Cualquier lector que tenga la oportunidad de acercarse a la obra de Osamu Tezuka descubrirá, nada más llegar, dos circunstancias que dieron forma y sentido a la vida y obra del autor japonés. Por un lado, tenemos el hecho de que su evolución artística se puede dividir en dos etapas; una primera época «clara» llena de obras narrativamente sencillas y temáticamente agradables como
Otra de las circunstancias que marcaron el carácter personal y artístico del dios del manga fue el hecho de que comenzara los estudios de medicina en la Universidad de Osaka al tiempo que publicaba sus primeros trabajos profesionales. Descendiente de una familia educada y de cierto realengo, con ascendientes empresarios, abogados y médicos, el joven Osamu Tezuka recibió una atenta educación desde niño, no sólo en la escuela, sino en el hogar. No obstante, aunque la medicina fue su primera opción, Tezuka prefirió quedarse con su autentica pasión, el manga, a mediados de los años cuarenta. Pese a ello, el autor siempre llevaría consigo lo aprendido en la rama de las ciencias y demostraría su querencia por la medicina y la voluntad de ayudar a los demás en sus obras. Y de esa unión entre manga y ciencia médica, aliñada con un fuerte sentido de justicia, nace Black Jack.
La obra que hoy nos ocupa fue publicada originalmente en la revista
El manga está estructurado en capítulos autoconclusivos que giran en torno a las incógnitas que rodean a su protagonista, cuyo bisturí resulta providencial en cada una de las historias que se presentan. Dada su temática, la obra está repleta de viñetas sumamente detalladas en las que veremos cirugías, heridas, instrumental médico y otros elementos propios de la ciencia médica. Sin embargo, al ser una obra de los años setenta, algunos de los tratamientos, métodos e intervenciones que aquí se representan se encuentran actualmente obsoletos.
De todos los personajes creados por el dios del manga, Black Jack es uno de los más queridos y reconocidos. Esto se debe no sólo a la querencia del autor por un personaje en el que le gustaba verse reflejado, sino por tratarse de uno de los antihéroes más justos de cuantos ha dado el mundo del cómic.
Hablamos de antihéroe porque Black Jack es un personaje dual. Por un lado, es un cirujano clandestino capaz de obrar auténticos milagros médicos con un dominio del bisturí que va más allá de lo virtuoso, pero por otro, es un personaje del que se desconoce su procedencia y que pide grandes sumas de dinero a cambio de ejercer su trabajo de manera ilegal.
El estatus de médico excepcional capaz de resolver los casos médicos más complicados desde la clandestinidad nace de la intención de Osamu Tezuka por expresar su desacuerdo con el sistema médico japonés de la época y sus restricciones a la hora de llegar a personas sin recursos. Cualquier aficionado a la obra del autor sabrá que, sobre todo en su «época oscura», éste se esforzaba por denunciar la corrupción de ciertas instituciones en sus obras, desde el ámbito político al estamento militar pasando, cómo no, por el médico.
Aunque Black Jack pide grandes sumas de dinero a los pacientes con gran poder adquisitivo y dudosa integridad moral que acuden a él, el médico siempre se las apaña para ejercer su trabajo desde la manera más justa posible. Esto hace que sea un cirujano accesible para los casos más necesitados, aunque las historias siempre se resuelvan con algo que sacrificar a cambio. No estamos ante historias de finales completamente felices, por supuesto, y es que aquí atendemos directamente a cuestiones morales.
Por el manga de Tezuka circulan dos tipos de personajes: de buena moral y de mala moral. Y en medio de todos ellos se sitúa Black Jack, que representa lo amoral, aquello que no puede valorarse ni como bueno ni como malo, sino al margen. Y eso siempre lo llevará a tomar la decisión más salomónica posible, aunque con la preservación de la vida como fin último.
El pasado de este misterioso personaje irá desvelándose a lo largo de la obra, a cuentagotas, y a él se unirán personajes en calidad de sidekicks como Pinoko, una niña semiartifical a la que el propio médico reconstruyó quirúrgicamente (algo que ya vimos en
Black Jack también cuenta con personajes a los que podría calificarse como «villanos», siendo el más importante de ellos el Dr. Kiriko, otro médico clandestino que se gana la vida practicando la eutanasia a pacientes aquejados de enfermedades incurables. Se trata de la antítesis de nuestro protagonista, que siempre se esfuerza por salvar vidas de la manera más imparcial posible.
Aunque el Dr. Kiriko tiene sus propios principios y su discurso sobre la eutanasia está bien construido, el autor refleja en Black Jack sus opiniones en contra sobre esta práctica y el protagonista del manga siempre hará lo posible por frustrar sus planes.
Podemos decir que Osamu Tezuka fue una persona pro-vida que creía, o guardaba esperanzas, en la preservación de la vida hasta el último momento. Esto le llevaba a estirar al máximo las ideas de ciencia y técnica vistas en su obra como medio para mejorar o alargar la existencia. Eso sí, siendo consciente de que todo ello conlleva un elevado coste a cambio.
Como casi cualquier manga de éxito, Black Jack también contó con sus propias adaptaciones animadas al cine y a la televisión, además de tener una secuela y un live-action.
En primer lugar, la serie fue adaptada a formato OVA de doce episodios emitidos entre 1993 y 2011, a cargo de Tezuka Productions y dirigidos por Osamu Dezaki. Entre tanto, se emitió en televisión una serie anime de sesenta y dos episodios realizada por la misma productora y dirigida, en este caso, por Makoto Tezuka (hijo del autor original) entre 2004 y 2006. El mismo equipo de producción y elaboración nos trajo, en el año 2005, la película
Por último, en el año 2011 se publicó el manga
Algo curioso dentro del mundo de Osamu Tezuka es su star-system. La gran amalgama de obras y personajes creados por el autor le permitió llevar a cabo una serie de cameos entre títulos que sorprendieron, y siguen sorprendiendo, a muchos de sus lectores a día de hoy. Esto responde a la propia idea del japonés de no ver a los personajes como tales, sino como actores.
Así, en Black Jack podremos ver cameos de personajes que ya aparecieron en otras obras de Tezuka como Astroboy, Unico, Safiro, el Fénix o el propio Osamu Tezuka, como el Dr. Tezuka, un amigo de carrera del médico protagonista.
En cuanto a influencias sobre otros autores y obras, serán muchos los que hayan visto en el médico clandestino ideado por Tezuka una inspiración digna de seguir y resultaría imposible, por extensión o desconocimiento, nombrar todos los casos. No obstante, sí que debemos nombrar a uno de los casos más llamativos y justos, el de Naoki Urasawa, que no sólo dio lugar a una de las mejores revisiones de Astroboy con
Por último, y a modo de curiosidad, son muchos los que dicen que Black Jack pudo inspirar, en parte, al Dr. House de la serie de televisión homónima (su productor, David Shore, mencionó en una ocasión que el personaje estaba levemente inspirado en Sherlock Holmes y otros personajes de la cultura popular), pero no podríamos tildar la influencia de directa. Lo realmente curioso, eso sí, es que hubo un pequeño crossover entre el Dr. House y Black Jack en dos anuncios promocionales de la cuarta temporada de la serie americana al tiempo de ser emitida en Japón:
La primera vez que el manga Black Jack llegó a nuestro país fue en 1999, a través de una edición en tomos tankobon publicada por Glénat que sólo llegó a doce de los diecisiete tomos japoneses, quedando cancelada. La editorial quiso darle una nueva oportunidad a la serie en el año 2006, con la publicación de una nueva edición que sí llegó a completarse. No obstante, tras la finalización de la serie en el año 2009 y la desaparición de la editorial pocos años después, Black Jack quedó largo tiempo descatalogada.
No ha sido hasta este mismo año, en el mes de abril, cuando Planeta Cómic ha vuelto a publicar Black Jack en su colección
Valoración Final
Guión - 9
Dibujo - 8.5
Interés - 9.5
9
Clásico
Leer Black Jack es adentrarse en el sueño de Osamu Tezuka sobre la medicina como fin para preservar la vida a cualquier coste. Un antihéroe que busca la justicia actuando de manera clandestina, enfrentándose a arduos dilemas morales y obrando auténticos milagros médicos.