Bola Ocho 2 de Daniel Clowes
«Para entretenerte en familia. ¡Lee Bola Ocho! «
El segundo número de la serie apareció en febrero de 1990, el mismo mes en el que se produjo la liberación de Nelson Mandela de la prisión Victor Verster de Ciudad del Cabo, la señal más clara de fin del infame apartheid en Sudáfrica.
En las páginas de esta entrega de la revista de Clowes nos encontramos con cuatro historias: la segunda parte de Como un guante de seda forjado en hierro, La verdad, Te odio a muerte, ¿Cómo crees que sonaba la voz de George Washington? y también nos encontramos por primera vez la sección de correo de los lectores que comparte el interior de la contraportada con el comienzo de un concurso de bromas telefónicas, algo que estaba muy de moda en aquellos años y que era infinitamente más agradable que las invasivas llamadas de telemarketing que sufrimos ahora.
Abre la revista La verdad, una historia de una página que también ocupa la parte principal de la exquisitamente diseñada portada en la que Clowes dibuja con un estilo que recuerda poderosamente al del francés Serge Clerc con sucedia con las primeras historias de Lloyd Llewellyn. Clerc es uno de los grandes representantes de la nueva línea clara de los años ochenta y con el este trabajo comparte alguna las características principales como la línea depurada y muy limpia con la que se dibujan las figuras, el escaso uso de machas de negro y la sencillez narrativa y de composición de página. Además, en una sola página le basta para realizar una crítica afiladísima al mundo del arte y a la forma en la que se consigue el éxito. En esta pequeña pieza nos encontramos con un humor directo que bien podríamos encontrar en revistas que el autor admiraba como MAD o The New Yorker.
Posteriormente nos encontramos con la segunda entrega de Como un guante de seda forjado en hierro que ocupa gran parte de esta entrega de Bola Ocho. En ella el viaje de Clay Loudermilk se torna a cada paso más surrealista consiguiendo el autor de Chicago que los lectores sientan la misma confusión que el protagonista. Ya comenzamos a vislumbrar que es una historia en la que es mucho más importante el viaje del protagonista y los sentimientos que nos despierte que el destino. Pero, a pesar de todo, este segundo capítulo nos permite conocer porque Clay quiere saber más sobre la película. Además de comenzar a ver una crítica hacia la brutalidad policial y sobre todo hacia las sectas con postulados de lo más bizarros que abundan por Estados Unidos. Una capacidad para creerse las ideas más disparatadas que es inherente a un parte de la población de ese país y que les ha llevaba a una situación política que parece salida de las historias más delirantes de Clowes. Como ya viene siendo norma en la serie si brilla por algo es por esa perenne sensación de saber que todo es posible, lo que reflejaba la improvisación con la que se concebía cada capítulo, y por un gran uso de los continuará.
Te odio a muerte es una historia de Lloyd Llewellyn que se aleja bastante de lo que habían sido las historias de la serie tanto en lo temático como en lo estético dejando de lado la influencia de Clerc que sí veíamos en la primera historia del personaje en esta cabecera y en la historia que abría este número. Aquí en lugar de un caso del detective nos encontramos con que se convierte en el vehículo para que Clowes nos diga a que tipo gente odia haciendo una crítica a la sociedad del momento con mucho humor una enorme y sanísima capacidad para reírse de sí mismo.
En la contraportada nos encontramos con la página cómica ¿Cómo crees que sonaba la voz de George Washington? en la que Clowes vuelva a dar rienda suelta su particular sentido del humor.
Entregas anteriores:
Nos vemos dentro de una semana con el análisis del tercer número de la serie aparecido en junio de 1990.