Edición nacional/ original: Aventuras Bizarras. El Capitán Trueno nº 1 al 10 (Forum, 1987).
Guión: Víctor Mora.
Dibujo: Luis Bermejo, Jesús Redondo.
Color: Marta Cardona.
Formato: Comic-book.
Precio: 140 pts/u.
Dicen de él que es el personaje más popular de nuestra historieta, con permiso de Mortadelo y Filemón, de Francisco Ibáñez. Creado en 1956 por el escritor Víctor Mora y el dibujante Miguel Ambrosio Zamora, más conocido como Ambrós, El Capitán Trueno fue un éxito fulminante que llegó a despachar 350.000 ejemplares semanales en sus mejores épocas. Este caballero español, a quien por primera vez vemos en las Cruzadas acompañado del mítico Ricardo Corazón de León, introdujo, junto a sus compinches Crispín y Goliat, el humor y el desenfado en la historieta de aventuras, hasta entonces identificada con el rostro adusto de El guerrero del antifaz. No podía ser más distinto de la genial creación de Manuel Gago. Mientras el guerrero parecía perseguido por un destino funesto el nuevo adalid de los desventurados encaraba el peligro con una sonrisa. El cambio, ya se ha dicho, fue bien recibido por el público, sin duda cada vez más alejado espiritualmente de la contienda y la dura posguerra; en definitiva, más optimista, como nuestro héroe, en el futuro.
La inspiración vino del Príncipe Valiente, la obra cumbre de Hal Foster, ese maestro de maestros. Y, sin embargo, comparar ambos sería como equiparar En busca del arca perdida (Spielberg, 1981) con El hombre que pudo reinar (Huston, 1975). Con Val asistimos a la aventura de la vida; Trueno nos arrastra a una vida de aventuras. Bravo, incansable, jovial, pero también monolítico, Trueno arrasa por donde pasa, pero nada le toca a él. Si acaso, la bella Sigrid, y dentro de los férreos límites de la censura para las publicaciones infantiles. Hasta 1968 su historia se prolongaría por 618 cuadernillos apaisados y multitud de apariciones extraordinarias en revistas como Pulgarcito. En los setenta es carne de reediciones (remontadas y a color) y el nuevo material se espacia. Aunque su popularidad persiste, fracasan los intentos de convertirlo en reclamo de nuevas generaciones. Son otros tiempos. La llegada de la democracia hace que nos sintamos europeos. Los kioscos se inundan de revistas y el nuevo cómic (léase Humanoides Asociados y por ahí) relega a los viejos ídolos.
En 1987 Forum, la división de cómics de Planeta DeAgostini, dentro de su línea Aventuras Bizarras (experimento importado de la revista homónima de la Marvel), decide que ya es hora de que vuelva. Su creador gráfico, Ambrós, entonces por los setenta años, tal vez no estaba para esos trotes (si bien se cuenta con él para portadas, posters y entrevistas), pero su creador literario y alma máter espiritual, Víctor Mora, seguía en plena forma, con varios proyectos (Las crónicas del Sin Nombre, Felina) donde asimilaba los nuevos aires de libertad. Aires que se trae para su creación predilecta, con reflexiones sobre el absurdo de la guerra, alianzas por interés y un erotismo impensable en vida del dictador y con el que ya había jugueteado unos años antes en un relato especial para la Historia de los Cómics de Toutain. Luis Bermejo, ilustrador de molde clásico, le secunda en los lápices con la titánica tarea de devolvernos el rostro conocido y, a la vez, modernizado del icono y su pandilla.
La lectura de estas nuevas aventuras deja un regusto acíbar. Mora se esfuerza en recuperar el sabor de los viejos cuadernos de a peseta, pero -ya saben- no podemos bañarnos dos veces en el mismo río: el río cambia y nosotros también. Y Trueno, aun siendo el mismo, no sería el mismo a nuestros ojos. Pero es que, además, ha cambiado. La actualización le resta parte de la gracia alocada de sus primeros años, esa aventura por la aventura que era su leit motiv. No es que el personaje se haya vuelto más reflexivo -que también- sino que la aventura parece más consciente de sí misma y, por tanto, menos desprejuiciada. Las influencias recientes (como la citada En busca del arca perdida, muy presente en la primera entrega, La máscara del Dios Olvidado) no hacen sino poner obstáculos a la nostalgia. Bermejo (y, en el último cuaderno, Jesús Redondo) hace un trabajo sensacional, con personajes bien construidos, ambientes adecuadamente presentados y acción clara y directa… pero, al igual que la labor del guionista, la misma búsqueda de semejanza y continuismo con las proezas de antaño resalta las diferencias con el original. Y nos distancia.
Paradójicamente, la gran virtud de estas historietas es su desviación -tímida- del canon, lo que tienen de relectura moderna de viejos temas. Las tramas no están supeditadas al continuará de los cuadernillos ni al vértigo de las 10 páginas por entrega, lo que permite más atención y detalle, menos precipitación en las hazañas; también más cuidado en los antagonistas, no necesariamente absurdos en su villanía. La alegría ante el peligro sigue siendo una constante, pero los encontronazos resultan más realistas (sobre todo en el capítulo La guerra de los mongoles): sin caer en la crudeza (no olvidemos que en los ’80 la violencia podía llegar a ser muy explícita) pueden verse decapitaciones y cuerpos atravesados por lanzas o espadas. Los censores del Franquismo habrían gastado sus rotuladores rojos con la nueva y desinhibida Sigrid… si es que antes no morían de una apoplejía con los bailes de las concubinas o unos explícitos serrallos, más deudores que nunca del exotismo de Simbad y Las 1001 noches. También se percibe una voluntad de trascender el episodio para devenir en saga y varios personajes van quedando sueltos por ahí para su hipotética recuperación (operación que quedaría truncada con el fin de la serie en su número 10, no por falta de ventas sino por el acuerdo de Mora con el Grupo Z para que publicara El Capitán Trueno en exclusiva; la jugada dejó páginas inéditas de Marzal y Brocal Remohi).
En la presentación de estas nuevas entregas, el propio Mora admite haber repasado la serie original para recuperar su espíritu. De ahí las citas al Mago Morgano o a Gengis Khan, golosinas para complacer al iniciado (aunque no se detiene ahí y -durante un breve episodio de confusión de identidad- llama Zoraida a la novia de Trueno, en guiño a la carismática mora de El guerrero del antifaz). Visto el resultado -muy recomendable, por otra parte-, yo hubiera agradecido un mayor distanciamiento, una apuesta quizá por la desmitificación a lo Robin y Marian (Lester, 1976), que es lo que -en el fondo- parece apetecer al escritor. Un Trueno envejecido por mil batallas, tal vez cansado pero más sabio, hubiera encajado mejor con estas peripecias que no se atreven a ser crepusculares, igual por fidelidad indebida a un público que no quiere ver cambiar a su héroe como sí hemos cambiado nosotros. Pero la historia que no ha ocurrido no es historia y nos quedan estos relatos de vocación clásica y hechuras modernas donde sobrevive el aliento atemporal del heroísmo y la justicia.
Las nuevas aventuras del Capitán Trueno fueron publicadas en 1987 a lo largo de 10 tebeos estándar (por mucho que en sus editoriales se pretendiera vestirlo de magazine) que comprendían las historias La máscara del Dios Olvidado (nº 1 al 5), El combate de los campeones (nº 5), La guerra de los mongoles (nº 6 al 9) y El enigma de la tundra (nº 10).
¡Ven Capitán Trueno, haz que gane el buenooo!!!…..si sabes que canción es esta es que eres igual de viejo que yo, y si además recuerdas que grupo la cantaba es que lo eres aún más.
En otro orden de cosas: si la gente se puso «»toda salida» con el video de Alison Brie ayer, cuando vean la imagen de arriba de una mujer en cueros, que además es de papel y tinta y no de carne y hueso como la Brie, y por lo tanto «alcanzable» para todos los freaks que leemos comics, no se yo la que se va a armar….
El mejor Trueno que se ha hecho en los últimos 40 años, lástima que no haya sido reeditado.
¡Gran serie! La leí cuando era crío y aun conservo algunos números. Mientras que los cómics clásicos del Capitán Trueno siempre me echaban para atrás, esta serie era otra historia: tanto los guiones como los dibujos tenían un estilo mucho más moderno. Era lo que yo siempre he demandado sobre Trueno. La pena es que apenas duró unos pocos episodios y desde entonces, Ediciones B parece empeñada en seguir explotando los viejos cómics. Supongo que saben que ahí tienen un público fiel, mientras que con cómics nuevos… tienen que esforzarse en captar gente nueva. Pero vaya, que a medida que los lectores «de toda la vida» la vayan palmando, a ver quién queda que les compre esas reediciones del Capitán Trueno. En fin, es la mentalidad de siempre en España.
Vaya, qué sorpresa ver estos tebeos reseñados. De acuerdo con lo que dices en la reseña, Agrafojo. Una lástima que no se hubiesen atrevido a llevar un paso más allá la madurez del personaje, aunque puede que eso tampoco hubiese sido solución; Si se hubiese actualizado demasiado al personaje, ¿cómo habría reaccionado la mayoría de aficionados al Trueno clásico? No recuerdo ahora dónde lo leí, puede que incluso fuese en alguno de los artículos publicados en estas grapas, pero ya se había armado revuelo con esa escena de alcoba aparecida en La Historia de los Cómics.
De todas formas, a mí, que disfruto como un enano leyendo las historias clásicas del personaje, estos tebeos me encantaron. Y es una lástima que no tuviesen continuidad. Y Luis Bermejo está enorme. Una pena, pero al menos han quedado un puñado de números entretenidísimos y con la trama cerrada.
Años antes (no sé cuántos) ya se había intentado un relanzamiento (¿por parte de Bruguera?) con una revista del Capitán Trueno; las historias allí aparecidas ya tenían algo del intento de actualización, si bien más tímido aún que en Aventuras Bizarras. Al dibujo se encontraba Jesús Blasco, con la intervención de Luis Bermejo en la tercera historia, imagino que para dar tregua a Blasco con las entregas (la revista era semanal, y eran ocho páginas a la semana). De aquellas historias se editó hace poco un tomo en b/n con todo el Trueno de Blasco, incluídas ocho páginas hasta entonces inéditas de la última historia aparecida en la revista y que quedó inacabada publicándose sólo el primer capítulo (de todas formas, a pesar de esas ocho páginas, sigue faltando la mitad del relato). En cambio, la de Bermejo no se reeditó.
Yo tengo un buen recuerdo de estos tebeos reseñados. Creo que me leí los 4 o 5 primeros siendo un ñajo, con apenas 14 años, y entonces no pude captar si eran revisión del mito, modernización del mismo, etc….¿Qué pude captar? Que salían las tetas de Sigrid en todo su explendor, lejos de esa mojicatería de los grandes álbunes que reeditaban (aunque por entonces tampoco sabía que eran reediciones mal montadas) las antiguas aventuras.
Luis Bermejo hace un trabajo excelente, y si no recuerdo mal más allá de la lectura revisionista o no la historia en sí era bastante adictiva. De hecho, creo que me jodió no tenerla completa al tener eso, los 4 o 5 primeros.
La verdad es que no estaría nada mal una reedición de la misma, que seguro le da cien patadas a los álbunes actuales de ediciones B del personaje (creo que han aparecido dos o tres con los nombres de John Bunrs y Joan Boix, que no he tenido el gusto de leer) o, cuanto menos, no desmerecen en nada.
También recuerdo aquella revista de EL CAPITÁN TRUENO de los últimos tiempos de Bruguera; un verdadero horror. No por la historia en sí del capi, de la que no recuerdo nada, si no por el horrible color dado en los últimos tiempos de la editorial y porque el resto de las series, si no recuerdo mal, no pegaban nada.
Por cierto; soy de los que también se apuntan a una revisión del mito en plan viejuno.Uno de los alicientes de las historias originales era la doble lectura «roja» que impregnaba su autor; ese capi luchando contra «un pérfido dictador noble» que subyugaba a su pueblo…a ver cómo lo trasladarían en estos tiempos…
manolin, no cites a Asfalto que lo mismo se nos llena el hilo de esos fanáticos de la música que pululan por aquí. 😉
Estos tebeos son, en efecto, muy disfrutables y han caído en el olvido, precisamente por no haber sido reeditados. Aunque, la verdad sea dicha, casi te los imaginas más en un Cimoc Extra Color, que en una publicación de Ediciones B. Marta Cardona, por cierto, era quien daba el color en la «Edición histórica» de Príncipe Valiente de Tebeos S.A. A mí me hubiera fascinado un Capitán Trueno de la pluma de Alfonso Font, que me parece uno de los grandes de la historieta española y en Bri D’Alban demostró que dominaba la época.
Si eres fan del personaje, Retranqueiro, te supongo al tanto de la publicación en 2010 del álbum El último combate
donde Trueno y cía dan su último saludo en el escenario.
No lo he leído, pero es de suponer que optan por esa vía de madurez que citas.
Spirit, los tebeos de la posguerra ganan muchísimo con la contextualización y las dobles lecturas. Algo de eso ya se mencionaba en una de mis reseñas anteriores (https://www.zonanegativa.com/?p=59682). Recomiendo el maravilloso libro Tragados por el abismo, escrito por Pedro Porcel, a todos los interesados en el tema.
No me lo he leído, Agrafojo, como tampoco los dos que han salido de El Jabato. Y puede que sea prejuicioso por mi parte, pero es que me da la impresión de que estos tebeos tratan de seguir más bien la estela de las aventuras clásicas y, para eso, me quedo con los de entonces, la verdad. Hubo un album de un estilo más «a lo europeo» en el que se trataba la juventud de Trueno, pero tampoco llegué a leerlo. Debe ser el que menciona Spirit de Boix.
Y los de Burns no estaban mal, pero me parecen mejores las interpretaciones de Blasco y Bermejo.
Completamente de acuerdo en que un Capitán hecho por Font sería la repera.
Spirit; yo estos tebeos tambien los leí de manera discontinua y gracias a la biblioteca en su día. No fue hasta hace unos años que me pude pillar toa la serie en una tienda de segunda mano. Puede que todavía los puedas conseguir así.
Cunado se publicó esto tenía yo 9 años y he de decir que lo disfruté bastante. Tuve al menos los 2 o 3 primeros números y no la seguí probablemente porque la mala distribución me haría perderme algún número.
Yo no viví la época clásica del Capitán Trueno, pero sí que seguía siendo un personaje muy popular en mi niñez y tuve acceso a reediciones de material antiguo, a cosas como ésta e incluso me acabé su videojuego de Dinamic para Amstrad, que estaba muy bien.
El Capitán seguía siendo un personaje mitificado (de hecho, este cómic me lo compraron mis padres) y sólo le hacía falta adaptarse a los tiempos para perpetuarse en el tiempo. Ésta fue su gran oportunidad: un buen dibujo, unos guiones más actuales y con gancho, una gran campaña de promoción por parte de Forum y usar el formato imperante de comic book en grapa.
Si este fuera cualquier otro país, seguramente Trueno seguiría siendo un superventas, pero como estamos en España, todo se fue al garete. Y es que me da la impresión de que el propio Víctor Mora es desde hace años el peor enemigo del Capitán.
Esta serie fue un éxito de ventas en su día y era el vehículo perfecto para enganchar a nuevas generaciones. La echó por tierra para seguir sacando reediciones de lo clásico y desde entonces lo poco que se ha hecho con material nuevo no ha estado a la altura.
Quizás ya es demasiado tarde para el personaje, que lleva décadas languideciendo con productos exclusivos para fans clásicos. Aparte de ser una porquería, su película apenas generó interés y dudo que ningún lector joven se vaya a arriesgar a comprar albumes como El ültimo Combate o el que salió hace poco.
A mí no me importaría comprar nuevas historias de Trueno, de hecho, creo que los personajes tienen mucho gancho y me generan interés. Pero para pasar por caja necesito que se les de un enfoque moderno.
Por cierto, y ya que mencionas el Bri D’Albán de Font… Yo esa historia la leí serializada en el cimoc y luego me compré el album. Mi pregunta es: ¿ha tenido continuación?¿O tras ese primer tomo la historia ha quedado truncada y permanece en el limbo?
Bri D’Alban apuntaba a obra maestra, pero desgraciadamente, Retranqueiro, solo la leímos nosotros dos, así que Font contaba hace años que había aparcado el proyecto. Lo último que le he visto son unos Texone publicados aquí por Aleta (y Planeta, en su día). Es increíble que un tío como este sea casi un desconocido en este país.
Khonshu, tal vez la película ha sido la última oportunidad perdida. Y eso que -me consta- hay gente de valía que daría su brazo derecho por escribir nuevas aventuras del personaje. Aunque no sé yo si una serialización tipo Marvel o DC le convendría al personaje. Yo apostaría más por el estilo Bonelli (lo que nos lleva a Font, otra vez). Si fuera posible, que lo ignoro.
Lo puto peor d ela peli: el individuo que eligieron para interpretar al protagonista, un actorcillo cuyo nombre no recuerdo, ni quiero, y que también lo sacaron interpretando a uno d elos Borgía en la serie dedicada a dicha familia, porque se ve que lo quieren encasillar en papeles históricos, y no se dan cuenta que el único papel de este tipo para el que dá «el pefil», nunca mejor dicho, es para hombre de Atapuerca. ¡Por Dios de donde ha salido ese tópico de «macho ibérico= puto austrolopithecus!
Y eso por no hablar d la actriz que eligieron para hacer de la Borgia, una andaluza cerrá que cuando decía : «¿acaso quieres ser Rey d toda Italia?» parecía que iba a añadir: «ozú, siquillo, arriqquitaian!, que soy una princesa del renacimiento ¡casi ná!»
Y eso que -me consta- hay gente de valía que daría su brazo derecho por escribir nuevas aventuras del personaje.
Eso es lo que he oído. Y al parecer el principal escollo para este tipo de iniciativas es el propio Víctor Mora.
Ese Capitan Trueno era un roba concubinas de Moro y revienta coños de lo peor… Ese Luis Bermejo se saca un diez dibujando tetas de blonda juvenil.