Atendiendo al buen estado de salud del mercado manga en España de un tiempo a esta parte,
Panini Cómics no solo recupera las dos obras más emblemáticas de Nihei, después de tanto tiempo, sino que las publica ahora en formato kanzenban o de lujo. Una apuesta merecidísima para uno de los artistas más atractivos de la ciencia ficción japonesa.
A finales de este mismo mes se pondrá a la venta el segundo número de la denominada
Se hace pertinente comenzar hablando del autor, cuyas habilidades para el dibujo y numerosas experiencias dentro del campo de la arquitectura se vuelven fundamentales para explicar las principales características de sus obras.
Tsutomu Nihei nació en Fukushima, en el año 1971, y ya desde pequeño demostraba una gran destreza para el dibujo. Esto le llevó a estudiar arquitectura, trabajando tiempo después dentro del terreno de la construcción en Nueva York. Finalmente volvió a Japón para entrar a trabajar en la editorial
Los conocimientos arquitectónicos de Nihei son evidentes cuando uno se encuentra ante sus numerosas ilustraciones, que muestran megaestructuras insólitas planteadas con una serie de diseños y perspectivas impresionantes. Encontramos aquí algo propio del autor, uno de los factores que convierte su obra en algo estéticamente único e inconfundible. Es difícil, por no decir imposible, encontrar otro título con estructuras o escenificaciones parecidas a las suyas.
Comenzó a trabajar para Kondansha a mediados de los ochenta, como asistente de
Tras el éxito de Blame!, Nihei trabajó en
A lo largo de 2004 Nihei comenzó a trabajar en Biomega, la que sería su serie más reconocida junto a Blame!, siguiendo la tradición estética y temática de ésta. Serializado dentro de la revista Young Magazine, de la editorial Kodansha, el manga llegó a contar con seis volúmenes. Un año después publicó
A parte de otros trabajos menores, su obra más reciente a destacar ha sido
En cuanto al manga que hoy nos ocupa, ya hemos comentado que estamos ante el trabajo más emblemático del autor, por lo que la Master Edition publicada por Panini Comics es una oportunidad ideal para adentrarse en el peculiar imaginario de Nihei con todo lujo de detalles.
Blame! es un manga de ciencia ficción cyberpunk, cuya estética recuerda a trabajos tan importantes dentro del género como
La escenografía cumple un papel fundamental en Blame! y los fondos presentan todo tipo de diseños y perspectivas, en su mayoría descomunales. Como ya hemos comentado, Nihei tiene nociones de arquitectura y esto queda patente en cada una de las viñetas. Las asombrosas megaestructuras, así como cada uno de los habitáculos por los que se mueve el protagonista a lo largo y ancho de la obra, hacen que esa especie de cyber-laberinto por el que deambula Killy cobre un protagonismo casi esencial.
El manga es pura acción y desde las primeras páginas la palabra queda en un segundo plano dejando paso a la narrativa puramente visual. Estamos ante una obra silenciosa, cuyos únicos ruidos son los de las onomatopeyas (importantes para tener una plena sensación narrativa en ausencia de palabras), reforzándose así la sensación de aislamiento del protagonista solitario que recorre los diferentes niveles.
A Killy le esperan todo tipo de extraños personajes y máquinas, en su mayoría hostiles, a cada uno de sus avances por el laberinto subterráneo. La historia no queda muy clara en un primer momento, y algo nos dice que se irá desvelando poco a poco, por lo que de momento sólo nos queda ser testigos del viaje del protagonista, que anda buscando algo.
Pronto entendemos cuál es la búsqueda de Killy gracias a la aparición de algún que otro diálogo, pero esto es algo casi fugaz, solamente requerido por el autor para explicar hacia dónde va la historia. Por lo demás, todo es acción.
Nos encontramos ante un viaje que descarga todo el peso de su narrativa en lo visual, en este caso sumamente atractiva por los diseños cyberpunk del autor. En este sentido la obra frustrará a aquellos lectores que se acerquen a ella pensando que se encontrarán una trama argumental compleja, al estilo de Matrix, por ejemplo. A cambio, eso sí, obtendrá algunas de las composiciones, perspectivas y diseños más interesantes del género.
Siendo una obra puramente estética, tanto el dibujo como el diseño de las viñetas deben soportar todo el peso de la narración, y esto es algo que Nihei consigue de una manera muy personal. El diseño descomunal y detallado de los fondos contrasta con la simpleza del de los personajes. Figuras con un estilo de dibujo casi abocetado y luminoso, de líneas básicas pero contundentes, circulan por unos escenarios oscuros, sombreados al detalle y de perspectivas complejas. Esto es algo muy característico en Nihei, que gustará más o menos, pero lo convierte en un autor inconfundible.
Cuesta un par de páginas acostumbrarse a la acción frenética de Blame!, narrada de forma puramente visual y con ese estilo tan personal del autor, pero el lector pronto queda sumergido en la atmósfera cyberpunk profunda y sucia que plantea el mangaka.
A título personal uno echa en falta algo más de historia. No le habría venido nada mal a la obra contar desde las primeras páginas con un trasfondo argumental más claro, y a la larga profundo. Las posibilidades estéticas, que son muy altas en la obra de Nihei, hubiesen casado muy bien con una historia más sesuda, dada la compleja ambientación conceptual. Pero es cierto que ni la obra ni el autor han buscado trascender en lo argumental y podemos disfrutar de un viaje lleno de acción frenética que se descarga puramente en lo visual. En este sentido, Blame! cumple por encima del notable.
Dada la apuesta total del autor por lo estético, era necesario que una obra de este tipo se presentase en un formato acorde a su calidad. El formato de 170 x 260 mm presentado por Panini Comics permite al lector visualizar con todo detalle hasta el último cable de los que abrazan las innumerables cañerías que adornan cada uno de los inmensos muros del cyber-laberinto. Una forma excelente de disfrutar del complejo y oscuro arte futurista de Nihei. Ponen la guinda un par de páginas a color, capaces de sorprender al lector aún más si cabe. Por su parte, la encuadernación cosida queda recogida bajo un formato rústico de diseño elegante y compacto. Apetecible y fácil de disfrutar.
Cuando se habla de cyberpunk, uno piensa indudablemente en obras como
Guión - 6.5
Arte - 8.5
Interés - 7.5
7.5
Acción frenética y narrativa puramente visual. Uno de los hitos del cyberpunk.
Tengo la edición de Glenat y puedo decir que es uno de mis mangas favoritos. La sensación de soledad de Killy y de magnificiencia de las megaestructuras (de hecho, yo entiendo que Killy recorre una Esfera de Dyson, que abarca desde la Tierra a miles de km más alla) que transmite Nihei es impresionante. Es verdad que hay pocos diálogos y la historia al principio es un poco canfusa, pero se compensa que una acción sin descanso y un gran carisma de sus protagonistas
Estamos ante una de esas obras que merece la pena rascar con paciencia, como bien dices. Un manga único en cuanto a temática y estética.
Gracias por tu comentario,
un saludo.
Algo publicado en 1997 NO puede recordar a una peli estrenada en 1999.
Matrix es una simpleza, Blame! es complejo. Que no use palabras no quiere decir que no sea complicada o «sesuda».
Mola más la edición de Biomega, la de Blame! es demasiado grande para el dibujo de Nihei. Lo opina uno que pilló en su momento las 1ª ediciones dambos mangas.
No digo que una cosa esté basada en otra, hablo de la sensación a la que se puede enfretar el lector que haya podido disfrutar primero de Matrix (lo que es totalmente factible, dado que el manga llegó más tarde que la película a nuestras manos).
En cuanto a lo de Matrix como simpleza, la película no deja de ser comercial pero mi comparación es puramente estética.
Sobre el formato, a mi me parece adecuado.
Gracias por tu comentario,
un saludo.
Matrix de simpleza no tiene nada. Solo las referencias que maneja ya son suficientes para hacerla interesante.
Ojalá todo el cine comercial tuviera esas aspiraciones y no fuera las patochadas de Marvel que nos tragamos año tras año.
PD: Blame es una auténtica maravilla, uno de los mejores mangas de ciencia ficción jamás publicados, y está edición es gloria bendita.