Juntar a uno de los guionistas con más caché del panorama actual, Jeff Lemire, un prometedor dibujante como Greg Smallwood con un personaje como un personaje con tanto potencial como El caballero Luna a priori puede parecer apostar por un éxito seguro de crítica. Y así sería si no fuese porque estamos ante uno de esos raros casos en los que la mística que hay tras el personaje termina abrumando al más hábil de los guionistas. Pocos han sido los que han salido airosos a la hora ya no de narrar sus aventuras sino de intentar aportar una nueva capa a su ya de por sí difícil historia.
Lo que nadie le podrá negar a Jeff Lemire es la audacia, la valentía que ha mostrado a la hora de escoger el enfoque de su primera trama, de todos es sabido cuánto puede marcar el futuro de una etapa que esta tenga un arranque esperanzador o no, su propuesta es cuanto menos interesante, encontramos a Marc Spector recluido en una especie de manicomio donde sus captores le mantienen aturdido mediante fármacos que le son suministrados a la fuerza, por otro lado, la directora del centro trata de reescribir su memoria haciéndole creer que lleva desde niño allí encerrado por su enfermedad, un trastorno disociativo que le hace confundir la realidad y hasta su identidad. Duda el protagonista y si no fuese porque los lectores conocemos su pasado también dudaríamos si hasta la fecha no habremos sido testigos de su locura, de una falsa realidad, porque en el fondo, ¿Cuánto hay de cierto en las muchas identidades bajo las que se esconde el protagonista?
La historia avanza de forma asfixiante, entre las puertas del recinto Marc se encontrará con viejos conocidos que misteriosamente se encuentran también allí también atrapados y a los que mirará de ponerlos a salvo a la par que trata de descubrir qué hace él allí, de qué forma Konshu le puede ayudar a salir de este problema y por otro lado, quién se esconde tras su encierro. Son muchas las sorpresas que el guionista ofrece al lector, pero quizás por lo enrevesado de la trama, o por esa atmósfera sobre la que está construida que al terminar de leerlo uno se debata entre la genialidad o la estupefacción al no saber muy bien el juego que propone el guionista. Sinceramente, no es suficiente con la lectura de estos primeros cinco números para saber si estamos ante las primeras pinceladas de una obra maestra o sencillamente ante una idea genial penosamente ejecutada, tocará esperar para ver qué más es capaz de ofrecernos Lemire, si tomamos como referencia sus trabajos para DC Comics sabemos que capacitado está para dejar su particular huella en el personaje.
Si opresivo resulta el trabajo del guionista lo cierto es que el en el apartado artístico Greg Smallwood lo borda tanto en las páginas más cercanas a esa locura en la que nos quiere sumergir el guionista que buscan emular épocas pasadas Sienkiewiczcas como en aquellas en las que se muestra más contenido aún con ese trazo sucio que tan bien le viene al personaje y en particular al tipo de historia.
Sólo el tiempo, y más concretamente los números que vendrán a continuación servirán para juzgar si estamos ante un clásico incomprendido, una magnífica historia o un pequeño borrón en la carrera del escritor canadiense, por ahora le daremos el beneficio de la duda para ver si es capaz de sobreponerse a la maldición del Caballero Luna.
De primeras es muy impactante, sobre todo por el dibujo y el color; y el arranque es muy intrigante. Pero conforme más reflexiona más uno esta serie, más pegas le sacas:
((ATENCIÓN: NO HAY SPOILERS CONCRETOS PERO SÍ INDICACIONES DE POR DÓNDE TIRA EL ARGUMENTO))
– En realidad, no hay ningún misterio. Aunque la idea resulte satisfactoria, sabemos perfectamente que el Caballero Luna no está loco. Ha participado en infinidad de eventos con otros personajes cuerdos. Por lo tanto, aunque en el primer número pueda resultar misterioso si lo que vemos es real o no, pronto queda claro que obviamente todo es real y que no está loco.
– Sabemos que por muy loca que se ponga la situación, al final todo va a terminar volviendo a su cauce porque esto es Marvel.
– Los del manicomio sólo tienen dos guardas para retener a uno de los hombres más peligrosos del planeta. Le guardan el traje. No hay candados ni verjas. No lo atan a la cama.
– Y ya puestos, ¿por qué no le pegan un tiro en la cabeza mientras duerme? Entiendo que a los dioses egicipcios les gusta la tortura, pero si el avatar de Konshu es tan peligroso y molesto, podrían hacer algo más que jugar con su mente. No sé, partirle las rodillas al menos.
– La desmitificación que hace Lemire de los dioses egipcios, intentando explicarlos en términos científicos, me pareció curiosa en una primera lectura pero ahora no me gusta nada.
Ojo, que con todo esto no quiero decir que el cómic no esté bien. Es muy llamativo y es de lo mejor que está publicando Marvel. Pero durante los dos o tres primeros números me emocioné mucho, y ya se me está pasando.
Gracias por la reseña Raul. Es verdad que cuando lo acabas no sabes si te gusta o no ,o que pensar de el. Al rato ya me di cuenta que si que me gusto. Particularmente pienso que todo el manicomio ,es su subconsciente en guerra con una de sus personalidades(o con la deidad que se apodera de el de vez en cuando) ,konshu. Cosa que veo clara pero puede que no , porque hablando de ello hay quien no lo ve asi, en cualquier caso, si pienso eso, todo me cuadra mas. El dibujo esta muy muy bien ,haciendo geniales las escenas psicodelicas. Ahora a esperar , que lo unico malo del tomo 100×100 es la demora hasta el siguiente numero. Que llegue ya. Un saludo.
El final me dejó descolocado, sin tener claro si me gustaba o si no. Si Lemire pretendía contagiar la «locura» e incertidumbre de la historia al lector, lo consigue con ese final. Buen cómic.
Pues a mi me ha gustado, aunque parezca la version netflix del Caballero Luna.