Blanco Humano de Tom King y Greg Smallwood

Regresa Blanco Humano y los hace escudado por un equipo creativo de lujo.

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Edición original: The Human Target #1-12 USA y Tales of the Human Target núm. 1 USA (DC Comics, 2022)
Edición nacional/España: Blanco Humano Núm. 1-13 (Panini Cómics, 2022)
Guion: Tom King.
Dibujo: Rafael Albuquerque, Kevin Maguire, Greg Smallwood, Mikel Janin.
Entintado: Rafael Albuquerque, Kevin Maguire, Greg Smallwood, Mikel Janin.
Color: Greg Smallwood.
Traductor:: Guillermo Ruiz Carreras.
Formato: Grapa, color. 32-40 páginas. 3,20 – 3,75 €

La infinita levedad de la vida

Hemos llegado al final del camino. 13 meses han pasado desde que arrancara este relato pausado con reminiscencias a la obra Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez, en el que el guionista Tom King y el dibujante Greg Smallwood, han tomado las riendas de uno de los personajes de detrás del telón del Universo DC, el Blanco Humano, y lo han colocado bajo los focos, para narrar una historia de miserias, venganza, muerte y desazón con la Liga de la Justicia Internacional de fondo.

Ya es casi tradición que King se haga cargo de proyectos dentro de la línea Black Label, autocontenidos, tomando de base a personajes casi perdidos editorialmente de DC para proyectarlos al estrellato fugaz gracias a alguna de sus interesantes propuestas. Fruto de ello tenemos su magnífica Strange Adventures, la reciente Calle Peligro, Omega Men, Míster Milagro y Gotham City Año Uno, son ejemplos de lo mundano y a la que ahora tocaría añadir la obra que nos atañe. Supergirl y Rorschach, son otras de sus obras en la que el patrón puede seguir siendo visible, pero para un humilde servidor juegan en otra liga.

Lo primero que hay que dejar muy claro con este trabajo es que aquí lo que importa es el camino y no le final, porque el final está telegrafiado, anunciado, milimétricamente marcado, desde la primera viñeta. Aquí el camino está empedrado de sentimientos, de emociones y de ese juego ácido con el que aturde al lector en el que la esperanza juega un papel fundamental.

Blanco Humano se despliega como un relato crepuscular, arrancando la acción mediante el envenenamiento de Chance mientras realizaba uno de sus peligrosos trabajos de suplantación. Es la excusa que pone en marcha los acontecimientos en los que poco o nada importa quien está detrás de ese acto vil. Arranca así, una cuenta atrás en la que la investigación lleva a Chance a entablar conversaciones con los distintos miembros de la JLI, la Liga orquestada por J.M.DeMatteis y Keith Giffen post Crisis y que tantos adeptos tiene.

King pone en juego todas sus habilidades a la hora de escribir interesantes diálogos con los que ir construyendo un entramado que discurre a través de las vidas de Blue Beetle, Booster Gold, Guy Gardner, Fuego, Hielo, Rocket Red… y donde toma prestado de cada uno su característica definitoria, eso que destaca de cada uno de los personajes, y los define por completo, para hacer foco sobre ello, llegando incluso a la exageración, con tal de que cumplan con el objetivo que requiere la trama. Ese podría ser el gran pero aplicable a Blanco Humano, el uso retorcido y manipulador de los personajes para que estén al servicio de la historia y no al revés. ¿Pero no es así siempre? Se abre el debate sobre como lo escritores adaptan a los personajes para ajustarlos a sus intenciones.

Sin embargo, en el caso concreto de Blanco Humano, ese abuso por parte de King de los miembros de la JLI responde a una necesidad y dicha necesidad se doblega también a la propia idiosincrasia de cada uno de ellos. Y en ese juego dual en el que nos introduce, toca exagerar, abusar, apretar al máximo con el fin de que se llegue a rozar el absurdo, pero sin que se sienta absurdo, sino todo lo contrario. Y es que su propuesta se mueve con elegancia felina entre la línea de la genialidad y de lo absurdo. Muchos dirán que se produce una severa traición en este tipo de proceder, mientras que otros podrán disfrutar de esa llamada a lo extremo en el que unos personajes asociados al comportamiento más pueril y simpático caigan de lleno en una situación que esta más alejada de ese tono de sitcom. Y esa es la gracia de este trabajo, esa capacidad para polarizar las emociones de quien la lee y llevarlo a través de un sinfín de subidas y bajadas, de emociones encontradas, de sin sabores donde no hay salados ni dulces puros y todo queda en el terreno de lo agridulce según el estado de ánimo de cada uno y de la afinidad que se tenga con cada uno de los protagonistas de la historia. Y es que King los entiende mucho mejor de lo que puede parecer. Hay una forma de acariciar a cada uno de ellos que resulta embriagadora, sin excepción, pero sobre todo el despliegue absoluto lo realiza con Tora, Hielo, añadiendo matices a su propia esencia que magnetizan a un personaje ya de por si especialmente atractivo por sus innumerables tonalidades.

El guionista de Roschach añade a todo este entramado un tempo narrativo muy literario, muy dramático, con esa cuenta regresiva que cada número se esfuerza en remarcar, con una clara apuesta por modular los tiempos a través de los diálogos y de las propias viñetas (de lo que hablaremos un poco mas adelante) porque es muy importante para la propia trama que cada cosa ocurra en el momento adecuado y en el tiempo adecuado, que puede parecer lo mismo, pero en realidad no lo es. Y eso es algo que queda plenamente demostrado cuando en un número se inserta la letra de una canción (que desde aquí os recomendamos buscar There´s a Little bit of bad in every Good Little girl, pues viene acreditada en el número en cuestión, y reproducirla de forma simultánea a la lectura), para que ese efecto temporal se pueda llegar a sentir, segundo a segundo, adentrándose en la letra de un número musical de antaño, que no deja de ser desconcertante. Es una canción que deja en el aire muchas incógnitas pues bien podría ser que King busque expresar algo a través de su letra o la use para marcar el tempo melódico de ese número en cuestión. Queda a criterio de cada uno.

Pero el tempo no solo se gestiona desde los diálogos y textos de apoyo, con los que King juega desde muy distintas perspectivas para volver a modular a la trama, sino que es necesario que la parte visual, la composición de página, siga patrones delimitados para que ese efecto temporal se pueda palpar de manera visual. Y Greg Smallwood asume el reto y logra cerrar el círculo de manera especialmente soberbia a lo largo de toda la obra.

Su trabajo destaca en un primer vistazo por el acabado del dibujo. El trazo sigue el patrón del lápiz, sin que se aprecien tintas, con el color aplicado sobre los personajes y la escena en función del estado anímico que King busca enfatizar. Ese tono general, unido a unos colores pastel, con los colores vivos apagados, sobre un lápiz que en ocasiones parece casi un trazo rápido sin terminar, hace que la obra adquiera un aspecto de antaño, dentro de esa corriente de historias de investigaciones en las que un crepuscular detective avanza de manera pesada a través del denso entramado que ha de llevarle a solventar el caso.

Smallwood juega con la geometría de las viñetas a petición de las escenas, conjugando la verticalidad y las sucesiones cortas para acelerar las escenas, mientras que apuesta por la cuadricula de nueve cuando se necesita pausar un instante la trama para depositar la atención en las palabras. Pero en ocasiones todo ese equilibrio se rompe para volver a la horizontalidad de forma que la sensación de caída dentro de la escena se acrecienta de manera significativa. Y es gracias a todo este juego visual y de distribución el que permite que este trabajo mantenga un constante cambio de ritmo que en ningún momento penaliza a la trama. Y es que Blanco Humano es un trabajo en el que hay que deleitarse en lo visual porque en cada escenario hay múltiples capas que se solapan con los afilados diálogos y textos con los que King adereza cada momento.

Blanco Humano se erige como una de las apuestas más sólidas de King en lo que a este tipo de trabajos se refiere. El tándem que conforman con Smallwood fusiona a la perfección cada idea y concepto y construyen un todo que no se valora por lo que nos quiere contar, sino por como no lo cuenta y las posibles reflexiones personales que puede despertar en cada uno. Esa visión sobre la muerte, sobre la caducidad predeterminada y la levedad de nuestro ser en el universo no es otra cosa que un grito que rasga el silencio de algo sobre lo que no queremos pensar. El hoy es un potente protagonista en Blanco Humano y vivirlo es lo que de verdad importa.

Lo mejor

• Las distintas lecturas que ofrece la obra.
• El tempo global con el que discurre la obra.
• Los múltiples mensajes que deja por el camino.

Lo peor

• Esa forma de adaptar a la JLI que puede molestar a más de uno.

Edición original: The Human Target #1-12 USA y Tales of the Human Target núm. 1 USA (DC Comics, 2022) Edición nacional/España: Blanco Humano Núm. 1-13 (Panini Cómics, 2022) Guion: Tom King. Dibujo: Rafael Albuquerque, Kevin Maguire, Greg Smallwood, Mikel Janin. Entintado: Rafael Albuquerque, Kevin Maguire, Greg Smallwood, Mikel Janin. Color:…
Guion - 8
Dibujo - 8
Interés - 10

8.7

Extraordinaria.

Un trabajo que se aleja de los superhéroes al uso, pero al mismo tiempos los abraza sin vergüenza alguna. Un relato cargado de sentimiento y que aporta valor a eso que llamamos vida. Un ejercicio potente sobre la existencia y las intenciones que nos mueven.

Vosotros puntuáis: 8.62 ( 32 votos)
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Dr Kadok
Dr Kadok
Lector
2 septiembre, 2023 16:40

Es una excelente obra. Como remarcás, a los que crecimos con la LJI quizás nos haga torcer el labio varias veces a lo largo de ella, pero como decís, acaso no lo hacen todos? Igual el que se sale de la vaina es Smallwood, otro parteneire perfecto de King. Cuando salga en tomito acá seguro la relea de corrido, seguro me da otra visión de las cosas como me pasó con Sr. Milagro.

Drury Walker
Drury Walker
Lector
2 septiembre, 2023 22:01

Smallwood aquí es otro mundo. Y King está rotundo. Sabe tocar las teclas y sabe cuándo tocarlas. Un imprescindible.

Y sobre el tema del respeto a los personajes. Si bien el gran handicap de King es lo supeditado de las caracterizaciones a su historia (no me voy a extender en esto porque ya es un tópico en estos hilos) yo no veo traición a los personajes en este caso. La JLI es de mediados de los 80s y principios de los 90s. Y no han quedado congelados en el tiempo: gran parte de los personajes han continuado su trayecto editorial, han cambiado y evolucionado: el Marciano se ha deshumanizado y ha tenido intereses disfrutables mas allá de las oreos, Fuego ha estado en Jaque Mate, a Ted le ha pasado un poco de de todo… En otra entrada bromeaba conque ésta no es la JLI de tus padres, pero es que los personajes son como esos compañeros de clase que ves quince años después. Son iguales en unas cosas y distintos en otras.

Y respecto a Hielo, es la mejor historia que se ha hecho sobre ella desde aquel lejano Justice League Quarterly #4 escrita por un tal Waid.

Saludos!

Dr Kadok
Dr Kadok
Lector
En respuesta a  Drury Walker
2 septiembre, 2023 23:52

Bueno, es la mejor historia de Hielo y ya. En la Liga más allá del frágil interés amoroso de Guy tampoco se profundizaba mucho. Para mi sus mejores momentos son cuando están varados en el mar con Max y Oberón, y el momento más fuerte afectivo del grupo, en el funeral del «Sr. Milagro» (era un androide, Scott andaba de gira forzada con Manga Khan), cuando Guy va a confortarla como puede. Esos números de la Saga de Déspero para mi siguen siendo una joya olvidada y perfecta, siempre hablamos del costado comico de Giffen-DeMatteis, pero estos númeritos para mi sentaron también escuela dramática para King, Taylor y muchos otros.

Drury Walker
Drury Walker
Lector
En respuesta a  Dr Kadok
3 septiembre, 2023 22:18

Bueno, precisamente con Hielo hicieron algo más que con Fuego. E inicialmente los Quarterly tenían un nivel bastante aceptable…

Yo creo que Giffen y DeMatteis ya estaban empezando a cansarse del chiste y entre eso y el descenso de ventas pues el Bwahaha quedó visto para sentencia. DeMatteis tiene un registro cómico (como el que explotó en el Spidey post-clon, por ejemplo) pero si por algo se destaca es por sus registros existencialista/místico y psicodrama/tragedia «intensita». Giffen es un iconoclasta que a esas alturas y ya más adelante no se toma esto muy en serio y no tuvo problema en colaborar con Didio en sus escabechinas… Lo que no quita que sea disfrutable, como en «Ambush Bug Year None».

En el «Clásicos JLA/JLE» de Planeta vas viendo cómo tomo a tomo la más cómica es la JLE de Jones que sigue la fórmula (hasta que se pasa más adelante a la del noventerismo) mientras que los propios Giffen y DeMatteis van cambiando el registro.