El empeño personal y profesional de Toni Boix (Tortosa, 1971) es acompañar a personas que sufren para ayudarlas a desarrollar una manera más llevadera de relacionarse con las razones de su sufrimiento. Y, para ello, además de otras muchas herramientas, Toni Boix utiliza el cómic como recurso terapéutico.
El recurso terapéutico del cómic lo emplea de maneras diferentes; como lectura grupal, como recomendación individual para luego comentarlo en terapia y, sobre todo, como instrumento para expresar los sentimientos. Dibuja tiras gráficas con algunas de las personas a las que atiende para que dichas personas puedan, desde el humor y con distanciamiento, acabar expresando sus frustraciones o sus esperanzas.
Todo esto lo hace como profesional en el Servicio de Atención Espiritual y Religiosa del Parc Sanitari Sant Joan de Déu, como integrante del equipo interdisciplinar de varios dispositivos de Salud Mental de dicha organización sanitaria.
Lo hemos entrevistado en el centro de hospitalización de Salud Mental del que dispone el Parc Sanitari Sant Joan de Déu en la calle Numancia de Barcelona. También allí nos hemos reunido con algunas de las personas a las que atiende para que, entre todas, nos expliquen que tienen los cómics que les interesan tanto y por qué son tan útiles, tanto para personas con problemas de Salud Mental como para sus terapeutas.
REUNIÓN CON LAS PERSONAS ATENDIDAS
Esta reunión se celebró un miércoles caluroso de agosto en las dependencias que tiene el Parc Sanitari Sant Joan de Déu en la calle Numancia de Barcelona, concretamente, en el Espai de silenci donde suele atender Toni Boix como Acompañante espiritual.
Asisten al encuentro cuatro usuarios del Servicio de Atención Espiritual y Religiosa y el propio Toni Boix.
Zona Negativa (ZN): Hola, gracias por estar aquí. En primer lugar estaría bien que os presentaseis cada uno y nos explicaseis qué relación tenéis con el còmic.
SASHA (22 años): Vale. Pues yo hace un tiempo ingresé en una Unidad terapéutica en Sant Joan de Déu y allí se me ofreció entrar en el programa del SAER (Servicio de Atención Espiritual y Religiosa). Entonces apareció Toni [Boix] y pensé; “Ostras, a ver qué sale de aquí, ¿no?” Y poco a poco fue como un… No sé, yo ya leía cómics de pequeño, Mortadelo y Filemón y el TBO que había por casa. Y en el centro que estoy todavía, es cómo… Se ha hecho una evolución, pero hay también mucho asesoramiento por parte de Toni.
FRANCISCO: la tira cómica ha sido un medio; un medio para poder exportar las preocupaciones que tengo, plasmarlas en un papel y compartirlas con otra gente (…) Me siento muy descansado después de hacer cada tira cómica.
FRANCISCO (30 años): Yo tengo que decir que ingresé en el Hospital de día, por segunda vez. Pero el primer contacto que tuve con el mundo de los cómics y con Toni fue en el primer ingreso, cuando a una de las Educadoras Sociales, Mónica Morales, se le ocurrió la idea de sustituir el taller de Cognitivo por el taller de Cómic que hacía Toni. Y desde esa primera vez pues, me he sentido muy interesado por el mundo del cómic en general. Y he ido haciendo, poco a poco…
TONI BOIX: Si, en tu caso, te planteaste inscribirte en la Escola Joso [centro de enseñanza de cómic y artes visuales] y, del primer ingreso al segundo, has estado dibujando mucho.
FRANCISCO: Si, si…
ADRIÁN (34 años): Me parece que hace 4 años que conozco a Toni, más o menos, porque el último ingreso así heavy fue en el 2019. Estuve diez meses ingresado, y tantearon las posibilidades de que fuese atendido por el SAER y para mí era un poco un misterio lo de un servicio de atención espiritual… no, religiosa… Bueno, ya me entendéis. [risas] Estuvimos una temporada que venía aquí (al Espai de silenci) y estábamos hablando sobre todo de Religión y Filosofía… porque eran unos temas que siempre me habían inquietado mucho y… con eso Toni me ayudó mucho. Después me dieron el alta y un tiempo después, cuando ya vivía en Sant Boi, pregunté si podía volver a tener la atención de Toni y entonces me planteó la posibilidad de hacer el cómic, que el mío se llama Jan Bonjan y en el que él [Toni Boix] hace los dibujos y yo hago los guiones. No es que a mí no me guste el cómic, pero no leo mucho. Pero de pequeño me gustaban el Superlópez [de Jan], el anime y todo esto.
CHEYENNE (24 años): A mí me ingresaron con 15 años. Desde entonces he estado yendo al psicólogo de un modo un poco precario y un poco a destiempo, porque la Seguridad Social y la Salud Mental es una mierda. Y bueno, en un momento dado, uno de los psicólogos me dijo que fuera al SRC (Servicio de Rehabilitación Comunitaria). No tengo muy claros por qué motivos me lo recomendó, pero bueno… fui a ese servicio, conocí a algunas de las personas de allí y tal y allí se hacía un taller de cómic (no con Toni Boix) en el que, bueno, una vez a la semana la gente se leía un cómic y comentaba al respecto. Lo que pasa es que, a mí, pese a que lo del tema del cómic me gusta… pero el tema de hablarlo con tanta gente y de que no podía elegir el cómic que tenía que leer, que a lo mejor no me gustaba, pues me echó un poco para atrás y no volví. Entonces Sonia (Valero), del SRC, me dijo lo del cómic, del servicio espiritual, precisamente por eso, porque sabía que me gustaban los cómics y pensaba que sería alguien con quien podía conectar…
ZN: A los que les gusta, ¿cuál es el tipo de cómic que les interesa más ahora?
SASHA: Es difícil, no sé qué contestar porque hay tanta variedad. Sobre todo lo que más se ajuste a la realidad. No sé si se podría llamar psicológico, ¿sabes? Lo típico que te haga pensar, reflexionar… que esto podría ocurrir de verdad. Y sí… ¿Y si…? Que te genere esta pregunta. ¿Y si pasa de verdad? Esto es lo que me motiva.
FRANCISCO: Yo cómic estadounidense, ya sea de superhéroes, DC/Vertigo, este tipo de cosas.
CHEYENNE: Yo sobre todo manga… Manga, por lo general de todo un poco, también me atrae el tema psicológico y tal… también gore o terror, pero por lo general me atrae todo tipo de manga. Cualquier cosa con la que pueda conectar.
TONI BOIX: ¿Puedo contar una anécdota?
CHEYENNE: Si.
TONI BOIX: Creo que fue la primera vez que viniste, yo te saque los mangas que tenía aquí y fue desastroso… [risas]
CHEYENNE: ¡No quiero Kakegurui!… [de Homura Kawamoto y Toru Naomura] ¡No quiero adolescentes apostados poniendo cara porno! No quiero eso… [más risas]
ZN: En este servicio, ¿qué actividades realizáis? Vais un paso más allá de los talleres de lectura. ¿No sé si hacéis las mismas actividades todos?
TODOS: Las mismas no.
SASHA: Yo he hecho diferentes actividades, con Toni y también con otros profesionales en el recurso en el que estoy. El primer contacto con los cómics fue el típico taller de cómic – típico entre comillas – que nos sentamos alrededor de una mesa, Toni dice: “mira, hoy os he traído este cómic”. Trae unas fotocopias y el original del mismo y nos dice: “Iremos leyendo, cada uno hace un personaje y las cuestiones, dudas que salgan sobre la vida misma o sobre cuestiones del personaje; ¿por qué actúa así o porque hace esto, o podría hacer esto otro o porque hace esa cosa…?” Pues lo comentamos en el grupo que estamos, que está formado por personas atendidas que voluntariamente han querido realizar este taller. A un nivel más personal o más íntimo, existe la oportunidad de hablar con Toni, comentamos varios temas, ya sea de espiritualidad o de filosofía de vida misma, de los problemas, cómo lo enfoca él, incluso hacemos meditación… y también nos trae cómics y los comentamos y son como pequeños regalos que hacen ilusión. Entonces, también está el tema de las tiras cómicas que es divertido. Yo, como me gusta dibujar, he intentado hacer una pero quedó a medias porque no había demasiado tiempo. Y, finalmente está el tema de Cómic y Teatro que… Yo hago teatro desde los cinco o seis años. Y con Toni, junto con una profesional del recurso en el que estoy, Marta (Oliu), a quien le gusta mucho el teatro… Entonces, los dos pensaron unir ambas cosas y realizar una actividad conjunta que englobara cómic y teatro. A partir de unas escenas de cómic, las representamos. Escenificarlas en teatro, adaptando un poco los guiones, los personajes, caracterizándonos… e hicimos unas representaciones. Y éste es básicamente el qué de los cómics en el lugar donde estoy.
FRANCISCO: Para mí ha sido muy importante. Ha sido un descubrimiento. Yo soy una persona bastante introvertida y me cuesta mucho exteriorizar las cosas que me preocupan y con esto de la tira cómica ha sido un medio; un medio para poder exportar las preocupaciones que tengo, plasmarlas en un papel y compartirlas con otra gente. Siempre bajo un seudónimo, pero para mí ha sido mucho… mucho.. me ha dado mucha libertad. Me siento muy descansado después de hacer cada tira cómica.
TONI BOIX: En su caso hacemos el argumento conjuntamente, yo hago el lápiz y Francisco hace la tinta. Para mí es un gusto porque yo no tengo tiempo de hacerlo todo y me gusta mucho, porque lo hace muy bien. Es divertido porque en las masas de negro yo hago XXX y él me lo llena perfecto y es muy chulo.
ADRIÁN: Como decía antes Toni, él dibuja y yo hago los guiones. Son guiones de un estilo bastante costumbrista. La mayoría –parece que no– pero son vivencias basadas en mi experiencia que de algún modo me han servido para relativizarlo todo y quitarle hierro a la existencia, ¿no? Y yo creo que, más o menos, enlaza con mi afición por Superlópez, porque es un superhéroe muy atípico, muy costumbrista, mucho de andar por casa, ¿no? E incluso la gente que lo ve dice que se parecen bastante. [risas]
TONI BOIX: Si, además se llama Jan, ¿no? Como el autor de Superlópez…
ADRIÁN: Yo no dibujo, de pequeño me gustaba mucho dibujar, pero tuve un trauma con una profe y lo dejé. Yo soy más de letras. Escribo poesía; el año pasado me publicaron un libro. Y Toni me propuso esta división de roles, como él sí dibuja, que porque no lo hacíamos así. Quedábamos una vez al mes, más o menos. Y quedábamos en que yo traía una idea que sirviera para una tira. Y esto es lo que hacíamos…
TONI BOIX: Vuelvo a añadir una anécdota, en este caso sobre cómo surgió lo que hacemos. Uno de los oficios soñados de Adrián, aparte del de poeta, es el de humorista. Y entonces tiene un ídolo, que ahora ya no lo es tanto, ¿no? Que es Ignatius. Y entonces, en una visita que tuvimos, él estaba en un tono muy bajo, pero sin embargo en la conversación iba metiendo como pequeñas bromas, mientras explicaba cómo estaba, que era lo peor, ¿no? (ideación autolítica). Iba haciendo bromitas sobre eso. Y yo pensé que estas bromitas eran de oro y dichas así, en una conversación, parece que se las lleva el viento. Entonces decidí darles entidad, ¿no? Para que perdurasen. Y por eso fue la propuesta de hacerlas en cómic.
ADRIÁN: Si, de alguna forma el tema de las Letras siempre me ha atraído bastante. Yo cuando era más joven quería estudiar Periodismo, aunque luego hice Historia, pero siempre el ámbito de las humanidades me ha interesado bastante.
CHEYENNE: Bueno, en mí caso no hacemos ningún cómic ni nada. Mayoritariamente hablamos sobre los cómics que me va dejando y demás. Y a partir de estas charlas surgen varias reflexiones, varias anécdotas sobre mi vida… Y a partir de estar haciendo esto, me propuso escribir reseñas de manga y yo siempre he oído que tengo cierta facilidad para las palabras desde que era pequeña y bueno, es algo que yo siempre había estado pensando, y que me lo dijera y que, supongo, alguien fuera a leerlo, pues me animó a empezar a hacer alguna reseña. El tener a alguien que fuera a leerlo, tener a alguien con quien poder compartirlo. Este tipo de cosas.
CHEYENNE: A mí lo que más me ayuda es eso; tener a alguien con el que poder hablar de lo que me guste. Algo que no sea ir al psicólogo y que me pregunte todo el rato sobre cosas negativas.
ZN: ¿Qué cómics representasteis en la obra teatral?
SASHA: Adiós Chunky Rice, Sandman, Arrugas, Píldoras azules…
ZN: ¿Creéis que el cómic puede curar, no? Y si es así, ¿cómo?
SASHA: Partiendo de la base de que nunca nadie está curado por completo, pero sí que se puede avanzar en el proceso de recuperación, esto es muy importante. Mediante los cómics, uniéndolo con otras cosas como quizás la poesía, o redactar reseñas de cómics, o hacer teatro con cómic o cualquier otra cosa relacionada con el cómic; te ayuda también a mirarte, de alguna forma… Teniendo el apoyo de Toni, también, que no sé, que le da una vuelta a lo que tú dices, te hace un feed-back… que te invita a pensar. Es como si… como si dijera lo correcto, no, más que lo correcto, no sé cómo decirlo, decir…
TONI BOIX: La palabra justa.
SASHA: La palabra justa, eso… exacto, si, si, si… Como ahora mismo.
El hecho de ponerlo en común en un grupo, como yo he hecho la actividad de lectura de cómic en grupo, poder compartir las dudas, inquietudes después de leer un cómic, ¿sabes? Que puede tratar escenas cotidianas o puede estar en un mundo donde hay vampiros intergalácticos o tiburones zombis… que dices: “¡Ostras! También ocurren cosas humanas”, por decirlo así, ¿no? Y el curarse… Yo hablaría más bien de recuperación, el hecho de recuperarse. Y los cómics es vida… no sé cómo decirlo.
Sin embargo, ciertamente leer cómics es una forma de ver otras realidades, también. Y de decir: “¡Ostras! De mi vida podría hacer un cómic, ¿por qué no? ¡Claro que sí!” E inventarse cosas e imaginar cosas de tu vida, y soñar, imaginar, porque la vida es también soñar y luchar por los sueños… Imaginarnos lo que podrías ser y luchar por serlo. Creo yo…
ADRIÁN: A mí me ayudó bastante a relativizar la realidad, a quitarle hierro a un proceso que es muy difícil. Ya son diez meses y más meses que tuve antes y me sienta bien reírme de mí mismo, porque cuando haces un cómic y luego lo ves es divertido.
FRANCISCO: Bien, yo lo que he dicho antes, para mí es una manera de expresar, es una manera de hacerme, en parte, libre de unas cosas que me pesan y ya está… es un recurso que yo recomiendo 100%. Sobre todo si de verdad tienes dificultades para expresarte, como en mi caso, para sacar y compartir. Yo animo a hacerlo.
TONI BOIX: ¿Has dicho que sirve para liberarte de cosas que te pesan?
FRANCISCO: Si, a veces son pensamientos, que han estado mucho tiempo en mi día a día y me han llevado, yo qué sé… a auto inhibirme y a no poder hacer nada. Y poco a poco, poco a poco, con ayuda del cómic he podido ir bien. Y ahora estoy mucho mejor de lo que estaba.
ADRIÁN: A mí me ayudó bastante a relativizar la realidad, a quitarle hierro a un proceso que es muy difícil. Ya son diez meses y más meses que tuve antes y me sienta bien reírme de mí mismo, porque cuando haces un cómic y luego lo ves es divertido. Y es algo que recomiendo a todo el mundo. Ya estés interesado o no, tengas una enfermedad mental o no. Es algo que te ayuda a quitarle peso a la existencia, un poco, ¿no?
CHEYENNE: Yo soy una persona que vive muy recluida, apenas salgo de casa. Solo salgo de casa para servicios médicos, psicólogos… cosas similares. En mi día a día solo tengo contacto con mi padre. Entonces el venir aquí me ayuda a tener un motivo para salir de casa, tener a alguien con quien hablar de cosas que me gustan, poder tener una conversación agradable con alguien y, bueno, aparte de que, obviamente, además de estas conversaciones se sacan reflexiones sobre mi vida, la situación… etc, etc. Pero a mí lo que más me ayuda es eso; tener a alguien con el que poder hablar de lo que me guste. Algo que no sea ir al psicólogo y que me pregunte todo el rato sobre cosas negativas.
SASHA: Yo creo que con el cómic, dependiendo del grafismo, puedes tratar todo tipo de temas. (…) Imagínate un estilo así, muy simplista, muy simple, casi infantil, que trata temas más de adultos, más desgarradores, más fuertes…
ZN: ¿Por qué el cómic? ¿Tiene algo especial para ustedes? ¿Porque se puede controlar el tiempo de lectura? ¿Porque tiene imagen y texto…? No sé si tenéis alguna reflexión sobre este tema…
SASHA: Yo creo que con el cómic, dependiendo del grafismo, puedes tratar todo tipo de temas. Pero, también hay ese punto de humor, ¿no? Como decía uno de mis compañeros que explicaba que está bien reírnos de uno mismo e… Imagínate un estilo así, muy simplista, muy simple, casi infantil, que trata temas más de adultos, más desgarradores, más fuertes… Tiene como esta dicotomía, por así decirlo, que crea como una ternura, no sé cómo decirlo, una asimilación diferente del concepto que se trata. Al igual que hay cómics de estilo realista que tratan temas mucho más realistas, muy cotidianos, que están muy enganchados a la vida… Aparte de esto, se puede controlar el tiempo de narración y las imágenes son importantes porque una serie de viñetas, con un sutil cambio, con un sutil gesto… Es diferente que con el cine porque en el cómic tú lo dosificas, puedes decidir a qué velocidad ir y puedes perderte cosas o no, por eso va bien hacer una relectura de algunos cómics …
CHEYENNE: A mí, por ejemplo, el tema del cómic y del manga es un medio que me va muy bien porque en una película estoy obligade a estar ahí una hora y media y un libro siento que me ofrece menos fantasía, siento que bueno… el apartado visual, el que haya un arte es algo que hace muy bien en la experiencia y se me hace mucho más ligero de leer que un libro al ver las imágenes y otros. Aparte, también lo que ha mencionado, que en el cómic gracias al arte… gracias a las diferentes estilos de arte se pueden contar historias que, tal vez, de otro modo serían muy duras, que pueden resultar demasiado… pero como es un bonito kawaii lo que te lo está diciendo pues no pasa nada. Por ejemplo, ahora Fandogamia ha sacado una obra que se llama [El pequeño] Baku [de Masumura Jûshichi] que trata principalmente sobre el racismo y la xenofobia, pero son todo muñequitos muy cuquis con forma de animalito. Entonces es más liviano de leer. Siento que es un medio que me proporciona lo que yo ahora necesito, que son estímulos, que sea sencillo de leer y que, además, que yo no esté atade a un tiempo limitado.
ZN: Muy interesante, creo que ya tengo unas ideas muy valiosas para contar a nuestros lectores…
TONI BOIX: Sí, yo creo que ha sido una experiencia muy enriquecedora.
En nombre de Zona Negativa y de nuestros lectores, muchas gracias a los cuatro por vuestra colaboración.
ENTREVISTA A TONI BOIX
ZONA NEGATIVA (ZN): En primer lugar, para que te conozcan nuestros lectores, haznos un resumen de tu trayectoria vital y profesional.
TONI BOIX (TB): Siempre he tenido mucha curiosidad por la vida en general y he utilizado dos muletas para recorrer mi camino. Una ha sido la parte más de la metafísica, filosófica o religiosa, y la otra son los cómics, como serialización prolongada. Cuando era niño los cómics que podías encontrar – no eran novelas gráficas – eran largas series donde tenías la posibilidad de acompañar a unos mismos personajes durante mucho tiempo. Y esto a mí me ayudaba a mentalizar, a ir entendiendo un poco por qué las personas actuaban como actuaban. Los cómics eran una oportunidad para descubrir esto.
Más tarde, cuando ya me tocó decidir qué carrera hacía, hice Enfermería, por diversas circunstancias. Entonces vi que, para las personas, la enfermedad era un punto de inflexión y revisión, de reexamen. Era como una encrucijada existencial que se prestaba a plantearse muchas cosas. Se abre una oportunidad para hacer esa prospección profunda de lo que es vivir; la clave humana de la existencia.
TONI BOIX: Los humanos expresamos el sentido de vida de una forma narrativa, narrativamente; en un inicio mitológicamente y hoy en día de otra forma, pero siempre estamos expresándolo a través de relatos. Nuestras vidas, nuestras experiencias vitales, las convertimos en biografías.
TB: Hice de enfermero durante 22 años. Y el cómic y la espiritualidad eran dos cosas que iban aparte, en el ámbito no profesional de mi currículum, ¿no? Hasta que, a raíz de la colaboración con Zona Negativa, en un momento dado me ofrecen trabajar para FICOMIC y después con El Catálogo del Cómic y con diferentes cosas… Por otra parte, llegué a mi techo en lo que respecta a mi trabajo de Enfermería. Es entonces cuando hago una apuesta por hacer un trabajo diferente y empiezo a hacer este trabajo de acompañamiento espiritual, donde la espiritualidad no se entiende exclusivamente desde una clave religiosa sino desde una clave de búsqueda de sentido de vida. Y como parte de esa búsqueda de sentido de vida, claro, los humanos expresamos el sentido de vida de una forma narrativa, narrativamente; en un inicio mitológicamente y hoy en día de otra forma, pero siempre estamos expresándolo a través de relatos. Nuestras vidas, nuestras experiencias vitales, las convertimos en biografías.
Entonces es aquí donde, de forma muy clara, se dan la mano la narración con sentido y la pacificación de la existencia. Victor Frankl – que es el gran teórico sobre los sentidos en la vida desde la perspectiva psicológica de la Logoterapia – habla de que los momentos difíciles, si les encontramos un sentido, se hacen sostenibles. Sólo el sufrimiento absurdo se hace insoportable. Entonces, desde aquí empecé a hacer este trabajo… Y como uno siempre es hijo de su padre y de su madre, empecé a ver oportunidades para utilizar el Cómic como herramienta terapéutica… ”¡Aquí un poquito de cómic le iría de maravilla!” En un primer momento lo hice de forma más intuitiva, pero más tarde con más mala fe, de forma más intencionada.
TONI BOIX: (según Victor Frankl) …los momentos difíciles, si les encontramos un sentido, se hacen sostenibles. Sólo el sufrimiento absurdo se hace insoportable.
TB: La verdad es que con estas personas que hemos tenido hoy aquí, aunque parezca que hacemos cosas similares, en realidad no es así. Con cada una estamos haciendo un trabajo distinto. Hay una parte que tiene que ver con la utilización del humor como terapia, a través del cómic. En cambio, hay otras partes que tienen que ver con esta idea que he ido mencionando; la idea de la mentalización. De poder descubrir cómo lo que vivimos nos afecta íntimamente, por qué nos sentimos cómo nos sentimos, por qué respondemos cómo respondemos, por qué somos tan contradictorios – aparentemente -, tan paradójicos… Todo esto el cómic permite trabajarlo muy bien.
ZN: ¿Por qué?
TB: En primer lugar, porque el cómic es un arte de fusión de otras artes, de otras disciplinas. Yo creo que es un arte de fusión y destilación. Es como que el cómic destila lo esencial de otras disciplinas artísticas. Y creo que para cada persona puede ser diferente, pero sí que es verdad que una de las personas del grupo puede ser un buen ejemplo de cómo las personas con Trastorno de Espectro Autista tienen mucho apetito por el cómic. Por el grafismo, especialmente con el manga, por ese grafismo extremo; es lo que decía Will Eisner cuando hablaba de la teatralidad del cómic, del aspecto teatral del medio… El que tengas a alguien hiperactuando, a nivel de comunicación no verbal, y que encima sea una imagen fija, que te permite estudiarla, pero que a la vez tiene una vitalidad que no tiene la fotografía… Yo creo que es una puerta, una puerta para esta mentalización, para esta comprensión… de una manera casi similar a lo que me pasaba a mí de pequeño. El hecho de ver a determinado personaje, como va actuando… Me acuerdo de los líos mentales que tenían los personajes de Marvel; Peter Parker, Scott Summers, sus dramas y tal… entonces esta hipertextualización o la teatralización de la comunicación no verbal, es muy clarificadora y es una escuela de vida.
ZN: Es algo universal, ¿sirve para todo el mundo o tienes que mirar a quien le recetas un cómic?
TB: Sí, eso es un temazo.
Yo creo que el cómic como herramienta es universal, pero después tienes que vigilar qué cómic utilizas, en qué momento y para qué persona. Al menos te lo tienes que pensar. Porque tal vez recomiendes un cómic a una persona que no va con ella y no se lo leerá y esa persona que, quizás no le gusta leer, no te dará un segundo intento y pierdes la oportunidad de vincularla a través de esto. Porque en el caso de Sasha, por ejemplo, en la unidad donde está él, muchas veces el cómic es, para mí, una puerta de entrada a un espacio de compartir con el joven. Y entonces, como te decía, si al joven no le gusta el cómic que le traes y él no tiene afición por leer, entonces esta puerta ya se te cierra, ¿no?
Y después, también tienes que conocer la historia de vida de cada persona y el momento anímico en el que está, antes de confrontarlo con una historia que hable de aquello, precisamente, por lo qué está pasando. No puedes hacerlo sin estar tú atento a lo que está pasando aquella persona y como puede removerlo.
TB: Aquí también depende mucho de si esa persona está ingresada o no y en qué régimen. Porque este es un tema complejo dentro de los recursos de Salud Mental. Porque, normalmente, la hospitalización se reserva para personas que están muy inestables e implica un alto nivel de vigilancia. Pero está claro que cuando una persona está inestable no puedes trabajar demasiado en profundidad. Y, sin embargo, después, cuando las personas están en los dispositivos de Comunitaria puede ocurrir que si trabajas en comunidad la persona se movilice y entonces, lo envías a casa y ya no tienes esa posibilidad de tener esa vigilancia. Y luego hay recursos muy específicos, como es el caso de dónde están algunas de las personas que has entrevistado, que te permiten ambas cosas; que permiten tener a la persona estable a nivel clínico, pero bastante supervisada a nivel cotidiano, y por eso te puedes permitir trabajar en profundidad, aunque eso signifique remover cosas, ¿no?
Cuando digo que el cómic es una ayuda universal lo digo porque, si encuentras la historia que para esa persona es significativa, ¡ya está! Es que hay personas que incluso te lo dicen; “Yo no he leído en la vida, ni me gusta leer, pero ¡esta historia me la creo! ¡Porque habla de mí!”. Y entonces te piden: «¿No hay más como esta?«.
TONI BOIX: …las personas con Trastorno de Espectro Autista tienen mucho apetito por el cómic.
ZN: ¿Qué actividades realizáis? leéis, habláis, escribís, dibujáis…
TB: Si, yo empecé a trabajar con el cómic en el Parc Sanitari Sant Joan de Déu generando un espacio de lectura en común, que es una lectura interruptus porque igual te lees una página y te estás cinco minutos, con una página. Porque si el cómic es bueno, muchas veces, da mucho de qué hablar. Cuando hacemos esto, sobre todo lo hemos hecho con Historias del barrio [de Beltrán y Seguí] o con Sunny [de Taiyô Matsumoto] y con algunos otros… con Sweet Tooth [de Jeff Lemire] o Stillwater [de Chip Zdarsky y Ramón K Pérez] también. Claro, dan para conversar mucho.
Y aquí lo que ocurre, en estos espacios grupales, esto es muy interesante, es que la persona tiene la posibilidad de dosificar hasta donde se expone, en lo que son los niveles de comunicación (de John Powell). Porque puede escoger opinar sobre lo que hace el personaje, puede apostar por hablar de lo que siente el personaje e incluso puede llegar a expresar que se identifica con el personaje y aportar alguna anécdota propia que le une con el personaje.
Esto en lo que respecta a los grupos. Luego está la vertiente de dejar cómics como una excusa, como un motivo para ir conversando. De la misma manera que lo que hacíamos con el grupo, en el espacio más de acompañamiento individual. Que esto, yo creo, que la propia Cheyenne lo ha ido recogiendo de una manera bastante explícita, me ha parecido bonito que lo hiciera, porque en las primeras visitas se reservaba mucho a nivel personal y sentía todo esto como una experiencia muy intrusiva, ¿no? Que yo preguntara ciertas cosas… y después, la verdad es que los cómics que hemos ido leyendo han sido más… Ha sido una perla el cómic The nice house of the lake, [de James Tynion IV y Álvaro Martínez Bueno] que es un super cómic. Ya has visto que se ha definido como una persona no binaria y en esta historia el protagonista se podría considerar como no binario y también hay una persona trans; está muy recogida esta realidad del colectivo LGTBIQ+. Y, entonces, ya sólo hablar del cómic aporta mucha información sobre cómo está y cómo se siente, qué piensa sobre muchas cosas. Y, entonces, después de esto, yo le hago un retorno, a nivel personal, para corroborarlo y que me diga: “Si, si, yo opino de esta forma” o “yo lo vivo de esta manera”…
TB: Y después, en el caso de Adrià y de Francisco, es mucho más particular, porque en ambos casos ha sido igual desde la perspectiva logoterapéutica de que el humor ayuda a lo que Viktor Frankl llamaba autodistanciamiento. Ha sido utilizar el cómic como amplificador del humor, porque, en el caso de Adrià, sus bromas se las llevaba el viento y podía quedar como conclusión de cada visita una historia muy pesada y así, con las historias que íbamos dibujando, lo que quedaba como conclusión de cada visita era una tira cómica: el resultado es totalmente diferente, ¿no? Y claro, en una visita me explicaba el argumento y en la siguiente yo le traía el resultado dibujado y siempre se tronchaba, cuando la veía por primera vez…
Sirve para encontrar algo que hacer con el sufrimiento, para que sea soportable y al mismo tiempo para dar testimonio de que él tiene la cualidad de ser gracioso. Él, que quiere ser humorista, ve que es verdad que tiene gracia y, en ese sentido, es un retorno que queda reflejado en unas tiras, es un retorno validador de su persona.
TB: Y con Francisco es diferente. Con él lo que hacemos es poner en práctica una técnica ideada por Viktor Frankl llamada intención paradójica; una técnica que luego han popularizado otras escuelas psicológicas. Pero la intención paradójica según la concibió Viktor Frankl necesita de mucho sentido del humor. Y está claro que Francisco no está en ese momento (de poder bromear con espontaneidad). Aparte de que hemos hecho una mezcla de técnicas, porque hemos hecho lo que sería la intención paradójica con otra cosa que se llama La mirada de Klimt (el pintor). Klimt hizo un cuadro, en sus inicios, que le encargó un industrial con dinero que quería que pintara a su mujer que tenía depresiones a menudo. Y tú puedes ver la foto de aquella mujer con los hombros caídos, el cabello desarreglado y con expresión facial decaída, pero Klimt pinta un cuadro de una mujer preciosa. Pero es ella, se supone que es ella. Digamos que Klimt la pinta no cómo es, sino cómo podría ser. Ese cuadro de Klimt, la familia lo cuelga en el comedor de la casa y al año y medio hay una foto de esa mujer que es como el cuadro.
Es la idea de la imagen de lo que uno puede llegar a ser como un estímulo para ir hacia allí. Entonces con Francesc hacemos este trabajo; lo que le cuesta hacer, lo reflejamos desde el humor, hacemos como que consigue hacerlo, y entonces esta tira se la cuelga en el corcho de su habitación hasta que pueda hacerlo.
TONI BOIX: …en la vida estamos o bien en un movimiento de repliegue o bien en un movimiento de expresión. Y para estar en un movimiento de expresión necesitamos que la confianza de expresarnos sea mayor que el miedo que nos mueve a replegarnos.
ZN: ¿En este caso, con Francesc, tú haces el dibujo y él la tinta, con alguna intención concreta?
TB: La intención es que ellos participen al máximo en ese proceso. Él está en la fase de dibujar copiando, utiliza las láminas de Hogarth, y yo vi que se le daba bien. Pero desde un estilo realista y siempre a partir de un modelo. Entonces, aquí, yo valoré – y lo hablamos y acordamos – que, como tiene una buena tinta, yo podría hacer la base de dibujo a lápiz, que ya lo había hecho con Adrià, y que él hiciera la tinta. La verdad es que a mí me pasa como le ocurría a Adrià cuando yo le llevaba las tiras hechas: ahora a mí me encanta ver cuando él (Francisco) llega con la página entintada, porque veo el efecto final y es muy chulo. Y esa emoción que yo siento, a él también le llega, y es otra forma de validar.
TB: Y cuando digo “validar” no me refiero a ningún artificio. Me refiero a que un aspecto de su identidad, que es valioso, yo puedo reconocerlo de una forma que es creíble y que les llega a ellos. Porque muchas veces es como ha dicho Cheyene cuando le propuse hacer una reseña de un cómic que había leído: “Yo lo pensaba, pero necesitaba que me lo dijera alguien más. Necesitaba que alguien, aparte de mí, creyera que podía hacer esto”.
Y éste es un aspecto básico de mucho del trabajo que yo hago. Porque, al igual que para la espiritualidad una clave, un pilar, es la cuestión de la búsqueda de sentido de vida, el otro es algo más etéreo: la confianza básica en la vida. Que es mucho más inconsciente, pero que es esa idea de que en la vida estamos o bien en un movimiento de repliegue o bien en un movimiento de expresión. Y para estar en un movimiento de expresión necesitamos que la confianza de expresarnos sea mayor que el miedo que nos mueve a replegarnos. Entonces, éste es un espacio de validación, de reconocimiento y, por tanto, de incentivación de esa confianza, en sí mismos y en la expresión de quienes somos, ¿no? Esto también está ahí.
ZN: ¿Tienes pensado llegar un paso más allá en la utilización del cómic como una herramienta terapéutica?
TB: La iniciativa que hicimos del Cómic-Teatro está superbién. Fue muy potente. Porque lo que hacíamos no era sólo escenificar secuencias de cómic, teatralizar escenas de cómic, sino que a la vez que se estaban interpretando, se estaban proyectando esas escenas del cómic. Mientras los actores las interpretaban incluso podías ver un poco como eran las obras que se realizaban. Y era muy poderoso ese contraste de viñetas detrás, con ese grafismo tan particular de obras como Adiós, Chunky Rice [de Craig Thompson] o Píldoras Azules [de Frederik Peeters], con la teatralización que hacían las personas que participaban en el taller. Con muy pocos elementos escenográficos, pero era muy poderoso.
TB: Hay dos cosas que tenemos previstas con varias personas, con otros profesionales. De este trabajo de Cómic y Teatro hicimos una investigación cualitativa que todavía estamos con el análisis de datos. En aquel momento los entrevistamos a ellos y – cómo eran adolescentes – a sus padres, sobre la experiencia y qué les había supuesto… El resultado fue bastante impactante, en relación a eso de lo que estábamos hablando antes de la validación, porque los padres reconocían que se quedaron flipados de ver a sus hijos hacer ”algo bien”, ¿no? Y algo que era bonito y valioso. Y en algunos casos, era ver a sus hijos desde esa perspectiva por primera vez en la vida. Y eso que decían los padres, a los hijos también les llegaba, lo estaban escuchando de sus padres, ¿no? Por primera vez en la vida… Una pasada.
Y después, otra cosa que hemos hablado con una de nuestras neuropsicólogas, Elena Huerta, que trabaja precisamente con personas con Trastorno de Aspecto Autista, es hacer una investigación cualitativa sobre el porqué el cómic resulta tan atractivo para personas neuroatípicas. De alguna forma, es una de las preguntas que sobrevuelan toda esta entrevista.
TONI BOIX: Yo creo que el cómic es un lenguaje de contrastes y a la vez es un lenguaje muy respetuoso con el lector, en cuanto a los ritmos, en cuanto a lo que te cuenta… todo esto facilita mucho esta dimensión sanadora o salvadora del cómic: el cómic como una ocupación salvadora.
TB: La escenificación de Cómic-Teatro se hizo por primera vez en una jornada de Cómic y Salud organizada por nuestro departamento de Torrents d’Art, en especial por Montse Toribio, Marcos Catalán y un servidor. En uno de los momentos de la jornada se realizaban cómics a dos manos. Contratamos a tres autores de cómic para hacer una historia gráfica con personas atendidas en el Parc Sanitari, en parejas de profesional y persona atendida. En un DINA3, el dibujante comenzaba el cómic, a veces a partir de lo que estaban hablando con la persona, y entonces la persona hacía la siguiente viñeta. En la mayoría de los casos hicieron toda la página a dúo, el dibujante y la persona atendida. En otros casos las personas iban rotando, pero en la mayoría de los casos fueron páginas a dúo. Los dibujantes eran José Miguel Álvarez, Pol Cunyat y la pareja profesional guionista/dibujante formada por Montse Batalla y Xevidom. Esto también fue muy motivador.
ZN: Muchas ideas, muchas posibilidades todas muy interesantes…
TB: Para mí es muy gratificante. Es muy gratificante esta legitimación de la bastardía, de las fusiones, de la subcultura… Es como que, todo esto que hemos comentado hoy, entra dentro del campo semántico de lo excluido, de lo cuestionado, de lo marginal… Es lo que nos dijo un paciente, Sasha, que citaba a Maus, donde se cuentan cosas terribles con un grafismo amable. También tenemos el caso de Porqué he matado a Pierre, de Alfred y Oliver Ka, con esos dibujos superencantadores. Entonces resulta que es sobre el abuso infantil y hay un momento al final en que el grafismo se desdibuja. Ese contraste es muy poderoso. Yo creo que el cómic es un lenguaje de contrastes y a la vez es un lenguaje muy respetuoso con el lector, en cuanto a los ritmos, en cuanto a lo que te cuenta… Evidentemente, cuando es un buen cómic. Y entonces yo creo que todo esto facilita mucho esta dimensión sanadora o salvadora del cómic: el cómic como una ocupación salvadora, que eso es algo de lo que hablan los de Terapia Ocupacional. Porque yo creo que todos los que estamos enamorados del cómic, llevemos una etiqueta de exclusión social, de enfermedad mental o de lo que sea, todos hemos encontrado en el cómic como una ventana de vida que, primero, nos ha servido para distraernos, para reírnos, pero también para relativizar, para evadirnos, para sostener situaciones de crisis o para identificarnos con los personajes y sus circunstancias…
ZN: Con esto podemos cerrar esta conversación. En nombre de Zona Negativa y de nuestros lectores, muchas gracias por su tiempo.
TB: Gracias a vosotros.
ALGUNOS ENLACES DE INTERÉS
Reseña de Boys run the riot por Cheyenne Domínguez y Mónica Rex.
Reseña, con entrevista a los autores, sobre El cielo en la cabeza a cargo de Toni Boix.
Gracias por este artículo tan interesante. Es muy conmovedor comprobar que esta expresión artística que tanto amamos puede ser una valiosa herramienta dentro de la salud mental. Y muy interesante, también, la definición de Toni al considerar al comic como un lenguaje de contrastes. Felicitaciones a todos.
Gracias por tu devolución, Nippur! La verdad es que Tristán consiguió que me soltase mucho y hablaba de forma muy espontánea, sin medir demasiado lo que decía.
Gracias x la interesantísima entrevista y ánimo y felicidades por la iniciativa, Toni!