El cementerio de los olvidados.
«Y puedo asegurarles que detrás de cada tumba hay una historia que merece ser contada.»
Casi todos los amantes del cómic hemos fantaseado alguna vez con la posibilidad de ver una historia en concreto dibujada por un artista diferente al original. Muchas veces vemos alguna viñeta o página a modo de homenaje, pero casi nunca vemos una historia o secuencia larga dibujada por otras manos. Quizás, la excepción más notable del cómic europeo puede ser la secuencia del origen del Metabarón de El Incal dibujado por Moebius que Juan Giménez volvió a dibujar en La casta de los Metabarones. Una anomalía a la que desde hace unos pocos días hay que añadir Cementerio estelar, el cómic más reciente de Carlos Giménez (Madrid, 1941), en el que el autor madrileño dibuja el guion que realizo a principio de este siglo para que lo dibujase el tristemente desaparecido Azpiri que vio la luz en volumen titulado de la misma manera publicado por Norma en el año 2005. Se trata de un guion que desempolvo y, como nos cuenta en el prólogo del tomo editado por Reservoir Books, comenzó a dibujar por pura diversión y por la necesidad de dibujar una historia con más acción y viñetas más grandes tras finalizar el noveno y último volumen de Paracuellos que se movida por parámetros muy diferentes con viñetas más pequeñas y en el que primaban los diálogos por encima de la acción. Lo que era un ejercicio que solo pretendía un poco de diversión se prolongó en el tiempo y al final acabo dibujando el guion entero y eso es justo lo que nos encontramos, con el añadido del color de Carlos Vila, en el volumen recientemente editado con el primor y calidad con el que siempre nos traen los trabajos del maestro desde Reservoir Books.
Aunque hoy en día Giménez es conocido sobre todo por su impagable labor como cronista en viñetas de la historia de España del s. XX gracias a obras como Paracuellos, Barrio o Rambla arriba Rambla Abajo, entre otras, no hay que olvidar que a lo largo de su ya prolongadísima carrera también ha brillado adaptando al cómic relatos y novelas de aventuras y ciencia-ficción de autores como Robert L. Stevenson, H. G. Wells, Stanislaw Lem… entre todos esos trabajos brillan con luz propia Hom, la adaptación libre de En el lento morir de la tierra de Bryan Aldiss, y Koolau el leproso, la adaptación de un relato homónimo de Jack London. El estadounidense es uno de los escritores predilectos de Giménez, lo que le ha llevado a realizar numerosas adaptaciones encargándose a lo largo de su carrera de transformar en cómic relatos como El observador, A bordo del Francis Spaigth, ¡Aquí base Sahamis llamando a «Jessie»! o La peste escarlata. A las que hay añadir los tres que se incluyen en este volumen: Lost Face, Mauki y The red one.
En su guion Giménez traslada la acción desde las tierras vírgenes del Yukón y Polinesia hasta un futuro lejano, pero donde la humanidad sigue siendo presa de su codicia, de manera que la crítica hacia la colonización con todos sus abusos y brutalidades y el arrogante desprecio por las culturas ajenas todavía permanece intacta, aunque en lugar de indígenas nos encontremos con extraterrestres. Aunque se trababa de tres relatos que no estaban directamente relacionados, sí que comparten esos temas que ya tenían los relatos de London, además del descenso a la locura de sus protagonistas al enfrentarse a un ambiente decididamente hostil y violento, pero pese a todo acaban consiguiendo encontrar una cierta forma de redención. Para dotar de unidad al álbum, conocemos los tres relatos gracias a un robot que ejerce como guarda y guía turístico del cementerio del planetoide A-62-Z donde descansan personas que han muerte de manera violenta y permanecen en el olvido, un recurso heredero de las historias que se publicaban en revistas, aunque no fue el caso de la primera versión de esta obra. Como es habitual en las obras del veterano autor estamos antes unas historias que reflejan una enorme misantropía y un sentido del humor bastante negro y amargo, aunque al ser un guion escrito hace varios años no es tan desoladoramente pesimista como alguno de sus últimos trabajos.
Se trata de tres historias muy sólidas y bien construidas en las que la calidad tanto en el guion como en el dibujo va de menos a más. Los textos y diálogos son exactamente los mismos que en la versión que dibujo Azpiri, salvo algún guiño al propio dibujante. La principal diferencia la encontramos en la forma de narrar las historias y en los diseños tanto de los personajes como de la tecnología y los entornos de cada uno de los lugares donde transcurren las historias. Esta versión cuenta con casi el doble de páginas así que no nos encontramos con unas páginas con tantas viñetas como en la primera puesto que Giménez tiene espacio para explayarse y hacer viñetas realmente grandes en las que puede dibujar la acción y el movimiento en planos generales que tanto ansiaba. El estilo es muy diferente al de Azpiri, más caricaturesco y, quizás, menos espectacular, pero con un estilo más suelto y menos calculado que le da bastante frescura a la obra. Aunque también resulta menos minucioso, algo que se nota sobre todo en la proliferación de viñetas sin apenas fondos. Sin embargo, narrativamente es una obra impecable como ya es marca de fábrica en Giménez. La parte menos conseguida de la obra seguramente sea al color que resulta demasiado artificial, en lugar de acompañar y potenciar el dibujo le resta protagonismo con unos degradados que no funcionan nada bien, hubiera sido mejor optar por unos colores más planos que reflejasen las emociones y atmósferas de la historia.
Aunque no estamos ante una de sus grandes obras, Carlos Giménez hace un gran trabajo con una historia muy bien construida y en la que se puede apreciar lo que ha disfrutado dibujándola., Además si se tiene la versión anterior permite hacer una más que interesante comparativa sobre las diferentes maneras de interpretar el mismo guion. Ahora quedamos a la espera del siguiente trabajo del maestro que seguro mantendrá el interés como ya es costumbre. Mientras tanto os invitamos a participar en la campaña organizada por las Cátedras de Cómic para presentan su candidatura para el Premio Princesa de Asturias de las Artes en este enlace.
Lo mejor
• Ver como la capacidad narrativa de Carlos Giménez permanece intacta.
• El último relato.
Lo peor
• El color.
Guión - 7.5
Dibujo - 7.5
Interés - 7.5
7.5
Curiosidad
Un cómic muy bien resuelto de Giménez que nos sirve para recordar que también es un magnífico dibujante de acción.