CLOVER, de CLAMP

Sinopsis: Una misteriosa organización encarga a un soldado casi retirado la custodia y responsabilidad de una niña con grandes poderes que ha estado encerrada toda la vida. No se sabe el destino, simplemente seguirla donde le dicte el corazón. Pero otras organizaciones con objetivos obscuros también quieren a la joven, por el tesoro que guarda en su interior. Ella es un trébol de 4 hojas, único en el mundo. Pero a su vez ella solo quiere ir a algún sitio donde no se sienta sola. La comunicación telepática con una cantante de voz celestial será su único contacto con el mundo exterior.

Entre líneas: Si una palabra fuese suficiente para describir este manga sería la de misterio. Todo es misterioso en esta serie: la organización, sus jefes, el porque está encerrada la chica, quién quiere apoderarse de ella, la ambigua relación entre los militares, la cíclica repetición de trozos de una canción de la que vamos descubriendo partes a medida que vamos leyendo que tiene mucho que ver con la historia, el parque de atracciones, la distinción entre varios tréboles según su categoría y poder, etc Pero lo curioso es que todo se va resolviendo, normalmente en pocas páginas “seleccionadas” que te dejan claro el camino a seguir. Son estas páginas las que aligeran la lectura, ya que al principio no te enteras de nada, aunque sigues leyendo porque la lectura tiene una cadencia y un ritmo muy especial. No se puede decir que sea shonen, pero tampoco shojo, aunque el blanco como fondo de página está muy presente. Tampoco es seinen. Este es uno de los logros de la historia: su narrativa es única, te inmersa en un universo propio donde los mundos son una mezcla de tecnología y aparatos de un pasado ficticio, donde no se nos explica nada más que lo necesario para ilustrar los pasos de los protagonistas en lo que se intuye un mundo frío e inhumano.

Hemos dicho misterioso, pero también sorprendente. Cuando por fin te has amoldado a la forma de explicar la historia, a las autoras no se les ocurre nada más que emular a Hitchcock en “Vertigo” y “Psicosis”…. ya sabéis…. un giro importante en la narración. Los tomos siguientes rompen con todo lo que habíamos leído, aunque no del todo, ya que quedan pequeños “puentes” que vamos uniendo con frases que habíamos leído en los dos primeros tomos, aparentemente sin sentido o nada importantes en ese momento.

La narración se sustenta básicamente en la repetición de dos conceptos. Uno de ellos es “trébol”, concretamente el de 4 hojas. Representa que hace unos años el gobierno hizo unos experimentos con unos chicos para medir su potencial (a qué me suena?). Los que tenían menos se les dio un tatuaje de un trébol de una hoja, y así sucesivamente hasta los más poderosos, de 4 hojas. Pero los que tenían la máxima graduación de 4 hojas eran tan potentes que los magos / dirigentes del país tuvieron que encerrarlos, incomunicados, para siempre. Si salían al exterior no se sabía que podía pasar, no los podían controlar. Y esto explicado así parece muy simple, pero en el cómic se marea la perdiz sólo como sus creadoras saben administrarlo, lioso pero a la vez comprensible poco a poco. Esta soledad contrasta con el amor que sienten el guardián y su novia la cantante misteriosa( de estilo gótico), una unión perfecta pero que también se verá arrojada al desastre….. y uno de ellos lo sabe de antemano. De hecho se crea una comunicación paralela entre las dos chicas, que no se llegan a ver nunca pero son almas gemelas.
El otro concepto en el que se basa la narración es una canción. Unos estribillos de una canción que se irá formando y modificando a lo largo de la obra imprimirá un carácter especial a la lectura (junto con capítulos de una sola página o una sola ilustración, por ejemplo) y en la que iremos viendo reflejado los sentimientos de los protagonistas.

Como veis, la historia no es lineal del todo, pero tampoco se puede decir que viva de flashbacks. Sólo es que está montada de una forma que datos leídos en los primeros tomos aparentemente poco importantes se unen con hechos del final, moviéndose dentro de una línea temporal de poco recorrido (excepto el único flashback que monopoliza el último tomo), pero suficiente para ir saltando de un sitio a otro clarificando dudas. Además, de los cuatro tomos (como los tréboles, anda que casualidad!), dos están dedicados a la chica que vemos protagonista al principio, mientras que en los siguientes ella pierde peso en detrimento de la relación del guardia con su novia cantante, y de los gemelos tréboles de 3 hojas en el último tomo.

Esta es de las páginas más normales en cuanto a composición que os encontraréis
Decíamos que los tréboles tienen poderes, algunos más y otros menos. Pero la historia no se centra en la eclosión de los poderes de los niños especiales, como puede pasar en la apocalíptica Akira. El cómic presenta como uno de sus principales argumentos la soledad. La certeza de saber que estarás solo toda tu vida, recluido en un palacete de cristal, una cárcel bonita con autómatas y animales antropomórficos que recuerdan a Alícia en el País de las Maravillas, pero cárcel al fin y al cabo. Por eso la chica trébol de 4 hojas ansía hacer un viaje sin retorno con su guardián, su primer, único, y último deseo. Sueño o realidad?

Tenemos la sensación de que podríamos hablar más de la obra y no tendríais una perspectiva clara de ella. Es por el hecho de que hemos intentado trasladar el misterio de la historia hasta esta reseña. Como un castillo rodeado de niebla en el que nos adentramos linterna en mano pero intentando no enfocar a sitios que rompiesen ese misterio, ese halo. Enfocando justo el camino para adentraros en esta curiosa historia para que descubráis por vosotros mismos como se trenzan todos los hilos abiertos. Al contrario que en la última reseña se explicó casi al completo el argumento, ya que la intención era hacer ver como de realista puede llegar a ser un manga, el cómic que nos ocupa es ficción 100%, y él mismo no nos permite explicar más sobre sí mismo sin que rompiésemos ese misterio que guarda entre sus viñetas.

Hablemos pues del dibujo: con un estilo claro y muy conciso, Mokona Apapa, una de las cuatro CLAMP, hace uso intensivo de claroscuros y contraposiciones entre blanco y negro. Esto ayuda en la narración para polarizar los conceptos: estar solo / estar acompañado, estar triste/ estar alegre, etc. El primer referente que me viene a la cabeza es Kane de Paul Grist, eso sí, sin la curiosa percepción de la anatomía que tiene este buen autor inglés, y por supuesto sin darle ningún toque de serie B o policíaco a la historia. Algo que relaciona estos dos cómics es la composición de las páginas: totalmente anárquica. En Clover nos podemos encontrar desde una página relativamente normal hasta un mosaico hecho por varias viñetas, pasando por repeticiones de dibujos estilo Bendis, páginas prácticamente en blanco o en negro, o un más que evidente sentido de lectura vertical más que horizontal. Podéis ver varios ejemplos en los scans.

Un Bendis japonés?
La edición es muy bonita, y también se sale de la norma habitual de la publicación en Europa: más alto que un tomo habitual pero más delgado, lo que más sorprende de la edición es el papel cebolla con el que está envuelto el cómic. Este papel, traslúcido, deja ver la auténtica carátula a través suyo, y en contraportada, parte de la famosa canción que nos acompañará durante el relato. En el interior hay preciosos miniposters a todo color. El precio es ajustado y cubre con creces la satisfacción de leer este curioso manga.

Unas pequeñas notas sobre CLAMP: es un grupo de autoras que empezaron en los años 90 haciendo fanzines de sus series preferidas. De las 12 autoras del principio quedan sólo cuatro: Ageha Ohkawa, Mokona Apapa, Tsubaki Nekoi y Satsuki Igarashi. Son un grupo bastante curioso: no se dejan hacer fotografías (hay poquísimas), se cambiaron los nombres todas a la vez ya adultas, son muy maniáticas, etc En lo que respecta a sus obras, son muy heterogéneas: desde la aventura de Magic Knight Rayearth hasta la Apocalipsis de X, pasando por la histórica Leyenda de Chunyan, shojo como “Me gusta porque me gusta” o obras inclasificables como Card Captor Sakura o Chobits. Son muy dadas a complicar hasta el extremo cualquier historia que parecía infantil (Sakura por ejemplo), y a introducir personajes con una sexualidad ambigua, o homosexuales y lesbianas directamente. Imposible es en pocas palabras intentar definir mejor a este curioso grupo de autoras niponas, pero personalmente me gusta todo lo que he leído de ellas.

Su voz vampiriza a los que la oyen cantar…..
Valoración: Se podría decir que este cómic es único, no se parece en nada a lo que habíamos leído antes. Una narrativa peculiar, un argumento que parece no avanzar pero que te va uniendo cabos, un grafismo claro y limpio con una lucha eterna entre el blanco y el negro en una composición de página nada esquemática hacen de él un rara avis. No podemos recomendarlo a nadie en concreto, puede gustar a cualquier que disfrute leyendo una buena historia pero sin estar explicada de forma habitual, donde la sorpresa aguarda en cada esquina y encuentras la felicidad cuando vas uniendo todos los cabos y consigues comprender este pequeño rompecabezas. En los comentarios añado un par de temas más que no tenían cabida en la ya apretada reseña (cuando encuentre un ordenador donde poder insertar comentarios claro xD).