Chew Integral 1, por John Layman y Rob Guillory

Hoy hablamos de una de las grandes obras del cómic USA: Chew ha vuelto a España en forma de integral publicado por Planeta Cómic.

7
4570
Chew

Edición original: Chew #1-20 USA (Image Comics)
Edición nacional/España: Chew Integral 1 (Planeta Cómic, 2022)
Guion: John Layman
Dibujo: Rob Guillory
Color: Rob Guillory
Traducción: Ignacio Bentz y Guillermo Ruiz
Formato: Integral en tapa dura. 576 páginas. 50€

La cena está lista

La historia de Image es de sobra conocida, la de unos autores que, no contentos con lo que recibían de la editorial para la que trabajaban, deciden crear la suya propia, independiente de cualquier obligación y de cualquier otra empresa. Sin embargo, sus trabajos (con alguna excepción) seguían la misma corriente artística que se estilaba por aquel entonces, no en vano ellos la pusieron de moda. Pero han pasado ya treinta años de eso y las cosas cambian, el arte evoluciona y la propia editorial trata de moverse, con sus fallos y sus aciertos. Uno de esos cambios también es muy conocido, la entrada de Robert Kirkman en la editorial, la creación de Invencible y su posterior gran éxito con The Walking Dead. Este no fue un bombazo instantáneo sino un triunfo que se gestó poco a poco, pero conllevó que, unos años después de su salida al mercado, Image optase por fichar a nuevos talentos, gente que no llevaba años en las dos grandes, personas que estaban empezando o que llevaban poco por el medio, ahí es donde entra esta serie. El valor de Chew para la editorial reside, precisamente, en que demostró que fichar a nuevos talentos era una buena idea, que había gente en el cómic americano fuera de las dos grandes, o haciendo trabajos de menor importancia para estas, con una inmensa capacidad para contar algunas de las mejores historias. Eso sí, alejándose del mainstream. Se puede decir que si The Walking Dead fue el primer paso para llegar a la actual Image, Chew fue el segundo.

La colección nace en 2009 y automáticamente empieza a entrar en listas de “obras recomendadas”. Se hace con el público y con la crítica de tal manera que en 2010 gana su premio Eisner a mejor serie nueva y repite en 2011 a mejor serie regular, en esos años se lleva también dos premios Harvey. Hay que recordar que Chew es una obra del mercado independiente, rara vez se pueden comparar sus ventas con las de Marvel o DC, pero ahí estaba Chew defendiendo el fuerte como una serie atípica, difícil de clasificar, que debutaba hacia la mitad de la tabla y subía hasta conseguir mantenerse entre los 150 cómic más vendidos mes a mes. Es más, su número 1 está entre los cómics más valiosos de Image y los dos primeros tomos recopilatorios entraron en la lista de Bestsellers del New York Times.

Su fama no fue tan grande en España pero le sirvió para estar editada por completo por Planeta Cómic, comenzando con ella en 2010, es decir, tan solo un año después de su estreno en USA, lo cual no era muy común por aquellos años. Planeta publicaba un total de 12 tomos, en los que se encuentran los 60 números que componen la obra original, más los especiales de uno de sus personajes más… interesantes, el agente Poyo. Pero es verdad que ya hace tiempo que algunos de esos tomos están agotados y hacerse con la serie entera era complicado. Este integral es toda una alegría, una forma fantástica de hacerse con una colección que es un auténtico imprescindible del cómic americano actual.

El tomo que tenemos entre las manos contiene el primer tercio de la serie. Veinte números con los cuatro primeros arcos argumentales (Al gusto del consumidor, Sabor internacional, Solo postres y Flambeado) que sirven de presentación. Una presentación cocida a fuego lento mediante pequeños casos en los que vemos como poco a poco se va formando una trama general más amplia, que será la que guíe la colección. Más de quinientas páginas que sirven para abrir boca, pues lo que está por venir, los otros dos tomos, la hacen crecer de una manera que pocas series lo consiguen.

Chew nos presenta un mundo alternativo en el que la gripe aviar pegó muy fuerte y está prohibido comer cualquier tipo de ave en los Estados Unidos, así que la FDA, la agencia de control de alimentos y medicamentos, tiene la misión de vigilar el tráfico ilegal de carne de ave. En este escenario conocemos a Tony Chu, un agente de policía que ayuda a la FDA en una misión, controlar un restaurante. Pero Tony Chu tiene una capacidad muy especial, es un cibópata, cada vez que come algo llega a su mente todo el proceso por el que pasó el alimento, cómo se hizo, quién lo manipuló y bajo qué condiciones. Bueno, todo no, la remolacha es lo único que Tony puede ingerir tranquilamente.

Esta idea tan loca sale de las cabezas de John Layman, como guionista, y Rob Guillory, ejerciendo de dibujante. Con respecto a Guillory poco se puede decir, era un dibujante con escaso recorrido, apenas alguna participación en antologías no muy conocidas, pero su peculiar estilo es clave para la impronta que Chew nos deja en la cabeza, consigue dar el punto apetitoso y asqueroso que necesita una serie como esta, tiene muy buena narrativa, con un aspecto influenciado por el cartoon que refleja igual de bien la comedia y la acción, y sabe dar identidad a sus páginas pero no es un tipo de dibujo que pegue con cualquier serie. Ahora bien, es imposible imaginar Chew sin él.

Por otro lado Layman sí que se ha sabido adaptar ya que, tras el éxito de Chew, fue fichado por Marvel y DC, pero él no era nuevo, o al menos no tanto como lo era Kirkman cuando entró en Image. John Layman ya había trabajado para Marvel en algunas pocas series, que no pasarán a la historia, así como en DC, donde fue escritor y editor en el sello Wildstorm, que a la postre había sido parte de Image en los noventa, pero cuando Layman entra en él este ya había sido vendido a DC. La cuestión es que el Layman de los superhéroes es un autor cumplidor, entretenido pero de trabajos olvidables, ahora bien, el Layman que deja volar su mente de manera autónoma resulta uno de los autores más imaginativos del presente siglo, especialmente en lo que a crear mundos distintos se refiere. Solo hay que leer Eleanor & The Egret, El hombre que jodió el tiempo o Outer Darkness para comprobarlo, aunque Chew es su mejor trabajo hasta el momento.

Sin embargo, con todos sus condimentos, Chew no deja de ser una historia policíaca con algún acercamiento al género negro y una buena dosis de comedia. Una gran mezcla que gana por sus personajes y las situaciones, muy humanas a la par que fantásticas, en las que estos se ven envueltos. Al principio la historia trata algunos casos sueltos pero, según avanza, va centrándose más en la vida de Tony Chu y sus peculiares poderes, básicamente Chu no es el único con una relación especial con la comida y empezarán a aparecer personajes con habilidades muy diversas pero igual de locas, incluidos vampiros o alienígenas. Chew se atreve con todo.

Entre los otros personajes de la serie encontramos a Mason Savoy, un agradable inspector que ejerce de compañero de Tony a la vez que lo tutela cuando este entra en el FDA, aunque guarda grandes secretos; John Colby, el que fuera compañero de Tony en la policía y con el que nos llevamos más de una sorpresa; Mike Applebee, jefe de Tony con el que se lleva muy mal desde que se conocen pero que dará un importante giro por su relación con otro compañero; o Amelia Mintz, una crítica culinaria con la que Tony tendrá varios encuentros. Como se puede ver todo gira en torno al protagonista, hasta su familia tiene un hueco, con un hermano que es un chef famoso caído en desgracia, por considerar que todo es una conspiración del gobierno, y una hermana que trabaja para la NASA. Y es que Chew fue muy rompedora cuando salió pero a día de hoy se pueden hacer lecturas muy interesantes por lo que plantea.

Sencillamente es una auténtica obra maestra, capaz de dar sentimientos de todo tipo, lloraremos con alguna muerte tras reírnos viendo cómo a Tony Chu le obligan a masticar partes de un fallecido, pero siempre logra cautivar con sus misterios y con su arte culinario. Hasta se atreve con algunos ejercicios narrativos fuera de lo común, como publicar el número 27 un año antes, entre el 17 y el 18, escrito de forma que se puede leer en dos tiempos, como exige su numeración o en forma de flashforward, cosa que en los recopilatorios no se respetó. U otras como meter una viñeta del último número cuando la colección no había llegado ni a la mitad. No, no es una serie común, es atrevida y lo es en muchos aspectos.

Aunque la serie principal finalizó hace seis años, todavía hemos podido ver alguna cosa sobre su mundo. En 2020 los autores realizaron un pequeño cruce con otra serie de John Layman para Image, Outer Darkness, que resultó también una auténtica delicia. Así Outer Darkness/Chew duró tres números. Un mes después de que esta terminase John Layman se embarcó en Chu, en este caso con Dan Boultwood (It Came) como dibujante, de la que ya han salido diez números y en la que nos presenta un nuevo personaje, Saffron Chu, otra hermana de Tony Chu y la oveja negra de la familia, una criminal cuyo poder es saber los secretos de aquellos con los que come. Un nuevo episodio que nos lleva al pasado. Es muy agradable ver que Planeta Cómic no solo ha decidido recuperar la serie principal, sino que apuesta también por este spin-off cuya publicación está anunciada para el año que viene.

Ni que decir tiene que el material que contiene este integral es absolutamente imprescindible para los amantes del buen cómic. Sus historias son tan variadas que pueden abarcar una gran cantidad de público y sí, nos lleva hasta un final que es una auténtica maravilla, aunque eso lo dejaremos para dentro de unos meses.

Con respecto a esta nueva edición Planeta sigue la línea de otros integrales publicados últimamente, como Madman o Grendel, pero han acertado al hacerlo un poco más grande que el tamaño del cómic-book habitual. Además contiene un buen número de extras como portadas, ilustraciones, bocetos de los personajes, guiones y el proceso de dibujo (desde el boceto hasta el coloreado) de algunas páginas. En definitiva, resulta una edición cuidada y completa, con un buen papel y aparentemente consistente, aunque esto nos lo dice el paso del tiempo.

Lo mejor

• Sí, Chew es lo mejor.

Lo peor

• La remolacha.

Edición original: Chew #1-20 USA (Image Comics) Edición nacional/España: Chew Integral 1 (Planeta Cómic, 2022) Guion: John Layman Dibujo: Rob Guillory Color: Rob Guillory Traducción: Ignacio Bentz y Guillermo Ruiz Formato: Integral en tapa dura. 576 páginas. 50€ La cena está lista La historia de Image es de sobra conocida,…
Guión - 9.9
Dibujo - 9.5
Interés - 9.9

9.8

Masticado

Diferente, imaginativa, cómica, dramática y con unos toques coloridos de noir, Chew resulta una serie que ofrece un menú muy completo y de auténtico lujo.

Vosotros puntuáis: 9.48 ( 8 votos)
Subscribe
Notifícame
7 Comments
Antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
View all comments
Matches_Malone
Matches_Malone
Lector
27 junio, 2022 14:00

Obra totalmente a reivindicar en nuestro país. Es de esas en las que al final te importa poco la narración o el género, simplemente quieres saber más de los personajes, cómo les va. Los echas de menos, y esa es de las mayores virtudes que puede tener cualquier historia.
Su spin-off Chu lleva diez números publicados desde julio de 2020, pero de momento en España ni rastro.

qwerty
qwerty
Lector
27 junio, 2022 17:00

Sólo compré el primer tomo y no sé por qué (el dibujo, tal vez?) nunca llegó a engancharme. Es más, creo que no terminé de leerlo.

Vista la crítica, tal vez tenga que echarle un vistazo al resto de la obra de Layman.

Matches_Malone
Matches_Malone
Lector
En respuesta a  qwerty
27 junio, 2022 19:36

A mí estuvo a punto de pasarme lo mismo con Locke & Key en los primeros números.
Como bien dice el autor de la reseña, es curioso como el ojo se acostumbra a un estilo de dibujo, de manera que lo que de primeras te tira para atrás luego llega a resultarte imprescindible.

Ivan Pas
Ivan Pas
Lector
27 junio, 2022 23:25

Te puede gustar el dibujante para esta obra pero no puedes poner que es de 9.5 el dibujo ya que pierde credibilidad toda la reseña,parece que el dibujante fuera Moebius