Guión de Bob Harras; Dibujos de Marcos Martin y Alvaro Lopez; Cubiertas de Martin
DC Universe | 32pg. | Color | $2.50 US | 7 números publicados hasta la fecha
Desde esta web venimos informando de series de calidad que difícilmente verán la luz en nuestro país debido a sus bajas ventas en los USA. Hablamos en su momento de Fallen Angel y esperemos poder seguir haciéndolo con motivo de una exitosa carrera en IDW. Hablamos a su vez de Hawkman que, por suerte, va remontando posiciones en las listas de ventas gracias a una hábil combinación de dibujante hot y argumento repleto de interrogantes. Hablamos también de Manhunter, gafada hasta el punto de que en USA se descubren las virtudes de Sáiz cuando ya no está en la serie. Y decididamente, como ya insinuamos en los días del Salò, debemos añadir Breach a la lista de series a tener en cuenta.
Breach, si no por encima de Fallen Angel, deja muy por detrás a Manhunter, Hawkman y muchas otras series del panorama USA actual en lo que a calidad se refiere. Bob Harras y Marcos Martín construyen una historia precisa e intrigante donde cada pieza tiene su razón de ser.
El guionista nos brinda unos diálogos y textos de apoyo cuidados que dan la información justa para hacer avanzar la trama y reflejar lo que sienten los personajes a cada momento.
El dibujante desarrolla una secuenciación virtuosa, asociada a una inspirada composición de página y a un grafismo sencillo, expresivo y sugerente. Y ambas partes encajan con tal habilidad que cuesta distinguir donde acaban las virtudes del uno y empiezan las del otro.
Así, nos narran la historia de un militar que ve transformada su vida a partir de un experimento con portales dimensionales. El Mayor Zanetti se verá fusionado con un ser extradimensional para acabar convertido en la última esperanza que tiene la humanidad de rechazar la invasión de los entes de más allá de “la brecha”. Número a número se va desarrollando esta única historia, con interacciones puntuales de diversos personajes del Universo DC tales como Talia Ghul y la cúpula de la Cooperativa de Villanos, Superman, Batman y el Detective Marciano. Intervenciones para nada forzadas, antes bien, brillantes en su resolución y sin duda vinculadas, como la serie que nos ocupa, a las Crisis de finales de año en DC. Y esta brillante resolución de todo cuanto trata es la clave del encanto de la serie. Pues, aunque la premisa original pueda parecer una simple revisión de la historia del Capitán Atom que tiempo atrás contarán Cary Bates y Pat Broderick, bien sabido es que importa tanto el qué se cuenta como el cómo se cuenta… y Harras, Martín y López saben contarnos muy bien esta historia. Con una gama de personajes y de relaciones variada e interesante. Con una trama repleta de suspense que nos van desgranando con la lentitud precisa de maestros relojeros. Y con una acertada interacción entre ambas, trama y personajes, que acaba proporcionando una lectura fascinante, arrebatadora, que no cesa de visitar “lugares comunes», «íntimos universales” con los que con facilidad, como seres humanos, podemos llegar a empatizar hasta el punto de conmovernos. La confianza traicionada, el desconocimiento de la traición del amigo, la pérdida de las raíces, el desencuentro con nuestros seres queridos, la pérdida de los mismos, el olvido autoimpuesto, el cumplimiento del deber como único asidero para con la vida, la soledad del incomprendido y la de aquellos que habitan en las encrucijadas, sin llegar a pertenecer plenamente ni a un lugar ni a otro. Harras y Martín entrecruzan con habilidad todo ese mundo de sentimientos. De manera coherente con la trama. Como consecuencia lógica de lo que va sucediendo. Creando unas sinergias tan poderosas entre todas esas realidades interiores que, una vez inmersos en ellas, ya no podemos desentendernos de todo lo que vamos sintiendo y sólo nos cabe seguir adelante.
¿De verdad piensan que la va a publicar Planeta? Háganse el favor de pillársela ya. Y enterita para no perderse detalle. No se arrepentirán. Es de lo mejorcito que nos está ofreciendo el universo DC estos días.
