Capitán América vol. 8

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Edición original: agosto 2010 – Marvel Comics
Edición España: febrero 2011 – Panini Comics
Guión: Ed Brubaker
Dibujo: Jackson «Butch» Guice
Entintado: Jackson «Butch» Guice
Color: Dean White
Portada: S. D.
Precio: 1,95€ (aunque ya no me atrevo a asegurarlo) (serie abierta en formato comic-book)

 

La llegada de La edad heroica ha traído consigo el octavo número uno de la colección principal dedicada a glosar las aventuras del Capitán América. No es menester entrar a valorar los cómputos, ya que teóricamente se cuenta desde el primer volumen de Comics Fórum, pero lo cierto es que, aprovechando el tirón con el que cuentan siempre todos los principios, Panini ha tomado la decisión de interrumpir el cómputo de la serie más longeva de todas cuantas disfrutara el abanderado en solitario, para empezar nuevamente desde cero (o, mejor dicho, desde uno) en una maniobra similar a la realizada con el Hombre de Hierro.

Como en el caso del vengador enlatado, la medida se torna un tanto artificial, por cuanto el equipo creativo sigue siendo el mismo. Así, Ed Brubaker sigue al frente del apartado literario, en tanto que el veterano Jackson “Butch” Guice se encarga del lápiz y el pincel. El manto tachonado de estrellas, que dijera (convenientemente traducido) Chris Claremont, sigue siendo vestido por “Bucky” Barnes, aunque la cercanía de la segunda película del Capitán América (cuarta, si incluimos unos cuantros “teleflims” setenteros) bien podría cambiar esa situación. Steve Rogers ha pasado, como sheriff nuevo en la oficina, a situarse en una posición de secundario ilustre de su antigua colección, mientras Brubaker le ha procurado sitio y protagonismo en Vengadores Secretos. Una vez terminado el enfrentamiento con el Capi de los años cincuenta, don Ed recupera para la galería villana de la serie a un viejo conocido de la afición: el Barón Helmut Zemo.

Quienes ya conozcan el trabajo de Brubaker con el Capitán América sabrán perfectamente a qué atenerse con este punto y seguido, ya que el guionista continúa la trayectoria que le ha hecho tan criticado, tanto en positivo como en negativo. Muchos de los ataques que ha recibido el guionista se han centrado en su forma de “actualizar” al personaje y su mundo. El señor Bru ha pintado en tonos muy oscuros el mundo en el que se mueven tanto Steve como Bucky, dándole ese tono de historia de espías a lo James Bond que siempre merodeó por la colección cuando el Capi tenía alguna colaboración con / contra SHIELD, pero que, al igual que en las últimas películas de 007 se ha teñido de un intento de tono realista que no gusta demasiado a la afición veterana pero ha atraído el interés sobre lo que las nuevas generaciones solían considerar un fósil de la II Guerra Mundial representativo del denostado Estado yanqui. Con Brubaker, la imagen de Steve Rogers se desdibuja, en el sentido de que cruza fronteras que en el pasado había marcado como inviolables, aunque para ser justos, desde los días de autores como Mark Gruenwald o, en menor medida, Mark Waid, no se ha dado un trato detenido al hombre tras la máscara alada. Quizá por eso sea hasta cierto punto coherente su sustitución por “Bucky” Barnes, un Capitán América cuya escala de valores es distinta (aunque para ello hubiera que hacer un ejercicio de retrocontinuidad que lo alejara definitivamente de su condición de sosias del inútil de Robin). Mal que bien, ello ha supuesto un ejercicio de evolución que, guste o no guste en su dirección y sentido, es necesario en un universo donde se critica la fosilización de sus personajes en sus imágenes arquetípicas.

Mirando con perspectiva estos seis años de trabajo, hay que reconocer que el escritor ha hecho un buen repaso al mundo del abanderado, tratando con todos –o casi todos- los elementos que han formado parte del mismo en sus setenta años de vida (más o menos). Sin embargo, también hay que indicar que rara vez se ha resistido a presentar su versión particular del asunto, en un tono que bien hubiera podido encajar perfectamente en el sello Ultimate. Cráneo Rojo, el Doctor Fausto, Arnim Zola, Calavera, Pecado, el ya mencionado Barón Zemo, el cubo cósmico, Sharon Carter, el Halcón… ahora bien, no todos estos personajes, especialmente los kirbianamente grotescos, toleran en demasía la cirugía que se ha operado en ellos. Tomemos como ejemplo al protagonista de este primer arco argumental, el Barón Zemo. Después de los trabajos que sobre él realizaron en Thunderbolts Kurt Busiek y Fabián Nicieza, volvemos a tenerlo como un villano calcetinero obsesionado con el Capitán América. ¿Merece la pena echar por tierra trece años para volver a encontrarnos con una versión del personaje que, habiendo protagonizado sagas inolvidables como el Asalto a la mansión, ya está un tanto superada? Tres cuartos de lo propio sucede cuando ha echado mano del simpático Batroc el saltarín, que por mucho que se intente, no se lo toma uno en serio como mercenario de estos malos tiempos para la lírica. Más incongruente resulta la aparición, en el mismo número con el que arranca este octavo volumen hispánico, de la isla de los exiliados, aquel refugio de agentes del Eje que Stan Lee y Jack Kirby diseñaran, plagado de malosos de novela de a duro que bien pudieran haber salido en alguna de las tres primeras películas de Indiana Jones. Quizá convendría que a un nuevo abanderado acompañaran nuevos personajes y nuevas situaciones, en lugar de asistir al reciclado constante de elementos que no están para semejantes trotes.

En la parte gráfica, “Butch” Guice se convierte definitivamente en el dibujante oficial, dando carpetazo al asunto de la sustitución de Steve Epting y mimetizando su estilo, como ya hiciera en sus comienzos con el de Bob Layton. Ello contribuye sin duda a mantener la sensación de continuidad respecto del volumen anterior, aunque lo cierto es que ni él ni Luke Ross (otro viejo conocido que también ha “mutado” en su estilo de dibujo) han logrado borrar de la memoria de la afición la labor de Epting.

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Hachas
Hachas
Lector
1 marzo, 2011 15:43

Lo de villano calcetinero es porque lleva un calcetín en la cabeza? xd

carapocha
carapocha
1 marzo, 2011 16:00

pues mira que me encanta la evolución del personaje de Zemo, esta serie la sigo en Deluxe y espero no llevarme un chafón porque me desvirtuen uno de los mejores personajes de la editorial en los últimos años

franz
franz
Lector
1 marzo, 2011 19:09

Parece que Zemo tuviera diferente personalidad a la que tuvo durante los thunderbolts de Busiek y ss

Mr. Garret
Mr. Garret
Lector
1 marzo, 2011 19:19

esta serie me pone palote, tanto como iron man, x-factor, Ultimate Spiderman, X-force…

ultron_ilimitado
ultron_ilimitado
1 marzo, 2011 19:43

Vamos, que Bru se ha pasado por el arco del triunfo todo lo que se contó de Zemo en Thunderbolts 

static
static
1 marzo, 2011 21:54

Yo estoy impaciente por que Brubaker actualice a un villano con potencial como el Sin Banderas: el anarquista definitivo contra el patriota yanqui por excelencia… Lo que no sé es como no lo ha hecho ya, porque la historia tendría miga.

El hermano Vudú
El hermano Vudú
Lector
2 marzo, 2011 0:02

Brubaker ha dado aire fresco y recambio del personaje tras el traje de capitan america con bastante buen hacer, ahora falta que se mantenga para siempre y steve rogers no vuelva a disfrazarse de capitan america. Je Je
Eso si es tan leeento y la historia de los dos capis tan desaprovechada . . . 

LeBeau
LeBeau
Lector
2 marzo, 2011 14:02

Butch Guice mimetizando el estilo de Epting??? Una cosa es que el tono oscuro de la serie en el entintado y el coloreado se mantenga (yo lo agradezco) pero el dibujo de Guice se diferencia bastante del de Epting…