Hace unas semanas os traíamos el primer tomo de Bloodborne y ahora es momento de hablar del segundo: Bloodborne 2: La sed medicinal recoge los cuatro siguientes números que, de la mano de los mismos autores, continúan el cómic basado en el famoso videojuego de From Software. Y hay muchos cambios respecto al primero.
En este segundo tomo se aprecia una gran variación del tono general. La historia se centra en personajes y situaciones completamente diferentes, cambiando el estilo de la narración de acción y terror a un relato de misterio más calmado. La forma de narrar también es distinta; mientras que en el primer tomo se apreciaba una extraña mezcla entre el videojuego y un relato de Lovecraft en forma de cómic, en este segundo caso parece que se tiene algo más claro lo que se quiere contar y, sobre todo, el cómo. Lo cual no significa que esté carente de problemas; entre ellos, que el guion de Ales Kot sigue resultando enigmático y pretencioso.
Enigmático porque intenta contar una historia específica que se entienda a la perfección a la vez que mantiene la dificultad de comprensión inherente a la narrativa del videojuego y su estructura deductiva que gira en torno a la falta de datos. En este intento nos encontramos con un resultado que ni aprovecha bien el poder contar una historia más concreta para profundizar en el universo de Bloodborne de la forma más efectiva ni da una justificación a los intermitentes momentos de narración enigmática.
Pretencioso porque el guionista dispone de solo cuatro números para contar una historia autoconclusiva y no llega a administrar del todo bien ni el espacio ni el ritmo. El ritmo es altamente irregular en estructura, alternando constantemente páginas casi ausentes de texto con otras con tanto texto que recuerdan a una novela ilustrada. Además, las partes con texto tienen un enfoque bastante poético y reflexivo debido al cual no avanzan la trama en exceso. De este modo se hila una cuerda floja por la que el lector oscila sin llegar a encontrar el equilibrio adecuado. Y aislada de esa falta de equilibrio se encuentra la figura del guionista, víctima de un efecto habitual en los escritores consistente en creer que la historia que se ha contado es mayor de lo que realmente es. Se trata de un efecto lógico que ocurre porque, independientemente de lo que luego se haya plasmado en un texto, es probable que el escritor tenga una idea muy completa y detallada de la historia en cuestión en su cabeza en la que todos los elementos encajan y cada parte se ha desarrollado debidamente. Por eso es común que un escritor tenga la impresión de que ha contado más, durante más tiempo y de mayor relevancia de lo que en realidad ha contado, porque es así desde su punto de vista, con la información que tiene en su cabeza. Pero el escritor no es el lector y, en este caso, es muy probable que el lector perciba este fenómeno como algo confuso y anticlimático porque la historia se trata bajo el contexto de un desarrollo que no ha ocurrido. Hay buenas ideas y ciertos momentos destacables, pero el global flaquea.
En el lado positivo, encontramos que este segundo tomo es más accesible para alguien que no sepa mucho sobre el mundo de Bloodborne, realizándose un esfuerzo mayor por contextualizar las escenas y conduciendo la historia en direcciones sencillas de entender y disfrutar. El distanciamiento respecto a la obra original es mayor, siendo el resultado menos familiar para los aficionados de la franquicia, pero permitiendo a su vez que se profundice en aspectos no tan explorados del lore en otros medios. En este sentido es muy interesante observar elementos como la vida cotidiana de Yharnam, las personas que forman parte de ella, el funcionamiento interno de la Iglesia… Ofrecen una perspectiva ampliada y distinta sobre lo que ya se sabía de ellos.
También destacan los diálogos, aunque no por su faceta positiva. En el primer tomo había diálogos que prácticamente eran monólogos; largos, pesados de leer, muy expositivos… pero tenían una justificación: el protagonista del videojuego no habla, por lo que las conversaciones que mantiene con otros personajes tienden al monólogo y la exposición. Podía considerarse, entonces, una cuestión de estilo con el fin de preservar los valores de la obra original. En el segundo tomo la situación ha cambiado. El protagonista ya no es un cazador que casi no habla, sino varios personajes de un corte más estándar que carecen ya de un motivo en particular para mantener intercambios verbales más parecidos a soliloquios aislados que a conversaciones fluidas.
El dibujo mantiene el nivel general del tomo anterior, aunque se aleja de ese tono de pesadilla y que intenta simular la estética del videojuego en pos de uno más terrenal y sobrio. Hay una gran variedad de planos y se juega con la distorsión de las imágenes como si se vieran a través de distintas lentes que se aplican sobre viñetas, en su mayoría panorámicas, enmarcadas en composiciones de página muy tradicionales pero capaces de sortear con éxito los retos planteados desde el guion. Los escenarios siguen siendo espectaculares y detallados, las expresiones de los personajes están bien conseguidas, sus vestimentas ideadas y representadas con maestría y la paleta de colores siempre acompaña como debería a las escenas.
En conclusión, este segundo tomo de Bloodborne presenta muchos cambios respecto al primero. El tono y la forma de narrar cambian; se aleja de la obra original, pero también explora su mundo de forma más profunda. El guion, que no brilla por su ejecución, plantea ideas interesantes y consigue contar una historia autoconclusiva que funciona bien en su conjunto, más sencilla de entender si no se tiene conocimiento previo de la obra, aunque sigue siendo un producto enfocado para los aficionados del videojuego y no considero muy recomendable el acercarse a ella si no. El dibujo, aunque tiene menos oportunidades para lucirse, sigue cumpliendo con soltura, ambientando como debe y aportando algunas soluciones especialmente llamativas.
Bloodborne 2
Guion - 5.5
Dibujo - 6.5
Interés - 6
6
Cambiante
Este segundo tomo de Bloodborne se aleja del terror y la acción para centrarse en mostrarnos el misterio y el día a día de Yharnam mientras se profundiza en su mundo y personajes. Aunque sea más accesible para quienes no conozcan el videojuego, su mayor interés reside en desarrollar el contexto de un mundo que debería conocerse previamente. No destaca en exceso, pero entretiene y aporta información interesante al lore.