Brüsel

4
1962
 

Edición original:Les cités obscures: Brüsel, Casterman
Edición nacional/ España:Norma Editorial
Guión:Benoît Peeters
Dibujo:François Schuiten
Color:François Schuiten
Formato:Rústica con solapas, 128 Páginas
Precio:27€

 

Siguiendo la fantástica labor de reedición de Las ciudades oscuras por parte de Norma Editorial, este mes le toca el turno a Brüsel. Es el tomo número cinco de la colección de Benoît Peeters y François Schuiten. Editada originalmente en 1992 por Casterman.

Benoît Peeters y François Schuiten son los creadores de la colección que ha dado alguno de los mejores álbumes del genero. Otros álbumes de la colección previamente reseñados en Zona Negativa son La Ruta de Armilia y otras leyendas de las ciudades oscuras. Además también se ha reseñado su última colaboración Volver a París.

El florista Constant Abeels vive en Brüsel, una ciudad que está experimentando una revolución tecnológica que, con la llegada del plástico, debería poner fin a los miasmas insalubres y la degradación de las plantas. Constant ha reformado su tienda para adaptarse a dicho progreso, pero una interrupción del suministro del agua le obliga a retrasar su reapertura y acudir al Palacio de Los Tres Poderes para soluciornalo. Allí es sacudido por la sensual belleza de Tina, una empleada muy comprensiva. Juntos descubrirán la maqueta de la nueva Brüsel, un proyecto de Freddy de Vrouw, un emprendedor megalómano…

Brüsel es como casi todas las historias de Las ciudades oscuras una historia de un solo álbum. Se interconecta con el resto mediante menciones a otras ciudades y algún cameo, pero sin una continuidad clara. La diferencia es que quince años después los autores nos la volverían a mostrar en La teoría del grano de arena. En Brüsel se ve más claro el juego de espejos que los autores hacen con ciudades reales. La obra no deja de ser una ucronía sobre el posible futuro de una Bruselas que se hubiera quedado varada en la posmodernidad. Usan esta ciudad imaginaria para criticar las locuras urbanísticas de su ciudad de residencia. Esas tropelías comienzan a mediados del siglo XIX y se extienden a nuestros días. Es un mezcla de corrupción urbanística, progreso mal entendido y falta de humanidad de unos gestores incapaces de hacer su labor con un mínimo de sentido común. El resultado es una ciudad despojada de su historia en pos de una modernidad imposible de alcanzar.

Como en todos los álbumes de la colección nos encontramos ante un viaje, en este caso físico y espiritual, cuya meta marca también el final del álbum. El viaje es el motor de la acción y como en todos los álbumes de la serie no está programado por el protagonista sino que se ve obligado a realizarlo en contra de su voluntad. E inevitablemente encuentra una mujer a la que no se puede resistir y que, mucho más decidida, tirará de él hasta culminar el viaje. Las dificultades del mismo las generará el caos en el que se ha convertido Brüsel desde que se iniciaron las faraónicas obras y al finalizarlo se verán en cierta manera curados del progreso.

Una de las cosas que hacen fantástica esta colección es que en todas las obras la imparable fuerza del progreso que tenía que traer prosperidad choca contra un elemento esotérico o misterioso. Todos los protagonistas se creen parte principal del progreso al que nunca cuestionan hasta que el desastre es imparable y se ven arrastrados por él.

Esta obra es en la que más situaciones cómicas se producen de toda la saga, un humor surrealista y absurdo producto de las situaciones kafkianas en las que se ve envuelto el protagonista. Es la sátira de un pobre hombre víctima de un sistema que no comprende.

Gráficamente tiene todas las bondades del estilo de Schuiten y es una homenaje a su ciudad y en particular al arquitecto Victor Horta. Aquí los personajes brillan más que en anteriores obras porque tienen más protagonismo. La arquitectura no es tan impresionante, tal vez por ser más cercana a la real. Los diseños de estética steampunk abundan por toda la obra y son tan brillantes como es habitual. Y siguen observándose las influencias de los grabados de principios de siglo.

Como en los anteriores Norma Editorial hace una maravillosa edición de gran papel, gran formato, con una reproducción que mejora las de ediciones anteriores. Una increíble labor de recuperación de una colección clásica. Esperemos que lo hagan con todas las obras de estos autores.

Estamos ante una de las obras capitales de la BD como todas las que componen Las ciudades oscuras. Tal vez sea la que mejor equilibra la fascinación por las ciudades mismas con los personajes. Perfecta en historia y dibujo. No es mi favorita de la colección pero es una maravilla igualmente.

  Edición original:Les cités obscures: Brüsel, Casterman Edición nacional/ España:Norma Editorial Guión:Benoît Peeters Dibujo:François Schuiten Color:François Schuiten Formato:Rústica con solapas, 128 Páginas Precio:27€   Siguiendo la fantástica labor de reedición de Las ciudades oscuras por parte de Norma Editorial, este mes le toca el turno a Brüsel. Es el tomo…
Guión - 9
Dibujo - 9.5
Interés - 10

9.5

Arquitectura

Imprescindible una autentica joya.

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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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pelayo
pelayo
Lector
6 septiembre, 2017 19:25

Gracias de nuevo por ir reseñando esta no-serie, Diego.
Tras La ruta Armilia decidí que me haría con el resto de la serie, y y después de Brüssel … pues sigo con más ganas de completarla, porque este álbum también me ha gustado, aunque sinceramente, ese tono de pesadilla kafkiana -que bien señalas- me estaba dejando mal cuerpo, con el pobre Constant enmarañándose en una burocracia estúpida y negligente, saliendo simplemente a pedir que le vuelvan a conectar el agua y acabando perdido en un hospital semanas después. Se disfruta sufriendo al ver cuánto nos parecemos a él en nuestra condición de administrados ante grandes empresas públicas o privadas que nos mandan de ventanilla en ventanilla o de teleoperadora en teleoperadora. Y el tema social/urbanístico de «¡abajo lo rancio! ¡arriba lo moderno!», buf… para los que nos gusta la arquitectura y el urbanismo y vivimos en algunas ciudades de España, eso está aún muy cercano y bien visible.
Norma reeditando una gran serie sobre urbanismo-ficción, y ECC reeditando con todo lujo las adaptaciones de ópera de Craig Russell. Sin duda vivimos en un buen momento para los cómics que no son «los de toda la vida». ¡Y que dure!

Radar
Radar
Lector
6 septiembre, 2017 21:08

Es estupendo ver reseñadas obras de la BD europea, capaz de dar creaciones tan geniales como esta serie. Yo empecé con La Torre, me atrapó con Las Murallas de Samaris y ya no pude dejar de seguirla. A propósito, y ya que han sido de nuevo editadas, a ver si puedes reseñarlas también.

Brüssel fue un choque para mí. Después de esos ambientes tan extraños, de época indeterminada y en mundos con sus propias reglas, una ciudad tan (en apariencia) anodina me pareció aburrida. Además es, m parece, uno de los álbumes con más texto de los que componen la serie. Pero a poco que te dejas llevar notas como ese ambiente kafkiano (imposible no usar ese adjetivo en esta obra) es tanto o más fantástico que el cubo de Urbicandia. Además, una vez que visitas Bruselas, no puedes olvidar el Palacio de Justicia arriba de todo, un monstruo que se apoya sobre la ciudad vieja.

Muy, muy recomendable. Y me habeis recordado que para unos nuevos amigos arquitectos, debería de encantarles