En Enero de 1994 se reveló al mundo una obra que sería decisiva para el cómic de superhéroes, en una época en la que éste parecía haber perdido todos aquellos caracteres que lo hacían grande. Se trataba de Marvels, una mini serie de cuatro números en la que
El elegido para contar la historia de este universo de ficción era el fotógrafo Phil Sheldon, que hacía sus pinitos como retratista tras su cámara al comienzo del ya mentado conflicto bélico, y que terminaba por reunir sus mejores fotografías y su experiencia como periodista y ciudadano medio en un libro llamado Marvels, la Era de los Prodigios en el que Busiek nos enseñaba a entender la perspectiva que el ser humano de a pie puede tener de enmascarados que no son si no dioses que caminan entre nosotros, aunque con problemas muy humanos.
Marvels fue un éxito de crítica, siendo un must have imprescindible para todo lector no solo de Marvel, sino de cómic en general, y ha sido editada en diversos formatos en España. De hecho, si nos referimos solo al trabajo realizado por Panini Cómics, esta obra formó parte tanto del coleccionable Marvel Héroes, como de una preciosa edición de lujo que vio la luz recientemente, y ahora está siendo publicada número a número dentro del sello Marvel Facsímil que resucita clásicos atemporales de la Casa de las Ideas en su formato original. En esta casa nos gusta mucho esta obra y por ello no dejamos de hablar de ella cada cierto tiempo, sirviendo de ejemplo la reseña que este servidor ya escribió sobre la misma hace ya un tiempo, o la que fue realizada por mi compañero Jordi T. Pardo hace casi 9 años.
Consciente del éxito de esta obra, Panini Cómics inaugura su plan editorial para este año con lo que han dado en llamar la Colección Marvels, un compendio de obras que reunirá las distintas secuelas que se han hecho de la misma, o aquellos cómics que tratan los orígenes del Universo Marvel de una forma un tanto más realista a la que estamos acostumbrados.
La primera obra elegida para inaugurar esta colección no es otra que
Pues bien, Busiek no nos ofrece una secuela convencional. Es decir, la historia no se limita a narrarnos los acontecimientos posteriores que tuvieron lugar en los cómics Marvel tras la muerte de Gwen Stacy. Y es que, el centro de la obra sigue siendo la vida de Phil Sheldon, un Phil Sheldon ahora anciano y padre de dos hijas que ya no son las niñas que conocimos en Marvels, que ahora se enfrenta a unos prodigios que no son aquellos a los que estaba acostumbrado.
Y es que, si de algo trata de El Ojo de la Cámara es de aquellos prodigios que ya no son tan puros, tan blancos e inmaculados como parecían en un inicio o, dicho de otra manera, de la cara B de los superhéroes. Y es que, si tomamos por ejemplo Las Guerras Secretas de Jim Shooter en la que la plana mayor del Universo Marvel fue teleportada por el Todopoderoso a Mundo Batalla, en este cómic no se coloca a Phil Sheldon detrás de una de las piedras de este mundo haciendo fotos sobre el plan del Doctor Muerte de enarbolar el poder de Galactus, si no que se deja al viejo fotógrafo haciendo lo que mejor sabe hacer: Retratar los sentimientos de una Nueva York que de repente se ve desprovista de sus héroes más representativos, teniendo que descansar sus anhelos y esperanzas en otros en los que no confía y sintiéndose, por tanto, abandonada, como Adam y Eva tras ser expulsados del paraíso a una inhóspita y peligrosa tierra por el Dios Todopoderoso al que habían enfurecido con su pecado original.
Está claro que aunque El Ojo de la Cámara cambia ligeramente el enfoque dado por la obra original, no es una obra arriesgada, y evidentemente no sorprende a nadie que haya leído la obra original, puesto que no deja de ser una secuela de un cómic en su día fue rompedor en todos los aspectos, repitiéndose aquí una fórmula de éxito. Sin embargo, ello no convierte automáticamente a este tomo en una mala compra, y es que, al mantenerse los caracteres que hacían grande e interesante a la obra original, ésta se hace automáticamente recomendable.
Por otro lado, se sigue manteniendo a Kurt Busiek como maestro de ceremonias, un autor que jamás ha conseguido decepcionarme y que resulta ser un gran conocedor del medio, máxime cuando está realizando la secuela de la historia que lo catapultó al estrellato, por lo que la lectura de esta obra se hace más que agradable, convirtiéndola en una adquisición más que aconsejable.
Guión - 6.5
Dibujo - 7
Interés - 6
6.5
Digna Sucesora
Kurt Busiek, esta vez acompañado de Jay Anacleto, vuelve a narrar el punto de vista del ciudadano medio respecto a la figura de los prodigios en esta secuela de la obra original.
No es reducir en exceso la contribución de Ross en Tierra X a mero portadista?
Es la clásica metedura de pata de Raúl Gutiérrez. No hay texto suyo sin alguna de ese estilo.
Fijaros como la frase es «siendo además portadista de» no «solo portadista» o «únicamente portadista». Para Tierra X Alex Ross tuvo muchas ideas luego desarrolladas por Jim Krueger. Al dibujo estaba John Paul Leon. Como dibujante Ross hacia las portadas. Lógicamente si estoy hablando de él como dibujante pongo ejemplos de su dibujo, no de otras cosas. Máxime si es una referencia en una obra de otro ilustrador.
Ignorar la labor de Ross en el diseño de personajes sigue siendo reducir en gran medida su aportación. Incluso si, como dices, te centras sólo en su labor como dibujante y no como escritor.