Edición original: Marvel Comics – octubre 2010 – enero 2011
Edición España: Panini Comics – octubre 2011
Guión: Roger Stern
Dibujo: Nick Dragotta, Marco Santucci
Entintado: Nick Dragotta, Marco Santucci, Patrick Piazzalunga
Color: Nick Dragotta, Chris Sotomayor
Portada: Lee Weeks
Precio: 10 euros (Tomo de la línea 100% Marvel)
La última incursión del Capitán América en la gran pantalla ha venido secundada, como viene siendo tradición, por una avalancha de productos relacionados con el personaje. Ninguno está llamado a pasar a la historia del noveno arte ni está destinado a ser un hito en la trayectoria del personaje. De hecho, en algunos casos, más que de hitos podríamos hablar de mojones, pero hoy no será la ocasión. Esta vez está al frente del relato un guionista bien conocido por la afición marveliana y para bien: el veterano Roger Stern.
El caballero, que ya demostró sus capacidades con Spider-Man, los Vengadores o el Doctor Extraño, vuelve a un personaje con el que también tuvo ocasión de trabajar. Suyos son los guiones de los capítulos que dibujara John Byrne y que se recopilaran bajo la denominación de Guerra y recuerdos. Desavenencias con el todopoderoso Jim Shooter truncaron lo que parecía un período floreciente en la historia del Capitoste, pero con unos pocos tebeos Stern y Byrne tuvieron ocasión de introducir una serie de elementos que han pasado a ser parte del paisaje y el paisanaje inherentes a la existencia del vengador abanderado. En esta ocasión, y obedeciendo a las nuevas circunstancias, no es Steve Rogers el que porta alas y escudo, sino su antiguo pupilo y sucesor, James Buchanan “Bucky” Barnes. Don Roger aprovecha la circunstancia para contar, no tanto una historia del Capitán como de este Capitán en particular. Para ello, hace uso de sus amplios conocimientos sobre el pasado marveliano y se remonta a los días de la edad dorada. Más concretamente, a los tiempos en los que Bucky y Toro eran los componentes más jóvenes de los Invasores y mataban parte de su tiempo entre este grupo, los Comandos Juveniles y los Jóvenes Aliados. La historia se mueve en dos tiempos: uno, la actualidad, en la que Barnes asiste al funeral del último componente del segundo de esos grupos; otro, la II Guerra Mundial, cuando el grupo aún estaba en activo. El nexo de unión entre ambos es la presencia de Lady Loto, una socorrida villana proveniente del Japón y modelo “Fu Manchú”, que fue enemiga del equipo en el pasado y vuelve a cruzarse en el camino de Bucky, sin conocer –o reconocer- a éste bajo el disfraz del Capitán América. El reencuentro será el detonante para que Barnes rememore sus aventuras en aquel equipo de jóvenes soldados y haga un poco de introspección para reflexionar sobre su nueva condición.
Stern vuelve a demostrar una vez más sus capacidades en esto de escribir tebeos de superhéroes, empezando por la caracterización del personaje principal. Este Capitán América no es distinto del que protagoniza la colección regular y, en cierto sentido, don Roger repite la jugada que hemos visto ejecutada por Brubaker. Se toma un aspecto de la edad dorada y se actualiza, eliminando aquellos aspectos que no han superado la prueba del tiempo. En el caso de los Jóvenes Aliados, la colección de los años cuarenta les presentaba (como reseña el guionista por boca del protagonista) como “la Pandilla contra Hitler”. Un puñado de niños cargados con los estereotipos de esos tiempos que recordaba de forma poderosa –y digamos que sospechosa- a la popular serie de cortometrajes que Loló Rico recuperara en los ochenta para el programa La bola de cristal (por citar el referente temporal más cercano que se me ocurre). Stern presenta a los cuatro compañeros de Bucky y Toro como un cuarteto de militares que, como rezaba la propaganda militar de la época, “hacían su parte”. Las discordancias respecto al tebeo de entonces son justificadas con la explicación de que se trataba de propaganda barata publicada sin autorización de los protagonistas. Ficción dentro de ficción, articulando un truco también empleado por autores como John Byrne. Si, de paso, se aprovecha la continuidad para enlazar aquí, allá y acullá con otros trabajos firmados por el mismo guionista u otros barrios del universo marveliano.
En la parte gráfica, las labores se reparten entre Nick Dragotta, que lleva a cabo tareas de ilustrador completo en la ambientación de la parte de la historia que se desarrolla durante la II Guerra Mundial y Marco Santuzzi, Patrick Piazzalunga y Chris Sotomayor, que hacen lo propio con la que acontece en la actualidad. Cada uno está correcto en lo que le toca, aunque si hubiera que poner las labores de uno sobre las de otro, me quedaría con las del primero, ya que su trazo imita de forma notable el aspecto de aquellos tebeos tan carpetovetónicos.
Para terminar, tenemos un tebeo entretenido, escrito por un guionista que conoce bien sus labores y dibujado por unos ilustradores competentes. Nadie se pierde nada si prescinde de él, pero quienes gusten de los devenires de la colección principal del cabeza alada pasarán un buen rato con la lectura.
«carpetovetónicos»? Perteneciente o relativo a los carpetanos y vetones? Dicho de una persona, de una costumbre, de una idea, etc.: Que se tienen por españolas a ultranza, y sirven de bandera frente a todo influjo foráneo? para que luego digan que leer comics no enseña nada
Es un «palabro» que siempre me ha hecho mucha gracia para referirse a todo tipo de viejunismos refractarios al cambio.
Gracias por la reseña, Luis Javier. A mí me parece un tomo recomendable. No es una historia fundamental del universo marvel ni contiene un dibujo inolvidable, pero ese buen hacer tan propio de Stern al unir al pasado y el presente la convierte en entrañable y es lo que convierte al buen uso de la continuidad en algo maravilloso.
una miniserie muy digna. Francamente recomendable.
Lo de «carpetovetónico» es un donpantunflismo como la copa de un pino. Dicho con toda la reverencia y respeto que me merece un lector de la obra de Escobar: no llega a la riqueza de insultos hadockianos, pero el lenguaje de don Pantunflo era muy rico en términos cuanto menos desconcertantes para los jóvenes lectores: colombofilia y numismática, las gloriosas cucurbitaceas…
NO, Luis Javier. Mr Garret tiene razón: la palabra no se refiere a «todo tipo de viejunismos refractarios al cambio», sino a eso mismo circunscrito a «lo español», el «españolismo» rancio, reaccionario y xenófobo que se resiste a los cambios que provienen «de fuera».
A mí me viene a la mente un personaje de la revista «Tiovivo» que era don Carpeto Veto. Un tipo netamente carpetovetónico cuyo autor no recuerdo.
A ver, don Kúbik: yo no le enmiendo la plana al señor Garret. Simplemente indico que el palabro me ha hecho gracia (desde que leía de niño las andanzas de don Carpeto Veto). Qué ganas de buscar polémicas donde no las haiga, oiga. Si nos ponemos puntillosos con el tema del lenguaje y se indica que carpetovetónico es algo vinculado al viejunismo patrio (con perdón) y no a las carcundias ajenas, ¡anda que no me pondría yo las botas cada vez que por estos barrios se llama «bizarro» a lo raro, cuando es un folsfrien de toda la vida de Eru!
Carpetovetónico se refiere a lo español, ¡pero es que el Capitán América es español!
¿Acaso creeis que esa A significa EEUU? Pues no, significa Asturias: nació en una aldea al sur de Pimiango. En realidad es una actualización del mito del Rey Pelayo…otro día me extiendo mas.
Otra prueba irrefutable: yo leo muy mal en inglés y a este señor le entiendo perfectamente.
Que luego llegan los americanos y ponen la chequera encima de la mesa y van diciendo que se lo han inventado ellos, pero a nosotros no nos van a engañar, que ya sabemos como funcionan estas cosas.
Don Pantuflo Zapatilla y yo siempre lo utilizamos e interpretamos como sinómimo de «más viejo que la pana», sin sacar a colación cuestiones patrias, xenofobias, reaccionarismos, refractarismos y similares. Parece que según la RAE hacíamos mal, pero ¿a quién cojones le importa lo que diga la RAE en los tiempos que nos ocupan?
Por cierto que, casualmente la pasada semana santa anduve por Ávila visitando restos de un par de poblados vetones (no los buscaba, me los encontré, no soy tan gafastil).
Pues si lo dice el dilecto Catedrático en Numismática y Colombofilia, nos rendimos ante superior doctrina. Por cierto, que siendo el carpetovetonismo indicativo de ser «más viejo que la pana», yo hoy he ido al trabajo con mi americana de pana. Me siento carpetovetónico y bien dispuesto a enrolarme en la armada para Lepanto.
¡Aliados para siempre, you will always be my frieeeeend…!
(Lo siento, no me he podido resistir)
Aliats per sempre, means a ¿love? that will never end. Allies for life, not just a war or a crossover, aliados para siempre (lo suyo es contagioso, don Ocioso).
Jajaja me lo habéis quitao de la boca!
Venga, que llegas a tiempo para los coros…
Nonaino-naino, naino-naino, naino-ná…
Aaaaayy aliados para sieeeempreee ee eeeehhh
I feel Toro near me
Even when we are dead
Just knowing you are in this not retconned world
Can warm my heart
Allies for life
Not just a limited series or a graphic novel
Äliados para siempre
«Por cierto que, casualmente la pasada semana santa anduve por Ávila visitando restos de un par de poblados vetones (no los buscaba, me los encontré, no soy tan gafastil).»
Ja, eso es lo que le dices a todos los poblados vetones con los que te haces el encontradizo, fijo.
Ahora que veo la portada de Lee Weeks… ¿habéis leído la entrevista que se publicó en el Dolmen de octubre? Sin ánimo de molestar a los religiosos, pero a mí el amigo Weeks me da miedito con los comentarios que hace sobre Dios y cómo este iluminó su vida, etc.