Un poema en forma de manga
«Ese no puede ser tu sueño. Para que sea tu sueño debe estar relacionado contigo»
No es discutible que en el mercado español del manga (y en el de cualquier otro país, ciertamente), los aficionados al shōnen han gozado de una posición privilegiada, viendo publicadas un gran número de series, sin importar el número de volúmenes que tuvieran o lo repetitivos que resultasen sus planteamientos, pues siempre han sido los títulos que han gozado de mayor reclamo y mejor salud de ventas. Es por ello que a quienes llevamos muchos años disfrutando del cómic japonés nos sorprendiera (y agradase a partes iguales) el anuncio por parte de ECC Ediciones de la edición de Chihayafuru, un josei abrumador en todos los sentidos, tanto por su intrínseca calidad como por su extensión. Lo que parecía una ilusión se ha materializado en realidad y por fin hemos podido disfrutar de su primer volumen en nuestro idioma.
Pero no son únicamente su naturaleza editorial o su número de tomos los únicos aspectos que dificultaban la publicación de esta obra en nuestro país, sino que su argumento gira en torno a un elemento cultural japonés escasamente conocido en occidente. Se trata del karuta, un juego japonés en el que se utiliza una baraja uta-karuta, formada por cien cartas en la que cada una de ellas contiene un poema. Su práctica competitiva se popularizó desde comienzos del siglo XIX y sus reglas se unificaron a lo largo de todo Japón con la creación de la Asociación de Karuta de Tokyo en los primeros años del siglo XX y la celebración del primer torneo de esta práctica lúdica. En la actualidad, goza de gran popularidad en Japón y, debido a las habilidades y la disciplina de entrenamiento que requiere para su práctica competitiva, es considerado como un tipo de práctica deportiva. Inciso etimológico, si el nombre karuta os recuerda a la palabra «carta» es porque efectivamente viene de esa palabra. Concretamente del portugués, que fueron quienes introdujeron los juegos de naipes en el país nipón. Y ya para dejar de dar el coñazo también apuntar que es un juego que se introduce en todos los colegios para que los peques practiquen el silabario hiragana, por si queréis una forma de aprendizaje más nihonesa.
La autora del manga que reseñamos en esta ocasión es SUETSUGU Yuki, la cual debutó profesionalmente en el año 1992 en la revista Nakayoshi, publicación de la editorial Kodansha, la cual ha sido su casa durante estas tres décadas. Ha tenido un historial de publicación bastante nutrido, siempre rondando la temática de romance y la demografía de josei, usando un dibujo muy conservador en ese estilo, con personajes masculinos con una belleza dulce y andrógina, junto a personajes femeninos muy vivaces como vemos en la obra que publicó durante la serialización de Chihayafuru, Couverture, la cual incluía la repostería como elemento al que orbita la trama romántica.
Su carrera transcurrió con normalidad hasta el año 2005, cuando surgieron acusaciones de plagio por parte de la autora a su colega INOUE Takehiko, de quien copió páginas procedentes de Slam Dunk y Real. Ante las numerosas evidencias encontradas, tanto la autora como la editorial admitieron la acusación, emitieron sus disculpas, cancelaron Silver, la obra en la que trabajaba en ese momento, y retiraron de la circulación las publicaciones de la autora, quien inició un hiato profesional de dos años, cuando dio comienzo la publicación de Chihayafuru, con la que demostró que no necesitaba copiar trabajos ajenos y con la que culminó su historia de redención, al ser declarada la obra ganadora de los prestigiosos premios Manga Taishō en su segunda edición, en el año 2008.
Chihayafuru tuvo un largo recorrido editorial, ya que se publicó en las páginas de la revista Be Love, de la editorial Kodansha, entre diciembre de 2007 y agosto de 2022, siendo recopilada posteriormente en 50 tomos recopilatorios y adaptada al anime, convirtiéndose en la obra más importante de la carrera de su autora hasta la fecha. Hasta ahora os hemos hablado sobre lo increíble que resulta que nos haya llegado esta obra, el karuta y su autora, pero ¿de qué va Chihayafuru?
Sinopsis corta para valientes: serie sobre un juego de cartas japonés, en el que se narra la primera mitad de un poema y tienes que cazar la segunda mitad. Es una mezcla perfecta entre manga de romance, deportes y musical (si, musical, que aquí falta la entonación de los poemas y el acento de los personajes, pero su capacidad para transmitirlos a través de la viñetas es una pasada). Gente, no lo dudéis. Leedla, vedla, o lo que queráis. Os prometemos que vale la pena.
Sinopsis algo más extendida: al puro estilo spokon, la obra nos abre con una competición en su momento de mayor fragor, un breve flash de lo que nos demostrará esta carismática protagonista. Los primeros capítulos de Chihayafuru retratan la tierna infancia de los tres personajes principales, con sus luces y sombras. Arata, el introvertido recién llegado de la prefectura de Fukui a la gigante Tokio con una pasión desbordante por el karuta; Taichi, el chico popular de la clase con calificaciones perfectas y grandes aptitudes para los deportes, que quiere llamar constantemente la atención de Chihaya, la prota indiscutible y un torrente de energía que sueña con que su hermana llegue a ganar el certamen de belleza nacional.
Las puras ilusiones y la inocencia de los pequeños se ven rápidamente empañadas por el vaho de la realidad, al ver cómo Arata carga con el peso del deseo de su abuelo y hora el terror de verlo enfermo y tener que volver a su tierra lejos de sus amigos, cómo Taichi es mangoneado por una madre manipuladora y ávida de tener hijos exitosos, y cómo Chihaya ha vivido privada de la atención que todos han volcado sobre su hermana. La pasión de Arata, la capacidad de Chihaya y el tesón de Taichi se unirán en el karuta, que a través de cien poemas relatará la amistad más sincera y un romance único y convulso como un torneo mundial.
A lo largo de las páginas de este primer volumen, Suetsugu muestra un cautivador apartado artístico, con amables diseños de personajes que se caracterizan por una gran capacidad expresiva y de transmisión de sus sentimientos. La belleza de sus páginas y la pureza con la que retrata los momentos íntimos que atraviesan sus frágiles personajes contribuyen a amplificar la ternura que desprende la obra. La autora utiliza unas composiciones de páginas características de los josei, con un elevado número de pequeñas viñetas por página, pero no acusa un exceso de texto, ya que sabe ser concisa y se muestra como una gran dialoguista, capaz de exponer la esencia de su argumento y los valores que en él subyacen con una concisa carga de lenguaje verbal.
Las expresiones de los personajes, el dinamismo arrollador que presenta a lo largo de sus páginas y hasta las pinceladas de humor que nos regala la autora son más que un poema. Con una trama tan particular como la que nos presenta, uno supondría que sería una serie corta con poco jugo, pero entre la capacidad de empatizar con los personajes y lo tenso que es capaz de volver un combate de karuta, es normal que la extensión de la serie fuera de 50 tomos, llenísimos de amistad/romance y guerreros de este juego. Para bien o para mal, el dibujo de esta serie se mantiene muy consistente durante toda ella, tanto en calidad como en estilo. Adaptada con 3 temporadas dobles de anime, que escalan en cantidad de público y nota global y una especial, se entiende que la calidad de la serie haya permeado en el público sea cual sea su medio de difusión.
Chihayafuru se publica en formato tankōbon de tamaño estándar (111×177 mm), con encuadernación rústica y sobrecubiertas con un precioso diseño, realizadas por la propia autora, y la totalidad de sus páginas en blanco y negro, a un precio de 9,95 euros. Este volumen cuenta también en sus páginas finales con una más que interesante sección de extras, formada por fichas de personajes, tiras cómicas, un texto sobre el karuta y la traducción de los poemas que aparecen en las páginas de este volumen. Se trata de una edición más que correcta, con un papel de buena calidad con el que no se producen molestas transparencias, una buena traducción, una eficaz rotulación y una adecuada reproducción de los originales, que por desgracia cuenta con un error de peso, ya que hay bocadillos que, al quedar muy próximos a la encuadernación, son de difícil lectura, teniendo que abrir de más el tomo y provocando que se resienta dicha encuadernación, algo que esperamos que se corrija en los siguientes volúmenes. Por ello, aunque el dibujo de la autora sea maravilloso y las portadas sean una ensoñación, creemos que la elección de edición de la editorial ha sido errónea. El tener que abrir el tomo hasta sus límites físicos para poder leer según que bocadillos ha sido como si nos clavaran una carta al estilo de Gambito, más aún en este primer tomo donde se nos explica gran parte del mundillo del karuta y se nos presenta a los personajes con muchos diálogos.
Además, aunque todos esperábamos que ECC Ediciones reprodujese tal cual la edición japonesa de 50 volúmenes, este primer volumen cuenta con más páginas de historia respecto a su equivalente japonés. Según declaró la propia editorial en sus redes sociales, esto se ha hecho para que el final de las etapas y cursos escolares coincida con el final de un volumen, pero no ha especificado de cuantos tomos constará finalmente la edición española. Como apunte, nos gustaría señalar que al contener el arco de la escuela primaria en el primer tomo, este puede ser leído como tomo único y no pasaría nada, quedando el lector con un vistazo general de este particular juego tradicional japonés y descubrir a un puñado de personajes muy carismáticos. A pesar del molesto desacierto que hemos señalado, son muchas más las virtudes de la edición y aún más las que atesora esta maravillosa obra, que para la redacción manga de Zona Negativa es una de las novedades más importantes de este año.
(En este momento, Pablo neutraliza a Fer con una cautivadora tonadilla gallega y asume el control total del teclado para finalizar la reseña).
Fer, perdona que me ponga sentimental, pero si no lo digo, reviento. Es una serie que he devorado en su formato anime y que ha llenado tardes y tardes de un sentimiento de calidez que no puedo describir. Es la serie que me abrió los ojos a la pasión sincera, que me enseñó que por muy raro que se pueda ver algo a simple vista, hay gente capaz de volcarse en ello y llevar a otros al borde de la emoción y la lágrima por su resolución. ¡Joder, que me la he visto tantas veces que me sé el poema inicial de memoria y sigo llorando en cada capítulo del primer tomo! ¡Me deshidrato como no la lea al ritmo de publicación!
Lo mejor
• Su capacidad para conmover durante su lectura y la sensación de bienestar que es capaz de generar.
• El que sea un manga sobre una tradición cultural japonesa, pero un spokon, pero musical, pero historias de la vida, pero romance… y todo lo haga bien.
• Los cuantiosos e interesantes contenidos extra con los que concluye este volumen.
Lo peor
• El diseño de este primer volumen cuenta con bocadillos muy próximos a la encuadernación, por lo que su lectura resulta difícil.
• La vaga y contradictoria información ofrecida por la editorial en cuanto a su propia edición y el número de volúmenes que tendrá finalmente.
• Al tratarse de una serie larga, echará para atrás a algunos lectores, que se estarán perdiendo una gran obra. Leed el primero al menos, ¡no os arrepentiréis!
Guión - 9.4
Dibujo - 9.2
Interés - 10
9.5
Karuta de amor
Chihayafuru tiene todas las sílabas para volverse una obra de culto, tanto por su muy variada trama como por la pasión que desborda al mostrar el karuta.