Edición original: Marvel Comics – septiembre – 2011
Edición España: Panini Comics – marzo – 2012
Guión: Ed Brubaker
Dibujo: Steve McNiven
Entintado: Mark Morales
Color: Justin Ponsor
Portada: Steve McNiven
Precio: 2,50 euros
No es excesivamente usual encontrar reseñado un número suelto dentro de una colección regular, pero da la casualidad de que la décimo cuarta entrega del octavo volumen de las aventuras del Capi en España según el calendario gregoriano contiene la la primera entrega del sexto volumen de las aventuras del Capitán América. A los mandos literarios se encuentra quien viene comandando la nave abanderada con mano firme desde hace ya unos cuantos años: Ed Brubaker. A los lápices una sucesión de artistas cuando menos interesante: Steve McNiven, Alan Davis, Patrick Zircher… De la mano de Bru, el Capi parece haber conseguido algo tan inverosímil como una franquicia en la que hay espacio para él y para el Soldado de Invierno (que vuelve por sus fueros de agente secreto después de lo acontecido en Miedo encarnado). Don Ed parece más que decidido a batir la marca de permanencia que ostenta el llorado Mark Gruenwald al frente de la colección y de momento, parece que la cosa va viento en popa a toda vela.
Aunque estemos ante un nuevo volumen, no hay que esperar en principio grandes cambios respecto a lo que han sido las pautas generales del trabajo de Brubaker con el personaje. Mucha aventura, mucho espionaje, Sharon Carter, cameos de Nick Furia y compañía y bastante reutilización del fondo de armario villanesco del Capitoste. Este primer arco argumental comienza con la despedida a uno de esos personajes que formaban ya parte del paisaje en la panoplia de secundarios del vengador abanderado: Peggy Carter. La dama se había convertido en uno de esos elementos un tanto incómodos de la estirada continuidad marveliana. Supuestamente, Rogers y ella se habían conocido en una misión secreta durante la Segunda Guerra Mundial, y cuando Stan Lee y Jack Kirby descongelaron al caballero solo habían pasado unos quince años desde el final de aquella. Peggy resultaba ser la hermana mayor de Sharon y se planteaba la situación de que ambas estaban pilladas por el mismo señor, lo que sirvió para unos cuantos malentendidos, enredos y disimulos propios de la mejor tradición de la telecomedia. Los años fueron pasando y la relación de parentesco ha tenido que ser convenientemente tuneada, para convertir a Sharon en sobrina-nieta de Peggy y para que ésta pasara de miembro del equipo de apoyo de los Vengadores (otro rescate que debemos agradecer al enciclopedista loco que era Gruenwald) a venerable ancianita afectada con el mal de Alzheimer.
En lo que parece ser un chiste a costa del Capitán América ultimatero de Mark Millar, Steve y Sharon deciden despedir a Peg en París, recordando los tiempos en lo que ella luchó al lado de la resistencia local contra los nazis del III Reich y compañía. El sepelio acaba como el rosario de la aurora, haciendo su aparición el clásico viejo conocido del pasado bélico del protagonista. Ello lleva a un par de revelaciones en torno al pasado de Rogers y Carter (Peggy) que, fieles a la tradición literaria del señor Bru, pasan por la desmitificación del carácter “fresco y alegre” con el que los venerables Lee y Kirby presentaban a sus personajes en los sesenta. Se anticipa una trama en la que el Capi y sus compinches irán un paso por detrás de los malos (donde se encuentra un viejo adversario que tenía hasta hace no tanto una caracterización bastante mejor que la propinada por Brubaker). Dicho de otra manera, lo que se puede esperar de la combinación guionista-personaje, con la adición, como se ha indicado más arriba, de un buen puñado de dibujantes interesantes (unos quizá más, otros quizá menos, pero todos artistas solventes). El primero es un Steve McNiven que había asomado pocamente el hocico en los últimos tiempos y que se consolida como dibujante de proyecto especiales, arcos argumentales y series limitadas.
El Capitan America no era de mis personajes favoritos en Marvel(com ke muy pegado a la antigua y muy correctito, parecia el alumno ejemplo del colegio). Brubaker lleva muy bien al Capitan America y conoce mucho de su historia. Acabo de adquirir el volumen 5 en tapa dura edicion Panini los cinco primeros tomos(hasta La muerte del Capitan America) y me he quedado pegado la historia es muy buena a pesar que ya se sabe como va a acabar. Muy Recomendable.
Sin duda alguna Brubaker ha sabido rebitalizar al Capi, ha conseguido que el personaje guste incluso a los que dijeron en su dia que nunca leerian un comic del personaje, totalmente recomendable su etapa que espero duro muchos años mas.
(Donde se encuentra un viejo adversario que tenía hasta hace no tanto una caracterización bastante mejor que la propinada por Brubaker)
Si es cierto droide de 12 metros con la forma de el capi, es una aparicion para quitarse al personaje de encima
No, no. Es una cuestión más calcetinera. Y rosadita.
Hombre, gracias por reventar que Bucky no muere en Miedo Encarnado. Si es que no espabilamos…
Es que con lo pegadas que van las ediciones yanquinosas y que se ha publicitado que tiene serie propia, lo daba por sabido, pero mea culpa.
yo ha comentado: Hombre, gracias por reventar que Bucky no muere en Miedo Encarnado.
Naaa, no te preocupes por eso. Seguro que dentro de poco le vuelven a matar, y luego le vuelven a resucitar, y a matar…
Muy buen artículo, pero me viene un poco a destiempo (ya lo compré hace dos semanas). La verdad es muy buen número y quien quiera empezar con este personaje con este número lo tiene muy fácil.
Yo nunca había comprado un comic del capi antes, pero cuando Bru empezó su etapa me picó la curiosidad. Me descargué el número 1 de esa red de redes tantas veces injustamente tratada como matadora de todo y a la que tan poco se le reconoce el potencial para atraer y convencer compradores del comic en papel si el producto es bueno. Quedé impactado por el número en sí, por el dibujo de Epting, por el tono de la historia y por el inesperado final. Esa misma semana corrí a mi tienda habitual a por un comic del Capitán América y desde ese momento Bru ha sido de mis autores de referencia.
En cuanto a este arco con McNiven, solo de ir q McNiven es una de mis debilidades y que creo que realmente en este arco se sale un poco de su zona de confort y prueba un par de cosas en la composición de página. Sin renunciar a sus viñetas apaisadas que tan bien se le dan tiene un par de detalles que rompen la monotonía. Viñetas circulares, troqueladas… Realmente creo que poco a poco va incorporando recursos muy necesarios para dejar de ser un dibujante bonito de ver y espectacular (que no es poco y por ello me encanta) y ser un narrador mejor.
En cuanto a la historia en sí, me pareció que había un ligero cambio de temática, con una apuesta por algo un poco más superheroico-fantástico que realmente le va bien a la colección para dejar de tener ese toque «serio» y a ratos incluso «opresivo», si es que se me entiende lo que quiero decir…
En mi humilde opinión, Brubaker lleva un año y medio con el piloto automático en esta serie, los personajes apenas avanzan, son muy planos y su estilo se me empieza a hacer un poco cansino. Este número no me ha gustado nada, aunque creo que parte de la culpa la tiene McNiven, ¿en que se ha convertido? en fin a ver si los números de Davis me hacen volver a coger con ganas esta serie.
Lastima que no sea un tomo compilatorio.
Buena reseña par un buen comic.
A Brubaker le debió hacer mucha gracia lo de «crees que esta A es por francia?» porque ya en sus primeros números le mandó un recadito directo a Millar con el Capi declarando que él había luchado al lado de la resistencia francesa y no dejaba que nadie los llamara cobardes porque él sabía lo que habían combatido y sufrido.
Lo que mas me molesta en cuanto a Bru, es que siempre se le quiere comparar con el maestro Englehart…nada mas lejos de la realidad.
por otro lado, no soporto el dibujo megaestatico de Mcniven…bueno habra que aguantar eso de que son super estrellas