Edición original: Marvel Comics – septiembre – noviembre – 1989 Edición España: Comics Forum – marzo – mayo – 1991 Guión: Mark Gruenwald Dibujo: Kieron Dwyer Entintado: Al Milgrom, Danny Bulanadi Color: Gregory Wright, Mark Siri, Bob Sharen Portada: Kieron Dwyer, Al Milgrom Precio: 175 pesetas (saga de tres números dentro de la serie Marvel Héroes)
A principios de 1991, Forum decidió reconvertir Marvel Héroes, su cabecera dedicada a la publicación de series limitadas, en una en la que vieran la luz arcos argumentales provenientes de colecciones cuyo atraso respecto del original estadounidense era notable. El cambio se produjo con el número cincuenta y uno de la serie que, además, estrenó el formato americano (más reducido que el español y que acabaría imponiéndose definitivamente a lo largo de ese mismo año). La aventura escogida para tanto cambio fue sacada de la cabecera protagonizada por el Capitán América, que en aquellos días dirigía con mano firme el enciclopedista de guardia de la casa de las ideas: Mark Gruenwald.
Pongámonos en situación: a principios de los noventa, las aventuras del vengador abanderado no pasaban por un buen momento en nuestro país. La revista que recogía sus aventuras por estos lares estaba compartida con Thor y tenía una cadencia bimestral, casi desde el inicio de la etapa Gruenwald. Las consecuencias inmediatas de esta situación se tradujeron en un progresivo y creciente desfase respecto de la cabecera original, de manera que la perspectiva de ver algunas de las historias anunciadas en las secciones de novedades o de correo de la parroquia lectora se antojaba crecientemente lejana. La dimisión de Steve Rogers como Capitán América –y su sustitución por el Súper-Patriota- se contaba mientras ni siquiera se había visto asomar el pelo cepillo de John Walker; la llegada de un joven talento de esos años como Kieron Dwyer, contrastaba con la presencia del británico Paul Neary –cuyos deficientes lápices eran camuflados o «realzados» en función de quien se encargara del entintado-. Así las cosas, no resultó nada raro que en Forum decidieran convertir historias cerradas y arcos argumentales más o menos independientes en adelantos para ir abriendo boca. La decisión, no obstante, no estuvo exenta de críticas: se «hurtaba» de una cabecera necesitada uno de sus arcos argumentales más atractivos. Sin embargo y en honor a la verdad, hay que indicar que esta estrategia no era nueva: se había empleado en la publicación de macro-sagas como Secret Wars II, La caída de los mutantes o Inferno. En algunos casos, la aventura segregada se publicó nuevamente en su propia cabecera (lo que desencadenó las iras de quienes consideraban que estaban pagando dos veces por el mismo tebeo); en otros, la historia no se reeditó (lo que hizo que montaran en cólera quienes querían tener todo el material original en la cabecera española). Nunca llovía a gusto de todos, pero siendo realistas y viendo el asunto con la perspectiva de un cuarto de siglo, las posibilidades de que con aquella cabecera modelo «Marvel Two in One» se alcanzara la numeración yanqui como para reintroducir aquel debate eran, cuando menos, remotas. La cabecera bimestral del Capi y Thor se reconvirtió en una mensual que apenas aguantó poco más de un año. Después vendrían los tomos de la línea Grandes Sagas Marvel y un salto de varios años, con el fin de coordinar todas las cabeceras marvelianas en Forum. El abanderado y el asgardiano mantienen, todavía hoy, muchos números inéditos en España. La calidad de ese material es, cuando menos, discutible, pero como ven, la decisión editorial tomada por el personal de Forum era y es perfectamente sostenible.
La saga de la gema sangrienta (o la saga del Capitán Indiana, como se la apodó informalmente) es prueba y testimonio del dulce momento por el que pasaba la serie del abanderado bajo la batuta de Mark Gruenwald. Steve Rogers volvía a ser el dueño del uniforme tricolor, tras el exilio al que se había visto obligado por oponerse a convertirse en un activo militar del gobierno estadounidense. Esta larga historia, rematada con el regreso de un Cráneo Rojo reconvertido en yupi ochentero, había llamado la atención sobre la labor de un guionista que, sin tener el estatus de estrella, era sinónimo de dedicación y amor por su trabajo. Además, el poco talentoso Neary había dejado paso –tras una transición de la mano y el lápiz de un primerizo Tom Morgan- a un dibujante novel llamado Kieron Dwyer (que tenía para la afición como curiosa carta de presentación el hecho de ser hijastro de un tal John Byrne). La calidad gráfica de la colección del Capi dio, con este nuevo fichaje, un salto cualitativo más que notable y dio a las entretenidas historias de Gruenwald un dibujo a la altura de las circunstancias. El premio editorial o, más bien, la reacción positiva de la afición, determinó que la serie fuera premiada con un arco argumental a publicar con cadencia quincenal. El resultado fue esta aventura en la que Steve Rogers y el Barón Zemo competían por la posesión de un artefacto de implicaciones mágicas: la gema del difunto Ulysses Bloodstone.
La historia comienza con la noticia de que el Barón Helmut Zemo seguía en el mundo de los vivos. El noble germano del calcetín magenta en la cabeza había sido dado por muerto al final del asalto a la mansión de los Vengadores, la mítica aventura del grupo narrada por Roger Stern y John Buscema. Aquí, don Mark resuelve el asunto indicando que el hijito de papá Heinrich ha estado recuperándose de sus múltiples fracturas (de las que aún no está del todo curado). Ahora que puede volver a moverse sin excesiva dificultad, pone en marcha otro plan, para lo cual inicia un proceso de reclutamiento. Esta vez no tendremos a los Amos de Mal, sino a un grupo de mercenarios comandado por otro viejo adversario del Capi como es Georges Batroc. El galo especialista en el arte de la savate viene con Machete y Zaran y, entre los tres, pondrán el músculo y la habilidad que Zemo precisa para su objetivo: conseguir reunir los fragmentos de la destruida gema que otorgaba la inmortalidad a Bloodstone, con el fin de resucitar a su difunto y amojamado progenitor. El hecho de que Rachel Leighton, Iguana, se cruce en su búsqueda, meterá en danza al Capitán América, llevando a ambos equipos a una competencia que les llevará a diversos rincones del mundo hasta el enfrentamiento final. Desde un principio, Gruenwald había concebido a esta dama como un claro interés sentimental para Rogers (tras deshacerse con relativa rapidez de Bernie Rosenthal, el personaje creado por Roger Stern y Byrne en su brevísima etapa). Los intentos de aproximación de Rachel y los pases de pecho de Steve constituyen un divertido sub-argumento de los primeros años de don Mark, pero aquí veremos el primer y dubitativo paso para la consecución de una confianza mutua. Iguana acompañará al Capitán en su enfrentamiento con el hijo de su vetusto adversario.
La historia es un encantador ejemplo de la forma en la que trabajaba el añorado guionista. Gruenwald usaba para la ocasión su vasto conocimiento del universo marveliano y desempolvaba del trastero personajes, localizaciones y artefactos que sus colegas parecían haber olvidado, mas no la afición. Así, el hecho de echar mano de los restos de la gema sangrienta suponía rescatar del limbo a un personaje que bien podía haber sido considerado el trasunto marvelita de Vandal Savage, si no hubiera durado menos que un merengue en la puerta de un colegio. El hecho de que aquel pedrusco diera a un troglodita la vida eterna, sirve de excusa para que Zemo –obsesionado como siempre con su distante padre- salga de expedición arqueológica sin pararse ante nada ni nadie. El deseo de recuperarle, pero también de superarle, hace que Helmut vuelva a desempeñarse como el tipo sin escrúpulos de siempre. El hecho de que la gema esté dividida en varios fragmentos es, a su vez, la excusa para que los dos grupos enfrentados (y, de paso, los lectores) se den un garbeo por localizaciones tan diversas como un reino subterráneo, una selva sudamericana o el fondo del mar (matarile rile rile). Por supuesto, esto también sirve para sacar del armario a personajes como la Momia Viviente y recordar a la afición que todo lo que se publica en Marvel –o casi todo- acontecía en el mismo universo. Acción trepidante, peligros de todo tipo y un clímax que, efectivamente, hacía pensar en las películas de Indiana Jones.
En la parte gráfica hay que indicar que Dwyer realiza en esta saga de seis partes un trabajo muy bueno de narración, composición y expresión. Responde bien a los cambios de escenario y da al guion de Gruenwald un dibujo a la altura de las circunstancias. Sus lápices se ven embellecidos por dos entintadores de gran profesionalidad, pero estilos muy diferentes, como son Allen Milgrom y Danny Bulanadi. Lo mismo puede decirse de los coloristas, pues en este apartado aparecen nombres bien conocidos como los de Gregory Wright o Bob Sharen.
El resultado final es una aventura entretenida, divertida y trepidante, muy alejada del tono realista y más oscuro que ha otorgado este siglo al Capitán América. El vengador abanderado de Gruenwald es más súper-héroe que soldado y más símbolo de un país que brazo ejecutor de un Estado. Don Mark continuaría contando sus historias siete años más, mientras que Dwyer se iría poco después de esta aventura, no sin antes contar buena parte de la participación del Capi en Actos de Venganza y poner los lápices a un epílogo de esa historia: el impresionante enfrentamiento entre Cráneo Rojo y Magneto.
Edición original: Marvel Comics – septiembre – noviembre – 1989 Edición España: Comics Forum – marzo – mayo – 1991 Guión: Mark Gruenwald Dibujo: Kieron Dwyer Entintado: Al Milgrom, Danny Bulanadi Color: Gregory Wright, Mark Siri, Bob Sharen Portada: Kieron Dwyer, Al Milgrom Precio: 175 pesetas (saga de tres…
Esperemos que la etapa de Gruenwald y Dwyer sea publicada por Panini…todo lo del Capitán Johnny Walker, posterior USAgente, estuvo hecho con mucho estilo y no necesitó de tanto bombo y platillo como lo que se hace ahora
Jack
Lector
5 junio, 2017 13:56
Totalmente de acuerdo, esperemos que en 2018 empiecen a recopilar en marvel heroes la etapa Gruenwald.
Dultyx
Lector
5 junio, 2017 19:19
Hay bastantes historias que desconocía que parecen la mar de chulas. A mí Zemo siempre ha molado un montón, y me alegra que el Capitán América haga uso de la galería de villanos, aunque sean secundarios, que tiene. Batroc, sin ser de los más importantes, siempre ha sido de los más encantadores y carismáticos.
Esperemos que la etapa de Gruenwald y Dwyer sea publicada por Panini…todo lo del Capitán Johnny Walker, posterior USAgente, estuvo hecho con mucho estilo y no necesitó de tanto bombo y platillo como lo que se hace ahora
Totalmente de acuerdo, esperemos que en 2018 empiecen a recopilar en marvel heroes la etapa Gruenwald.
Hay bastantes historias que desconocía que parecen la mar de chulas. A mí Zemo siempre ha molado un montón, y me alegra que el Capitán América haga uso de la galería de villanos, aunque sean secundarios, que tiene. Batroc, sin ser de los más importantes, siempre ha sido de los más encantadores y carismáticos.