Precio: 29’95€
El origen de una gran serie
«Ils sont uniques, ils sont bleus. Voici les tuniques bleus»
La serie Casacas Azules, creada por el guionista Raoul Cauvin y el malogrado artista Louis Salvérius, es una de las más longevas y prolíficas de todo el cómic franco-belga. Sin embargo sus inicios fueron convulsos debido a la desgraciada y prematura muerte de su dibujante inicial a causa de un infarto en 1972.
Louis Salvérius dejó la cuarta historia larga de la serie casi acabada, una aventura que finalizó el dibujante Willy Lambil que además se ocuparía del arte a partir de entonces, que contribuiría decisivamente a consolidar la colección y a perpetuarla hasta la actualidad. La saga de Casacas Azules es una serie abierta que cuenta con sesenta y cuatro álbumes publicados de 1972 a 2020 y que tiene, además, varios tomos complementarios.
Paradójicamente, para muchos lectores europeos este western humorístico nace también en 1972 con su primer álbum titulado Un carro en el Oeste. Una historia de cuarenta y cuatro páginas que mezcla humor con aventura. Pero en realidad Casacas Azules empezó siendo una serie humorística que se publicaba desde finales de agosto de 1968 en la revista Le journal de Spirou. Los autores habían recibido el encargo de ocupar el hueco temático que había dejado Lucky Luke en el semanario tras la marcha de Morris a la competencia, a Pilote. Al principio se compuso de historias cortas de una longitud variable que iba desde la página única, a relatos de tres o cuatro planchas o a las dieciséis páginas de la aventura titulada La gran patrulla que ya preconiza su reconversión posterior como serie principal compuesta por aventuras de una longitud estándar.
En las historias cortas, estructuradas a modo de gags, ya se presentan a los personajes principales como Cornélius M. Chesterfield, sargento del 22º Regimiento de Caballería y el cabo Blutch. A su alrededor encontramos otros personajes recurrentes como el Coronel Appeltown y su hija Amélie, de la que está perdidamente enamorado el sargento Chesterfield, o los jinetes Bryan y Tripps. Son cortos humorísticos donde se juega con la torpeza del sargento protagonista, el cinismo del cabo Blutch, donde se exploran los tópicos del género del Oeste y donde los indios son tratados con mucho respeto por expreso deseo de Salvérius. Gran parte de este material se recopiló en su momento en el noveno álbum de la colección, titulado La grande patrouille, publicado en Francia en 1976. Algunas más se incluyeron también en el siguiente volumen, bajo el título Des bleus et des tuniques y publicado así mismo en 1976.
Por lo tanto, con las historias cortas recopiladas en el primer tercio de este álbum que ahora publica Dolmen empezó todo.
Tras estos gags, se publica la aventura fundacional titulada Un carro en el desierto donde se produce el verdadero cambio de estilo, donde Louis Salvérius conjuga el tono humorístico del relato con un tratamiento semi realista de la acción y logra una fusión perfecta de tonos que acabará emparentándola con la maravillosa serie titulada Gil Jourdan (Gil Pupila en español) realizada por el mago de las viñetas Maurice Tillieux.
Un carro en el desierto se publicó en la revista Le journal de Spirou de los números 1689 a 1706 del año 1970. En esta primera aventura larga empezamos a notar una mayor definición de paisajes y decorados, escenas de acción perfectamente coreografiadas y encuadres innovadores que no se solían encontrar en las historietas humorísticas juveniles. También notamos una mayor profundidad en el tratamiento de los personajes principales y la consolidación de la pareja protagonista.
La tercera parte de este recopilatorio esta compuesta por la aventura Del norte al sur, segundo álbum de la serie editado en Francia también en 1972. Esta historia se publicó originalmente en la revista Le journal de Spirou desde el número 1710 hasta el 1725, durante el inicio del año 1971.
De norte a sur es una aventura básica en la colección puesto que su guionista decide dar un cambio de rumbo radical a la temática de la serie e introducirla en el período histórico conocido como guerra de Secesión o Guerra Civil Estadounidense. Este giro decisivo viene motivado por el deseo de no repetirse ya que el enfrentamiento entre la caballería destinada en Fort Bow y los indios empezaba a ser una fórmula bastante agotada.
En De norte a sur nos encontramos a los protagonistas cabalgando hacia el frente para incorporarse a la división de caballería del regimiento del general Grant, en el bando unionista o del Norte. En esta historia se acentúa el tono realista de la serie y las batallas están descritas con una inusual crudeza. Empieza a planear una suave intención antibelicista y el humor se vuelve más socarrón. El arte de Salvérius sigue evolucionando hacia un cierto naturalismo y sus escenas se vuelven más audaces y atractivas, con ecos lejanos a series muy alejadas del género humorístico como Jerry Spring o Teniente Blueberry.
Con esta aventura se cierra este primer volumen. En el segundo tomo de la colección integral que publica Dolmen podremos encontrar las otras dos aventuras largas dibujadas por Salvérius y algunas historias cortas más aparecidas en formato revista.
En Casacas Azules. 1968-1971 podemos apreciar el nacimiento y el recorrido inicial de esta serie tan extensa. La decisión de publicar los relatos cortos en orden cronológico, y no como aparecían en los primeros álbumes de la colección, se revela muy acertada ya que nos permite apreciar la evolución argumental y estilística de las aventuras de Chesterfield y Blutch. Se distingue como va aumentando la ambición de los autores que progresivamente van alargando sus relatos, van profundizando en sus personajes y van potenciado el drama, desplazando los gags a meros recursos narrativos o de contrapunto emocional.
El arte de Louis Salvérius va madurando de una forma acelerada. El artista divide sus páginas con un esquema de cuatro tiras con tres viñetas, pero incluye a menudo las tiras panorámicas de una sola viñeta y unos cuadros de un tercio o media página.
Sus personajes son los que le dan un carácter humorístico a Casacas Azules, en las primeras historias cortas presentan un aspecto caricaturesco muy marcado para ir estilizándose a medida que la serie se va consolidando. Desde el inicio, Salvérius dota a sus protagonistas de una personalidad muy marcada; el sargento Chesterfield, grande, bruto y pelirrojo; el cabo Blutch, bajo, delgado, calvo y de sonrisa esquinada. Los secundarios son representados con una característica principal como los dientes saltones del jinete Tripps, la mirada confusa del coronel Appeltown o el cuidado bigotito del corneta tartamudo. Los paisajes van adquiriendo densidad, los decorados verosimilitud y la narrativa se vuelve más audaz hasta regalarnos escenas maravillosas como las del derrumbe del puente. Salvérius se muestra como un narrador excelente que asimila no sólo las mejores lecciones de sus maestros Morris y Tillieux sino también las de los grandes artistas del western realista como Jijé o Jean Giraud.
El color es algo apagado y monótono, sin grandes alardes.
Raoul Cauvin (1938) nació en Antoing, en Bélgica.
Estudia litografía publicitaria y empieza trabajando en diferentes empleos hasta que en 1960 entra a trabajar en la Editorial Dupuis como dibujante de cuadrículas de crucigramas. Más tarde se reconvierte como cámara en la sección audiovisual dela editorial y empieza a escribir algunos guiones para los cortometrajes animados, ya que su futuro como dibujante se presenta muy negro. En 1964 publica su primera historia corta dibujada por Charles Degotte. El propio Charles Dupuis lo promociona a guionista de la revista Le journal de Spirou para que se encargue de los mini-récits, unas series de gags, a veces con personajes fijos, que ocupan las páginas centrales del semanario juvenil. Con la artista Claire Bretécher realiza la serie Les naufragés y con Carlos Roque y Serge Gennaux, Arthur et Léopold o Loryfiand et Chifmol, respectivamente.
En 1968 crea Les Tuniques Bleus (Casacas Azules) junto al dibujante Louis Salvérius, una serie que le acompañará toda su carrera.
Cauvin, escritor de una sola editorial, publica con Dupuis otras series propias como: Câline et Calebasse (1969-1978), dibujada por Mazel y que después se tituló también Les Mousquetaires o Mirliton (1970-1975) con el arte de Raymond Macherot y Erwin Drèze; L’agent 212 (1975-2020), con el dibujante Daniel Kox y de la que se han publicado treinta álbumes; Pauvre Lampil (1977-1995) dibujada por su inseparable Willy Lambil, Les Femmes en blanc (1986-2020), con arte de Philippe Bercovici que ha alcanzado los cuarenta álbumes o Cédric (1986-2021) que realiza junto al dibujante Laudec (Tony de Luca) y que ha alcanzado la cifra de cuarenta y un álbumes en este año que empezamos. El principal tropiezo en su carrera ha sido la corta etapa que estuvo a cargo de Spirou y Fantasio, junto al dibujante Nic (Nicolas Broca), una etapa que se prolongó durante tres álbumes y que cesó abruptamente en 1983 por decisión unilateral de la editorial.
Raoul Cauvin anunció su retirada profesional el año pasado cediendo el testigo de Les Tuniques Bleus a sus colegas Caroline Roque y Bertrand Escaich que firman bajo el pseudónimo de Beka.
Louis Salvérius (1933-1972) vino al mundo en Ghlin, también en Bélgica.
Entra en la Editorial Dupuis en 1956 para realizar trabajos de dibujo comercial. En 1959 publica su primera historieta publicitaria para la marca Cecémel y este mismo año se encarga de algunos mini-récits de la revista Le journal de Spirou. Dos series destacan; Histoires d’Indinens con Maurice Rosy y La loi du scalp con Yvan Delporte, donde se aprecia su querencia por la cultura india norteamericana.
Sus series siguientes Tim et Tom y Whamoka et Whikilowat, con guiones de Jacques Devos, o también Petit-Cactus, que escribe Paul Deliège, abundan en la temática fronteriza norteamericana.
Finalmente, en 1968 el guionista Raoul Cauvin le ofrece trabajar en la una nueva serie titulada Les Tuniques Bleus que pretende rellenar el hueco dejado en la editorial por la fuga de Morris y su Lucky Luke a la competencia. La serie debuta en la revista semanal juvenil Le journal de Spirou el 29 de agosto de 1968 y Salvérius dibujará cuatro álbumes casi enteros (del último le faltaron por completar ocho páginas) y numerosas historias cortas.
Louis Salvérius fallece a causa de un infarto el 22 de mayo de 1972, con tan solo 38 años. Su repentina desaparición nos impidió disfrutar de su madurez artística y de obras que seguramente hubieran marcado un hito en la historia del cómic europeo.
Un año después de su muerte recibió el premio Saint-Michel Spécial del humor a título póstumo.
La apuesta por parte de Dolmen Editorial de publicar estos álbumes iniciales cuando la serie estuviera consolidada ha acabado por funcionar y ahora el lector español por fin puede disponer de toda la etapa inaugural completa, sin huecos ni omisiones.
Técnicamente este volumen sigue las mismas características que el resto de la recopilación integral de Casacas Azules englobada en la colección Fuera Borda. El libro es en tapa dura, cuenta con un tamaño adecuado, está bien impreso y dotado de buen papel. Incluye además un interesante artículo de firmado por Patrick Gaumer donde se explica la génesis de la obra de una manera documentada, con gran cantidad de material gráfico original y fotos de la época. El precio del tomo es algo elevado pero en absoluto abusivo.
Con este álbum, y el siguiente, podemos disfrutar del maravilloso arte de Louis Salvérius en todo su esplendor. Casacas Azules se distinguió de innumerables sagas similares por su equilibrada mezcla entre aventura y humor, por su ligero mensaje antibelicista y por el respetuoso tratamiento hacia los indios norteamericanos; nada de esto hubiese sido posible sin la aportación decisiva de Salvérius. Pero además, esta saga presentaba un arte muy personal que fundía de una manera precisa y armónica lo mejor del estilo caricaturesco con la espectacularidad de las historias más realistas; un dibujo y un tratamiento narrativo maravillosos que nos hacen lamentar su prematura desaparición.
Tanto Cauvin como Lambil han realizado un trabajo excelente con la continuación de la colección, pero siempre nos quedará la duda de que hubiese pasado con Casacas Azules si el gran Louis Salvérius no nos hubiese abandonado definitivamente para galopar por praderas más desconocidas y salvajes.
Salut!
OTRAS RESEÑAS DE CASACAS AZULES:
Casacas Azules. 1973-1975 por Javier Agrafojo
Casacas azules. 1992-1994 por Diego García Rouco
Lo mejor
• Con estas historias empezó todo.
• La narrativa de Salvérius.
Lo peor
• El color, demasiado monótono y aburrido.
Guion - 7
Dibujo - 8.5
Interés - 9
8.2
Inaugural
El inicio de una gran serie. Un álbum que gráficamente va de bastante a mucho más
Desde hace varios años, el mercado español, y la editorial Dolmen en particular, han propulsado una revalorización del comic franco-belga que permite que hoy se edite este tipo de material que tiempo atrás hubiese sido impensable. Por mi parte, me siento como en mi época de lector de Spirou Ardilla, reencontrándome con autores entrañables y descubriendo otros grandes artistas como Louis Salvérius