Seguir adelante
«Corre»
La sola existencia del cómic de Clementine ya fue una grata sorpresa. El mezclar a una artista como Tillie Walden, de tendencias introspectivas, con un mundo terrorífico como es The Walking Dead y además tomar como protagonista a Clementine, la que tenía ese mismo rol en los juegos de Telltale, era una cosa tan loca como llena de originalidad. Hablar de la buena idea que tuvo Robert Kirkman al ponerse en contacto con la artista natural de Texas sería reiterar la reseña realizada (que podéis leer aquí) cuando ECC sacó el primero de los tres tomos de los que va a constar esta historia.
El tema es que allí Walden hacía lo que podía ser impensable en manos de otras personas, llevar esa pausa, esa introspección, ese peso en los sentimientos y jugar con la inocencia juvenil y su ruptura, temas recurrentes es sus obras, insertándolo de forma sobresaliente en el mundo de los muertos vivientes. En ella nos presentaba a Clementine, prescindiendo de su historia de los videojuegos, para que quienes comiencen por aquí no vean ningún problema argumental para hacerse con la obra, pero sin negar su pasado y dejando los flashbacks más relevantes de manera totalmente comprensible (además no podemos negar que hoy en día tenemos los gameplays colgados en YouTube para quien quiera acceder a ello).
No obstante lo importante aquí es que Tillie Walden nos contaba una historia magnífica, a la altura y el estilo de las que nos tiene habituados, como Piruetas, ¿Me estás escuchando? o En un rayo de sol, que nada tenía que envidiar a la serie madre. Si acaso se le podía achacar que la supervivencia y los sentimientos tenían más peso que el terror dado por los zombis, los cuáles aparecían más bien poco. Pero ¿cuántas páginas nos dieron Kirkman, Moore y Adlard sin un solo caminante? La verdad es que muchas, con lo que Walden supo jugar muy bien sus cartas. Pero eso era un tomo. Había muchas ganas del segundo precisamente para ver si la artista era capaz de mantener ese nivel. Si queréis podéis saltar a la nota final para verlo, porque la respuestas sí, mantiene el nivel e incluso me atrevería a decir que se supera en ciertos pasajes.
Tras el periplo en la montaña, las supervivientes se mueven a una isla con una pequeña comunidad y algún que otro secreto. Básicamente eso es todo lo que se puede decir del argumento sin entrar en spoilers, pero como suele suceder con Walden, eso no es lo importante.
Me resulta muy curioso ver cómo la autora refleja en Clementine una versión casi opuesta a la de Rick Grimes. Es cierto que la protagonista sabe coger el toro por los cuernos cuando es necesario, pero no se posiciona como líder de nada, aunque mucha gente la siga. Pero sobre todo lo interesante es que ella cuando entra en una comunidad no intenta derribarla bajo un supuesto ideal de un bien mayor, como nuestro querido policía tenía tendencia a hacer, Clementine se acopla bien, intenta ayudar y comulgar con quienes le rodean, aún siendo temerosa de que hagan daño a los suyos.
Los sentimientos y las conversaciones siguen siendo el foco principal de la serie. Las preocupaciones juveniles, como comentaba antes y como sabrán los lectores habituales de Walden, son fundamentales en el devenir de este segundo tomo, pero hay una diferencia fundamental con sus otras obras y que refleja a las mil maravillas, a saber, que Walden se pone en la piel de jóvenes que no han recibido una educación, en muchos sentidos y esas carencias se reflejan en su vida de una forma espectacular.
Sin embargo este tomo tiene una diferencia muy grande con respecto al anterior, quizás porque la autora se vea algo más segura o quizás simplemente porque la historia la llevó por ese camino, pero Walden logra abrazar el terror en alguno de los capítulos y lo hace de forma soberbia. No me había imaginado que una autora tan acostumbrada a la pausa y la introspección fuera capaza de realizar escenas tensas como las que vemos aquí, y por ello, por esa mezcolanza que nos da este segundo volumen de Clementine, creo que es superior al primero, aún siguiendo mucho su línea.
Del apartado gráfico poco hay que añadir con respecto a la reseña del primer tomo. Todo lo dicho anteriormente se complementa con un aspecto y una narrativa que roza la perfección, como suele ser habitual en Walden.
Con un final a la altura y viendo cómo se están intentando acoplar al nuevo mundo sus protagonistas, solo cabe esperar que el tiempo pase rápido para poder degustar el tercer y último tomo de Clementine cuanto antes.
Lo mejor
• El dibujo, la historia, los diálogos… básicamente todo.
Lo peor
• Nada.
Guión - 9.2
Dibujo - 9
Interés - 9.2
9.1
Walden nos vuelve a deleitar con un impresionante acercamiento al mundo de The Walking Dead.