Cable: La vida de un mesías.

Hacemos un repaso a las series y eventos en los que participa uno de los mutantes más relevantes de los X-Men en las últimas décadas.

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De tal palo tal astilla”, si nos hubiesen dicho esto sobre Cable y su padre Cíclope en la época en que este aparecía por primera vez seguramente nos reiríamos, sobretodo porque no podía haber héroes más opuestos, el calmado líder Scott “Slim” Summers con una moralidad muy marcada por el pacifico sueño de coexistencia de Charles Xavier y mucho autocontrol frente al agresivo Cable, guerrero impasible ante la muerte al que cualquier método le vale para conseguir sus fines, llegado de un futuro que le ha moldeado de tal manera que su primera acción es la de militarizar a los mutantes.

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Pero las cosas cambian y ahora este dicho no nos resulta tan extraño, ¿por qué? Bueno, la historia de Cíclope ha evolucionado mucho en los últimos años, un fuerte cisma, con una saga de ese mismo nombre, llegó a los mutantes cuando estos se encontraban en una dura situación que casi los lleva, una vez más, a la extinción. Esta división conllevó muchas cosas pero dentro de la personalidad de Cíclope vemos un gran punto en común con su hijo, a saber, la idea de que los mutantes deben estar militarizados y entrenados desde muy jóvenes para preparase contra los enemigos que intenten acabar con su especie. Cíclope sigue con el famoso sueño de Xavier como ideal fundamental pero da un paso hacia la idea de Magneto, mucho más belicosa, solo que en vez de usar esta militarización como ataque lo hace como defensa. ¿Nos suena todo esto? ¡Claro! Es la misma postura por la que Cable fue duramente criticado durante principios de los noventa por los más fieles alumnos de Xavier cuando transforma a esos jovencísimos Nuevos Mutantes en la fuerza de choque que se pasaría a llamar X-Force, colección que en todas sus encarnaciones ha estado ligada a una violencia fuerte (dentro de lo que es fuerte para una serie destinada a todos los públicos cuando Marvel aun estaba bajo la vigilancia del Comic Code Authority) que él mismo inició.

Repasemos rápidamente, casi a la velocidad de la luz, la vida del padre para ver lo que pasa al compararla con la del hijo: Scott Summers es separado de sus padres de pequeño debido a que unos extraterrestres los raptan, su madre muere y su padre acaba por convertirse en Corsario, el líder de un pequeño grupo de rebeldes que luchan por el espacio contra las injusticias de un imperio, Nathan Summers es separado de su madre muy joven, la cual muere, y poco después de su padre, el líder de un grupo que busca su sitio en el mundo y lucha contra las injusticias hacia los suyos, debido a que un virus potente lo infecta y debe ser llevado al futuro para que lo curen. La vida de Scott es afectada por un villano desde muy pequeño, Mr. Siniestro, mientras que en la de Nathan ese papel lo desempeña Apocalípsis. A Scott lo acaba por educar Xavier dentro de un grupo cerrado con unos fuertes dogmas cuasi religiosos e ideales muy fuerte, a Nathan lo cría directamente un grupo religioso basado en las creencias de Xavier. Sobre el padre recae el peso de ser el líder de la especie mutante y sobre el hijo el de ser el mesías que salve el mundo. En resumen, visto así en vez de reírnos deberíamos meditar sobre qué nos llevó a pensar que eran tan distintos.

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Cable responde a un estereotipo, algo adelantado a su tiempo, unos pocos años, pero un estereotipo al fin y al cabo, tiene un poco de antihéroe y los noventa fueron caldo de cultivo para este tipo de personajes pero también al belicismo de las películas de acción de la época, un tipo con muchas armas que parecía llegado de la guerra era un buen reclamo, quizás esto influyera en su posterior fama que, sin llegar a cotas de otros grandes mutantes, le sirvió para obtener varios volúmenes protagonizados por él en solitario. O quizás el suponer un soplo de aire fresco en las colecciones mutantes, Cable no era como el resto de mutantes de la época, era más violento de lo normal y su concepción de la educación distaba de la ofrecida por Charles Xavier que, hasta entonces, había sido modelo para todos sus alumnos y por ende el de todos los mutantes “buenos”. El Cíclope actual, tomando como tal al pre-Secret Wars de 2015, también está un poco estereotipado, si lo que antes nos gustaban eran los héroes que utilizaban métodos cuestionables en un sentido moral ahora lo que nos va es dudar de los héroes que siempre han sido buenos y han hecho cosas buenas pero que mirados desde otro prima o poniéndolos en situaciones difíciles pueden llegar a ser moralmente cuestionados. Somos víctimas de nuestra época, del zeitgeist, y mientras antes queríamos, como lectores en general, héroes con métodos dudosos ahora nos gusta dudar de los métodos heroicos. Pero centrémonos en Cable.

Cable es sin duda un personaje muy interesante y que estuvo rondando por muchos de los grandes eventos de los mutantes de Marvel, no obstante el objeto de este artículo no es tanto analizar su vida, aunque sea imprescindible pasarse por ciertos momentos en otras colecciones, sino que lo que se presenta aquí es un análisis global apto para todos pero centrado especialmente en las colecciones que llevan su nombre.

NATHAN CHRISTOPHER CHARLES SUMMERS (Y PRYOR).

Tiempo después de la muerte de Jean Grey, en uno de esos culebrones claremontnianos que tanto adoramos, Scott Summers conocé a otra pelirroja que le llama la atención desde un primer momento por su parecido con su ex, esta mujer se llama Madelyne Pryor y aparece por primera vez en el año 1983 en la colección de The Uncanny X-Men. Scott la conquista y poco a poco su relación va avanzando hasta que se casan y Madelyne se queda embarazada. En el número 200 de la misma colección, en pleno “Juicio de Magneto”, rompe aguas y al siguiente, en la primera página, ya parece el bebé por primera vez.

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Se supone que esto debería ser una especie de final feliz para la pareja según las declaraciones del propio escritor Chris Claremont, pero aquí nada es eterno y en seguida empezarán a caer en una espiral que nos llevará a enterarnos de cosas que jamás nos habríamos imaginado como que Madelyne descubre que toda su vida ha sido borrada y resulta ser en realidad un clon de Jean fabricado por Mister Siniestro o que Cíclope, al saber que su exnovia sigue viva, deja a su mujer y su hijo para volver con ella, lo que nos demuestra que, por muy héroe que sea, dista de ser perfecto. Más tarde se intenta justificar que Cíclope creía que estaba muerta, pero siempre fue una idea que cojeó por muchas partes. A partir de aquí el bebé irá apareciendo en las páginas de Factor-X y de X-Men, siendo secuestrado por los Merodeadores y rescatado por Jean Grey, hasta llegar a su punto culminante en la famosa saga Inferno, donde Madelyne, entre que es manipulada y que se vuelve loca, trata de conquistar el mundo y vengarse de los mutantes que en su día la habían acogido convertida en la Reina Duende.

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Nathan sigue apareciendo detrás de los cruces importantes de la época, el siguiente es el Proyecto Exterminio, pero su importancia es meramente tangencial, por ello hay que saltar un poco después a los números del 64 a 68 de Factor-X (51 al 54 de Forum en España) donde sucede una pequeña saga llamada El manifiesto Apocalípsis. El argumento está escrito por Jim Lee y Whilce Portacio, que también dibuja estos números, pero el guión está desarrollado por Chris Claremont y, al igual que todos los cómics de mutantes de este momento, es de lectura obligada. En la historia el villano Apocalípsis ataca a Factor-X, grupo compuesto por aquel entonces por la Patrulla-X original, intentando hacerse con su nave por motivos a priori desconocidos, en el desarrollo se va descubriendo que Nathan es una especie de mesías y, aunque intentan salvarlo incluso con la ayuda de los Inhumanos, acaba por ser infectado por un virus tecno-orgánico que le procurará una muerte segura.

En ese momento aparece una mujer, miembro de un culto llamado Askani que se opone a Apocalipsis y se ofrece para llevarse a Nathan al futuro, curarle su enfermedad y usarlo en contra de este enemigo en otros tiempos, Evidentemente Cíclope acepta, mejor eso que la muerte de su hijo, y así será la ultima vez que veamos al pequeño… de momento, no hay que ser ingenuos, la cantidad de datos ofrecidos en torno a la figura del niño ya nos hace pensar que tendrá una importancia crucial en el futuro, pero no deja de ser asombroso la capacidad de Claremont para contar tanto en tan poco espacio. Así, tardaremos poco en volver a verlo, pero será con otros autores y de una forma muy diferente.

CABLE: FUERZA, ARMAS, SANGRE Y METAL.

Aunque como Nathan fue creado por Chris Claremont, el personaje de Cable llega de las manos de Louise Simonson y Rob Liefeld y aparece por primera vez en la última viñeta del número 86 de la colección Nuevos Mutantes (número 63 de la edición de Forum) pero donde empieza a desarrollarse de verdad es en el número siguiente.

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La portada de ese número es ciertamente engañosa, parece que veremos a un nuevo villano que pretende matar a nuestros Nuevos Mutantes pero nada más lejos de la realidad. La primera actuación de Cable se sucede tratando de ayudar a unos militares que son atacados por el Frente de Liberación Mutante que, después sabremos, está liderado por Discordia. Como decíamos al principio, Cable llega fuertemente armado, con lenguaje y conocimientos que nos hacen intuir un pasado militar, una actitud fuerte y un aspecto medio robótico pueden llevarnos a pensar mal de él, pero enseguida vemos que intenta pedir ayuda a Factor-X, con lo que malo no debe ser. Está claro que es un elemento algo distinto en el mundo de los mutantes, no como secundario pero sí como protagonista, que es el papel que parece darle Louise Simonson desde el principio e intentan explotar este misterio durante unos cuantos números hasta propiciar el inevitable encuentro con los alumnos de Xavier. En este primer encuentro algunos miembros de los Nuevos Mutantes y Cable se salvan mutuamente gracias a los conocimientos estratégicos de este último, con ello y estando el grupo en horas bajas, Cable no tarda en hacerse con el liderazgo y tratar de entrenar en un sentido más militar, incluso las asignaturas en las que hace hincapié tiene estos sesgos, ya que la función de profesor clásica en los mentores del grupo de jóvenes mutantes sigue vigente. Este cambio brusco nos lleva al final de la colección, en el número 100, y a que algunos de los miembros del grupo no lo acepten bien con su consecuente salida del mismo propiciando así la transformación en X-Force con Cable manejando todo a su antojo.

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En el apartado gráfico tenemos al famoso ROB!, que empieza normalito pero poco a poco va haciéndose con su estilo propio muy característico que le hará ser uno de los dibujantes más famosos (y odiados) de la década de los noventa, a título personal he de admitir que sus inicios no me disgustan, pero con el tiempo se pierde. Sea como sea, Rob Liefeld realiza el argumento y el dibujo de esta nueva serie X-Force acompañado de Fabian Nicieza encargándose de los diálogos para un número uno que vendió muchas, pero muchas muchas, copias (vale, en cierta medida por la especulación que casi acaba con el mercado, pero al Cesar lo que es del Cesar). Ambos autores desarrollaran mucho al personaje en esta colección, primero juntos y luego solo Nicieza, junto a Masacre y poniendo como némesis a Discordia y su Frente de Liberación Mutante. Lo cierto es que esta primera imagen, que perdurará en casi toda su carrera, está muy bien cuidada y tiene un punto importante de originalidad, a pesar de beber mucho del concepto “action hero” de su momento, los autores podían haber tirado por lo fácil, es decir, traer a un relativamente joven Nathan y en un gran evento mostrar esa idea de mesías mutante que siempre estuvo subyacente en el niño, pero no, optan por enseñar a un hombre que ha luchado en una guerra que aun no ha acabado, mayor, con un hijo que parece haber pasado la adolescencia y una mujer muerta. Un guerrero con solera que no a conseguido lo que se suponía y que, dentro de su ira, no podemos evitar ver un punto de tristeza.

Es en este momento en el que llega su primera serie limitada de dos números, a la que en algunos sitios se conoce como volumen uno pero que aquí hemos visto como un tomo, llamada Sangre y metal. Como viene siendo en ese año, 1992, el guión cae sobre Fabian Nicieza pero del dibujo se ocupa uno de los grandes: John Romita Jr., obteniendo un resultado bastante interesante. La historia baila entre el presente y el pasado contando que Cable formaba parte de una unidad militar llamada la Media Docena (Six Pack) que luchaban contra Discordia en el pasado mientras Cable en solitario sigue persiguiendo a los miembros de FLM en el presente. Kane, uno de los excompañeros del grupo de Cable, lo persigue porque, sorpresa sorpresa, ¡Cable es Discordia!, o eso cree él. En realidad ambos tienen la misma cara y esto traerá en jaque a mucha gente durante un tiempo. El que Cable sea tan reacio a hablar de su pasado y tan sumamente desconfiado propicia una serie de peleas que acabarán con Kane y él aliados contra Discordia. Lo mejor es sin duda la parte del pasado y como la Media Docena acaba mal con su líder por un malentendido, tiene un toque película de acción de los ochenta que no le sienta mal, acercando el personaje más a un “Rambo” que al antihéroe que se dejaba ver al principio. La amistad con Kane y el final es otro punto a favor.

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La serie en cuestión sirve de prologo al gran evento mutante del año siguiente La canción del verdugo, otro de los grandes momentos de esta parte del universo Marvel en el que Cable, ayudado por los diferentes grupos de mutantes, obtiene su batalla final contra Discordia, donde se juega con quién es el clon de quién y la supuesta muerte final de ambos. Hasta este momento Cíclope no sabe nada a ciencia cierta, pero intuye que ese hombre es su hijo aunque dice “no quiero pensarlo, pero creo que se ha vuelto a sacrificar por nosotros”.

NATHAN DAYSPRING, HIJO DE ASKANI.

En 1993, después de los hechos acaecidos en La canción del verdugo, Cable consigue su primer serie propia que tendrá una larga duración de nuevo por Fabian Nicieza pero esta vez con Art Thibert. La historia continúa lo visto en la mini-serie Sangre y Metal, con Kane en el futuro, a través de él conocemos que Discordia mató a la mujer de Cable y secuestró a su hijo Tyler, con ello Nicieza parece dejar claro desde un principio la intención de crear una mitología propia en torno al personaje y no solo desarrollarlo en el presente, lo cual sería lo más fácil teniendo en cuenta que los mutantes viven en una época dorada en cuanto a sus ventas. El mundo se nos presenta a través de Kane como recurso ante desconocidos, efectivo todo sea dicho, ya que ayuda mucho a entender ese mundo sin extenderse en páginas, pero Cable no tarda en aparecer, todos nos imaginábamos que su lucha con Discordia no iba a suponer su final.

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El autor juega mucho con el tema de la clonación, tras su pelea con Discordia, Cable cree ser el clon puesto que es menos poderoso, la telequinesis de Discordia es mucho más fuerte, y está más estropeado debido a que necesita sus partes mecánicas para vivir. Ya intuimos que su clonación fue temprana y su diferencia de carácter se debe a su entorno, Cable crece en una familia del clan Askani, rebeldes que luchan contra una dictadura futura mientras que a Discordia, como sabremos después, se lo lleva Apocalipsis.

Cable vuelve al presente poco después de haber “muerto” pero, una vez más, en vez de lanzarlo de cabeza al circo mutante (lo que ocurrirá en la colección de X-Force) Fabian Nicieza lo devuelve con su Media Docena y villanos propios como Sinsear o Tolliver continuando la idea sacada de la colección de los jóvenes mutantes en la que Tolliver secuestraba a Dominó y la sustituía por una metamorfa llamada Vanesa. Lo malo de esta parte es que hay un constante cambio de dibujantes entre los que vemos a Dwaine Turner o Darick Robertson que no están mal pero nos sacan un poco de la continuidad que le da el guionista a la historia.

Aunque la maquinaria es la que es y Cable tiene que ser integrado en el universo mutante solo que lo hace controlado mentalmente por Discordia en un arco llamado Padres e hijos, con Dominó diciendo a Cíclope que Cable es su verdadero hijo y Tyler, el hijo de Nathan, de por medio. Tras su resolución ocurren casos curiosos como que le pida a Cíclope que le hable de su madre Madelyne, su encuentro con su medio-hermana Rachel o la invitación a la boda de Cíclope con Jean Grey. Con todo esto y en menos de un año Fabian Nicieza crea la mitología que arrastrará el personaje para siempre y da al lector un poco de lo que queríamos.

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Varios cambios de guión y dibujo, entre los que está Scott Lobdell, hacen bajar la calidad de la serie y crean historias más cercanas a los mutantes del momento, aventuras menos ligadas al mundo que Nicieza nos venía contando. De hecho entra en su primer cruce con otras series en La alianza Falange, donde llega Jeph Loeb al guión, el cual se quedará un tiempo. Loeb tira de otros personajes poniendo a Cable en grupo con conocidos mutantes como Tormenta o Caliban, retoma al hijo, Tyler, como enemigo y el argumento girará un poco más en torno a Apocalipsis, a la vez que entra en otro evento, más modesto, llamado La búsqueda de Legión. Su etapa es más floja que la anterior y en este momento llega el cristal M’Kraan…

LOS TUTORES.

La era de Apocalipsis irrumpe en las colecciones mutantes haciendo que todas paren para enseñar ese mundo alternativo que copó la realidad Marvel durante unos meses en 1995. En España, la editorial Forum, aprovechó la ocasión para cerrar los volúmenes y renumerar las colecciones, así el volumen segundo de Cable aquí comenzará con el número 21 americano. Aprovechemos esto nosotros para volver al año 1994 y hacer un a pequeña parada en una miniserie de cuatro números en la que se escribe un pedazo importante de la infancia de Cable: Adventures of Cyclops and Phoenix, publicado aquí en un tomo llamado Cíclope y Fénix: Luna de Miel.

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La historia está escrita por el que dedicó parte de su vida a las colecciones mutantes Scott Lobdell y magistralmente dibujada por Gene Ha. Ambos tiran de la mitología creada en torno al personaje para unir pedazos de su infancia. A fin de no desvelar demasiado y dejar que futuros lectores descubran las cosas por si mismos digamos que la Madre Askani, tras clonar a Nathan y que este clon fuese raptado por Apocalipsis, decide clonar también los cuerpos de Cíclope y Jean Grey con la intención de que sus mentes del pasado ocupen esos cuerpos y ayuden a criar al niño. La historia se puede ver como una reconciliación, un “favor pagado” a Cíclope para quitar algo de dramatismo a su historia por sus grandes servicios a la humanidad, y funciona. Scott y Jean están en su luna de miel cuando sus mentes son transportadas al futuro en plena batalla y su primera misión será encontrar al niño. Lobdell moldea un poco el futuro distópico creado por Fabian Nicieza, matizando pero sin deshacer nada, es un Lobdell pletórico, de lo mejor que encontramos en un autor que fue muy criticado por su etapa al frente de los mutantes de Marvel.

Bajo los nombres de Rojja y Dellgado Dayspring, Scott y Jean pasan años en esos cuerpos del futuro criando a Nathan y protegiéndolo en ese peligroso futuro, así es como adquiere sus principios morales y aprende a manejar su telequinesis, que es lo que le ayuda a mantener a raya al virus tecno-orgánico al que Apocalipsis le expuso en el pasado. La historia está centrada en los padres y en el mundo, pero es muy esclarecedora sobre el pasado de Cable y nos ayuda a entenderlo bastante bien. Además desarrolla un poco más el cariño que Jean le tiene al pequeño, cosa que ya se veía en los números de los ochenta. Como apunte final decir que esta idea tuvo una continuación llamada The further adventures of Cyclops and Phoenix (aquí Cíclope y Fénix: el origen de Mister Siniestro) que nos aclara más sobre el villano, su interés en la familia Summers y lo que le lleva a crear la situación que acabará por dar lugar al nacimiento de Nathan, aunque no nos cuenta nada en especial de él.

… Y LA SERIE DE CABLE CONTINÚA.

Tras acabar la Era de Apocalipsis las colecciones mutantes vuelven a su normalidad y, bajo la no muy acertada iniciativa de marketing llamada Marvelution, retomamos a Cable donde lo habíamos dejado con Jeph Loeb al guión e Ian Churchill como dibujante más o menos regular (ya que es sustituido cada poco por otros, algunos menos afortunados y otros que apuntan buenas maneras entre los que encontramos a nuestro querido Salvador Larroca). Esta etapa dura diecinueve números, con alguna interrupción por en medio, en los que Loeb sigue con su dinámica de grupo pero se acerca más a lo creado por Fabian Nicieza. Los secundarios son X-Force, hace avanzar la relación con Dominó y mantiene a Jean Grey por medio pero lo más notable de estos primeros números es la creación del personaje de Blaquesmith, un mutante venido del futuro con poderes similares a los de Cable más la capacidad de viajar en el tiempo que hizo las veces de su mentor, por ello Nathan lo respeta más que a ningún otro.

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Aunque hay momentos en que parece que estamos leyendo una nueva colección de X-Force, Loeb va cogiendo el ritmo poco a poco y demostrando que es capaz de trabajar sobre las historias que realmente pide el personaje, así, no tarda en meterse con el futuro, los Askani (donde descubrimos que Blaquesmith fue su primer miembro masculino), su familia o la Media Docena. Por desgracia esta que podríamos denominar mejor parte de la etapa del guionista no dura demasiado e introduce a Nathan en medio de las repercusiones de la Era de Apocalipsis, es decir, de la llegada de ciertos personajes de ese universo alternativo al universo Marvel de toda la vida. Su primer enfrentamiento será con el terrorífico (a la par que insulso) Hombre de Azúcar para seguidamente dar al fan lo que quiere bajo el subtítulo “Vosotros lo pedisteis y aquí lo tenéis”: su enfrentamiento con el llamado X-Man, que no es otro que la versión de Nathan en aquel mundo”apocalíptico” que tanto dio que hablar. Con tópico tras tópico Loeb enfrenta a Cable con esta versión suya más joven, sin la tara del virus y, por tanto, con sus poderes telepáticos y telequinéticos intactos, que era mucho más “molón” para estos mediados de los noventa, un joven perdido al que nadie comprende que parecía medio sacado de la escena grunge apuntaba maneras a ser el centro de los mutantes pero que acabó en agua de borrajas, conformémonos al menos con que el “viejo” Nate es el que gana.

El evento de Onslaught que unió a todo Marvel, una aventura con el Arma-X llamado Kane y un viaje al Microverso pondrán punto y final a una etapa mediocre para dar paso a unos cuantos números autoconclusivos por Todd Dezago y dibujo de Randy Green que tampoco son nada del otro mundo. Algo mejores son los ocho siguientes escritos por James Robinson, parte de ellos dedicados a un evento mutante, como no, en este caso el llamado Tolerancia Cero pero en el resto se jugará un poco más con la relación entre Cable, Cíclope y Jean (con algo de Madelyne Pryor por ahí), el Club Fuego Infernal y conoceremos a Irene Merryweather pero quizás lo más llamativo de este momento es la entrada al dibujo del mejicano Jose Ladronn que se gana los corazones de muchos seguidores del medio debido a su estilo altamente influenciado por Jack Kirby y que se quedará un tiempo en la colección ya con Joey Casey como escritor.

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Casey continúa donde nos deja Robinson, con Cable enfrentado al Club acompañado de Merryweather pero retoma la mitología Askani y la idea del elegido, con la llegada de una etapa nueva en la vida de Apocalipsis y alguna que otra reflexión interesante sobre la guerra. El autor comienza fuerte y mantiene un ritmo de calidad bastante más alto que sus antecesores más recientes, aunque la historia vaya por otros derroteros, su nivel es comprable al de Fabian Nicieza y, por suerte, se mantendrá durante gran parte de su colección. Un punto a favor de Casey es su capacidad para integrar a Cable en el Universo Marvel sin dejar de lado sus historias propias con Blaquesmith o Dominó ni su relación con los Askani, Cable viaja a Wakanda donde se encuentra con Pantera Negra, escribe un muy buen arco argumental de cuatro números llamado “El contrato Nemesis” donde se enfrenta a Shield (con Ladronn homenajeando a partes iguales a Kirby y a Steranko, lo cual ayuda mucho a que uno se sienta atraído por la serie) o un par de números con los Vengadores. También tiene la suerte de no verse interrumpido por los habituales eventos más que un cruce de nuevo con la colección de X-Man con Dyscordia como enemigo, lo que le da para mover su trama hacia el tema Askani y su enfrentamiento con los secuaces de Apocalipsis. Finaliza la historia de Casey y Ladronn en el número setenta consiguiendo dotar al personaje de algo más de profundidad y sin recurrir tanto a las armas, centrándose en el uso de sus poderes y en secundarios para nada militarizados, una madurez que le sentó muy bien.

En el número siguiente supone el regreso de Rob Liefeld a su personaje que, además de dibujar, mete mano en el guión junto a Joe Pruett. Las comparaciones son odiosas, así que digamos que la marcha de Ladronn no ayuda a la narración. Liefeld se va rápido pero está lo suficiente como para devolver al personaje a un estado anterior, aunque mantiene el escenario de Casey, devuelve a X-Force como secundarios y a su lucha con Apocalipsis, primero con su nuevo jinete Calibán, el que antes fuese su aliado y luego junto a los X-Men contra el jefe. Nada nuevo en el frente. Mejora un poco hacia su final, cuando se deshace de la influencia de Liefeld e intenta avanzar con las ideas de Casey, dejando a si de resultar tan repetitivo, pero justo en este momento son sustituidos por Robert Weinberg y Michael Ryan, que se quedarán en la serie durante año y medio.

Esta nueva etapa es mejor que la anterior, juega con algo que se ha utilizado en diversas ocasiones pero que no por ello deja de ser interesante, hablo de la idea de ¿qué pasa con un mesías cuando ha cumplido su objetivo?, Apocalipsis ya no está y el futuro en que Cable se crió ya no existirá, así que comenzamos con el personaje algo perdido y cuestionándose a sí mismo. Por desgracia, aunque la historia no empieza mal, recurre a la misma idea de resolver cuestiones futuras actuando en el presente, esta vez con dos facciones sacadas de la manga para el momento en un primer arco argumental olvidable. En el segundo no mejora y poco después se ve obligado a tirar de la relación de Nate con otros mutantes de la Patrulla-X (Tormenta o Rondador Nocturno) pero, al igual que le pasa a Pruett, no le pilla el punto al personaje hasta los últimos números de su etapa, aunque no son tampoco para tirar cohetes por lo menos consigue entretener con una trama algo más cercana a su origen militarizado y viajes en el tiempo sin avanzar mucho con el protagonista.

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Ya en la recta final viene Igor Kordey, que será el último dibujante de la serie, mejorando el apartado gráfico considerablemente. Los guiones correrán a cargo primero de David Tischman durante ocho de los números donde el escritor lo lleva a América del Sur para que se enfrente a Sendero Luminoso tomando como guía ese pasado militar del personaje pero, lejos de hacerlo retroceder, lo reconcilia con su entrenamiento en sus poderes telequinéticos aunque usa más las pistolas debido a que sus poderes están fallando por culpa del virus, dando al personaje un toque incluso místico al ligarlo más con los Askani en el sentido casi religioso con el que se había iniciado. Con todo este panorama hay sitio para la política, la rebeldía y el amor mientras viaja no por el tiempo sino por el mundo. Esta etapa resulta un experimento bastante interesante a pesar de durar poco, en el número 105 es sustituido por Darko Macan que estará hasta el final en el 107. Estos tres números no dan para mucho, con lo que Macan no llega ni a tejer su propio hilo continuando perfectamente lo escrito por Tischman.

EL SOLDADO-X.

A pesar de su cancelación la serie sigue por donde iba, con el mismo equipo creativo pero diferente nombre: Soldier-X. Una maniobra de marketing pura y dura pues esta serie, que dura solo doce números, no ofrece el más mínimo cambio con respecto a lo anterior, Cable sigue algo perdido ya que la misión para la que estaba destinado se acabó, sus poderes algo descontrolados y pegando tiros por el mundo. Pero lo cierto es que los ocho números de esta realizados por el tandem Kordey/Macan son bastante entretenidos e incluso la relación con Blaquesmith tiene su punto gracioso, algo raro en esta serie que da un punto distinto. Irene Meryweather también sigue por aquí instaurándose como secundaria del personaje definitivamente, de hecho se le dedican bastantes páginas en solitario ya que ella está trabajando en su casa mientras que Cable sigue recorriendo el mundo y sus conflictos militares en sitios como Egipto o Rusia. Resaltar que el cómic de despedida de ambos autores es un bonito flashback sobre la relación de un joven Nathan con los Askani.

Karl Bollers y Arthur Ranson son los encargados de los últimos cuatro números de esta serie, forman dos arcos no muy trascendentes que siguen la linea marcada por Macan que lo único que se puede decir que avance es en la visión mesiánica de Cable, que aparece en ocasiones flotando en el aire al más puro estilo de Superman. En resumen estos doce números logran entretener, que ya es algo, no son parte de la gran historia de Cable y el hecho de que hayan quedado inéditos en nuestro país no es una gran perdida, pero se dejan leer.

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Como apunte final decir que en esta misma época Cable aparece en la serie Arma-X, protagonizada por algunos de sus excompañeros, en la cual parece tener cierta relevancia pero que con el tiempo se queda en nada.

EL SALVADOR Y EL BOCAZAS.

El cambio de nombre de la serie de Cable no fue la única que no funcionó, Masacre también sufrió una cancelación con lo que Marvel toma la decisión, bajo la iniciativa de Rob Liefeld y Fabian Nicieza, de unir a ambos héroes…, perdón, personajes, en una misma colección que, a priori, no pegan mucho aunque llevará a situaciones curiosas. Así en el año 2004 se estrena la serie de Cable y Masacre donde Liefeld solo se encarga de las portadas (con muchas armas, muchos músculos y poco que ver con lo que se cuenta en el interior) mientras que Nicieza retoma el guión de su personaje. Lo que si harán los dos poco después es una miniserie de seis número de los X-Force clásicos con Cable incluido, pero que no es muy interesante que digamos, solo apta para los más nostálgicos. La relevancia de la historia personal de Cable está en su serie con Masacre.

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La capacidad del guionista para continuar su idea del personaje pero incorporando todo lo escrito anteriormente es asombrosa, la primera imagen de Cable es una clara declaración de intenciones, aparece con una gabardina, manos en los bolsillos y volando la cabeza de Masacre con sus poderes, sabiendo que en realidad no lo está matando y con la única intención de retrasarlo (cosa que hace en repetidas ocasiones). El control/descontrol de su telepatía le hace ser más empático con su alrededor para bien y para mal, con lo que continúa el entrenamiento Askani que anteriores autores habían descrito. También sigue dando importancia al trabajo de Irene Merryweather como periodista, de hecho el hilo conductor de gran parte de la historia es que Cable decide pasar a la acción en ese sentido mesiánico que lleva acarreando toda su vida, solo que esta vez no espera al combate sino que decide buscar la forma de ayudar al mundo a lo grande, nada de batallitas en junglas, cambiar la sociedad a un nivel mundial. Irene, mediante entrevistas con titulares como “quiero salvar el mundo y tengo poder para hacerlo”, le hará ser más conocido y por tanto preocupar a gente a la que antes no le interesaba le mutante de las grandes pistolas, y como no a sus antiguos aliados de Shield.

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Masacre y Cable están unidos por teleportación, culpa de su enfrentamiento en los primeros números, cuando uno pide transporte aparece donde el otro, originando situaciones cómicas, un toque de humor que le viene bastante bien y contrasta con la seriedad del tema que se trata, aunque no llega a los niveles de Masacre en solitario. Por lo general más que una serie de ambos personajes juntos es una colección en la que aparecen los dos, con sus aventuras por separado, que se van uniendo en ciertos puntos, aunque su relación se irá amplificando según avanzan los números. Digamos que Masacre protagoniza las partes más de acción y Cable las más reflexivas, sin que esto le exima de utilizar cierta violencia.

Con respecto a nuestro personaje hay que decir que se ve cierta vuelta a atrás con esa idea del elegido pero muy diferente a la idea original, un cambio que le sienta genial por cierto. Funda Providence, una ciudad flotante cerca de Tahití, a la que lleva a refugiados de otras partes del mundo donde no pueden vivir, la eterna historia que por desgracia aun seguimos sufriendo, pues el pretende solucionarlo y esto, evidentemente, no gusta a ciertos sectores. Es un poco la idea que se viene desarrollando en los últimos años, en especial desde The Authority, sobre gente muy poderosa con gran poder que hace cosas bruscas desafiando gobiernos. Está claro que esto iba a llevar a Shield a hacer ciertos movimientos, como llamar a parte de la Patrulla-X para que lo pueda detener o formar una nueva Media Docena. Surgen aquí situaciones curiosas como que la pelea con la Media Docena se solucione con una visita por Providence o que busque en la mente de las personas de todo el mundo respuestas a qué hacer con las armas o las tiranías de ciertos gobiernos, lo que lleva al nuevo Cable a reaccionar amenazando a los líderes mundiales. Las cuestiones morales que se desarrollan en estos números son realmente interesantes y la gran evolución que sufre el personaje, bastante lógica viendo sus orígenes, es muy atractiva. La batalla con la Patrula-X es ya más violenta pero acaba rápido con una traición y la posterior conversación con su padre Cíclope, aunque para lucha violenta la que tiene con Estela Plateada.

El primer asesinato de Providence y su resolución, con Masacre como investigador, mientras Cable se centra en resolver posibles amenazas externas abre una etapa donde el mercenario bocazas será un poco más protagonista, el largo arco Enema del estado se desarrolla solo con él al frente acompañado de parte de X-Force y sirve para que Cable recupere el control sobre su cuerpo y sus poderes, que le venían fallando, rejuveneciéndolo por un breve instante. Este cambio se alargará durante gran parte de la serie y el protagonismo estará ya repartido al 50% entre ambos personajes, lo cual le viene bien a la serie ya que Cable se dedica más a estar en Providence y buscar posibles amenazas mientras que Masacre se va moviendo por el resto del mundo, contratado para misiones en las que se encontrará de bruces con Puño de Hierro, Luke Cage o Spiderman, lo que tiene esto de curioso es que con ello Cable deja de estar aislado con los mutantes, incluso podemos decir que de ellos se aislaba un poco ya, y le sirve para buscarse su hueco en el universo Marvel, ya que los “nomuymisteriosos” contratos de Masacre los realiza el propio Nathan. Aquí se termina el dibujo bastante más que decente y regular de Patrick Zircher, aunque no destaque mucho ha sido un gran narrador en esta colección.

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Merece mención especial el número 25 donde Lan Medina entra a dibujar, Shield envia al Capitán América contra Cable a Providence, pero lejos del clásico enfrentamiento directo el Capi decide meterse en la ciudad como inmigrante para vivir esa supuesta bondad, y la vive, pero no solo eso sino que cuando se pelea con Cable, con esos dos es evidente que iba a haber palos por algún lado, descubre que su escudo sobrevive en el futuro de Cable y sigue inspirando luchas. En los siguientes números Cable se hace con el poder de un país centroeuropeo inventado poco antes, una maniobra que no gustará nada a ciertos sectores que ya habían dudado de su mandato en Providence.

Los dibujantes irán cambiando y será Staz Johnson quien se encargue de narrar el cruce con el famoso evento Civil War, que llega en el número treinta de la colección. Por suerte el cruce se moja, digo por suerte porque (nota personal) la entrada de los mutantes en ese evento no tiene ningún tipo de sentido, se supone que una de las grandes metas de los X-Men en la vida era parar esas leyes que pretendían hacer una lista de mutantes y sus poderes ya que era una intromisión en la privacidad que podía terminar con campos de concentración, como dice Lobezno en la colección de los Nuevos Vengadores “así empezaron los nazis”, si bien es cierto que la situación de los mutantes era difícil en ese momento, apenas había más de doscientos, permitir su registro y no inmiscuirse, es decir, no ir en el bando del Capitán América como debería haber sido, es ir en contra de una de sus grandes máximas: la integración social. Por suerte Fabian Nicieza en esta colección es más coherente y pone a Masacre en el bando de Iron Man como un mercenario que por dinero caza legalmente a gente con poderes que no se ha registrado y a Cable ayudando al Capitán América, dando a los héroes que luchan contra la ley un refugio si lo necesitan. Al principio Cable lo hace un poco desde las sombras debido a su posición como líder internacional, pero acabará cara a cara con el presidente de los Estados Unidos. No es que sea el cruce más recomendable del evento pero sí es bastante más coherente que otros y sigue la línea de la serie.

Continuando con la colección, lo que no sabe el mundo es que Cable ha perdido sus poderes y lo que lo simula no es más que un potente aparato metálico, esto más su división entre Providence y el país de Rumekistán van poco a poco facilitando la caída de nuestro héroe. Política, sociedad, amor, traiciones y armas grandes es lo que encontramos en los siguientes números hasta que Cable va desapareciendo de la colección para centrarse en la figura de Masacre a partir del número 36. Aunque la serie no termina hasta el número 50 la actuación de Cable se dará por finiquitada en el arco llamado “Fracturado” que ocupa los números 40, 41 y 42 en ella veremos la caída definitiva de Providence y el supuesto fallecimiento de Cable, aunque para disfrutarla de verdad debemos a ir a la serie de X-Men donde sucede todo lo importante.

Una pena que esta etapa pasase tan desapercibida pues es lo mejor que se ha escrito sobre el personaje desde sus inicios. Los últimos ocho números se pueden considerar como una serie de Masacre en solitario, aunque se habla de Cable, no aparece, de hecho Panini lo llegó a editar en España bajo el acertado título de Masacre contra el Universo Marvel.

LA HISTORIA DE UN NUEVO MESÍAS.

No tardaremos en volver a ver a Cable, en el evento mutante de 2007/2008 llamado Complejo de mesías para ser más concretos, un cruce entre las series de X-Men, New X-Men, Patrulla-X y Factor-X. Resumiendo mucho y sin entrar en detalles digamos que los mutantes están enfrentándose a otra posible extinción cuando aparece un bebé nacido en un pueblo con el gen mutante, por ahí rondarán Mister Siniestro y sus merodeadores, Los Purificadores de William Stryker o un Depredador-X buscando a la niña en cuestión. Lo que nos interesa aquí es que Cable aparece vivito y coleando con el bebé que todos buscan en brazos escapando sin hacer ruido. Tras muchas peleas y cambio de manos de la pequeña, Cable logra escapar con ella sentando las bases para la siguiente serie del personaje.

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La nueva serie de Nathan dura 25 números, está completamente escrita por Duane Swiercynski y le da un nuevo sentido al personaje, lo redefine sin cambiarlo y contando una historia que nos resultará familiar, la de una niña que crece con un mentor, sin sus padres, perseguida por un villano y con el peso del mundo sobre sus hombros, la historia de los Summers se repite. La niña se llama Hope, Hope Summers, ya que toma el apellido de su padre adoptivo: Cable.

Los primeros números, con el espectacular dibujo de Ariel Olivetti, suponen una vuelta de tuerca más al personaje uniendo las dos grandes personalidades de Cable, la del salvador y la del soldado, y ambas serán imprescindibles para lo que les va a suceder. Cable salta al futuro para mantener a salvo a Hope, un nuevo futuro, inesperado y alternativo ya que obviamente cambiará cuando devuelva a la niña a su época al igual que sucedió con él mismo, este es un concepto importante porque el “villano” lo utilizará para su provecho jugando con el tiempo y las realidades alternativas. El villano en cuestión no tarda en llegar, aparece ya en las primeras páginas del último número y aunque su rol está claramente definido, el autor usa un arma muy poderosa para hacernos empatizar con él: la historia, es decir, lo conocemos, sabemos que lo ha pasado muy mal en la vida y no solo entendemos lo que hace sino que lo apoyamos en la mayoría de las ocasiones ya que el villano es un X-Men, otro viajero en el tiempo: Bishop. El policía del futuro que se quedó varado en la época de la Patrulla-X tras perseguir a unos prisioneros fugados de la cárcel cree firmemente que Hope se convertirá en la culpable de todos lo que sucederá en su distópico futuro, por eso piensa que debe eliminarla y a todo aquel que se ponga por medio, Cable el primero.

El primer salto temporal da lugar a la primera batalla, el año 2046, otro futuro distópico es el lugar donde Bishop y Cable, con la niña en brazos, se enfrentan por primera vez. El enfrentamiento es duro, a muerte, y está narrado teniendo en cuenta el pensamiento de ambos, lo que facilita su comprensión a la vez que nos pone en un dilema ético de los clásicos ¿qué harías por acabar con alguien que pueda hacer algo malo antes de que lo haga?, vamos, el típico ¿si tuvieses la posibilidad de matar a Hitler de bebé lo harías?, pero hay que añadir la gran pregunta ¿será Hope la artífice de ese mal futuro?. Bishop lo tiene claro, pero Cable cree en ella, es un soldado y la defenderá, pero no solo eso sino que, como hicieran con él, la criará como suya. En la primera batalla Bishop alcanza con sus armas el aparato teleportador de Cable haciendo que este solo pueda saltar al futuro, esto creara una serie de situaciones muy diversas e ingeniosas donde Bishop va modificando el futuro para que Cable lo pase mal tras cada salto, desde ataques nucleares hasta envenenar suministros de agua. Aun así consigue pasar tiempos tranquilos, años en los que Hope va creciendo, Swiercynski se salta mucho de esos años, en los que la acción se paraliza y el lector se da cuenta del tiempo por el tamaño de la niña.

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Hacia la mitad la colección se mete en un cruce con los X-Force de Lobezno llamado La guerra del mesías, continuación de Complejo de mesías que resultará ser la segunda parte de una trilogía. En esta guerra X-Force viajará al futuro para ayudar a Cable, el futuro resultante es debido a una alianza entre Bishop y Discordia con Apocalipsis por ahí pululando. La ayuda de X-Force es imprescindible y es resultado del esfuerzo de Cíclope desde el pasado para mantener a su hijo vivo, ya anteriormente le había dejado un alijo de armas. Tras este mini evento se van cada uno a su lugar y Cable sigue saltando hacia delante para mantener a la cada vez menos niña a salvo.

La segunda mitad de la serie varia mucho de dibujantes, con Paul Gulaci y Gabriel Guzman llevando la mayoría del peso, pero el guión sigue con la misma frescura demostrada hasta el momento. Hope se separa de su padre y se las arregla sola por un tiempo, luego, cuando se encuentran, deciden salir del moribundo planeta, en gran parte culpa de lo hecho por Bishop que les consigue perseguir incluso por su paseo por el espacio, con el Nido haciendo de las suyas, Hope ya algo crecida y entrenada como solo Cable sabría hacerlo. El regreso a la Tierra y más viajes en el tiempo, esta vez hacia atrás, llevan al final de la serie y al consecuente enfrentamiento con Bishop, solo que Cable ya no lucha solo, Hope es compañera y ya controla sus poderes. Este final también nos lleva al último cruce que forma la trilogía de la que antes hablaba: Second Coming, o en castellano Advenimiento.

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Cable vuelve con Hope al presente pero lejos de encontrar calma siguen luchando y enfrentándose a los que ya en su día intentaron matar al bebé, pero como veíamos, Hope ya no está indefensa. En resumen, el cruce, aunque largo, está bastante bien para poner punto y final a esta persecución en la que Cable más que protagonista es el hilo conductor. Una muy buena etapa para el personaje y su entorno que lejos de agotarse llega con ideas renovadas.

LUCHA CON LOS HÉROES Y VUELTA A LA FUERZA MUTANTE.

El análisis debería acabar aquí pues Cable no tiene más series propias en sí, pero merece la pena avanzar un poco más pues adquiere bastante protagonismo en un par de series. La primera es Los Vengadores: Sanción-X. Se trata de una serie limitada de cuatro números escrita por Jeph Loeb y dibujada por Ed McGuiness que bien podría llevar el nombre de Cable pues en ella Loeb nos devuelve al Nathan más soldado que nunca que, viajando a un futuro cercano, descubre que algo ha pasado a Hope y la culpa de ello la tienen los Vengadores. Cable no duda en volver en el tiempo para atacarlos y de eso va esta serie. Por desgracia la serie no es más interesante que ver como Cable patea el culo a los Vengadores y el final se basa en Hope llegando y pidiéndole que pare para acabar siendo devorado por su virus tecno-orgánico. Pero no pasa nada, Hope lo cura.

Después de esto llegará el macro evento Vengadores Vs X-Men muy importante para Hope pero nada para Cable, eso sí, después de este llega la serie Cable y los X-Force. No nos equivoquemos, no es una serie en la que Cable sea el protagonista y lleve un grupo de secundarios, que es lo que se podría deducir del nombre, no, resulta que en ese mismo momento hay otra serie que se llama Los imposibles X-Force, dirigidos por Tormenta, así que el nombre solo sirve para distinguir colecciones.

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En ella encontramos a Dominó, Forja, Coloso, el Doctor Némesis y Hope, claro. El guión corre a cargo de Dennis Hopeless con dibujo de Salvador Larroca y sigue con la idea del Cable soldado totalmente separado de la del mesías mutante pero continuando la vida de los personajes como Coloso, cuyo estatus había cambiado desde VvX. El escritor les llevará a dos enfrentamientos, que será en lo que se base la serie, el primero con el grupo de los Omnipresentes Vengadores, en concreto el dirigido por Kaos que pretende reconciliar a héroes y mutantes. Esto viene a poner un punto final a la Sanción-X de Loeb. El siguiente enfrentamiento es contra los otros X-Force y es debido a que en sus filas se encuentra Bishop, un Bishop arrepentido en una situación algo cogida con pinzas (he de admitir que la figura de Bishop como villano era bastante atractiva) aunque si que pone una situación guapa de verdad, la de enfrentar a Hope con el monstruo de sus pesadillas, el que la perseguía de niña y su decisión.

La serie termina en su número 19, pero en realidad es solo una maniobra de las que hace Marvel últimamente de cerrar y abrir series como si de temporadas televisivas se tratase. Cable y Hope vuelven el la serie X-Force volumen cuatro escrita durante sus quince números de duración por Simon Spurrier que sigue la línea de Hopeless pero sin avanzar mucho con los personajes hasta el final en que Hope se hace con el grupo y “despide” a su padre tras tomar decisiones con las que no esta de acuerdo. Con ello llegamos a las Secret Wars actuales y al presente.

¿Y QUÉ PUEDO LEER?

En este caso la respuesta es bastante fácil, siempre depende de lo que a uno le interese el personaje en general ya que todo se deja, más o menos, leer, pero si queremos ir a lo bueno y centrándonos en las series del personaje debemos empezar por el tomo Sangre y metal y toda la etapa de Fabian Nicieza en el volumen uno de Cable, donde conocemos realmente todo lo que rodea al personaje. Pararse en momentos como la parte de Joe Casey o la Luna de Miel de Cíclope y Fénix no es mala idea, también en la parte en que Loeb crea a Blaquesmith, pero si queremos ir al grano debemos tirar hacia la serie de Cable y Masacre de Nicieza otra vez, pues es el que mejor escribe al personaje y cierra su etapa como mesías.

El último volumen de Cable con Hope y la persecución de Bishop por el tiempo es un trabajo magistral de Swiercynski y merece mucho la pena leerlo además es la mejor forma de entender a Hope y toda su influencia en las posteriores series y eventos mutantes.

Veremos que nos depara el futuro, pero Cable a demostrado ser un gran personaje siempre que se molestan en hacerlo evolucionar. Esperemos que a su sustituta Hope le pase lo mismo y no sea el típico caso de nuevo mutante que promete mucho y cae en el olvido.

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Japacore
Lector
25 abril, 2016 15:17

Peazo de artículo. Esto requiere tiempo y concentración, para empaparme bien de mi Muti favorito!

Jack
Jack
Lector
27 abril, 2016 8:48

Tengo todos los números del origen de Cable, genial artículo a ver si me lo puedo leer tranquilo.

Japacore
Lector
27 abril, 2016 17:22

Terminado por fin! Gran artículo!

A ver si a alguien se le ocurre liar a Hope con Nate Grey y lo que surja… sería interesante y polémico (la polémica siempre vende).

Yo recomendaría la etapa de Cable&Deadpool y tb el Cable&Hope, a mí me gustaron mucho!

Save
Save
Lector
En respuesta a  Japacore
27 abril, 2016 23:21

Bastante hicieron liándole con una versión alternativa del clon de su madre. Ni George Martin.

XXL
XXL
Lector
27 abril, 2016 22:59

Cable-Deapool de lo mejor ( y no por Cable, la verdad), pero es que es de lo mejor de lo que se ha hecho sobre Masacre. La de Kelly y luego esta. Sobre lo que se puede matizar es sobre las etapas de Robinson, Casey y Ladron. De lo mejorcito que se ha hecho sobre el personaje. Una etapa para recordar. Y el Spurrier ese atentos, porque es un guionista muy interesante.