Bodycount, de Kevin Eastman, Simon Bisley y Steve Lavigne

¿Raphael lanzando granadas mientras dispara una metralleta? No, no es una broma.

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Edición original: Bodycount 1-4 (Mirage Studios (1) e Image Comics (2-4), 1994-1996). (Reedición en formato tomo con extras: Top Shelf Productions (IDW Publishing), 2018).
Edición nacional/España: Bodycount (ECC Ediciones, 2023)
Guion: Kevin Eastman
Dibujo: Simon Bisley
Color: Steve Lavigne
Formato: Cartoné. 112 páginas. 19,50 €.

MACARRA, HIPERVIOLENTA Y MORBOSA

¡Feliz Navidad a todos! Desde aquí os deseamos que estéis a gusto con vuestros seres queridos y que si ayer estuvisteis de comilona no os sigáis sintiendo muy empachados, pues para celebrar esta mañana tan coqueta vamos a hablar sobre una obra de digestión un poco especial.

A mediados de los años 90, con las Tortugas Ninja ya bien establecidas como símbolo de la cultura popular y, más concretamente, como una marca de enorme éxito entre los niños debido a la serie de animación, dos autores decidieron que ya era hora de dejarse de medias tintas.

Inspirados por una maratón de pelis de John Woo, Kevin Eastman y Simon Bisley decidieron aplicarle el cuento a los personajes de esa marca de éxito entre los niños con el propósito de crear “el tiroteo más largo de la historia de los cómics”. Un tiroteo que sería ilustremente protagonizado por Casey Jones y Raphael.

Aprovechando la facilidad para meterse en líos del citado dúo, Eastman y Bisley les hacen conocer a una chica que huye de la mafia de Hong Kong, de su familia y de su pasado. A lo largo de los cuatro número de la historia, veremos cómo el mundo entero persigue a esta chica mientras deja un sobrecogedor río de sangre por el camino. Al fin y al cabo, no es por casualidad que esta miniserie se titula Bodycount. A ver quién se las ingenia para poder llevar la cuenta.

Puede que el río de sangre que se acaba de mencionar sorprenda a más de uno, dado que estamos hablando de un cómic de las Tortugas Ninja. Sin embargo, para esta ocasión Eastman quiso llevar llevar el tono de la serie original de Mirage Studios, que ya era bastante salvaje de por sí, un poco más allá, lo que resultó en un desfile de violencia gráfica totalmente inesperado. Gran parte de la culpa de ello la tiene también Bisley, quien modificaba el guion y los bocetos iniciales de Eastman para que las viñetas acabaran siendo todavía más explícitas. Hablamos de gore con todas la ley, de ese que incluye boquetes enormes y trocitos volando por ahí como confeti.

De hecho, si nos fijamos en cómo se ha publicado esta obra históricamente, tanto en inglés como en español, veremos que su título siempre ha sido únicamente el de Bodycount, y no es de extrañar, porque desde luego aquí no vamos a encontrar un cómic de las Tortugas al uso. Además, en el contexto de una franquicia tan extendida entre el público infantil, puede llevar a confusiones la mar de incómodas.

A raíz del tema de la publicación, este cómic tiene una historia bastante curiosa. Para empezar, en el mercado norteamericano se marcó como una obra solo para adultos. A esto hay que sumarle lo que se menciona en el párrafo anterior: que en el título no aparecía el nombre de las Tortugas Ninja. También que en las portadas de algunos números resultaba bastante difícil identificar a Raphael, tanto porque se entremezclaba visualmente con el resto de elementos como por la forma tan peculiar que tenía Bisley de dibujarlo a veces, con ese caparazón que podía quitarse o ponerse como si fuera una mochila. Por mucho que se empeñara Eastman en que no lo hiciera así, Bisley lo colaba siempre que podía.

Pero no se acaba aquí la cosa, y es que los cuatro números que componen esta historia acabaron publicándose originalmente a lo largo de 3 años y 2 editoriales, ni más ni menos. El primero se puso a la venta en 1994 a través de Mirage Studios, pero los 3 últimos salieron en 1996 de la mano de Image Comics. En cuanto al mercado español, la serie se había publicado previamente en dos ocasiones. Primero en 1997 a través de Planeta Cómic, en formato grapa. Después en 2008, en forma de tomo de Norma Editorial (¿que al parecer se vendía a casi 200 euros en el mercado de segunda mano…?). Ahora, 15 años después, ECC Ediciones nos trae la reedición de Top Shelf Productions (imprenta de IDW) que salió en 2018 en el mercado norteamericano, la cual destaca por unos extras firmados por Eastman sobre el proceso de creación junto a Bisley.

Entrando ya en juicios más directos, lo que vamos a encontrar aquí es un cómic con sabor a otra época. Un cómic con el propósito de ser hiperviolento, macarra y morboso por el hecho puro y simple de serlo, sin apenas sustancia narrativa que lo fundamente. Aquí se viene a ver a gente meterse sopapos muy gordos. Leer estas páginas es como una especie de inyección de testosterona en vena. Testosterona, eso sí, cuya fecha de caducidad se antoja sospechosa tras llevar casi 20 años en el almacén.

Para quienes se pudieran acercar a esto por ser fieles de seguidores de las Tortugas Ninja, decir que en esta historia no hay ningún suceso de relevancia para la continuidad de la franquicia en ninguna de sus versiones, por mucho que se empeñe Eastman en que esta forma parte de la continuidad oficial del universo original de Mirage Studios.

En la práctica, lo cierto es que los personajes que se presentan aquí apenas resultan reconocibles. Aunque estemos leyendo a un personaje con máscara de hockey llamado Casey Jones y a una tortuga ninja llamada Raphael, da la sensación de que son meros cascarones vacíos de los personajes a los que pretenden reflejar, como un juguete de feria barato.

El guion de Eastman no ayuda a nada de esto, pues, como de costumbre, las cosas se le van un poco de las manos ante la falta de alguien que ponga un poco de orden narrativo. Más allá de que la historia carezca de sustancia argumental, desarrollo de personajes o diálogos elocuentes, es que la además es confusa como sí sola. Las viñetas se suceden las unas a las otras como pollo sin cabeza, sin saber muy bien de dónde vienen o a dónde van. Constantemente aparecen personajes y ocurren cosas de un modo similar a cómo un mago se saca un conejo de la chistera. Es bastante interesante porque, en los extras del tomo, el propio Eastman reconoce que no es «un escritor nada sólido» y que este cómic tiene problemas considerables en ese sentido. Aun así, destaca que lo más importante es lo bien que se lo pasó haciéndolo.

Otro detalle a comentar es que la disposición de los globos de diálogo contribuye igualmente al caos generalizado de la lectura, pues es fácil toparse con puntos en los que uno no tiene muy claro por dónde debe seguir leyendo.

Por destacar un punto positivo, al menos el dibujo de Simon Bisley rebosa potencia y personalidad, con poses cargadas de tensión y un sentido de la acción muy marcado. La exageración de sus trazos le sienta de cine al tono excéntrico de la historia. También sus toques locos aleatorios, como la introducción de un Sol con cara o de un trasunto de Yoda en la esquina de una viñeta. El color de Steve Lavigne le imprime una viveza que lo complementa a la perfección. No se trata de un apartado gráfico como para volverse locos, pero al menos es el único aspecto de la obra que cumple a nivel formal.

Para aquellos que consigan aislarse de lo anteriormente mencionado, supongo que una escena en la que Raphael acaba con la vida de decenas de personas a base de granadas y una metralleta puede ser curiosa de ver, ya sea por lo excéntrico del concepto o como ejercicio de arqueología del cómic; sobre todo porque esto lo firma uno de los creadores originales de las Tortugas. No obstante, desde mi punto de vista, la participación de Raphael y Casey en esta historia es como si alguien los hubiera recortado «de aquella manera» con el Paint y los hubiera puesto encima de las escenas cual pegote.

Lo mejor

• El apartado gráfico de Simon Bisley y Steve Lavigne.
• Como concepto puede estar curioso.
• Volver a tener disponible una pieza arqueológica del cómic como esta a un precio no completamente desorbitado.

Lo peor

• El guion es totalmente insustancial.
• Narrativa caótica y confusa.
• Un Casey y un Raphael irreconocibles. Nada que ver con las Tortugas que todos conocemos.

Edición original: Bodycount 1-4 (Mirage Studios (1) e Image Comics (2-4), 1994-1996). (Reedición en formato tomo con extras: Top Shelf Productions (IDW Publishing), 2018). Edición nacional/España: Bodycount (ECC Ediciones, 2023) Guion: Kevin Eastman Dibujo: Simon Bisley Color: Steve Lavigne Formato: Cartoné. 112 páginas. 19,50 €. MACARRA, HIPERVIOLENTA Y MORBOSA ¡Feliz…
Guion - 3
Dibujo - 7.5
Interés - 4

4.8

Juguete de feria

Macarra, hiperviolento, morboso y nada más. Un cómic de otra época para un público muy, concreto. No tiene nada que ver con las Tortugas Ninja que conocemos.

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supermanumolina
supermanumolina
Lector
25 diciembre, 2023 11:33

Coincido con todo lo que dices.
Compré el tomo solo porque sale Raphael, sin saber qué me iba a encontrar y, al principio, sí que me causó rechazo; después, apagué el cerebro, e intenté disfrutar del camino. Como curiosidad y como fan de los quelonios, no puedo decir que no pasé un buen rato.
¡Un saludo y feliz navidad!

Last edited 11 meses atrás by supermanumolina
Flippy Bourokhen
Flippy Bourokhen
Lector
25 diciembre, 2023 14:42

Felices Navidades y prospero Año Nuevo a todos primero que nada. Sobre el cómic en cuestión yo le tenía ganas porque siempre he sido muy amante de la dinámica de Casey y Raphael repartiendo estopa como un equipo sin los demás personajes implicados, y parece que esta mini serie parte de ese concepto pero luego da la sensación de que Eastman y Bisley fueron poseídos por los alocados Garth Ennis y D. Robertson para convertir las páginas en un desfile de salvajismo y brutalidad, sobretodo hay algunas páginas donde las caras de Raphael son dignas de meme. Pero en general es una lectura super dinámica que me dejó muy satisfecho y como es normal uno la sitúa en una línea temporal alternativa del Mirage Verso, ya que sería muy inverosímil hasta para aquellas tortugas usar armas de fuego y explosivos como si fueran los Rambos Quelonios, por mi parte yo le doy un 8/10.

Dr Kadok
Dr Kadok
Lector
25 diciembre, 2023 15:54

Que capo Bisley. Cuantos dibujantes de aquellos años pueden decir que crearon un estilo que trascendía los personajes (y guionistas!), y que todavía sea superdisfrutable verlo? Ya con las tapas de la Patrulla Condenada podemos decir que estaba a mil años luz de contemporaneos como McFarlane, Lee o Liefeld, esencialmente por su espiritu satirico con el que facilmente leyó la época. Y gracias a su fuerte influencia en Argentina tuvimos nuestro mejor comic (y el último popular) de la década, Cazador.