, teniendo todo el Conan de Dark Horse un aspecto de conjunto más antológico que unitario.
Este material ya ha sido publicado en nuestro país con anterioridad por Planeta Comic, editorial que comparte la publicación en español de los cómics de Conan junto con Panini. Sin embargo, ahora se publica en un formato más grande, con mayor calidad, y que bebe hasta en sus textos que se mantienen intactos, de la última edición estadounidense, más cara, pero también de mayor calidad que la de Planeta.
Comienza de esta forma la reedición definitiva de una representación más actual del personaje que, sin embargo, guarda un parecido casi idéntico con el material original, al que respeta y rinde tributo, trasladándolo a otro medio en lo que, para este redactor, es el mejor material gráfico existente de la dilatada trayectoria de Conan el Bárbaro en el noveno arte.
Lo mejor
• La modernización del popular personaje pulp sin perder el clasicismo de sus aventuras más pretéritas.
• El dibujo de Cary Nord.
• La adaptación de relatos originales de Robert E. Howard junto a aventuras totalmente originales.
Lo peor
• Que tras la marcha del personaje de Dark Horse no exista un proyecto de Conan en cómic tan consistente como éste.
Guión - 9
Dibujo - 9
Interés - 9
9
Bárbaro
Kurt Busiek y Cary Nord comienzan la epopeya de Conan el Bárbaro en la editorial Dark Horse dando inicio a la concepción más moderna del personaje.
Hay varios errores en el artículo. Por ejemplo, Star Wars no existía a fines de los años sesenta y el primer personaje pensado para adaptar fue Thongor de Lin Carter y no Kull
Gracias por tu comentario. Las licencias las buscaba Lee a finales de los sesenta, cuando se materializara su compra es rea cosa, al igual que obviamente no se compran los de explotación de SW antes de su creación.
Gracias por la apreciación de Thongor.