Hace algo más de un año que llegaba a España la última serie de Brian Wood, que recibía su correspondiente reseña por Raúl López, y toca hacer lo propio con el segundo tomo. Brian Wood es un autor que llamó pronto la atención con series propias como Demo o Local pero que tuvo su punto fuerte con DMZ en lo que se puede denominar como el “último gran coletazo de Vertigo” cuando el sello de DC aun era la punta de lanza, en sentido cualitativo, del cómic de autor norteamericano. Mientras realizaba su gran serie Wood también hizo otros buenos trabajos, su etapa en DV8 no estaba nada mal, sus X-Men fueron bastante entretenidos, sobretodo en su recta final con el equipo femenino, y siguió con un buen puñado de series propias muy interesantes, cortas como Mara o largas como Northlanders, colección que llamó mucho la atención por su calidad narrativa y en la que el autor demostró una gran capacidad documentativa. En los últimos años también realizó y anda realizando para Dark Horse series algo más largas como la futurista The Massive o la histórica Rebels, pero la sombra de DMZ es alargada y por muy buenas que sean el resto de series de Wood, que lo son, ninguna llega al nivel de esta. Es algo que les suele ocurrir a muchos autores, la gran e irrepetible obra que acabó hace años y parece que nunca va a repetir, pues siempre es bueno tener un ojo puesto en artistas como este porque, además de ofrecer una calidad media bastante alta, un día te saca una obra nueva que te rompe los esquemas igualando a DMZ y esa obra es Briggs Land.
Brian Wood es un autor que tiene una serie de fetiches que suele desarrollar bien en sus obras, por ejemplo, no le gustan los personajes simples, tiende a profundizar en ellos y si alguno aparenta ser sencillo o bien oculta algo o bien es porque en su viaje va a crecer, en este sentido Briggs Land y DMZ tienen mucho en común, sus protagonistas siguen un camino que se supone es el que deben cumplir aunque su función vaya cambiando en su crecimiento. A Wood también le gusta la historia, especialmente la de Estados Unidos, y cómo esta afecta al presente o a posibles futuros, en DMZ hacía algo muy interesante, ponía al país frente a una segunda guerra civil que en realidad consistía en trasladar un conflicto que solemos ver en los países “menos desarrollados” al corazón de su nación, con una clara e importante reflexión autocrítica identificando muchos de los problemas de la actualidad estadounidense y, como no, de la nuestra en tanto que compartimos cada día más cosas. Briggs Lands hace algo muy similar pero tomando un punto de vista diametralmente opuesto, es decir, toma algo que existe en la sociedad, que es malo y avanza desde el punto de vista interior de forma que nos hace reflexionar sobre nuestras propias posturas confrontándonos a lo que más rechazamos de nuestra sociedad.
Los movimientos secesionistas de los Estados Unidos que se alzan como los verdaderos americanos y que se ligan profundamente con ideologías de extrema derecha no solo existen sino que suelen vivir habiendo creado una especie de microsociedad apartada que se relaciona poco con el resto, tampoco es raro, el resto de la sociedad no suele querer sentarse demasiado cerca de esa gente, aunque siempre se especuló que ciertos sectores, próximos en tradicionalismo pero alejados al dar importancia a la economía, tienen tendencia a utilizarlos, no dejan de ser parias, por eso el trabajo y enfoque de Wood al meternos dentro de uno de ellos es tan llamativo. En el anterior tomo, Grace Briggs ya se había hecho con el apoyo de sus hijos para convertirse en líder, aun le falta mucho por demostrar al resto de ciudadanos así que este segundo toma el camino de mostrar el trato de Grace con algunos de los ciudadanos del país de Briggs. En un principio parecen tres historias aisladas pero al final dos de ellas resultan tener una gran relevancia para la difícil tarea de demostrar a un grupo de personas que viven en un patriarcado tradicional ligado al White Power que una mujer puede ser tan hábil como un hombre para gobernarlos.
Este segundo tomo de Briggs Land recoge la serie limitada Lone Wolves de seis números, parece que los autores van a ir planteando la serie de esta manera y no como una regular a la antigua usanza. La primera historia ocupa tres números y es la mejor, es la única dibujada por Mack Chater, autor que ha resultado una agradable sorpresa y que se defiende muy bien en todos los aspectos del dibujo. En esta historia se nos presenta un conflicto entre el FBI y los habitantes del país de Briggs debido al supuesto secuestro de unos senderistas que se adentran donde no deben, lo mejor de ello es la forma en que Wood hace que nos metamos tanto en el papel de los secesionistas que por un momento parecen los “buenos”, logra que empaticemos con ellos aun desde posiciones opuestas e incluso hace parecer que el FBI está actuando mal y todo ello gracias a fijar una postura interior basada en el amor al resto del pueblo que solo alarma en el momento que salen a la luz los aspectos moralmente más deplorables.
La segunda historia, y que sirve un poco de respiro entre acción y acción, es igualmente brillante. La postura de Grace para con las mujeres de Briggs Land es diferente a la tradicional, difícilmente la podremos calificar de feminismo, de igualdad, pero sí que quiere que las mujeres tengan más importancia dentro de la comunidad y que no sean un mero objeto tras el patriarca de turno. Junto a eso nos trata un tema complejo como el del aborto de manera bastante sencilla pero también deja unas viñetas brillantes en las que Grace se enfrenta a parte de su pasado antes de casarse con el líder de “esa secta de extrema derecha”. El dibujo cae en manos de Vanessa R. Del Rey que le da un toque único, justo lo que una historia de este calibre necesita.
Para cerrar esta segunda parte Wood avanza en la historia de Grace haciéndose con el poder al enfrentarla a uno de los fieles más importantes de su marido, es la parte menos reflexiva de la historia pero narrativamente es la más sorprendente en el sentido de que hay planes detrás de planes, es la historia que más avanza en el camino marcado por el anterior tomo. Lo malo de esto es el aspecto gráfico, Werther Dell’Edera no está a la altura de los dos anteriores ni de la historia de Brian Wood. El tomo se completa con una historia que trata el tema del tráfico de drogas que muchos de estos grupos usan como parte de su financiación y que profundiza en el tipo de sociedad que Grace quiere para los suyos.
El primer tomo de Briggs Land supuso un soplo de aire fresco en muchos sentidos pero con este segundo Brian Wood consolida la historia y la posiciona no solo como la mejor obra del autor junto a DMZ sino como una de las mejores narraciones del noveno arte dentro del panorama del cómic independiente americano actual. Habrá que estar atentos a su avance y a la serie de televisión que la AMC tiene planeada hacer.
Briggs Land 2, Lobos Solitarios
Guión - 9.5
Dibujo - 7.5
Interés - 9.5
8.8
Asombroso
Brian Wood lo ha vuelto a hacer, pese a un dibujo variado, este segundo tomo de Briggs Land demuestra que estamos ante una de las series del momento.
Curiosamente me ha parecido lo contrario; la primera historia ha supuesto un bajón comparado con el primer tomo, alargada y que no logra mantener la tensión y por lo tanto el interés.
Las otras tres historias cortas me han aparecido mucho mejor y que recuperan el tono inicial de la serie, profundizando más en la psicología de los personajes y ampliando el Universo de esa comunidad.
En el dibujo si estamos de acuerdo, la primera parte mejor, aunque el dibujante simplemente es cumplidor y efectivo, estando muy lejos del nivel que merece la serie. Los otros, horrorosos.
Si esto lo dibujara un R.M Guera estaríamos hablando de un clásico moderno.