El apocalipsis en una tierra media
«¡Ráscame el trasero o te mato!»
Las historias de fantasía heroica, mitológica y mágica, esa fantasía de corte medieval que se entremezcla con la espada y la brujería, han evolucionado mucho en los últimos años. Esa amplia definición que puede abarcar desde Conan hasta El Señor de los anillos parece querer dejar de lado sus referentes de décadas pasadas. Donde Tolkien era un modelo a seguir ahora es una estructura a destruir. Fuera los rudos señores, fuera los blancos y negros, dentro los grises, la gente real acaba con los arquetipos clásicos y el género se regenera. Andrzej Sapkowski, Joe Abercrombie, George R. R. Martín o hasta Brandon Sanderson han dicho adiós a los padres del siglo XX para aumentar el nivel de política, historia o crítica social, más cercanas a la ciencia-ficción, y jugar con el bien y el mal gracias a personajes que son personas y no modelos. Eso sin olvidar la construcción de mundos, la mitología, que sabe aprovechar el imaginario colectivo y a los antepasados que plantaron las semillas en nuestra mente para jugar con sus lectores, siendo capaces de sacar la sorpresa de lo que debería haber seguido un supuesto esquema irrompible. Pues ahí es donde encaja Coda.
Pero no se queda en eso, también hay otro género que fascina, y mucho, en las últimas décadas, a saber, el de las distopías. De ahí se saca lo mejor y, sobre todo, lo peor del ser humano. Mundos destruidos, sin esperanza y en los que la supervivencia parece poder justificarlo todo. ¿Qué pasa si juntamos todo? La respuesta es Coda.
Está claro que cuando se juntaron Simon Spurrier (The Dreaming, La Aguja…) y Matías Bergara (Step by bloody step, Cannibal…) se plantearon ¿qué pasa si juntamos ambos géneros? Y lo cierto es que la idea es buena, muy buena, porque saben coger lo más interesante de ambas historias y mezclarlo con un poquito de humor, un poquito de mala leche y muchos engaños.
Coda nos lleva a un mundo en el que el señor oscuro de turno ha conseguido ganar. Muchos muertos, falta de alimentos, razas enteras desaparecidas… todo lo que este tipo de villanos promete se ha cumplido, convirtiendo un mundo de fantasía en uno post-apocalíptico. Y lo mejor de todo es que a nuestro protagonista, Hum, le da igual.
Hum monta un pentacornio (una especie de unicornio oscuro con cinco cuernos y de aspecto demoníaco) y recorre el mundo buscando la forma de acabar con unos Urken que han hecho prisionera a su esposa. A su vez Hum es una especie de bardo, con muchas características del clásico pícaro y unos grises morales, admitidos por él mismo, que le dan una tridimensionalidad importante, siendo una de sus grandes características el hecho de no saber por dónde va a salir. Lo que sí sabemos es que tiene un rechazo absoluto hacia los cánones clásicos de la heroicidad, mejor ni hablarle de misiones o paladines, pero tampoco es el arquetipo de hombre duro, más bien parece el traidor.
Coda es una miniserie de doce números, publicada originalmente por BOOM! Studios, que Moztros trae en tres volúmenes y una de sus características, aunque con el primer número pueda no parecerlo, es que va al grano. Sí que se recorren distintas localizaciones, pero Hum sabe lo que quiere y va a lo que necesita, con un guion denso pero ágil, muy centrado en sus pensamientos mientras que muestra un entorno muy imaginativo. Sin perderse en explicaciones innecesarias nos introduce un mundo rico que va muy en consonancia con el trabajo de Bergara.
El dibujante uruguayo hace gala de un estilo muy peculiar que consigue reflejar esa imaginación de un mundo destruido por la magia. No es fácil pervertir todas esas ideas clásicas de forma efectiva, lo sencillo en estos casos parece ser siempre un mundo lleno de orcos y duendes feos y de tonalidades oscuras, nada más lejos de lo que el dibujante plantea aquí. Los diseños gozan de una originalidad gracias a la mezcla de diversos elementos clásicos de ambos géneros, las distopías y la fantasía con una presencia impresionante de las ciudades, y lo hacen dentro de una narrativa cuidada, que juega con lo hipnótico a la par que rompe con lo clásico. Destacando también en el color, con esos tonos crepusculares que simulan un mundo que parece estar apagándose y en contraste con otros más fuertes para los pedacitos de magia que vamos viendo.
Efectivamente, si alguien viene buscando una historia de corte clásico no la va a encontrar, ni por parte del guion ni por parte del dibujo. Eso no quiere decir que no tenga muchos de sus elementos. En este primero tomo asistiremos a robos, saqueos, búsquedas y hasta asedios, es decir que aventura hay, solo que las cosas no se desarrollan de manera habitual. Hay una frase que explica muy bien las decisiones del personaje: “¿De qué sirve tener conciencia en un mundo tan roto?”. La obra consigue plantear preguntas muy interesantes y más según avanza.
Pero este primer tomo no es lo que parece. Coda tiene otra característica que la hace destacar, además de su originalidad, su reflexividad y el entretenimiento que ofrece, tiene unos cliffhangers maravillosos en cada capítulo que hacen el viaje aún más recomendable.
Por su parte Moztros ofrece una buena edición, como es costumbre en sus tomos. Un buen papel que sin duda encarece el precio final, alto para cuatro números. Pero aquí es lo de siempre, el lector debe decidir si la calidad merece la pena el desembolso, y a Coda le sobra calidad.
Lo mejor
• Es una historia que derrocha originalidad, tanto por parte del dibujo como del entorno que crean los autores.
• Los personajes son atractivos y viven una aventura diferente pero que nos mantiene atentos en todo momento.
Lo peor
• Si buscas una historia de fantasía al estilo clásico Coda no es para ti.
Guión - 8.5
Dibujo - 8.5
Interés - 9
8.7
Coda es una aventura que se aleja de tópicos, con un subtexto interesante y más de una sorpresa. Una serie a tener en cuenta.
Una vuelta de tuerca al género de la fantasía realmente magnífica. Y acompañada con un dibujo a la altura que la encumbra todavía más. Tardáis en leerla (consejo que aplica a prácticamente toda la producción de Spurrier).
La única pega que se le puede poner a Coda ni siquiera es del propio cómic, sino de la edición de Moztros. El cartoné para juntar 4 grapas debería estar prohibido, sólo sirve para encarecer sin sentido el tomo.