Todo gran poder, conlleva una gran (posibilidad) de corrupción
“Era mucho más que un héroe.
Más de lo que nadie sabrá jamás”
El género de superhéroes parece haberse estancado en la última década. Los aficionados de toda la vida empiezan a renegar de las mismas historias, eventos y rutinas con las que disfrutaban hasta no hace tanto años. El cómic de superhéroes se ha convertido en publicidad para sus adaptaciones a la gran pantalla, televisión y plataformas. Los autores con cierto renombre hoy en la industria ya no se casan ni hacen carrera como antaño en las grandes compañías. El interés por unos y otros de vender y/o impulsar licencias propias y ajenas en otros medios ha convertido al género en un páramo desprovisto -salvo en muy contadas excepciones- de creatividad, innovación y riesgo. Puede que nuestra sociedad actual ya no necesite ni tenga un interés especial por los superhéroes como sucedía a principios de este siglo. No obstante, la industria sigue insistiendo con el arquetipo y hace bien, pues siempre habrá buenas historias con las que los aficionados y lectores puntuales puedan pasar un buen rato e incluso sacar alguna interesante reflexión.
Puede que estas dos máximas -la de hacernos pasar un buen rato y la de invitarnos a la reflexión- se puedan aplicar a muchos títulos que se publican actualmente en nuestro país, pero hoy queremos hablar de uno de ellos que quizás puede haber pasado algo desapercibido en las estanterías de nuestras librerías: Cloaked, de Mike Richardson y Jordi Armengol. Un cómic editado por Dark Horse Comics cuya propuesta a priori puede no resultarnos excesivamente original ya que se articula como una historia que entremezcla superhéroes y género negro en la línea de muchas otras obras anteriores. Tampoco resulta innovador las vueltas que da su argumento sobre la figura de un personaje que claramente está articulado como un sosias de Batman. Ni mucho menos el tono oscuro y desmitificador respecto al género superheroico por el que han optado sus autores.
Pero el atractivo de Cloaked está en el conjunto y en la manera de articular estos caminos comunes. Es loable su premeditada falta de pretensiones que evita que la propuesta caiga en el error de otros productos similares y recientes aquejados de un prematuro worldbuilding que busca más la atención de agentes externos al mundo del cómic. Esta es una pequeña y honesta historia autoconclusiva que no pretende ser nada más que eso, no se plantea en ningún momento como el inicio de un nuevo cosmos y/o mitología de la que empezar a tirar del hilo para producir todo tipo de spin-offs y series paralelas que quemen su interés en un tiempo récord. Podría tener algún día una secuela, pero no lo necesita y se agradece que la historia funcione perfectamente por sí misma y no nos deje tirados a la primera de cambio.
Cloaked gira en torno a la figura de un misterioso y letal justiciero de las calles de Nueva York conocido como El Centinela (entre otros muchos nombres con los que se le ha bautizado a lo largo del tiempo). Un guardián que se ganó el favor de sus conciudadanos, pero que desapareció hace veinticinco años atrás sin dejar ningún tipo de rastro ni pista sobre su paradero. El detective privado Jake Stevens conoce su historia tan bien como cualquier otra persona en la ciudad, pero cuando recibe el encargo del multimillonario Byron West para resolver el enigma sobre la identidad y último destino de El Centinela descubrirá que su máscara ocultaba una sórdida trama de corrupción y mentiras que podría poner su vida en peligro.
La idea original para Cloaked lleva rondando la mente del fundador de Dark Horse Comics desde finales de los años ochenta, pero no fue hasta agosto del pasado año cuando esta miniserie de cuatro números vio la luz en el mercado estadounidense. En origen el proyecto era conocido como The Icon pero por una cuestión de derechos su creador se vio obligado a última hora a renombrar a su personaje. El motivo es que ya existe un Icon creado en 1993 por Dwayne McDuffie y M.D. Bright para Milestone Media y que en 2008 pasó a formar parte de las publicaciones de DC Comics. Pese a que este superhéroe -y el resto de personajes de la línea- habían dormido el sueño de los justos durante bastante tiempo, fue justamente en 2020 cuando se produjo un relanzamiento del sello Milestone que obligó a su vez a Dark Horse a mover ficha.
En la edición de Norma Editorial de la presente Cloaked tenemos algunos extras y, entre ellos, podemos ver algunos bocetos y diseños previos para el proyecto realizados en su momento por Gary Barker. Estos, salvo algún detalle aislado, no tienen nada que ver con la interpretación final del dibujante catalán Jordi Armengol, encargado de todo el apartado gráfico de Cloaked, tanto a nivel de dibujo y entintando, como de coloreado. El hecho de recaer toda esta labor en su persona ofrece al conjunto una satisfactoria coherencia que ahonda en la ambientación de género negro y en la caracterización pulp de los personajes que demanda el guion de Richardson. Entre sus influencias podemos vislumbrar trazos de Jim Steranko, Barry Windsor-Smith, Frank Miller o incluso -en ciertos planos- James O’Barr.
En el guion Richardson hace un trabajo discreto y efectivo tirando de caminos comunes al género negro y su relación con los clichés del cómic de superhéroes conocidos por todos ssu aficionados. Es una historia ligera que fluye en todo momento gracias a los lápices de Armengol y cuyo único hándicap es un juego metatextual con el citado cómic de superhéroes y sus arquetipos que -pese a que hará esbozar una sonrisa en más de una ocasión a los amantes de este tipo de historias- se torna en exceso predecible. Es fácil unir los puntos que nos llevan al desenlace final que nos propone la narración, aunque también es cierto que la fuerza del guion llegados a este punto no es la revelación en sí misma, sino la moraleja que se desprende de su conclusión. Una aguda reflexión sobre la fama, la manera en que ensalzamos a nuestros ídolos y la verdad que se esconde sobre la manera en la que se construyen los mitos y leyendas.
Estas ideas ya las hemos visto retratadas en obras como el The Boys de Garth Ennis y Darick Robertson y los X-Statix de Peter Milligan y Mike Allred, pero en Cloaked el tono descarta el humor y la ironía para ofrecernos una lectura más a pie de calle, ligada a la mitología del Caballero Oscuro y otros personajes similares de cómic. Cloaked nos puede recordar por sus intenciones a El Protegido de M. Night Shyamalan por lo comedido y medido de su propuesta, pero también por su manera de proyectar temáticas, conceptos e ideas ligadas íntimamente al cómic de superhéroes. La narrativa cinematográfica de Armengol alimenta nuestras impresiones en este aspecto y se convierte -su arte- en uno de los principales valores de la obra haciéndonos disfrutar de todo su recorrido.
En definitiva, Cloaked es una miniserie que pese a no reinventar nada hace muy bien casi todo lo que se propone. Por ello, es una buena opción para los lectores que quieran acercarse a una buena historia del género, pero tengan miedo de quedar atrapados en el intento en un nuevo universo en expansión como podría ser el caso de aproximarse a franquicias como Valiant, Black Hammer y el nuevo Massive-verse de Image Comics. La dupla formada por Richardson y Armengol, a la que nos faltaría sumar el trabajo en la rotulación original del estadounidense Nate Piekos, funciona muy bien, y queda patente a lo largo del recorrido de la obra la buena sintonía del equipo. Si todavía no te has cansado de dar vueltas en torno a la esencia de las historias de superhéroes, échale un ojo a Cloaked. En el peor de los casos, te hará pasar un buen y entretenido rato a vueltas con las máscaras que nos ponemos a nosotros mismos.
Lo mejor
• La lectura sobre la manera en la que se construyen los mitos.
• La ambientación que nos ofrece el dibujo de Jordi Armengol.
• Una historia sencilla y autocontenida que juega con los caminos comunes del género.
Lo peor
• El guion sabe jugar sus cartas, pero es bastante previsible.
• El precio de la edición de Norma Editorial.
• Que las grandes compañías no sigan este modelo para contar sus historias del género.
Guión - 7
Dibujo - 7.5
Interés - 7
7.2
Juguetón
Una historia sencilla y autocontenida que juega con los caminos comunes del género para ofrecernos una lectura desmitificadora sobre la manera en la que se construyen los mitos y leyendas. El guion de Richardson funciona pese a ser excesivamente predecible, pero es apartado gráfico en manos de Armengol el que aporta el aliciente extra para disfrutar del recorrido. Para los perpetuos amantes del género.
