Black Knight: The Fall of Dane Whitman

 

Edición original: Black Knight 1-5 y Original Sins 2 USA (Marvel Comics).
Guión: Frank Tieri.
Dibujo: Luca Pizzari y Kev Walker.
Color: Antonio Fabela.
Formato: Tomo rústica, 134 páginas.
Precio: $15.99.

 

Hay nombres que uno tiene memorizado para evitar disgustos. Nombres que garantizan cómics mediocres, escritos con el piloto automático activado y sin creatividad alguna. Suele tratase de escritores que se llevan bien con sus amigos editores y que probablemente reciben trabajo porque alguien necesita un guión rápido para mañana. A esa clase de escritores pertenece Frank Tieri. En su currículum no hay nada destacable, pero aun así parece encontrar más trabajo que otros coetáneos suyos.

En los cincos números de Black Knight, primera serie cancelada de All-New All-Different Marvel, Tieri se reencuentra con un viejo conocido. No es la primera vez que escribe a Dane Whitman, ni tampoco la primera vez que aborda la interminable trama de la Ebony Blade. La creación de Roy Thomas lleva años lidiando con las consecuencias de usar una espada maldita. Y cuando parecía que la historia ya había llegado a su fin, el propio Tieri reveló hace dos años, en el segundo número de la antología Original Sins, que en realidad la espada seguía maldita y el Caballero Negro adicto a ella. Black Knight continúa esa historia.

Nos trasladamos a Weirdworld. Dane Whitman parece haber sucumbido a la terrible maldición de su espada, pero eso no ha sido impedimento para alzarse como uno de los señores de tan insólito paraje. La pregunta es cómo ha llegado hasta tal lugar y si podrá vencer a su adicción al poder de la espada. Y por si fuera poco, los Imposibles Vengadores tienen cierto interés en el Caballero Negro.

Que nadie se deje engañar por las espectaculares portadas. Black Knight es lo que uno espera de Tieri: un guión cumplidor y nada más. Básicamente algún dialogo ingenioso en ocasiones, alguna que otra referencia a películas famosas, y mucha acción. Buena parte del cómic no es más que una batalla simplona alargada lo máximo posible. Pero lo peor es la conclusión. Debido a la inesperada cancelación a los cinco números, Tieri se vio forzado a resolver la historia deprisa y corriendo, dando lugar a una resolución del conflicto central insatisfactoria e ilógica.

A destacar, por cierto, el tratamiento que le da el escritor a Dane Whitman. Lo convierte en el típico loco de los cómics de superheroes, ese desesperado al borde del precipicio y con tendencia a los monólogos y reflexiones internas casi internminables. Por lo demás, el personaje termina tal y como empieza. No hay ningún avance en la historia de la Ebony Blade.

Estoy intentando pensar qué más decir sobre la prosa de Tieri, pero tan genérico e insípido es su guión, que me limitaré a citar la segunda definición de la Real Academia Española de la palabra “mediocre”: “de poco mérito, tirando a malo”.

Del dibujo se encarga principalmente un irregular Luca Pizzari. Su versión tétrica y oscura de Weirdworld luce bastante bien aunque algunos de sus diseños no terminan de encandilar. Lo que más le pasa factura es lo parco y falto de detalles que puede llegar a ser su dibujo. Es por momentos contraproducente y le resta mucho atractivo a páginas que se supone deberían ser espectaculares. Pero, en general, el dibujo es correcto. Mejor parado sale Kev Walker y su estupendo dibujo para los flashbacks de la serie. La serie hubiera ganado enteros de haber contado con él como dibujante principal… pero entonces estaría hablando ahora mismo de un desperdicio de talento.

Se habla mucho de lo injusto que es el mercado de cómics estadounidense, pero Black Knight es la prueba de que, a veces y solo a veces, éste funciona correctamente y elimina las series innecesarias. Nadie echará de menos a esta en concreto.